miércoles, 30 de abril de 2008

En la Calle de la Luna.

Conversación escuchada hace nada, una hora, en la confluencia del Carrer de la Lluna con Ferlandina, en Barcelona.

Personajes: Una mujer apoyada en la pared, de edad indefinida, muy sucia, y un hombre no menos sucio, apoyado en una muleta, que se dirige a ella de manera ostentosa. Hablan a gritos.

Él: ¿A que con tu marido no te hubiera pasado?

Ella: ¡Qué tiene que ver!

Él: Por los críos.

Ella: ¿Por qué, por los críos?

Él: Porque le habría dicho: “¡Tu me tocas a mis hijos y yo te meto una opa que te doy fuego!”

Apostilla al concepto de cultura

En un post reciente sobre la cultura, Eduardo me recriminaba haber asociado los conceptos de ilustración y cultura. “Los ilustrados –decía- ni mencionan la palabra 'cultura'. La 'cultura' es una creación del romanticismo, que es -en cierto modo- una reacción contra la Ilustración”.

En realidad Rousseau utiliza el término "cultura" en su sentido más etimológico en El Emilio de una manera que puede servir de síntesis de la obra: "On façonne les plantes par la culture, et les hommes par l’Education”. Probablemente en este texto se encuentra el origen del sentido moderno de la cultura.

Kant define la cultura en el parágrafo 83 de la Crítica del juicio como "la producción en un ser racional de la capacidad de escoger sus propios fines". Y Moses Mendelssohn, cuya voluntad de precisión terminológica era casi maniática, intenta en una fecha tan temprana como la de 1784, distinguir entre los términos “Aufklärung”, “Kultur” y “Bildung”, porque, según sus palabras, “son nuevos en alemán y la gente apenas los distingue. “La “Bildung” –escribe- se descompone en “Kultur” y “Aufklärung” (Was heist aufklären?”).

martes, 29 de abril de 2008

The Alcohol Philosophy Song




Y ya puestos:
How Philosophers Die


History of Western Philosophy

Elegía de la vergüenza

La primera legitimación teórica de la democracia se encuentra en uno de los diálogos de Platón, el Protágoras. Se fundamenta, por una parte, en la constatación de las diferencias interindividuales del “homo faber”, que son las que hacen posible la división del trabajo, y, por otra, en la homogeneidad antropológica del “homo politicus”, que permite que todos sean sensibles a la vergüenza y a la justicia.

La sensibilidad para la vergüenza y la justicia garantiza la cohesión de una comunidad en torno a unas normas y la articulación de consensos sobre lo permitido culturalmente (lo justo) y lo rechazado (lo vergonzoso). De esta manera son posibles los “vínculos de la amistad” y la “harmonía en las ciudades”.

La división del trabajo viene impuesta por el hecho de que la capacidad técnica está repartida de manera muy desigual entre los hombres. Unos son médicos y otros arquitectos, etc., mientras que la democracia es posible porque todo hombre es capaz de sentir vergüenza y reconocer lo justo. "Las ciudades no podrían subsistir si solamente algunos poseyeran la vergüenza y la justicia, como ocurre con las técnicas”. Por eso –añade Platón- el que sea insensible a la vergüenza y la justicia, “debe ser eliminado como una enfermedad de la ciudad”.

Platón está planteando la sensibilidad hacia la vergüenza y la justicia como una disposición nativa que cada ciudad debe encargarse de educar con unos contenidos concretos. Podemos decir que la disposición es formal, mientras que la determinación de aquello que se considera vergonzoso o justo es cultural.

Todo esto viene a cuento de mis viajes en tren. Creo que en antropología, sociología y filosofía deberían convalidar los viajes en cercanías de RENFE como materias de libre elección. Se aprende mucho. Y de lo que más se aprende, cuando los trenes van llenos, es del auge de la desvergüenza.

Hace pocos días me comentaba la directora de una biblioteca que los usuarios más agradables en el trato eran los de la tercera edad, porque aún tenían sentido de la educación. Yo lo compruebo cada vez que nos toca ir de pie en el tren. A los jóvenes, de manera muy mayoritaria, ya ni se les ocurre ceder su asiento a alguien necesitado. Ayer mismo viajábamos como sardinas en lata. Sólo una persona fue capaz de levantarse para cederle el asiento a una embarazada. Era una mujer mayor.

Hace cosa de una semana se subió en Montgat un anciano que necesitaba de su bastón para mantenerse en pie. Fue otro anciano más joven el que le cedió el asiento.

¡Ay como Platón tenga razón!

lunes, 28 de abril de 2008

El sorprendente caso de Konrad Zacharias Lorenz

Los patos, marcando marcialmente el paso, tras su caudillo.

El caso de Konrad Zacharias Lorenz (1903-1989) es bien curioso. Es el caso de un científico relevante (premio Nobel y uno de los fundadores de la etología) cuyas investigaciones, a diferencia de las de Heidegger o Schmitt, no parecen resentirse lo más mínimo del hecho, perfectamente constatado, de su estrecha colaboración con el nazismo. Incluso ha sido reconocido por los verdes alemanes como uno de los fundadores de su movimiento.

Lorenz se afilió al Partido Nazi en 1938, inmediatamente después de la invasión de Austria, su patria. Aceptó sin reparo moral alguno una plaza en una universidad bajo un régimen que había expulsado de sus puestos universitarios a los judíos por el hecho de ser judíos. Ese mismo año, 1938, escribió: “Mi completo trabajo científico está dedicado a las ideas del Nacional Socialismo”. Como han puesto de manifiesto diversos investigadores, esto significa también dar apoyo a las ideas de “higiene racial”. Algunos aseguran que llegó a participar en la Oficina de Política Racial. No lo sé. Lo que si sé es que la Sociedad Alemana de Psicología Animal, a la que pertenecía, tenía a Hitler por el guía de la ciencia alemana. También sé que en sus artículos de 1940 defendía que el nazismo era, básicamente, un darwinismo social. Incluso propuso una nueva moralidad cuya regla de oro sería: “Debes amar el futuro de tu pueblo por encima de cualquier otro”. Colaboró también en investigaciones para determinar la posibilidad de considerar arios a los descendientes de matrimonios germano-polacos.

Cuando aceptó el Premio Nobel justificó sus publicaciones de estos años alegando que muchos científicos decentes recibieron con ilusión el advenimiento del Nacional Socialismo. Cierto, pero muchos se negaron a escribir lindezas de este tipo: “El material humano socialmente inferior puede penetrar y destruir el saludable cuerpo social". No seré yo quien oculte que este pensamiento no era exclusivo del nazismo. Ni la socialdemocracia sueca ni los Estados Unidos tuvieron reparos en practicar la eugenesia. Pero todos sabemos de qué manera practicó el nazismo el cultivo de la propia raza y el exterminio de las ajenas.

Se quiera reconocer o no, los orígenes de la psicología animal son indisociables del patronazgo nazi, pero que yo sepa, nadie se ha propuesto estudiar de qué manera los conceptos centrales de esta disciplina o de la etología fueron contaminados por la ideología nazi o influyeron en las prácticas de los nazis. Por lo visto, la etología de Lorenz es menos sospechosa que la ontología existencial de Heidegger. Se puede decir que Lorenz era un científico. Pero eso, evidentemente, no haría sino agravar las cosas.

sábado, 26 de abril de 2008

¿Contra la cultura? y IV

I

Una cultura es, básicamente, una comunidad de calendario. Es decir, una manera de organizar el tiempo de acuerdo con lo que se considera importante. O, dicho de otra manera, una manera de aparentar la domesticación de la naturaleza. En la Europa cristiana era el cristianismo el criterio que permitía organizar el tiempo. En la Europa poscristiana es la cultura.

II

La obertura cultural que está conociendo Europa exige la presencia de fiestas laicas en la creación de un calendario en el que se pueda reconocer una población cada vez más heterogénea. Para que nos podamos reconocer en una fiesta laica (para poder sentirla como nuestra) hemos de poder celebrar en ella lo que tenemos por lo mejor de nosotros mismos.

III

Podríamos decir, pues, que lo que llamamos generalmente cultura es, básicamente, una poética narcisista que nos permite sentirnos bien orientados hacia lo valioso tanto a los individuos como a las colectividades. Y muy probablemente tiene que ser así.

IV

Las fiestas nos permiten ponernos espiritualmente en forma para poder sobrellevar los días laborables.

V

Cuando en los días laborables de los tiempos cristianos se sentía la necesidad de oración, se entraba en una iglesia; ahora, cuando sentimos el deseo de ser mejores (o de elevarnos espiritualmente) entramos en un equipamiento cultural. Una biblioteca, un museo, etc. Es aquí donde pervive el espíritu de la Ilustración. Seguimos convencidos, exactamente igual que Voltaire o Condorcet, de que el progreso de los conocimientos, las costumbres y la moral van de la mano.

VI

Por eso continuamos dedicando ingentes recursos económicos a "la cultura". Nuestros programadores culturales suelen ser o cínicos u optimistas antropológicos.

VII

El hecho es que vivimos en una democracia cultural. Cada vez le pedimos menos cosas a la política y más a la cultura. Le pedimos, por ejemplo, que nos ayude a redimirnos de la trivializad cotidiana.

VIII

De ahí la enorme relevancia de esa “cultura universal” (que poco tiene que ver con la cultura popular) que Nietzsche equiparaba a la barbarie.

IX

La expresión más bárbara de la cultura universal se ofrece en la convicción de que al consumir productos culturales nos transformaremos en sujetos críticos, con iniciativa, innovadores y autónomos. Esta es la manera universal de igualarnos en nuestra autonomía como consumidores de productos culturales idénticos. En este sentido, la cultura puede llegar a ser un dispositivo anestésico. Y quizás tenga que ser así.

X

Conclusión: hay cosas que proporcionan un valor añadido a nuestra vida. La principal era anteriormente la religión, hoy lo es la cultura. En cualquier caso, necesitamos proporcionar valor añadido a nuestra vida.

Se acerca el día de la madre

viernes, 25 de abril de 2008

Contra la cultura III

La cultura, tal como la veneramos hoy, es una figura de la Ilustración o, mejor dicho, fue la gran virtud teologal de los ilustrados, porque integraba en su seno a la fe, a la esperanza y a la caridad.

Condorcet describió con precisión el cielo al que conducía esta fe en su “Esquisse du tableau des progrès de l’esprit humain”: “Llegará el momento en el que el sol sólo iluminará sobre la tierra a hombres libres que no reconocerán otra autoridad que su razón; en el que los tiranos y los esclavos, los sacerdotes y sus estúpidos o hipócritas instrumentos no existirán más que en la historia y los teatros”.

¿Se acerca ese momento? Las opiniones se dividen. Es cierto que abundan las bibliotecas y que las mujeres frecuentan los clubs de lectura. Raul Muniente, del Café Filosófico Mismamente, me decía ayer (no exactamente con estas palabras, pero yo lo interpreté así) que según el tema que tratan asisten más mujeres, más hombres o más argentinos. Que hay que hablar de la ira, chicas; del aburrimiento y la soledad, chicos; de la felicidad, argentinos.

No, no se acerca ese momento. Para los ilustrados la cultura era la punta de lanza del presente abriéndole las carnes al futuro; para nosotros es, básicamente, algo que se refiere al pasado y se encuentra en la historia del arte, de la literatura, de la filosofía, etc. Tanto es así que buena parte del turismo consiste en organizar viajes al pasado cultural del hombre.

La cultura se refiere al pasado pero, se supone, tiene cierta utilidad moral para MI presente, porque -se dice- la cultura forma. La fuente última de esta convicción en el poder formador de la cultura se encuentra en el intelectualismo socrático, que es la afirmación de que cuanto más sabemos mejores somos, porque nadie elige obrar mal más que por ignorancia.

Musil refutó el intelectualismo socrático en "El hombre sin atributos". Pero este no es un libro para regalar para Sant Jordi.

Los libros son buenos, la cultura es buena. Hemos elevado la cultura por encima, incluso, de la política. ¡Curiosa paradoja: El ‘homo culturalis’ es superior al ‘homo politicus’ y de esta manera jubilamos a Condorcet, que ahora tiene su lugar en la historia de las ideas. Lo hemos hecho cultura.

¿Qué es la cultura?

No lo sé, pero sí sé como funciona eso que en la callle se conoce habitualmente como cultura. La cultura es, antes que ninguna otra cosa, un fenomenal aparato de reducción de tensiones. O, para decirlo con el vocabulario de P. Solterdijk, un dispositivo de apaciguamiento. Lo comprobé el 23, el día de Sant Jordi.

jueves, 24 de abril de 2008

Ecce Homo

Tuve que hablar recientemente sobre este autorretrato de Durero de 1500, una obra que me tiene, desde hace tiempo, completamente subyugado. En ella veo el encuentro de un proceso de humanización de lo divino y de divinización de lo humano que en pintura puede seguirse con bastante precisión a lo largo de la segunda mirad del siglo XV y que en filosofía da lugar a la asombrosa Oración por la dignidad del hombre, de Pico della Mirandola.

La secuencia de humanización de lo divino me condujo, porque los caminos del Señor son inescrutables, a un desconocido, Maerten van Heemskerck, que pintó unos "Ecce Homo" entre 1525 y 1555 sobre los cuales os voy a ahorrar mis comentarios. Son los siguientes:





De nada. Mañana recupero el hilo de la crítica de la cultura. En Sant Jordi tenía que hacer trabajo de campo.

Un consejo para los que viven en Barcelona: el Café Filosófico MismaMente.

Sant Jordi

Este es mi resumen del día de Sant Jordi en Barcelona.

Las Ramblas.

Las nubes.


Una.
Dos.

El cielo, que no se acaba nunca.

Ya lo decía.

Las primeras luces de artificio: el fuego del dragón. Inmediatamente las rosas comenzaron a marchitarse.

Homenaje al "lletraferit", inasequible al desaliento.

Con Patrizia y mi agente provocador, en busca del lugar en el que nos gustan las shawarmas.

Despedida de Patrizia, que tenía que volar temprano.

Camino de la Casa Amatller. A donde, finalmente, consiguió arrastrarnos Glauka...

... para que le hablásemos de Tomàs Arias, indudablemente. Y así, hablando de un poeta se acabó el día.

miércoles, 23 de abril de 2008

Nefelibatas del mundo...


Como todo el mundo anda hoy recomendando libros, yo también me apunto al carro y recomiendo estos dos. Pero atención, son libros que pueden hacer mucho mal. Por eso se los dedico únicamente, pero de corazón, a los nefelibatas, amigos que andan como yo cayéndose de bruces por las zanjas de la ciudad en obras por andar mirando las nubes caprichosas.

martes, 22 de abril de 2008

El mundo y yo

Una china regordeta y de mejillas coloradas me enseñó a decir “yi jao” en el puerto de Masnou. Así aprendí a arrancarle una sonrisa cada vez que la veía. “Yi jao”, le decía. Pero ella se cansó de que le arrancara sonrisas de manera gratuita. Lo que quería es que le comprara las películas que llevaba pirateadas en una mochila.

Un negro de 19 años me dijo “¡Padre!”, en la plaza de Ocata y yo le compré por seis euros todo lo que llevaba en la mochila de los Chunguitos y de Azúcar Moreno. A partir de aquel día cada vez que me veía me gritaba “¡Padre!”, y yo le daba un par de euros a cambio de no comprarle nada y que mantuviera la boca de su mochila cerrada. Me enseñó a decir “buenos días” en mandinga y yo le correspondí enseñándole a decir “yi jao”. Así pasó a decirme “¡Padre, yi jao!”, pero yo no he conseguido memorizar como se dice “buenos días” en mandinga. ¡Con lo bien que hubiera quedado en este post!

Me he sentado frente a un gilipollas esta tarde en el tren. Hablaba a gritos por el móvil con un tal Pedro al que le insistía en que tenía que dar recuerdos de su parte a un tal Paco y a una tal Sandra. Un auténtico bárbaro que creía que el vagón del tren era su cuarto de estar. Me apuesto algo a que en su cuarto de estar tiene enmarcado un gran puzzle con un paisaje suizo muy relajante. No se me ocurre pensar nada peor de él.

Un detalle deshonesto en el pensamiento de Yves-Charles Zarka

Esta tarde he asistido a lo que supuestamente era la presentación del libro de Yves-Charles Zarka “Un detalle nazi en el pensamiento de Carl Schmitt”. Tal como ha ido la cosa he entendido perfectamente los palazos que ha recibido este panfleto tanto en Italia (cosa que Zarka ha subrayado) como en Francia (cosa que ha ocultado). El mensaje ha sido sencillo: Schmitt era un personaje perverso, más manipulador que inteligente y, por supuesto, completamente falto de escrúpulos. Y se han presentado abundantes textos –todos ciertos, recalco- para sostener esta tesis.
El problema es que Carl Schmitt fue un personaje complejo e intentar resolver su complejidad ocultando los hechos que no se avienen con el panfleto, no parece muy serio.
Se lo ha acusado de antiliberal, que lo era. Pero hay que añadir: como el 95 por ciento de la población continental europea. Se lo ha acusado de antijudío –que lo fue y de manera notabilísima-, de cínico, manipulador… y, sobre todo, de haber elaborado un sugestivo mito de sí mismo que ha condicionando las interpretaciones poco perspicaces de su pensamiento, que por lo visto son casi todas, excepto la de Zarka.
Voy a limitarme a ofrecer una serie de hechos, perfectamente documentados, que no tienen la intención de reivindicar a Schmitt, sino la complejidad de su figura y, dicho sea de paso añadiré que quien jibariza el pensamiento de un filósofo complejo para poderlo manipular con más facilidad, nos habla más de sí que del filósofo en cuestión.
1. Carl Schmitt fue, durante mucho tiempo defensor de la Constitución de Weimar. Buena parte de su prestigio internacional se lo ganó con sus análisis del derecho constitucional en la República de Weimar. Defendió la aplicación de las cláusulas constitucionales que permitían una salida presidencialista de la crisis en la que se veía inmersa Alemania, para evitar así la parálisis política y la alternativa totalitaria. Coincidió en esto con el jurista socialdemócrata Ernst Fraenkel.
2. Los especialistas de la constitución de la República Federal Alemana han resaltado la presencia latente de las ideas de Schmitt en los debates constitucionales. El mismo Schmitt se reconoció a sí mismo en ciertos aspectos de la Constitución de Bonn.
3. La colaboración de Schmitt con los nazis comienza en 1933 y concluye en diciembre de 1936, al ser desposeído de todos sus cargos oficiales y funciones políticas relevantes a causa de la desconfianza que despertaba en el núcleo duro de las SS, que siempre le reprocharon las relaciones que había mantenido con los judíos, las iglesias y los conservadores. El día 3 de diciembre de 1936 la revista portavoz de las SS, Das Schwarze Korps, le dirigió un ataque directo que se hizo aún más virulento en el siguiente número. Se le acusó de mentiroso y oportunista y se citaban los artículos suyos anteriores al 33 en los que había rechazado la ideología racista.
4. Si el pensamiento de Schmitt contamina, entonces resultaron contaminados todos cuanto lo admiraron, entre los que se encuentran Aron, Kojève, Taubes, Derrida, Agamben…o incluso René Capitant, el jurista de Charles de Gaulle.
5. ¿Y qué decir de la herencia schmittiana del maoísta Joachim Schickel o del ecologista Joschka Fischer?
6. Zarka ha resaltado que Schmitt persiguió con saña el pensamiento judío y que defendió la radical separación del pensamiento alemán del judío. Se le ha olvidado decir que las modificaciones que introdujo en la tercera edición de una de sus obras fundamentales, “El concepto de lo político”, le fueron sugeridas por el judío Leo Strauss, de quien conservó cuidadosamente su correspondencia.
7. Walter Benjamín reconoció abiertamente su deuda intelectual con Schmitt. Cuando le envió su libro sobre el drama barroco (“Ursprung der deutschen Trauerspiels”) le adjunto una carta en la que le decía: “Os daréis bien pronto cuenta de hasta qué punto este libro os es deudor en cuanto a la presentación de la doctrina de la soberanía en el siglo XVII. Permitidme que os diga, además, que gracias a vuestros métodos de investigación en filosofía del Estado, he encontrado en vuestras obras ulteriores, en particular en ‘La Dictadura’, una confirmación de mis métodos de investigación en filosofía del arte’”.
8. Quien quiera comprobar la inteligencia de Carl Schmitt, que lea los interrogatorios a que fue sometido en Nuremberg. En un momento dado le recuerda a su interrogador que en 1936, cuando él estaba siendo difamado por las SS, se celebraron las Olimpiadas en Berlín, “con la participación de todas las naciones del mundo”.
9. Se ha dicho que Schmitt tenía una concepción racista del enemigo, y se ha presentado un texto para confirmarlo. Yo presento otro, y que cada cual deduzca lo que quiera: “¿A quien puedo, en suma, reconocer como mi enemigo? Visiblemente solamente a aquel que puede ponerme en apuros. Al reconocerlo como enemigo, reconozco que puede ponerme en apuros. ¿Y quién puede realmente ponerme en apuros? Solamente yo mismo. O bien mi hermano. Es eso: el otro es mi hermano; el otro se presenta como mi hermano, y el hermano se presenta como mi enemigo. Adán y Eva tenían dos hijos, Caín y Abel. Así comienza la historia de la humanidad” (1947).
10. El día 29 de abril, en el transcurso del tercer interrogatorio a que es sometido en Nuremberg, el interrogador le pregunta: “¿No os da vergüenza haber escrito en su momento cosas como las que escribisteis?”, a lo que Schmitt contesta: “Al día de hoy, sí, evidentemente”.
Pero la tarde, gracias a Dios, no ha acabado aquí, sino con una cerveza con el gran Ferrancab.

lunes, 21 de abril de 2008

Contra la cultura II

Acabo de leer “Le grand dégoût culturel”, de Alain Brossat. Es un mal libro que da mucho que pensar. Es un mal libro porque el autor confunde sus ocurrencias panfletarias con argumentos, pero esas ocurrencias que no encuentran respuesta en el libro, se quedan contigo en forma de pregunta una vez acabada la lectura. La más importante es: “¿Qué es eso de lo que todo el mundo habla también y que llamamos cultura?”. Si es tan unánimemente alabada, debería ser bien conocida, pero no parece que sea así.

Justo al acabar este libro me encontré en la prensa con la noticia de que la Generalitat invertirá 32 millones de euros en la búsqueda de nuevos lectores. Es un gasto que nadie le recriminará. O en todo caso le dirán que no es suficiente. La del fomento de la lectura es una causa –se supone- noble. Tan noble que incluso ha sido capaz de conciliar a los presidentes del Espanyol y del Barça, que se reunieron antes del partido que los enfrentó el sábado, aparcando sus rencillas, para apoyarla. Además de noble esta causa es milagrosa.

De todos los fenómenos culturales el más fomentado por los poderes públicos es el de la lectura. Con escaso éxito, todo hay que decirlo, pero aquí lo que se valora es la buena voluntad.

Yo tengo mis dudas sobre si lo que se fomenta es la lectura indiscriminada o el fetichismo del libro, pero tampoco sé si hay mucha diferencia entre ambos conceptos.

Personalmente considero mucho más elevado el ejercicio de contemplar las nubes que el de la lectura y mientras pueda, interrumpiré cualquier lectura para seguir el curso de las nubes, especialmente si el espectáculo que nos brindan es el de estos días. Pero los poderes públicos no consideran noble, por lo visto, fomentar la contemplación de las nubes. Las nubes no son fetiches culturales.

Desde un punto de vista formativo probablemente la conducta más determinante en la formación de una persona sea la del diálogo. Toda la cultura antigua es una loa del diálogo. Platón, el gran Platón, decía que sólo somos capaces de razonar cuando aprendemos a dialogar con nosotros mismos, es decir, cuando interiorizamos el diálogo con los demás. Y él sabía, mejor que nadie, que el diálogo tiende, por su propia naturaleza, a acabar mal. Pero los poderes públicos no fomentan el diálogo sino en todo caso, su expresión más beata y, visto como va la escuela, lo que está en auge es el fomento de la opinión y la expresión individual, cuando, como todo el mundo sabe, la manera más eficaz de no escucharnos es la de hablar todos a la vez.

¿Por qué los poderes públicos se olvidan de fomentar el silencio? ¿Acaso porque es poco comercial?

Por otra parte los poderes públicos, como no quieren ser criticados, fomentan “la lectura”, no esta o aquella lectura. No quieren ejercer de maestros… excepto cuando se trata de loar una figura del pasado, pero en este caso el homenaje cultural tiene mucho de homenaje narcisista a nosotros mismos como miembros de una cultura que produce lumbreras. Es decir, suele ser un acto político, cosa sin duda positiva, pero que no nos aclara el sentido de la cultura.

¿Por qué nadie nos enseña a educar el criterio lector? ¿Qué es lo verdaderamente cultural, la lectura o la formación del criterio?

Yo tiro a la basura abundantes libros, sin ninguna pena. Muchos de ellos no valen ni el peso del papel en el que están escritos. Cuando echo la vista atrás lo que me deja admirado no es lo que he aprendido, sino la cantidad de tiempo que he perdido leyendo memeces. Nada he echado más en falta en mi vida que un maestro que me aconsejara sobre todo lo que no tenía que leer.

Sigo con Mickey

domingo, 20 de abril de 2008

Contra la cultura I

Cuando Walt Disney creó el personaje de Mickey Mouse en 1928, estaba, sin saberlo, recreando un objeto vikingo del año 900 recientemente descubierto en el sur de Suecia. Se trata del broche de la imagen. El arqueólogo Jerry Rosengren, de la Universidad de Lund, sospecha que representa un león, pero que “seguramente fue diseñado por alguien que nunca vio un león”. Si este arqueólogo se atreve a decir esto, yo me reafirmo en mi tesis de que Disney dibujó un objeto vikingo que nunca vio.

Como se acerca Sant Jordi y el día del libro, he decidido promocionar mi fama de excéntrico. La relación causa-efecto entre una y otra cosa dista mucho de ser clara, pero de alguna manera tenía que empezar.

Así que voy a escribir varios posts, hasta donde de mi capacidad de argumentar, ni más ni menos que contra la cultura. No contraculturales, sino contra la cultura.

Tres motivos inmediatos me han empujado a esta desventura. El primero, ya lo conocéis, es mi periplo bibliotecario; el segundo ha sido la lectura de un panfleto de Alain Brossat, “Le grand dégoût culturel”; el tercero es Mickey Mouse.

Comenzaré por este último y dejaré a Brossat para mañana.

Quiero dejar claro que mi crítica de la cultura no afectará ni a Mickey ni a lo que representa. Más aún, quiero comenzar manifestando mi respeto por este ratón.

Alessandro Baricco comienza “Los bárbaros” con una obviedad: quien pretenda entender el presente no puede hacerle ascos a ningún elemento relevante del mismo. Y entre los fenómenos relevantes de nuestro tiempo se encuentra el de la emergencia de la cultura popular. Baricco pone un ejemplo magnífico: Walter Benjamin, Gustav Glück y Kurt Weill no tenían reparos en hablar de Mickey Mouse cuando se reunían. Se tomaban a Mickey Mouse en serio, sin despreciarlo como un producto menor de la subcultura imperialista yankee, como hacen la mayoría de nuestros progres.

Según Benjamin, el éxito de las películas de Disney no se debe ni a su forma ni al afán propagandista del imperialismo americano, sino al hecho de que “el público reconoce ahí su propia vida”. ¡Chúpate esa!, que diría el castizo.

Frente a la actitud de Benjamin, lo común entre nosotros en despreciar con cierta ironía la llamada subcultura, es decir, la cultura popular de nuestro tiempo.

Se me ocurre que buena parte de la buena prensa de la llamada cultura se debe a que nos proporciona la penitencia adecuada para pagar nuestros devaneos pecaminosos con la cultura popular. O sea: para perdonarnos el ver Gran Hermano –es un decir- nos compramos el último de Zafón o de Ala Triste, y así nos consideramos redimidos.

¿Es esto así?

No lo sé. Pero es lo que me voy a proponer analizar en los próximos posts.

sábado, 19 de abril de 2008

Mayo no llega nunca


Nunca conocí a nadie que hubiera estado en mayo
es decir, en aquel mayo

en aquel mayo
en París los adoquines dicen que eran promesas
pero aquí era otra vez el mes de María

es cierto que todo el mundo conoce a alguien que estuvo en mayo
en aquel mayo
pero tanta certeza certifica
que mayo es sólo otra leyenda urbana

los que aquí hablarán hasta agostarse de aquel mayo
en nuestro mayo pasaban las cuentas del rosario
e intercambiaban pecadillos triviales
por dos padres nuestros y un ave
María
que madre nuestra es

en aquel mayo
dicen
se cantaba con adoquines a porfía

no sé a qué olería aquel mayo
el nuestro olía a incienso
a cera y a flores dulzonas a María

yo sospecho que aquel mayo
fue inventado en el 88
por cuarentones aburridos del presente

A la memoria de sebastián auger
que nos hablaba de mayo en clave
pero tampoco estoy seguro de que Auger existiera

Variaciones sobre el Castillo de Burriach

El Castillo de Burriac es el oteador oficial del Maresme desde que allá por el año 1017 la condesa Ermessenda se lo entrega a su hijo Berenguer Ramón I.

Hay leyendas antiguas en la comarca que hablan de las brujas que lo sobrevuelan. Hoy he comprendido por qué.

Me ha pillado este cielo por sorpresa cuando iba hacia Mataró. Evidentemente me he desviado, he cambiado de destino y me he dedicado a perseguir la luz que se enseñoreaba del castillo.

No había ni truenos ni relámpagos. Eran nubes silenciosas y por ello más indescifrables.

He ido de Vilassar a Argentona, y de Argentona a Cabrera, con la cámara en la mano, intentando detener su movimiento.

Y aquí tenéis el resultado.

No hay ni filtros ni retoque alguno. Esto es, exactamente, lo que había esta tarde en el Maresme.

Ruben Darío inventó la palabra "nefelibata", que quiere decir "caminante de las nubes". Y las palabras que se inventan los poetas entran por derecho propio al diccionario. Nefelibata soy, pues.

viernes, 18 de abril de 2008

Higiene en el trabajo

Me pregunto: ¿Será la empresa la rara? ¿Serán los empleados unos salidos? ¿Será la primavera, que la sangre altera? ¿Os podéis imaginar una advertencia semejante en vuestro trabajo?

Vía: Haha.nu

Dales recuerdos de mi parte

Ayer me lo advitió Abelunimbus, que es el hombre del tiempo más fiable que conozco: “Mañana coge el paraguas”. Y esta mañana he salido de casa, ¡faltaría más!, con el paraguas en la mano. La verdad es que el cielo estaba gris y bajo y la atmósfera un poco turbia, pero más que llover “gotigotiaba”, que decía mi madre.

"Los días así es cuando mejor sabe el café con leche", les he dicho en el Petit Café y me han mirado con cara misericordiosa. De todos es conocido que digo cosas raras.

A eso de las cuatro ha arrancado a llover de verdad, con ganas, furiosamente, de una manera enrabietada, como si el cielo se empeñara en demostrar que en estas cosas él tiene siempre la última palabra, y no el gobierno de Cataluña, y la administra como le da su real gana. La pobre Bacallà Salat, que es mi gata, no sabía donde meterse con los truenos y el repiqueteo de la granizada.

La que parecía pasárselo bien es Morla, una de mis dos galápagos. No sé si la distinguís bien. Las tortugas son animales incomprensibles, muy, muy tozudos, nunca dan el brazo a torcer. Bacallà Salat apenas muestra interés por ellas. Estas mías presentan una curiosa característica, posiblemente una mutación propia de tortuga de patio: les gusta morder los dedos de los pies desnudos. Así que en verano hay que andarse con cuidado.

Mi pobre perejil (¡Julivert meu, com t'has quedat!) ha soportado estoicamente el fusilamiento del granizo. Ya decía el poeta que en los momentos de tormenta resiste mejor junto a la corriente el dúctil junco que la inflexible encina. Este es el premio a la poco reconocida virtud de la condescendencia.

Tal como se ha presentado el chaparrón, se ha ido para Premiá, dejando paso a unos cielos azules que me han empujado a abandonar el ordenador y salir a la playa. ¡Qué lujo los olores primaverales tras la tormenta! Pero he tenido que volver pronto. De nuevo al cielo se le estaban inflando las narices.

¿Hay algún espectáculo semejante al de las nubes? La naturaleza estaba pasando por una fase barroca cuando las creó. Claro que para verlas hay que estar dispuesto a meterse en todos los charcos, cosa que la mayoría evita con todo cuidado, aunque para ello se tenga que bajar la mirada a la altura del barro.

Eran nubes inquietas, de evolución rápida, heraclitianas y místicas y, por lo tanto, a veces rasgadas por el rayo. El espectáculo ha ido ganando en intensidad dramática a medida que el sol descendía y las iluminaba horizontalmente desde el Tibidabo. Mirándolas es imposible pensar. Uno se queda, literalmente, embobado, o sea, feliz.

"Profe -me decía el hoy Abelunimbus en clase de filosofia- yo no puedo estar aquí encerrado con esas nubes en el cielo. Tengo que salir a verlas". "Bueno, vale -le contestaba yo- pero dales recuerdos de mi parte".

jueves, 17 de abril de 2008

Como un sushi templado

Me ha llamado La Maga, que es mi hermana de hecho. Ya lo he explicado alguna vez. Nos hicimos hermanos porque quisimos liberarnos del fatalismo de la sangre así como otros se liberan del fatalismo del sexo (esto último lo digo yo, no ella). La maga me ha comunicado el resultado del concurso de la “X Semana del Pincho” de Navarra. El ganador ha sido el Bar Restaurante don Pablo con el pincho titulado “Como un sushi templado de calamar begui aundi y aire de mar.” El “begui aundi” es un tipo de calamar, el chipirón, pero que alguien me corrija si no es así.

Bibliotecas de Barcelona

Sigo con mi periplo bibliotecario. Hoy le tocaba el turno a la nave insignia de las nuevas bibliotecas públicas de Barcelona, la de Lesseps.


Una vez en el interior no he podido reprimir la tentación de ir a ver qué demonios se escribe en los váteres de una biblioteca pública recién estrenada. Sería una magnífica forma de comprobar los influjos de la cultura en la expresión espontánea y libre de sus usuarios. ¿No podría ser este un motivo para una tesis doctoral? Título posible: "El influjo del medio cultural en los hábitos de la escritura clandestina".




Curiosamente esta musa racista y zafia (perdón por la redundancia) sólo inspira a los usuarios de los servicios de la primera planta. Los de las tres plantas superiores están impolutos. Esto parece confirmar mi sospecha sobre el uso de las bibliotecas como váteres públicos en Barcelona.

Seguiré informando.

Estoy leyendo un texto interesante, "Le grand dégoût culturel", de Alain Brossat, donde se sostiene que eso que llamamos pomposamente "cultura" es, de hecho, una estrategia política. Brossat se hace preguntas de este tipo: "¿Cómo comprender que la omnipresencia de la cultura no suscite ningún tipo de oposición ni de inquietud? ¿De dónde procede semejante unanimidad? Me gustan los filósofos con capacidad para formular preguntas tan poco ortodoxas. En la articulación de sus respuestas, Brossart elabora el concepto de "democracia cultural", que se trataría de un nuevo régimen que estaría suplantando lentamente a la democracia política. Libro polémico, sin duda, y por ello digno de ser leído.
Aumentan mis reticencias hacia las bibliotecas públicas.

El guionista caprichoso

 I A eso de las cuatro de la tarde ha sonado el teléfono. Era una de esas llamadas que esperas que nunca lleguen y que cuando llegan, siempr...