Buscar este blog

sábado, 13 de octubre de 2007

Baroja, al que voy aprendiendo a querer

Me parece que ya voy encontrando el perfil de don Pío. Y la verdad es que este hombre arisco y desabrido me cae bien. Posiblemente porque no tengo que aguantar ni sus arrebatos de furia, ni sus contradicciones, ni los dardos de su lengua, pero así, visto con una distancia higiénica, me parece un tío cojonudo. Y me cae aún mejor desde que me he enterado que han puesto su nombre a un polideportivo en San Sebastián. ¿Os podéis imaginar un despropósito mayor? Si no os lo podéis imaginas, no importa, la realidad acude en vuestra ayuda. Ya sabéis que hay cosas que sólo suceden en la realidad: La línea 18 de los autobuses urbanos de San Sebastián, que lleva el nombre genérico de "SEMINARIO" tiene paradas en Arrasate, Zubieta, Miraconcha, Sanserreka, Pío Baroja y Mikeletes. ¿Alguien puede imaginarse a don Pío tomando un autobús de esta línea?

Me retiro. Hago mutis. Le cedo al novelista la palabra y que diga de sí mismo lo que quiera.

I

“Cuando me hablan de la democracia me entra una risa tal que temo que me pase como aquel filósofo griego de que habla Diógenes Laercio, que murió a carcajadas al ver un burro comiendo higos". [Se refiere Baroja al burro de Crisipo, otro animal más para la zoosofía]

II

"Yo he sido siempre un liberal radical, individualista y anarquista. Primero, enemigo de la Iglesia; después, del Estado; mientras estos dos grandes poderes estén en lucha, partidario del Estado contra la Iglesia; el día que el Estado prepondere, enemigo del Estado."

III

"Yo tengo una esperanza, quizá una esperanza cómica y quimérica, la de que el lector español de dentro de treinta o cuarenta años, que tenga una sensibilidad menos amanerada que el de hoy y que lea mis libros, me apreciará más y me desdeñará más."

IV

"Yo de humilde no tengo ni he tenido más que rachas un poco budistas; de errante, tampoco, porque hacer unos viajecillos de poca monta no autorizan a llamarse uno a sí mismo errante."

V

"Todas mis aspiraciones literarias proceden de Vasconia o de Castilla. Yo no podría escribir una novela gallega o catalana. Entre vascos y castellanos me gustaría tener mis lectores. Los demás españoles me interesan menos; los españoles de América y los americanos no me interesan nada."

VI

"Yo parezco poco patriota; sin embargo, lo soy. Yo no puedo hacer que mi calidad de español o de vasco sean la únicas categorías para mirar al mundo, y si creo que un concepto nuevo se puede adquirir colocándose en una actitud internacionalista, no tengo inconveniente en dejar momentáneamente de sentirme español o vasco."

VII

"El clima de la Turena y de la Toscana, los lagos de Suiza, el Rhin con sus castillos, todo lo mejor de Europa, lo llevaría por mi voluntad entre los Pirineos y el Estrecho. Al mismo tiempo desnacionalizaría a Shakespeare y a Dickens, y a Tolstoi y a Dostoievski, para hacerlos españoles; desearía que rigieran en nuestra tierra las mejores leyes y las mejores costumbres. Mas al lado del patriotismo de desear, está la realidad. ¿Qué se puede adelantar con ocultarla? Yo creo que nada."

VIII

«Sería hermoso como ensayo hacer de la zona del Bidasoa, española y francesa, un pequeño país limpio, agradable, sin moscas, sin frailes y sin carabineros. Pero esto es un sueño. Hay una intolerancia demasiado fiera en nuestras provincias para que brote una flor espiritual, y no hay espiritualidad que pueda soportar el yugo abrumador de la teocracia. Comprendemos que pensar en la nación del Bidasoa, tolerante, libre y amable, es cosa bella para un chapelaundi, pero es perfectamente utópica».

17 comentarios:

  1. Supongo que ya la conoces, pero hay una entrevista magnífica de Cela (si no recuerdo mal, muy joven) a Baroja. Está editada en un libro recopilación de las entrevistas de Cela. Recuerdo también como memorables una a Azorín (que no dice ni pío) y otra a Fraga en medio de una cena pantagruélica.

    A mí, Baroja, siempre me ha caído bien.

    Lola

    ResponderEliminar
  2. He devorado montones de textos, conferencias, etc, sobre él... y tengo continuamente la impresión de que la personalidad auténtica de este hombre se les escapa a los eruditos. Se necesitaría un acceso más narrativo y menos lógico, menos teórico y, sobre todo, menos pedante. En cualquier caso, Baroja va calando, como el xirimiri de Vera de Bidasoa, y para cuando uno se da cuenta, está calado.

    ResponderEliminar
  3. Muchas gracias por el enlace. Correspondo con el gesto enlazando este blog.


    Saludos

    ResponderEliminar
  4. Me encantan esas evocaciones barojianas, y sí, mal plato para eruditos pedantes, por eso se llevo varapalos de la crítica que, recuerdo, llegaron a decir que sus novelas no eran novelas, cosas así, y que lo tildaban de 'destraler'.

    ResponderEliminar
  5. JUlia: ¿Qué hacemos levantados a estas horas intempestivas?

    ResponderEliminar
  6. Yo creo que lo que sorprende del tipo de gente como Baroja es su honestidad. Para bien y para mal y hacen y dicen lo que creen que tiene que hacer y decir pese a quien pese. La honradez en la actividad de las personas destila siempre una verdad que a la larga se hace sentir aunque de hecho sirva de muy poco.

    ResponderEliminar
  7. Cerillo: No sé si hay otro personaje de su generación que incomode aún tanto. Y esto dice mucho a su favor. Lo que es evidente es que en Euskadi aún no saben qué hacer con él.

    ResponderEliminar
  8. ¿Que tal trazar un paralelo Baroja-Pla?

    ResponderEliminar
  9. Me has leído el pensamiento, Luis. Cuando estaba contestando a Cerillo, pensaba en Pla y Cataluña. Pero la incomodidad de algunos caalanes con Pla puedo entenderla (aunque estoy a años luz de compartirla) porque murió hace cuatro días. Ahí está su olímpico desprecio de Pujol, por ejemplo. ¿Pero estar incómodo con Baroja, que intelectualmente pertenece, casi todo él, al siglo XIX?

    ResponderEliminar
  10. Baroja incomoda hoy en día porque todavía andamos con debates del S.XIX ¿no cree?
    En cuanto a Pla, lo que más disfruto de él (aparte de su prosa clara y precisa) es que primero provocaba la llaga y después metía el dedo.

    ResponderEliminar
  11. Arrebatos: Sí, tiene usted razón, aún andamos enzarzados en debates propios del XIX. En cuanto a Pla, a mi me parece uno de los más grandes escritores del siglo XX de todos los países que son y no son. Baroja y Pla tenían una importante virtud: eran tipos raros y lo sabían, por eso nunca se subieron a los minaretes a predicar como profetas. No se postularon como modelos de nada. Su encabronamiento existencial no tomaba partido más que por sí mismo. ¿Y qué más se le puede pedir a un intelectual?

    ResponderEliminar
  12. Saludos don Gregorio,

    estoy tentado de usar la cita de Baroja sobre el patriotismo (VI; yo parezco poco patriota...) Si me pudiera usted decir de dónde procede... Muchas gracias (y le sigo debiendo un café)

    ResponderEliminar
  13. Ferrancab: ¡Me has pillado! Me imagino que se encuentra en sus memorias, pero yo no la he extraçido de allí, sino de un artículo de José Ignacio Gracia Noriega, titulado "El Baroja liberal", que recoge la cita, sin especificar la obra de procedencia:

    José Ignacio Gracia Noriega
    "El Baroja Liberal", en La ilustración liberal, Num. 3
    Jun-Sep 1999.

    ResponderEliminar
  14. Respecto al café... siempre que dejemos claro que nos lo tomaremos por la mala salud de Subal, me encuentro a su completa disposición: Marque usted día, hora y lugar y allí me tendrá.

    ResponderEliminar
  15. Muchas gracias.
    En cuanto a lo del café... casi me sabe mal gozar en exclusiva del placer de su companyia, pero en fin... a mi el lunes por la tarde en la cafetería de la librería Laie (como habiase propuesto anteriormente) me va perfesto. Pero vaya, a disponer...

    ResponderEliminar
  16. Allí estaré a las 17 h, a ser posible (si hay sitio) en alguna de las mesas primeras mesas, las que dan a la escalera.

    ResponderEliminar
  17. Genial! Allí nos encontraremos entonces! Hasta el lunes

    ResponderEliminar

Las águilas no cazan moscas

 I Respuesta de Rémi Brague al periodista que le pregunta cómo logra un estilo tan claro: «El bolígrafo rojo de mi mujer» II Viaje casi relá...