I
Cuando uno está tan cansado no debiera llover, sobre todo si se tiene el coche tan lejos. ¿Cuánto hay de las atarazanas a correos?
II
Menos mal que nos acompañaba Carlos con su paraguas. A su resguardo se ha acogido mi mujer. Yo no. Yo prefería ir bien agarrado a la bolsa de los tesoros.
III
La bolsa de los tesoros: Una lata de espárragos de Azagra y dos enormes morcillas de Calahorra, o como dicen en mi pueblo con sobrados argumentos, “Calahurra”.
IV
Ha sido toda una sorpresa encontrarme a Carlos, el nieto de la Pilarín y el Satur en las atarazanas. Al finalizar el acto se ha presentado con la bolsa de los tesoros y hemos podido, al fin conocernos.
V
El acto -la entrega de los premios Nostromo- incluía, entre otras actuaciones, la mía, con una conferencia titulada: “Baroja, el ogro melancólico”. Cada año rinden los organizadores un pequeño homenaje a algún novelista de los mares y este, con motivo de los cincuenta años de su muerte, le ha tocado el turno al escritor donostiarra. En realidad tenía que haber hablado Javier Pérez, pero ya veis, he acabado haciéndolo yo. Tenía claro que con Baroja había que jugársela. Un personaje intempestivo ha de ser mostrado intempestivamente y a quien le escueza, topionic.
VI
He llegado con el tiempo justo. Empapado de sudor y con la lengua afuera. No ha habido manera de encontrar un taxi. No sé cuánto habrá de la facultad de filosofía a las atarazanas. Pero he recorrido el trecho en menos de cinco minutos. El acto estaba a punto de empezar. El maestro de ceremonias me esperaba impaciente en la entrada del Museo Marítimo.
VII
En la facultad de filosofía, con ocasión de un seminario que está impartiendo Tomás Calvo, he conocido a Tumbaíto, muy formalito él. No hemos podido cruzar ni una palabra. He llegado justo de tiempo y he salido disparado antes de que acabase, camino del Museo Marítimo. Después, a las ocho, había presentación, en la Central, del libro “Philosophy and Dialogue”, en el que participo. Pero estaba comprometido con los del premio Nostromo.
VIII
Por la mañana, sorpresas varias. Además del libro de Javier Pérez Andujar, he recibido “La loi de Dieu”, de Rémi Brague, y “Mi vida en Alemania antes y después de
IX
El día había comenzado de la mejor manera, con un sol tibio y gratificante, un café con leche y un mini croissant en el Petit Café y el inicio de la lectura de “Libertad y sacrificio”, de Jan Patocka. Iván Ortega, el traductor ya nos había anunciado en El Café de Ocata su inmediata salida. Ha realizado una labor magnífica, se nota que no está traducido del francés, como la mayor parte de los textos de Patocka en castellano.
X
Hay filósofos por los que siento más admiración que por Jan Patocka. Pero a ninguno leo con más gusto. ¿Qué es lo que produce esa familiaridad íntima con un texto, esa sensación de encontrarse en casa, cómodamente asentado, con todo lo necesario a mano? ¿Qué es lo que motiva esa emoción que acompaña a la lenta apertura del libro y al pasar litúrgico de las primeras páginas? Hay, quizás, algo que recuerda al gesto de llevarse a la boca una cucharada de aquella comida especial que te preparaba tu madre. O quizás... quizás todo se reduzca a fetichismo ilustrado.
XI
En cualquier caso, aunque hay, sin duda, placeres más intensos que el de
"Muy formalito él" jajajajajajaja. Sí, la verdad es que creo que me describe muy bien esa frase. Por eso los amigos siempre quieren emborracharme.
ResponderEliminarUsted muy muy navarro.
Tumbaíto: me da usted una alegría, veo que el doctor C. del Hospital de Sant Pau que quería sanar mis males combatiendo mi navarrismo no ha tenido ningún éxito. Mañana volveré a pasar, con más tiempo.
ResponderEliminarHoy sé que no soy el único que ve a Sócrates como un extraño teólogo. ¿Verdad?
ResponderEliminarQueremos el discurso!!!
ResponderEliminar...me refiero a la conferencia sobre Baroja.
ResponderEliminarJúlia: Interpreto ese "queremos" como un plural mayestático. Pero sí, lo colgaré hoy mismo.
ResponderEliminarTumbaíto: Bajar la filosofía del cielo a la tierra significa llevar a la ciudad un competidor de la teología.
ResponderEliminarSólo me gustaría no haber estado tan eXaltada hoy para leerle con más calma pero le he disfrutado mucho. ¿La numeración es para hacerle la puñeta al alzheimer? A veces hecho de menos leer más a ese señor...
ResponderEliminar(ahora no leo lo que sigue que no puedo parar de ... imaginar)
La teología no tendrá competidor mientras los filósofos no aprendan a hablarle al pueblo llano en su lenguaje. Si tienes una octava superior hay que saber también bajarla. Para eso están ustedes los profesores. Para lograr esa magia.
ResponderEliminarabsolutamente mayestàtico, veo que has hecho los deberes.
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