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martes, 5 de noviembre de 2013

En algo estoy de acuerdo con Zizek...

... sólo se puede ser ateo a través del cristianismo.



Mi duda es si el nombre adecuado del ateo no es, entonces, poscristiano.

lunes, 14 de enero de 2013

A propósito de "Nietzsche contra Wagner".

A diferencia de no pocos nietzscheanos, Nietzsche, el gran Nietzsche, sabía que era más fácil ser nihilista de tertulia que vivir de manera nihilista. Creo que incluso intuyó que cierta forma edulcorada de nihilismo podría ser muy bien recibida, como una pose estética de moda, por las gentes deseosas de estar al día, de ser personas de su tiempo. Es en lo que estamos. En esta tentación uno cae fácilmente, con frecuencia, y tan contento, resbalándose cómodamente por el sentido común. Creo que Nietzsche vería en el refugio estético moderno en el nihilismo de café un síntoma morboso, una enfermedad. Él siempre estuvo atento a esa forma tan humana de enfermedad que se pone de manifiesto en cuanto comenzamos a ponernos las cosas fáciles, buscando alivios existenciales contra el dolor de nuestra propia memoria.

La cuestión que le preocupa a Nietzsche es la de si hay alguna manera de vivir sinceramente el nihilismo que no oponga un no a la vida. Me parece que esta es, exactamente, la cuestión más candente, pero no de la actualidad, sino de cualquier tiempo.

La filosofía de Nietzsche presenta una analogía importante con los evangelios -o, al menos, creo que puede entenderse a partir de esa analogía-. Lo importante no es la muerte, sino la resurrección. La muerte es el resultado del esfuerzo destructor de Zaratustra: el paisaje desolado que queda tras el descubrimiento de la ausencia de fundamento. La resurrección es la afirmación de la vida más allá del ejercicio destructor. La resurrrección es la obra del Nietzsche constructor, del Nietzsche poeta, del Nietzsche que acepta su enfermedad como afirmación de la tristeza, de lo profundo, de la vida.

La filosofía del Nietzsche resucitado sabe que la vida es una enfermedad, un problema, una tristeza, pero, sin embargo, rehúye todo lo sombrío, porque la vida es una enfermedad, un problema, una tristeza que hay que amar, como amamos -dice él- a una mujer que nos hace dudar.

Hay que morir, pues, para regresar de los abismos, incluso de los abismos de la gran sospecha, como un renacido, con una segunda piel, un paladar más delicado y una actitud más jovial (las imágenes son de Nietzsche contra Wagner). El nihilista auténtico es el hombre que resucita como artista.

El nihilista conoce bien la oscuridad de la muerte, pero se cuida mucho de traer esa oscuridad a la superficie para ocultar con ella la luz del sol. La jovialidad del resucitado es incompatible con el mal gusto de los que a rajatabla, a cualquier precio, buscan la verdad. La probidad intelectual, "esa locura juvenil del amor a la verdad",  es una fe que no puede compartir el resucitado, porque sabe que siempre hay otro velo bajo los velos de Maya, porque Maya es, exactamente, un desvelo.

El resucitado comprende la suerficie de las cosas. Es superficial, porque ha regresado a la superficie y venera, como los artistas, las formas que se despliegan bajo la luz. Por eso Nietzsche amaba solamente la música que le ayudaba a andar.

viernes, 13 de julio de 2007

Sobre Nietzsche

Maurice Boudot: “Nietzsche ha devenido una palabra mágica, una manera, para pensadores impotentes, de injertarse ‘textículos’ de mono”

sábado, 17 de marzo de 2007

“Las fotitos extremeñas”

Sin que sirva de precedente, voy a reproducir la última parte del artículo que suscribe Juan Manuel de Prada en el ABC de hoy con el título de “Las fotitos extremeñas”. Casi estoy completamente de acuerdo con él:

Me gustaría, por último, hacer una consideración sobre la «función provocadora» del arte. El autor de esas fotitos extremeñas, como tantos otros artistas de pacotilla, ha querido posar ante la galería de trasgresor, de «agente provocador» que desafía un tabú social y se expone paladinamente al oprobio. Pero para que exista verdadero tabú es requisito previo imprescindible que exista una estructura de poder efectivo que lo sostenga y castigue severamente sus infracciones; para que exista verdadera provocación, el artista debe desafiar tal estructura y someterse a su castigo. En nuestra época, vituperar los dogmas cristianos no constituye una infracción de ningún tabú, sino por el contrario una manera de asegurarse el aplauso del pensamiento dominante, un recurso facilón para colgarse medallitas y llenarse los bolsillos. Decía Chesterton que la única herejía que nuestra época no admite es la ortodoxia; y que, por tanto, la única forma de provocación verdadera en una sociedad que ha extraviado el concepto de lo sagrado consiste en volver a hacérselo presente otra vez, escandalosamente presente, sin rebozo ni titubeos. Profanar lo sagrado está al alcance de cualquier pelagatos con afán de notoriedad; exaltar lo sagrado sólo está al alcance del verdadero artista, que es el que está dispuesto a escandalizar al pensamiento dominante y a arder en las llamas de los modernos tribunales de la inquisición, que no son precisamente los de antaño.

miércoles, 14 de marzo de 2007

¿Un desgraciado perverso?

Me imagino que estáis al tanto de la polvareda levantada por la publicación de una obra presuntamente artística subvencionada por la Junta de Extremadura con imágenes clarisimamente provocadoras para una sensibilidad cristiana.

El artista, un tal Jam Montoya, explica de esta manera el sentido de su obra ("Sanctorum, 1997"):

“Para la realización de estas imágenes el autor recurre a la paráfrasis, a la reutilización de imágenes religiosas de la iconografía clásica, dotándolas de un nuevo sentido e intencionalidad claramente transgresiva y procurando una inversión en su significado más profundo. Exalta la sexualidad como faceta inherente al ser humano independiente de cualquier creencia o religión. El sexo es la vida y está inscrito en nuestra naturaleza, a pesar de que la religión católica esté obsesionada por negarlo”.

Para apoyar teóricamente su propuesta, Jam Montoya se parapeta tras una cita de Otto Mühl, representante del llamado “accionismo vienés”, movimiento que conoció los fervores de la vanguardia hace cincuenta años. La cita de Mühl es la siguiente:

“El artista es el desgraciado que se ha vuelto perverso. En esta perversidad se halla el camino de la redención de la sociedad: las estéticas de la burla, la obscenidad y el pozo negro son los caminos morales contra la conformidad, el materialismo y la ignorancia.”

Tengo mis dudas sobre si lo que hace Montoya tiene algo que ver con el accionismo. Así, a primera vista, más parece retroaccionismo de escaparate subvencionado, pero quizás no esté yo bien informado para juzgarlo. Por eso me ayudaría mucho a formarme una opinión cabal sobre su obra si en los próximos días Jam Montoya nos sorprende con una muestra de coherencia y aplica sus teorías artísticas al Islam. Quizás consiga una subvención en algún emirato. En principio no veo por qué un artista desgraciado que se ha vuelto perverso habría de tener más respeto por los faldones de un ayatolá que de un obispo.

Añado (8:42) un enlace a una entrevista con el artista.

domingo, 18 de febrero de 2007

Paestums fríos y cervezas dóricas

A la Maga, que a veces se asoma por estas páginas, la ha atropellado un coche en Madrid a la salida de un cine. A ella y a su marido, que se ha llevado la peor parte. Pero me preocupa, a pesar de todo, un poco más la Maga porque hace unos años decidimos liberarnos del fatalismo de la genética y declararnos hermanos por gracia de nuestra mutua voluntad. Y si mi madre decía que "la sangre no es agua", pues yo digo que la voluntad tampoco, y con más motivo. Va y por culpa de un conductor enloquecido que circulaba a toda pastilla contra dirección, por pocas me quedo sin hermana voluntaria. Habían ido a Madrid, a darse una vuelta por Arco. Y han acabado en urgencias de un hospital. Y no quiero hacer bromas fáciles sobre similitudes y diferencias entre los dos ámbitos.

Respecto Arco y al arte que allí se muestra, y que he podido entrever (evidentemente de manera muy sesgada) por la tele y las revistas, una pregunta:

¿Por qué el templo dórico de Paestum es más hermoso que un vaso de cerveza fría?
No, lamentablemente la frase no es mía, sino del gran Somerset Maugham, que sostiene que "nadie ha podido explicar nunca por qué el templo dórico de Paestum es más hermoso que un vaso de cerveza fría" (Cakes and Ale).

jueves, 1 de febrero de 2007

Por qué voy a tener la luz encendida

Basta echar un vistazo al calendario para darse cuenta de que el viejo santoral está siendo sustituido por una sucesión creciente de días internacionales dedicados a las más diversas y magnánimas causas. No hemos hecho más que dejar atrás el Día escolar de la paz y la no violencia y ya se anuncian el de la Lengua Materna (21 de febrero) y la avalancha de marzo (día de las Naciones Unidas para los derechos de la mujer y la paz internacional; día internacional de la eliminación de la discriminación racial; semana de solidaridad con los pueblos que luchan contra el racismo, etc.). A este calendario hay que añadir la emergencia más o menos espontánea de jornadas de “concienciación”, como la del apagón convocado por diferentes organizaciones ecologistas para esta tarde.

Hay en todas estas campañas –además de la evidente buena fe que las promueve- un componente que me parece, más que bueno o malo, inevitable: la necesidad de constatar ante la propia conciencia (que es la mirada del otro interiorizada) que nos hallamos en el lado bueno de la humanidad. Desde Platón sabemos que el hombre no sabe vivir sin sentirse orientado hacia el Bien. Tradicionalmente esta orientación la proporcionaba la propia comunidad política, que a cambio exigía del ciudadano su predisposición a soportar, incluso con la propia vida, la continuidad histórica del ámbito de copertenencia que lo había acogido. Formaba parte del sentido común la conciencia de que nada recibido de la comunidad podía ser gratis, porque ésta no hacía más que redistribuir lo que cada ciudadano ponía a su servicio.

Las cosas han ido cambiando a medida que se ha ido confundiendo el derecho ciudadano y el capricho del individuo. Si el ciudadano sabe que no hay derecho sin el correspondiente deber, el individuo, carente de toda conciencia de deuda hacia su comunidad de acogida, se considera no sólo propietario de todos sus caprichos, sino, sobre todo, perplejo si alguien pone en cuestión la legitimidad de sus pretensiones.

Para el Credo de la religión laica imperante, el poder es evidentemente malo, mientras que la espontaneidad individual y, sobre todo, la espontaneidad rebelde, es siempre buena. Por lo tanto, los medios que fomentan la espontaneidad no mediatizada por institución alguna, son los más democráticos (mensajes por teléfonos móviles, Internet, etc.). Lo paradójico es que los poderes públicos, como si para hacer creíble que son públicos tuvieran que renunciar a la representación de su poder, se apunten tan alegremente a las protestas de la espontaneidad inocente. Tanto la ministra Cristina Narbona como la Generalitat y los ayuntamientos catalanes han apoyado con entusiasmo el apagón de esta tarde, sin, por lo que parece, pararse a pensar que ese filantrópico gesto ecologista, tan romántico y desprendido, podía estar echando un pulso a la infraestructura energética del país.

Hay elementos para sospechar que el discurso político de la responsabilidad está siendo barrido por el discurso antipolítico del narcisismo del gesto. Es antipolítico porque nos exime del compromiso con la gestión directa de lo concreto mientras estimula el derecho al pataleo del ciudadano con la complicidad de los poderes públicos. Pero si ignoramos la necesidad de acompañar las reivindicaciones justas con renuncias necesarias, estamos educándonos a nosotros mismos y a nuestros hijos en la irresponsabilidad política. Por ello quizás debiéramos atrevernos a convocar el día internacional de la bondad irresponsable. Su objetivo, evidentemente, sería, simple y llanamente, el de animarnos a nosotros mismos a llamar a las cosas por su nombre.

La Novia del viento

Los medios han recogido con profusión el balance de la última campaña de excavaciones en los yacimientos de la burgalesa sierra de Atapuerca...