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domingo, 7 de octubre de 2007

Melancolías de la luna de octubre

Tengo ya leídos y subrayados los pasajes marineros de “Familia, infancia y juventud” de Pío Baroja, diversos cuentos suyos de tema marino, un pequeño ensayo que tituló “El mar en la literatura” y, por supuesto, su tetralogía: “Las inquietudes de Santi Andía”, “El laberinto de las sirenas”, “Los pilotos de altura” y “La estrella del capitán Chimista”. Ahora mismo he acabado “Barojarrak eta Itsasoa” (en edición bilingüe) y me espera, como punto final, el ensayo que me recomendó La Maga, “Pío Baroja y las novelas del mar”, de Haydee Rivera. Tengo que hablar el día 16 en la entrega del “Premio Nostromo” sobre “Baroja y el mar”. Mi intención es comparar el mar barojiano con los de Pla o Ruyra. Ya veremos lo que sale.

¿Sabéis lo que más me ha impresionado de todo lo leído? Curiosamente, tres versos de Ignacio Aldecoa con los que he topado, en “Barojarrak eta Itsasoa”, justo después de acabar con Chimista:

El corazón, amigo, es ya pequeño
Para este eterno juego de los puertos:
Pasar y ver pasar.

No me imaginaba yo –que con frecuencia me jacto de practicar la teoría de la belleza transeúnte- que el corazón pudiera encogerse tanto que ya no le cupiera lo que cabe en la mirada. Estos tres versos me han obligado a darme cuenta, como un directo a mi conciencia ingenua, de una enfermedad del alma para la cual quizás nadie esté vacunado. ¿Y si me aguarda al acecho, detrás de una esquina trivial, ese monstruo desapasionado de la mirada inerte? ¿Para qué salir a la calle si el mundo no sabe a nada?

7 comentarios:

  1. Nada, nada, a la mirada inerte no hay que darle ni la hora! Usted a lo suyo, con el alma en tensión.

    Gracias por el link y por el comentario.

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  2. Esperaré con impaciencia la transcripción de esas comparaciones marítimo-literarias...

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  3. Qué lástima no poder asistir a esa conferencia. Suele gustarme mucho lo que aquí capto. Pero yo dependo de la mirada para Sentir.

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  4. La mirada inerte de la que habla recibe el nombre de "aplanamiento emocional" de parte de esos aplanadores llamados psiq...

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  5. Sobre la última pregunta, de forma inevitable, los años quitan sabor a la vida, y quizá sea mejor así, no sabrá tan mal marcharse.

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  6. Quizás, entonces, sea cierto que la naturaleza no hace nada en vano... ya había descreído de esta rotunda afirmación aristotélica.

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