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martes, 29 de abril de 2025

Camino Soria



 

El apagón

 I

Hemos vivido una experiencia cubana: un apagón total. 

II

Una sociedad de tecnodependientes de repente ha descubierto que somos más incapaces para resolver nuestros problemas cotidianos que una persona del siglo XIII. Sin energía eléctrica y sin información lo único que podíamos hacer era esperar. Nuestras prótesis tecnológicas nos han dejado desnudos ante nuestra ineficiencia.

III

Cuando falta información fidedigna, explotan los rumores, y a más rumores, más inquietud. La sensación de vulnerabilidad nos descubre de nuevo que ante la realidad siempre estamos en primera línea.

IV

El dinero contante y sonante me ha permitido comprar en una pastelería una barra de pan y unas pastas. Gracias a ello hemos pasado una tarde bastante dulce.

V

Curiosamente podía recibir mensajes de WhatsApp de Costa Rica, pero no de Barcelona. Sin embargo no podía responder.

jueves, 24 de abril de 2025

Farandulero del Espíritu

 I

Me invitan a una «mesa de expertos en educación» en un foro organizado por un importante medio de comunicación. En la invitación se añade que al acto se le dará la máxima difusión. Con la primera frase ya me siento incómodo. Y la incomodidad va creciendo a medida que voy leyendo. Decido agradecer la invitación, pero dejar bien claro que ese foro no es para mí. No es mi lugar. Añado lo siguiente: «no hay frase en su invitación que no me provoque un sarpullido conceptual, comenzando por la beatísima «ciudadanía mundial» y acabando por las quiméricas «competencias y habilidades híbridas». Si me responden, se lo contaré.

II

Carles Mesa me hace una entrevista muy agradable para Radio nacional. ¡Cómo agradezco las entrevistas de los buenos profesionales! Carles ha buceado en mi vida y ha encontrado detalles de los que hacía mucho tiempo que ni me acordaba. Como suele pasar, los profesionales excelentes ven lo que hacen como algo tan obvio que les parece que no necesitan ninguna felicitación.

III

Ayer fue Sant Jordi y, como correspondía, estuve casi todo el día en el puesto de la editorial Rosamerón. Fue un día de mucha, mucha, mucha gente, un clima magnífico y una cordialidad contagiosa en las caras. 

IV

Recuerdo mi primer Sant Jordi, en 1992. Firmé un solo libro. Había unas entrañables viejecitas que si te veían de brazos cruzados se te acercaban a darte ánimos. Recuerdo muy especialmente a una de ellas y al interrogatorio cordial al que me sometió

- ¿Usted qué hace, escribe también? Veo que no firma... Igual es que no sabe explicarse... Lo que tiene que hacer es comprar uno de esos libros que se venden tanto y aprender... Si no le importa me voy a estar un ratito con usted... ¿Es usted de aquí?

Confieso que esto lo he vivido tal como lo cuento. 

V

Terminé el día de Sant Jordi con una agradable cena en una casa de Collserola, con una vistas majestuosas sobre la ciudad de Barcelona.

VI

Recibo un mail en el que se me trata de «farandulero del Espíritu». Me gusta.

lunes, 21 de abril de 2025

Caminos de la tarde


La placidez de la tarde invitaba a salir de casa, sacudirse la comodidad del sofá y subir a la montaña. Hacía tiempo que no lo hacía. La invitación me ha debido de llegar solo a mí, porque no me he cruzado con nadie en toda la ascensión. Me sentía como el propietario del paisaje, el amo de la tarde. Me he hecho 25.000 pasos.


Las frecuentes lluvias han ablandado el terreno y han permitido que esas humildes flores de los bordes de los caminos, que tanto me gustan, luzcan su esplendor efímero sin complejos. No las cultiva nadie en un invernadero, son el regalo natural de estos parajes. Por otra parte la luz, que caía en diagonal, contribuía a perfilar las cosas y a dar nitidez a la atmósfera.


¿Hay algo más gratificante que un largo paseo por caminos desiertos, sintiendo la tonificante brisa marina en la cara, la ambición de la mirada, el paso a paso que te dirige hacia arriba, mientras el mar es el complemento perfecto del todo? Ya saben que el paisaje, como decía Amiel, es un estado de ánimo. Uno sale a pasear para encontrarse con estados del alma.


No importaba demorarse por cualquier capricho trivial, sentarse un rato a disfrutar del silencio o salir del camino para coger una senda incierta, pero tentadora. La meta estaba clara, pero lo atractivo era postergarla. Había que exprimir la tarde, porque también «vive en los campos Cristo, y goza del cielo libre, y ama la soledad y el sosiego; y en el silencio de todo aquello que pone en alboroto la vida, tiene puesto Él su deleite». Así escribía Fray Luis cuando estaba en la cárcel.


Estas caminatas por las tardes luminosas y apacibles de primavera tienen algo purificador, catártico. Debieran convalidar una confesión. A medida que el cansancio va tomando asiento en las piernas, la cabeza va dejando atrás preocupaciones y se dispone, liviana, a disfrutar de lo que sale al paso.


Arriba, en lo alto de Sant Mateu, me he encontrado con algunos coches, que dejaban al pasar el desprecio de una nube de polvo. Para evitarlos he cogido el camino más largo para el descenso. He llegado a casa despernado y feliz.



 

sábado, 19 de abril de 2025

1579, en Tordehumos

1579. En Tordehumos, pueblo de Valladolid, un lugareño se refugió en la iglesia huyendo de un mercader al que debía dinero. Pero el mercader, interesado en recuperar lo suyo, ideo la manera de sacarlo del lugar sagrado.

Aquel año se decidió en el pueblo representar un Auto de Fe en la fiesta del Santísimo Sacramento. Como el acogido a sagrado era el mejor actor del pueblo, le rogaron que representase a Cristo en la escena del Huerto de los olivos. Le aseguraron que asi iba bien disfrazado, no lo reconocería nadie.

Pero un alguacil, enterado de todo, corrió a contárselo al mercader, asegurándole que él estaba puesto a prenderlo por siete ducados. El actor que representaría a Judas era muy amigo suyo y en el momento del beso traidor, empujaría con fuerza a Cristo, sacándolo del escenario. En ese momento lo podrían detener.

Así se hizo. Pero al recibir el empujón, Cristo le dijo a San Pedro: "Y vos, Pedro, ¿qué decís?" Y apenas lo hubo dicho, Pedro echó mano a una espada y le dio tal golpe al alguacil que había prendido al Cristo, que le abrió la cabeza. Todos acabaron en la cárcel.

Hubo juicio y esta fue la sentencia: «Primeramente mandamos que a Judas, por la traición y maldad, le sean dados seiscientos azotes. Al San Pedro declaramos y damos por buen Apóstol y fiel, y al Cristo damos por libre y que no pague la deuda. Y al mercader que pierda la deuda, y al alguacil que se cure de la dicha herida a su costa».

Amén.

viernes, 18 de abril de 2025

Anclajes

 Sigue estrechándose el cerco: con cada amigo que se muere se suelta un anclaje en el río de Heráclito.

martes, 15 de abril de 2025

La fe del carbonero

 

Esto lo contaba con frecuencia a sus familiares y amigos el grandísimo don Alonso Tostado, obispo de Ávila:


- ¿En qué crees? - le preguntó en una ocasión a un carbonero.

- En el Credo -respondió el carbonero.

- Y en qué más.

- En lo que cree la santa Iglesia Católica.

- ¿Y en qué cree ésta?

- En lo que yo creo.

Por mucho que se empeñó el obispo, no consiguió que el carbonero le respondiera nada distinto de lo anterior. Respondía, además, sin la menor duda o vacilación.

Cuando al sabio obispo le llegó la hora de la muerte un próximo le preguntó en qué creía.

- ¡Como el carbonero, como el carbonero - respondió.



Las flores de mis cerezos

 I


Hace tres años plantamos un par de cerezos en nuestro minúsculo jardín. Les ha costado responder a nuestras expectativas, pero esta primavera, al fin han cumplido con generosidad. Ya sé que las cerezas se las comerán los pájaros, que son aves utilitaristas, pero de la belleza pura, humilde y espléndida de estas flores somos mi mujer y yo los celosos propietarios. 

II
He ido esta mañana al médico que me ha dicho que todos mis análisis han salido perfectos, que todos los indicadores son positivos, que estaba muy bien...
- Doctor -lo he cortado al llegar aquí-, por favor, no añada ahora las palabras fatales.
El hombre se me ha quedado mirando sin comprenderme.
- Quiero decir -le he aclarado- que no añada ahora un «para su edad».
En su mirada he captado que ya tenía estas tres palabras en la boca para lanzármelas al corazón mismo de mi narcisismo.

III
He salido esta tarde a pasear y un joven bien vestido me ha detenido.
- ¡Don Gregorio, qué ganas tengo de hablar largo y tendido con usted!
- Tenemos -le he contestado- toda la eternidad por delante, seguro que encontramos una fecha.
El joven me ha parecido que estaba asustado con el presente y que daba por supuesto que yo compartía sus temores. Pero nos envolvía una luz tan acogedora...
- Mire esta tarde, magnífica, ¿a que bien podría empeorar?
El muchacho ha aceptado que sí.
- Pues nada de lo que puede empeorar está tan mal como parece.

lunes, 14 de abril de 2025

Conversación en la catedral

 I

Ha muerto un grande, Vargas Llosa y las letras hispanas están de luto. Descanse en paz.

II

Recuerdo bien cuando a mis 18 y 19 años descubrí esa bocanada de aire fresco literario que nos llegaba a España desde Hispanoamérica. Cada libro nos garantizaba el descubrimiento de un continente inexplorado. Cuatro chiflados, incultos pedantes, pero que no sabíamos vivir sin leer, los celebrábamos religiosamente porque nos permitían considerarnos iniciados en el mundo de la verdadera literatura. Ha pasado ya mucho tiempo y no he vuelto a leer con aquel arrobo. Allá quedan las mediasluces con las que leíamos La ciudad y los perros, Cien años de soledad, Tres tristes tigres, El recurso del método, Rayuela, Paradiso, Palinuro de México, Terra nostra, etc, etc. Hemos ido enterrando a grandísimos novelistas y con cada uno enterrábamos también, sin ser conscientes de ello, una parte de nuestra hambre. Seguimos necesitados de buenos alimentos, pero ya no sabemos tragar sin masticar, con la voracidad carnívora de un cocodrilo letraherido. Ahora para leer necesitamos mantel, cubiertos, la luz adecuada y notas en los márgenes.


domingo, 13 de abril de 2025

Desconócete a ti mismo

 I

¡Qué impresionante, el Evangelio de hoy! Intenso, subyugador, emocionante... incomprensible en el fondo. ¡En términos estrictamente jurídicos, qué mal defensor fue Jesús de sí mismo! Cualquier abogado de tres al cuarto hubiera hecho un papel mejor.

II

Los filósofos citados más de 10 veces por Mairena son: Aristóteles (11), Nietzsche (11), Sócrates (24), Kant (34) y Platón (40).

Todos ellos son filósofos zetéticos.

III
Conclusiones preliminares de mi última lectura de Mairena:

1. Está en las antípodas de Donoso.

2. Se encuentra en la línea del escepticismo español que inicia Francisco Sánchez (el Escéptico) y llega, en tiempos de Machado, hasta Valera.

3. Si tuviera que resumir en una frase la filosofía de Mairena sería la siguiente: «Desconócete a ti mismo».

sábado, 12 de abril de 2025

Estrechando el cerco

 I

Esto comienza a ponerse monótono. Ayer, en una conversación casual con una persona que vino a visitarme me enteré que mi querido Julián Z. murió el pasado mes de febrero. Sé que tenía amigos y enemigos, pero a mí siempre me trató con cariño. Era mucho más inteligente que yo y, desde luego, me daba mil vueltas con su capacidad de planear sobre el mundo. Gracias a él conocí en el Club Matador de Madrid al torero Padilla y el 14 de octubre del 2015 cené con Kim Phuc, "la niña del napalm". Gracias a él participé en proyectos quiméricos, como el del Club Atlántico, que acabaron en nada pero nos proporcionaron muy buenos ratos de conversación. Gracias a él cuando iba a Madrid sabía que tenía a alguien a quien llamar. 

II

La muerte va estrechando su cerco.

III

Es este un buen momento para recordar «La importancia de vivir», del filósofo Lin Yutang. Nos quedan nuestros libros, fieles compañeros de viaje hasta que la muerte o la desmemoria nos arroje al olvido. 

IV

Me llega el último número de la magnífica revista Turia, que le dedica un soberbio homenaje a Juan Benet. Pero lo que a mí más me ha llamado la atención ha sido un artículo de José Luis Pardo, titulado «Deleuze después de Deleuze», una pequeña joya. Admiro a Pardo, por su inteligencia y esa manera de estar en el mundo, tímida y como apartada, pero que le proporciona una perspectiva singular sobre las cosas. Ve más cosas que nadie.

jueves, 10 de abril de 2025

Mairena se escabulle

 I

Sigo con la lectura, muy lenta, de Juan de Mairena, porque a Machado hay que leerlo a ritmo de paseo peripatético. Si lo lees rápido, pierdes el paso. Un ejemplo: Todos conocemos que Mairena sostiene que «la verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero». Pero Mairena no se detiene aquí, sino que añade las respuestas de Agamenón y el porquero, que son estas:

Agamenón: Conforme.

El porquero: No me convence.

Aquí hay mucha miga.

II

He decidido intentar entender a Mairena por sí mismo, es decir, a partir de sus propias palabras, dejando aparte la sombra de Machado. El problema es que Mairena habla mucho, pero no directamente. Siempre está amparado por un "dice Mairena" y quien dice que dice, no es Mairena. Este juego de decires es, ciertamente, machadiano, con lo cual el profesor de gimnástica y retórica que es Mairena se nos escapa. Pero hay que captarlo en su escabullirse. Como ocurre con Sócrates en los diálogos de Platón.

III

No parece casual que Sócrates y Platón sean, con mucha diferencia, los filósofos más citados por Mairena.

IV

"Que Dios nos libre de los dioses apócrifos". Clama Mairena, pero no nos dice a que Dios dirige su deseo.

miércoles, 9 de abril de 2025

Los filósofos y el amor

I
Ayer en la librería Alibri, antigua Herder y, según me aseguró el nuevo propietario, también futura Herder, Juan Claudio Ramón presentó un libro que ha traducido, Los filósofos y el amor, con el capote de Andreu Jaume. Porque la amistad tiene estas cosas, acabé entre ellos, para recordar que la función principal del amor es hacernos soportables las tardes de los domingos (ocurrencia que tomé prestada de Cioran). En primera fila, echándonos rayos de luz, estaba María Campos, la editora. Todo estuvo bien y cuando las cosas fluyen bien uno tacha el día vivido sin pena de que se vaya. Ha estado bien vivido.

II

Decía Juan Claudio Ramon que los españoles, que leemos a Montaigne traducido al español moderno, entendemos los Ensayos mejor que los franceses, que no los traducen. Y quizás, pensé yo, los norteamericanos hayan entendido a Gracián mejor que nosotros. ¿Pero lo que se entiende traducido, se entiende? Dejé ir la sospecha de que la literatura, si es buena, es intraducible. ¿Es traducible García Lorca? ¿Y Quevedo?

III

Tarde amable en Manresa. A la vuelta, Montserrat, recortando su caprichosa orografía nítidamente contra un cielo azul marino, a contraluz, navegando sobre los campos de trigo de un verde fresco,  nuevo y brillante. Solo por pararse a ver su maravilla hubiese merecido la pena el viaje. Otro buen día.

IV

Vuelvo por tercera vez a Juan de Mairena y ahora creo que comienzo a entenderlo. Mejor: comienzo a tener sospechas con fundamento. Mairena es un cínico (en el sentido del cinismo griego) que por miedo al cinismo, que nada sabe de filantropía, se hace escéptico, pero pretende que sus alumnos no sean ni una cosa ni otra, que sena solo zetéticos, buscadores, indagadores, husmeadores de la verdad. ¿De qué verdad? De la verdad de la vída como búsqueda.

V

Andreu Jaume observó que Heidegger apenas utiliza la palabra amor en Ser y tiempo. Según mis cuentas, solo una y en una nota a pie de página que trata de las relaciones del hombre con Dios. Heidegger no parece tener duda de que la angustia es un estado de ánimo más radical que el del enamoramiento, pero nunca razona por qué. En cualquier caso, la prioridad por la angustia marcó durante décadas el devenir de la filosofía europea continental. ¿Pero es evidente que la angustia nos sitúe ante la autenticidad de manera más radical que el amor?

domingo, 6 de abril de 2025

Hemos llegado a un punto...

I
Le digo al médico de la Seguridad Social que tengo una pérdida auditiva del 40%. Me contesta que eso no es nada. Que la mayor parte de la gente de mi edad está peor. ¡Misérrimo consuelo!

II

Ayer por la noche, viendo en la tele Mississippi Burning, con un excelente Gene Hackman me vino de repente a la memoria una frase de Indiana Jones en La calavera de cristal: «Hemos llegado a un punto en el que la vida ha dejado de darnos cosas para empezar a quitárnoslas".

III

Hoy, en La Vanguardia:




viernes, 4 de abril de 2025

Nosotros, los mediocres.

 I

Días de ajetreo y amistad, de descubrimientos y reencuentros; de viejos y de nuevos amigos... incluso de algún amigo a punto de estrenar. Mientras tanto en España llueve. Fui a Alicante y llovía; llegué a Sevilla y estaba lloviendo; la dejé y seguía lloviendo. Pasé por Zaragoza, y no paraba de llover. ¡Pero qué espectáculo cruzar Sierra Morena en esta incipiente primavera. Se notaba la tierra empapada de agua, que  dejaba la que le sobraba de reserva en la superficie, formando numerosos pequeños lagos. Esta primavera será espectacular.

II

El miércoles 2 me publicaron este artículo en la "tercera" de ABC, y yo, obviamente, tan contento.

III

Pasé por Zaragoza a hablar de «El extraño caso de las rodillas impolutas de los niños» y me explayé defendiendo la necesidad que tienen los niños de juego libre y arriesgado.

IV

Esta mañana, médicos. Y estando en la sala de espera me ha llegado una invitación para participar como jurado en una especie de festival cinematográfico en torno a las emociones.

V

Esto le he escrito a la persona (por otra parte gran profesional y buen amigo) que me ha invitado: 

«Estoy harto de los discursos sobre salud mental y emocional. Los considero el mal del que se creen cura. Estoy totalmente en contra de la psicologización emotivista de la infancia. El mundo se ha llenado de terapeutas, mistagogos, coaches, sanadores, vendedores de crecimiento personal, psicólogos positivos, abraza-árboles y afines. Hemos entrado de lleno en la cultura del sentimiento del propio sentimiento, es decir, del narcisismo herido. Nadie se evalúa por sus acciones, sino por las emociones que siente cuando actúa en el teatro de su autoestima. Freud resumía esta nueva situación con la historia de un joven que habiendo matado a su padre y a su madre, se dirigió al juez cuando éste se retiraba para dictar sentencia, con estas palabras: «Señor juez, no olvide que soy un pobre huérfano».

Estoy harto del uso y abuso del término «emocional» y del consiguiente estímulo de la incontinencia emocional. En nombre de la salud mental y emocional estamos huyendo constante de todo lo que nos resulta ingrato. Estamos sometiendo a la infancia a una “narrativa” de enfermedades y malestares que acaba haciendo atractivo el propio malestar. Si no estás frustrado por algo, no eres nadie. Ya no hay niños traviesos. Todo comportamiento infantil ha sido traducido al lenguaje terapéutico, corriendo los riesgos inherentes a las profecías autocumplidas. La expansión del diagnóstico clínico nos está invitando a sentirnos mal, hasta el punto de que sentirse mal se ha convertido en un ingrediente imprescindible de la identidad de muchas personas.

Volviendo a Freud, deberíamos recordar lo que consideraba prudente esperar del psicoanálisis: la transformación de un miserable neurótico en un infeliz banal.

Yo aspiro a que mis iguales, los infelices banales, nos reconciliemos con los malestares inherentes al hecho de estar vivos y a que amemos cada vez más nuestras heridas triviales. Nosotros, los mediocres, debemos amar nuestras mediocridad y no permitir que nadie nos la cure.

Tiempo al tiempo

El deseo de echar paladas de tiempo al tiempo, enterrarlo bien hondo, para que no duela; que entre el tiempo y mi tiempo haya tiempo suficie...