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viernes, 26 de julio de 2024

Abusos

 I

Estoy profundamente asqueado con los datos del informe que han hecho público los jesuitas de Cataluña. Han identificado al menos 145 víctimas de abusos sexuales cometidos en centros educativos por parte de 44 agresores desde 1948 a la actualidad. El mismo informe admite que "estas 145 víctimas no son el total de las víctimas". Yo estuve ingresado en un internado capuchino de los 11 a los 16 años y nunca percibí el más mínimo indicio de que pudieran tener lugar abusos de este tipo, lo cual aumenta mi desconcierto.  

II

Ha llegado la hora de preguntarse si estos hechos obedecen a conductas más o menos desquiciadas de unos cuantos adultos pervertidos o si el hecho de que esos adultos sean tantos no dice alguna cosa de más calado sobre algún tipo de perversión interna en la misma Iglesia.

III

No puedo dejar de pensar en los culpables y en los inocentes a los que la conducta de tantos culpables somete a una sombra de sospecha porque también se puede pecar por  omisión.

IV

La perplejidad y el desconcierto bien visible en la Iglesia ante la continua aparición de hechos de este tipo no puede limitarse a pedir perdón a las víctimas e indemnizarlas con una cantidad de dinero. Eso es imprescindible, pero no es suficiente. La Iglesia necesita abrirse en canal y ganarse la transparencia que le puede garantizar un futuro.

V

A veces siento que formo parte del último grupo de cristianos europeos, que camina, desorientado, hacia su merecido ocaso y entonces me digo a mí mismo que yo también soy víctima de los desalmados.

VI

Tras escribir lo anterior he salido a hacer la compra. Esta noche tenemos invitados. Y dándole vueltas al asunto he pensado en los justos. No sé cuantos serán. Pero si solo hubiera uno, merecería nuestro reconocimiento.


jueves, 25 de julio de 2024

Los trabajos y los días

 I

Día complejo en el que Caridad Mercader ha vuelto a asomar su cabeza. Un dibujante de cómic está dibujando su historia y me pide una ayuda que muy gratamente estoy dispuesto a darle. Una televisión hispana de Florida quiere... ya veremos el qué. Cuando se concrete, os lo diré.

II

Intercambios de mensajes con Bolivia, Perú, Costa Rica. Todo bien excepto lo que va... digamos que de manera progresivamente más preocupante, porque la buena voluntad, cuando no está bien informada, te puede meter en líos considerables. Muy considerables. Tengo que ser, por ahora, discreto.

III

Parece que mi nuevo libro, Prohibido repetir, está despertando un interés notable. Una editorial barcelonesa quiere publicarlo en catalán y distintos medios se han puesto ya en contacto conmigo para que les conceda entrevistas. Sin embargo, si les soy sincero, he de confesarles que estoy un poco cansado del mundo educativo. Hay modas que se imponen por encima de todo criterio racional porque en educación lo que suena bonito suele considerarse verdadero. 

IV

Definitivamente, a las 5:00 de la mañana comienza la hora más lujuriosa del día.

miércoles, 24 de julio de 2024

Lo que vemos es lo que nos mira

 I

He decidido hablar lo menos posible de política en las redes sociales. No es que no me interese la política.  Es que, simplemente, quiero poner acentos en aspectos aparentemente mínimos de mi realidad cotidiana. Son muchas las veces que me apetece mucho lanzar un exabrupto contra alguien. Pero el silencio y el arte de distribuir prioridades tiene también sus pequeñas lujurias. 

II

Uno de los posibles ejercicios de la libertad es el de elegir, en la medida de lo posible, aquello a lo que quieres dar relevancia de tu entorno. Todo nos afecta pero es posible decidir tu grado de afectación relativa. La libertad es también la capacidad de subrayar lo irrelevante para traerlo a primer plano. Por ejemplo, levantarme a las cinco de la mañana, abrir la ventana de par en par, dejar que el frescor de la madrugada te inunde mientras cumplo con el deber autoimpuesto del «nulla dies sine linea».

III

O la cena de ayer: una ensalada de tomate con anchoas, cebolla, nueces y un buen vaso de vino.

IV

O el paseo por la playa notando cómo tus pues se hunden en la arena mientras las olas chocan contra ellos.

V

O esa belleza transeúnte para la cual ya eres completamente invisible. El verano también tiene sus dolores.

VI

En una ocasión di una conferencia que se titulaba «Lo que vemos es lo que nos mira». Creo que no me expliqué bien, porque lo que vi en el auditorio era un general desconcierto. Hoy me reafirmo: lo que vemos es lo que nos mira. Y lo que no nos mira, aquello para lo que somos invisibles, aquello que nos ningunea de la manera más espontánea, lo vemos empapados de una inevitable melancolía. No se hundirá el mundo por ello.  Ni tan siquiera merece un gesto de decepción por nuestra parte. Pero es la aparente dignidad con que llevamos nuestra invisibilidad la que nos traiciona.

martes, 23 de julio de 2024

Intelectuales y sexo

 I
Hay hombres y hay mujeres y el criterio de demarcación es la cucaracha.

II

Hablo con alguien que se duele de haber conocido a las puertas de sus sesenta años a Jean-Claude Michéa. 

- Michéa -le digo- es, además del intelectual más leído de todos los mundos posibles, un hombre de izquierdas al que la izquierda francesa no perdona su crítica de la «religión progresista».

- Quizás los hombros de mis gigantes -me contesta- no eran tal altos cono yo pensaba, por estar abducidos por esa religión.

- Entiendo y comparto tus sentimientos, pero nunca es tarde para comenzar a practicar un pensamiento cuyas conclusiones no vengan ya predeterminadas moralmente en sus premisas. ¡Qué difícil es pensar sin miedo a hacernos daño! Pero hay que estar alerta con el pensamiento balsámico, tan traicionero y tan reconfortante. 

III

Entre las cinco y las siete de la mañana: estas son las mejores horas del verano. Pongo mi sofá junto a la ventana abierta de par en par y me siento a leer o a escribir. Aún tardarán a anunciarse los mails.

IV

Comienzo a escribir mi artículo para el ARA del sábado. Primera frase: «Aldous Huxley decía que un intelectual es alguien que ha descubierto algo más interesante que el sexo». Vamos bien. 

lunes, 22 de julio de 2024

Ordenar las cosas

 I

Si comienzas el día con una llamada de Jorge Freire, ya casi lo has amortizado.

II

Hoy vuelve mi mujer y tengo que recoger la casa: ordenar las cosas, fregar los platos, regar las plantas... y hacer mi media cama, porque su lado está intacto.

III

Las de ideas brillantes que se me ocurren cuando estoy lejos de un teclado y ante el teclado se espantan y se van y no hay manera de darles caza.

domingo, 21 de julio de 2024

De repente, Godoy

 I

De repente se hace la oscuridad y rompe a llover con fuerza. La casa se me inunda de aromas a tierra mojada y una brisa vivificante recorre las habitaciones. Hay fenómenos naturales, como el fuego o la lluvia que tienen un poder de sugestión enorme. Algo de mí es permanentemente un niño con la cara aplastada contra el cristal de la ventana viendo llover, escuchando el tamborileo de las gotas de lluvia al explotar contra el suelo y esperando que al salir de casa haya charcos en los que poder chapotear con unas katiuskas nuevas. Algo de mí es un niño fascinado por el chisporroteo de la madera al ser consumida por las llamas de la chimenea. Se debilita el ritmo. Clarea un poco. La brisa permanece.

II

Ayer por la noche acabé Godoy. El hombre y el político, un gran libro de historia, a la altura de lo mejor de Carlos Seco Serrano. He tenido que rehacer no pocos prejuicios que venía arrastrando sin saber que eran moneda falsa. ¿Pero cómo se formaron en mí esos prejuicios que con tanta fidelidad me han venido acompañando? Sin duda, en la escuela. Guardo muchos recuerdos de mi vida escolar. Estaba fascinado por la Historia Sagrada, pero también por la historia nacional y sus buenos gloriosos y sus malos felones. Para mí todo lo que decían mis maestros era verdad indudables. Tardé mucho en darme cuenta de que he crecido empapado de su ignorancia. Nadie me insinuó que Godoy es un personaje dramático de primer orden, además de un convencido ilustrado que, después de haberlo sido todo, llegó a las puertas de sus ochenta años viviendo en una buhardilla mísera en París, pero siempre enamorado de su Pepita Tudó. 

III

Mesonero Romanos visitó a Godoy en París. Asegura que solía ir a sentarse en los jardines del Palais Royal y se entretenía con los niños que jugaban por allí, a los que prestaba su bastón para cabalgar. Los niños lo conocían como monsieur Manuel.

IV

Empiezo, con voracidad, la Historia anecdótica y secreta de la Cortes de Carlos IV, de Ildefonso Antonio Bermejo, publicado en 1900. Encuentro en estos libros antiguos una voluntad de estilo y una conciencia narrativa muy viva, en la que saben integrar con naturalidad la anécdota y la categoría. A diferencia de la mayoría de libros actuales de historia, estos libros antiguos consiguen hacerte vivir unos días en intimidad con los protagonistas de la historia.

V

Ha dejado de llover, de repente. Pero el cielo sigue pesado, gris, bajo. Y la luz, mortecina, parece sugerir que habrá nuevos chaparrones.

sábado, 20 de julio de 2024

Los dioses, por el suelo

 I


He vuelto a ver La caída de los dioses y he tenido que hacer un considerable esfuerzo para llegar al final. Me ha parecido un derroche creativo al servicio de una idea que hoy me parece esquemática, presuntuosa, pretenciosa, ramplona, sesgada, simple, panfletaria. ¿He envejecido yo, ha envejecido esta película o hemos envejecido los dos? Pero recuerdo que fuimos a verla -en Pamplona- con la seguridad de que íbamos a asistir a una obra de arte inmortal y, aunque a decir verdad, salí un tanto aburrido, cargué sobre mi bisoñez las culpas de mi aburrimiento. No acababa de entender los elogios que le dirigían los entendidos que nos acompañaban. Pero yo, desde luego, no estaba entre los entendidos.

II

Tuve que vérmelas hace unos días con una crítica de arte. Creo que la sofística ha encontrado en este gremio su cobijo en el presente. Es difícil saber, bajo el chaparrón de pomposidades de significado elusivo qué demonios quieren decir cuando hablan de arte moderno. 

III

Calor. Porque no había otro remedio he tenido que recorrer un par de quilómetros a pie en una ciudad hirviendo. Tanto sol mata la luz.

IV

Sobre la exageración como carácter nacional: pensaba esta mañana en esa expresión tan nuestra:«Más papistas que el Papa»

V

Esta tarde he caído en la cuenta de que la palabra abismo procede del griego ἄβυσσος, que significa sin fondo y, también, sin límites. Es la indefinición, la indeterminación, lo aoristo (la materia). Es, en definitiva, la tarea de la deconstrucción. En el Génesis el papel que le corresponde al Creador es, ni más ni menos, que el de ponerle límites al abismo.

VI

Esto no le gustará a nadie.

Abusos

 I Estoy profundamente asqueado con los datos del informe que han hecho público los jesuitas de Cataluña. Han identificado al menos 145 víct...