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domingo, 21 de octubre de 2007

Postales filosóficas: Heidegger

Con este martillazo en el cincel concluye Karl Löwith su retrato de Martín Heidegger:
"Tenía la cara ascética, dura y afilada, de un sacerdote en su lecho de muerte."
Respecto a la descripción psicológica, resalto dos apuntes:
1. "Era un hombre pequeño y oscuro que hacía desaparecer ante sus oyentes por arte de magia lo que les acababa de mostrar. La técnica de su discurso levantaba una construcción sobre ideas que luego procedía a desmontar para colocar al oyente ante el problema y dejarlo en el vacío. Sus artes de persuasión tuvieron a veces graves consecuencias: atraía con más facilidad a las personalidades más psicopáticas y una estudiante llegó a suicidarse tras tres años de conjeturas."

2. "Si durante la conversación se le obligaba a mostrar una mirada directa su expresión se volvía cerrada e insegura, ya que le estaba vedada toda naturalidad en su contacto con los demás."

Karl Löwith,
Mi vida en Alemania antes y después de 1933.

8 comentarios:

  1. ¿Lowith no explica como se compadece que un hombre tan tímido tenga cierto éxito entre el sector femenino? ¿O también dice que Arendt es "psicopática?

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  2. Si encuentro algo sobre eso, no dude que se lo contaré. Aún voy en la página 72 de las 183 que tiene el libro.

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  3. ¿La fascinación? ¿Una profunda timidez construida sobre la pasión? ¿Hubiera sido el mismo Heideger sin su mujer al lado, carecelera? ¿Y fuera de Alemania, con todo ese movimiento de afirmación que le sedujo tanto y del que se alejó con tanta inseguridad? A mi se me antoja un hombre de tremendos complejos, inseguridades, conocedor de su capacidad de seducción, amante de si mismo, o de su pensamiento.

    Al final de toda reflexión flota siempre, para mi, una pregunta: ¿este hombre en USA, hubiera tenido ese trasunto genial, rompedor, innovador? ¿Cómo cinseguiría victimarse de la misma manera?

    Por cierto, Luri, avanzo por la Incerta Gloria con sentimientos encontrados y siempre fervorosos. Repentinamente he caido en la cuenta de que Lluis tiene en la novela, un año menos que mi padre.

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  4. Luis: Löwith tiene a Heidegger como un producto -todo lo profundo que se quiera- de la Alemania de entreguerras. Y apunta también hacia esos complejos.

    Respecto a "Incerta glòria", tus palabras expresan perfectamente lo que sentí yo: "sentimientos encontrados y siempre fervorosos". Es así. Gracias a Dios (al dios Crono, especialmente) estamos en condiciones de disfrutar incluso de aquello que no compartimos.
    Hay momentos en que le daría una colleja a Lluis (el deseo no hizo sino incrementarse en mi al leer su correspondencia), pero por encima, muy por encima de mis desacuerdos, está el hecho en sí de la novela: su magia, su escritura, la valentía de la perspectiva, etc. Es una gran novela a la que hace 25 años hubiese condenado, sin contemplaciones ni medias tintas, por pequeñoburguesa. Hay páginas que por sí solas salvan a la novela de todos los peros que le pueda poner.

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  5. Crecí viendo en la biblioteca de mi padre "Incerta Glòria". Me daba muchísimo respeto, no sé porqué, quizás por la edición austera de aquel entonces, o porque todo lo que estaba relacionado con mi padre me daba respeto. Después re varias visitas por su bitácora y habiendo en todas ellas tropezado con esta obra, siento deseos de leerla.
    Saludos

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  6. Adso: Le aseguro que no necesitará la ayuda de su maestro Guillermo de Baskerville para descifrarla.
    Ya me dirá usted qué le parece cuando entre en faena.

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