Homenaje al navegante varado

Querido navegante anónimo al que las corrientes de Internet han dejado varado a las puertas del Café de Ocata:

¡No sabes cómo agradezco tu, sin embargo, lacerante presencia! Has aparecido por aquí con cara de despistado, mirando a diestro y a siniestro y tu corta estancia en este café no ha hecho sino aumentar tu confusión. Te has ido, con sobradas razones, sin decir adiós, perplejo porque a pesar de seguir las orientaciones del Google, no has hallado nada ni medianamente interesante. Evidentemente, cargo con la culpa de tu decepción. Yo bien que quisiera ofrecerte información privilegiada sobre esas palabras que has tecleado en la barra de búsqueda. De verdad verdadera que nada me haría más feliz. Pero soy esclavo de mis limitaciones. No quiero que suene esto a fácil excusa. ¡No sabes lo malo que me sabe verte salir del Café de Ocata con las manos vacías! Porque yo sí que estoy en deuda contigo: No sólo incrementas el número de visitas sino que, además, me pones cara a cara frente a las inmensas lagunas de mi ignorancia.

Estas son algunas de las cuestiones que me has dirigido, querido navegante anónimo, y para las cuales sólo he tenido la callada por respuesta:

• ¿Qué dijo Aristóteles sobre el código deontológico?

• Alguien que sepa algo muy efectivo para bajar de peso sin morirte de hambre.

• Palabras de cosas que sean lo mismo pero se llame de otra manera en otra ciudad.

• Lo mejor de Sócrates.

• Sócrates y la ablación del clítoris.

• ¿Qué cosas representa gráficamente el hombre?

• Todo sobre cabras.

• Cómo restaurar un baúl de piel.

• Moldes de consoladores.

• Racionalismo, foto.

• ¿Por qué Allende fue mal entendido?

• Busco prostituta en Masnou.

• Auguste Comte se casó con una prostituta.

• ¿Cómo eliminar la libido?

• ¿Qué cojones es la filosofía?

• Refranes escritos en baldosas.

• Filósofo parecido a Diógenes.

• Vaginas grandes en vídeo blog.

• Chicas de café.

• Cómo tener sexo con mi tía.

• Calamares a la romana. Imágenes.

En fin, como iba diciendo, que nadie es perfecto.