Girolamo Cardano ya había aceptado como parte de su dotación natural una frigidez de estatua; una frigidez tan contundente que no se veía alterada por ningún pensamiento relacionado con el sexo, lo cual, ciertamente, le proporcionada la concentración necesaria para no dejar de escribir. No por ello, sin embargo, se aliviaban sus preocupaciones existenciales.
Una noche inesperadamente tuvo un sueño que cambió completamente su vida. Soñó que se encontraba en un jardín llamado Paraíso, invadido por "un extraño deleite". Desde el interior vio más allá de la puerta de entrada a una hermosa muchacha vestida de blanco y sin excesivos adornos. Cuando salió del jardín para acercarse a ella, las puertas se cerraron a sus espaldas. Intentó volver a entrar, pero se lo impidió un guardia que le dijo: "Estabas dentro, ¿por qué saliste?". "Así pues -confiesa Cardano-, como no sabía qué hacer, me puse a dar abrazos a la muchacha mientras ella a su vez me acariciaba."
Algunos meses después se topó en la calle con una muchacha exactamente igual a la soñada y se le abrieron todas las compuertas que habían estado hasta entonces conteniendo su deseo. Se casó con ella en cuanto pudo. "Asombra contarlo, pero inmediatamente me convertí de capón en gallo y de eunuco en semental, de manera que de no haberme moderado, por fuerza me hubiera puesto en peligro de muerte."
A partir de entonces Cardano aconsejó a los intelectuales hacer el amor, "porque no hay nada mejor para aligerar las preocupaciones".
Buscar este blog
sábado, 28 de febrero de 2009
jueves, 26 de febrero de 2009
Los monos y nosotros que los queremos tanto
Jane Goodall mostró al mundo, con imágenes meridianamente claras, hasta qué punto los chimpancés pueden ser crueles entre ellos. Pueden ser tan crueles que cuando uno ve las imágenes de sus ensañamientos encuentra en ellas una proximidad genética inesperada, como si la maldad nos hermanase más que la bondad (supuestamente) natural. Sin embargo creo que sigue siendo verdad lo que dice Nietzsche: "Los monos son demasiado bonachones como para que el hombre pueda descender de ellos". Obviamente Nietzsche no se está refiriendo a la proximidad evolutiva, sino a la distancia que esa proximidad oculta.
martes, 24 de febrero de 2009
Vins i divins, cambalache
Se va febrero y con febrero se van Victòria Pujadas y Jaume Marzal de Vins i Divins. Será difícil olvidar las obras que han tenido expuestas los dos últimos meses en la vinoteca. Pero se va febrero y con el final de febrero vuelven Cecilia Ledesma y Jorge Blengini a cantarnos tangos de toda la vida. Esos tangos que permiten intuir la propia alma ahogada en el fondo de la copa de vino que uno está a punto de beberse.
Y tras febrero llega marzo y con el primer martes de marzo, vuelve la poesía a Vins i Divins, esta vez con la voz de Pau Gener Galin y Jordi Vintró.
Y el viernes 13, para espantar los maleficios, Kasplas Teatre, con el espectáculo Bururub. ¡Casi ná! Quizás ustedes no sepan que los hermanos gemelos Kasplas, de tradición familiar titiritera, y sangre surrealista, son dos magníficos cuentacuentos callejeros emparentados con Faemino y Cansado, los hermanos Marx y con Gila.
...
Mezclao con Stravisky
va Don Bosco y La Mignon,
Don Chicho y Napoleón,
Carnera y San Martín...
Igual que en la vidriera
irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remache
ves llorar la Biblia
junto a un calefón.
Mezclao con Stravisky
va Don Bosco y La Mignon,
Don Chicho y Napoleón,
Carnera y San Martín...
Igual que en la vidriera
irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remache
ves llorar la Biblia
junto a un calefón.
Y tras febrero llega marzo y con el primer martes de marzo, vuelve la poesía a Vins i Divins, esta vez con la voz de Pau Gener Galin y Jordi Vintró.
Y el viernes 13, para espantar los maleficios, Kasplas Teatre, con el espectáculo Bururub. ¡Casi ná! Quizás ustedes no sepan que los hermanos gemelos Kasplas, de tradición familiar titiritera, y sangre surrealista, son dos magníficos cuentacuentos callejeros emparentados con Faemino y Cansado, los hermanos Marx y con Gila.
Vins i Divins
Carrer Barcelona 3 (davant l'abaixador d'Ocata)
- Cecilia Ledesma i Jorge Blengini: Divendres 27 de febrer a les 21 h.
Més informació: 93 540 97 50
- Pau Gener Galin i Jordi Vintró: Dimarts 3 de març a les 20 h
- Kasplas Teatre: Divendres 13 a les 21 h
Afegeixo que a mitjans de març presentarem a Vins i Divins els vins d'Alella d'aquest any.
lunes, 23 de febrero de 2009
Un pensamiento en el plato
Si Salvador Cardús me dice "ven", pues yo lo dejo todo. Si además me invita a una conferencia sobre la universidad ("Cinc desafiaments a la Universitat catalana") promovida por Tribuna Barcelona en el Hotel Avenida Palace de Barcelona con comida incluida, pues miel sobre hojuelas, que uno es de pueblo y, además, curioso.
De la conferencia no diré mucho. Salvador, flamante decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UAB, es un intelectual higiénico. Y por eso tiene mi aprecio. Dice lo que piensa sin subterfugios ni medias tintas, "curt i ras", como acostumbra a apostillar él. ¡Y al que le pique, que se rasque! Esa valentía para acercarse a la realidad sin necesidad de cogerla (es un decir) con papel de fumar me parece tan inusual como saludable: orea el ambiente.
La comida, discreta, ha comenzado con una ensalada que tenía en el medio una flor, un pensamiento, con lo cual uno no sabía si se trataba de una metáfora que había que deglutir, un adorno que convenía apartar o qué. Ya se sabe que en estos casos conviene hacer lo que los demás. En mi mesa todos hemos optado por separar el pensamiento al borde del plato, con delicadeza, y zamparnos lo que nos parecía de sustancia.
He compartido mesa con Miquel Martínez, director -entre otras cosas- del Institut de Ciències de l'Educació, que fue profesor mío hace algo así como treinta años y no hemos parado de hablar. He tenido también la oportunidad de saludar a personas bien diversas, desde Montserrat Ballarín, encantadora concejala de educación del Ayuntamiento de Barcelona, hasta la no menos encantadora Irene Rigau, portavoz de educación de CiU en el Parlament de Catalunya. No crean que las tengo todas conmigo. Al salir, mientras iba paseando disfrutando de un magnífico sol tardoinvernal Rambla de Catalunya arriba, iba dándole vueltas a la pregunta de si esto de que me caigan bien -tan bien- personas tan distintas es una virtud o un defecto.
De la conferencia no diré mucho. Salvador, flamante decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UAB, es un intelectual higiénico. Y por eso tiene mi aprecio. Dice lo que piensa sin subterfugios ni medias tintas, "curt i ras", como acostumbra a apostillar él. ¡Y al que le pique, que se rasque! Esa valentía para acercarse a la realidad sin necesidad de cogerla (es un decir) con papel de fumar me parece tan inusual como saludable: orea el ambiente.
La comida, discreta, ha comenzado con una ensalada que tenía en el medio una flor, un pensamiento, con lo cual uno no sabía si se trataba de una metáfora que había que deglutir, un adorno que convenía apartar o qué. Ya se sabe que en estos casos conviene hacer lo que los demás. En mi mesa todos hemos optado por separar el pensamiento al borde del plato, con delicadeza, y zamparnos lo que nos parecía de sustancia.
He compartido mesa con Miquel Martínez, director -entre otras cosas- del Institut de Ciències de l'Educació, que fue profesor mío hace algo así como treinta años y no hemos parado de hablar. He tenido también la oportunidad de saludar a personas bien diversas, desde Montserrat Ballarín, encantadora concejala de educación del Ayuntamiento de Barcelona, hasta la no menos encantadora Irene Rigau, portavoz de educación de CiU en el Parlament de Catalunya. No crean que las tengo todas conmigo. Al salir, mientras iba paseando disfrutando de un magnífico sol tardoinvernal Rambla de Catalunya arriba, iba dándole vueltas a la pregunta de si esto de que me caigan bien -tan bien- personas tan distintas es una virtud o un defecto.
sábado, 21 de febrero de 2009
A vueltas con el animal no fijado
1. Si el hombre, por naturaleza, es el animal aún no fijado. ¿De qué fijación hay que librarlo para renaturalizarlo?
2. ¿Y las fijaciones podrían ser contra-natura?
3. Pero... si se afirma la posibilidad de de ir contra-natura, ¿no se está afirmando también la existencia de algo más allá de la natura?
4. ¿Y si las fijaciones son todas pro-natura, qué es lo que nos permite determinar cuáles son más naturales y cuáles menos? ¿De dónde podrá extraerse el criterio que nos permita dilucidar lo que es más natural y lo que es menos natural?
5. En resumen: Si todo es naturaleza, ¿dónde encontramos el criterio de valor? Si no todo es naturaleza, ¿por qué naturalizar al hombre?
viernes, 20 de febrero de 2009
El animal no fijado
- "El hombre -dice Nietzsche- es el animal aún no fijado".
- Aquí hay un nido de serpientes de problemas. Lo que parece querer decir Nietzsche es que porque "aún" no está fijado, puede fijarse. Pero lo no fijado, lo carente de forma y límite (y Nietzsche es muy griego como para no apreciar los límites) no puede ser poseído. Por lo tanto el hombre nunca puedo ser dueño de mí mismo si se limita a ser un animal no fijado (en el caso hipotético de que pueda elegir ser tal cosa).
- Para poseerse, para tener alguna responsabilidad sobre su propia biografía el hombre tendrá que fijarla a algo. A algo fijo, obviamente. Lo cual ya demanda algún tipo de sentido de la orientación (de fijación) que no puede hacerse desde la indefinición de un hombre no fijado.
- Sea como sea, para hacer algo consigo mismo debe, previamente, estar fijado. A esta necesidad de fijación para ser algo que pueda ser tenido en cuenta de le puede dar el nombre, creo yo, de ley natural (pienso, en el Derecho natural e historia de Strauss).
- En Más allá del bien y del mal puede hallarse una reflexión sobre la naturalidad de la fijación. Fijarse es superar el "aún no fijado". Apropiarse de uno mismo... ¿es superar esta fijación?
- ¿Qué hay que entender por "más allá del bien y del mal"? ¿Se refiere Nietzsche con esta expresión a la mirada con que analiza lo humano?
- ¿La fijación de lo aún no humano en humano está también más allá del bien y del mal?
jueves, 19 de febrero de 2009
Los animales de "Más allá del bien y del mal"
Uno lee, subraya y después subraya lo subrayado. El resultado es esta relación de citas zoosóficas de Más allá del bien y del mal. ¿Su utilidad?. Algo más que un mero divertimento para la cola de un diablo aburrido:
Animal: "El hombre es el animal aún no fijado"
Animal rapaz: Ver serpiente.
Animal sacrificial: "Y quién sabe si hasta ahora no ha venido ocurriendo en todos los grandes casos cabalmente lo mismo: que la muchedumbre adoraba a un dios, -¡y que el dios no era más que un pobre animal para el sacrificio!".
Araña: "... los filósofos (...) tejedores de telarañas del espíritu".
Asno:
Burra: "Discurso corto, sentido largo -¡hielo resbaladizo para la burra!"
Carnero:
Cisne: Ver "paloma".
Cordero - oveja: "Una aristocracia y una autorresponsabilidad elevadas y duras son cosas que casi ofenden y que despiertan desconfianza, 'el cordero' y, más todavía, 'la oveja' ganan en consideración."
Fauna: "... los diversos conceptos filosóficos (...) forman parte de un sistema, como lo forman todos los miembros de la fauna de una parte de la tierra".
Gamuza: "Es necesario ser cazador e igual que las gamuzas".
Gato:
Mono:
Paloma, cisne: "Véase caminar a las inglesas más bellas -no existen en ningún país de la tierra palomas y cisnes más bellos".
Pájaro:
Perro:
Serpiente:
Animal: "El hombre es el animal aún no fijado"
Animal rapaz: Ver serpiente.
Animal sacrificial: "Y quién sabe si hasta ahora no ha venido ocurriendo en todos los grandes casos cabalmente lo mismo: que la muchedumbre adoraba a un dios, -¡y que el dios no era más que un pobre animal para el sacrificio!".
Araña: "... los filósofos (...) tejedores de telarañas del espíritu".
Asno:
- "En toda filosofía hay un punto en el que entra en escena la 'convicción' del filósofo: o, para decirlo en el lenguaje de un antiguo 'mysterium': adventavit asinus pulcher et fortissimus""
- "... los asnos doctos"
- "'Él me alaba: por lo tanto, me da la razón'- esta asnada de deducción lógica nos echa a perder media vida a nosotros los eremitas, pues introduce a los asnos entre nuestros vecinos y amigos."
Burra: "Discurso corto, sentido largo -¡hielo resbaladizo para la burra!"
Carnero:
- "Un pastor siempre necesita, además, un carnero-guía, -o él mismo tiene que ser ocasionalmente carnero".
- Ver "Rebaño".
Cisne: Ver "paloma".
Cordero - oveja: "Una aristocracia y una autorresponsabilidad elevadas y duras son cosas que casi ofenden y que despiertan desconfianza, 'el cordero' y, más todavía, 'la oveja' ganan en consideración."
Fauna: "... los diversos conceptos filosóficos (...) forman parte de un sistema, como lo forman todos los miembros de la fauna de una parte de la tierra".
Gamuza: "Es necesario ser cazador e igual que las gamuzas".
Gato:
- "La mujer es por esencia no pacífica, lo mismo que el gato, aunque se haya ejercitado muy bien en ofrecer una apariencia de paz"
- "Ese peligro y bello gato que es la mujer"
Mono:
- "Con mayor frecuencia ocurre que la cabeza científica está asentada sobre un cuerpo de mono"
- "El hombre de las ideas modernas, ese mono orgulloso...".
- "Hay verdades tales que son las cabezas mediocres las que mejor las conocen (...). Los franceses fueron tan sólo los monos y comediantes de esas ideas".
Paloma, cisne: "Véase caminar a las inglesas más bellas -no existen en ningún país de la tierra palomas y cisnes más bellos".
Pájaro:
- "No quedar adheridos a nuestro propio desasimiento, a aquella voluptuosa lejanía y extranjería del pájaro que huye cada vez más lejos (...), peligro del que vuela".
- "Las mujeres han sido tratadas hasta ahora por los varones como pájaros que, desde una altura cualquiera, han caído desorientados hasta ellos."
Perro:
- "... los perros anarquistas que ahora rondan por las calles de la cultura europea...".
- "La especie canina de hombre que se deja maltratar..."
- "Hoy en Europa el hombre gregario presume de ser la única especie permitida de hombre y ensalza sus cualidades, que lo hacen dócil, conciliador y útil al rebaño (...). Y en aquellos casos en que se cree que no es posible prescindir de jefes y carneros-guías, hácense hoy ensayos tras ensayos de reemplazar a los hombres de mando por la suma acumulativa de listos hombres de rebaño."
- "Para estos europeos-animales de rebaño...".
- "Mientras la utilidad que domine en los juicios morales de valor sea sólo la utilidad del rebaño...".
- "Lo que eleva al individuo por encima del rebaño...".
- "La moral del rebaño, la moral del temor".
- "El imperativo del temor gregario: '¡Queremos que alguna vez no haya ya nada que temer!'".
- "Las expresiones 'rebaño', 'instinto gregario' y otras semejantes."
- "La moral es hoy en Europa moral de animal de rebaño".
- "... rebaño autónomo"
- "... fe del rebaño"
- "... esa degeneración y empequeñecimiento del hombre en completo animal de rebaño (...), esa animalización del hombre hasta convertirse en animal enano...".
- "En Europa es el animal de rebaño el único que recibe y reparte honores".
- "Un hombre animal de rebaño útil, laborioso, utilizable y diestro en muchas cosas."
- "... ese rebaño de borrachos y disolutos que aprende a gruñir moralmente..."
- "Un psicólogo nato y amigo de la caza mayor (...) desea tener unos centenares de monteros y sabuesos finos y doctos que poder lanzar tras la historia del alma humana y cobrar en ella su pieza"
- "... sus ojos y su hocico de sabuesos..."
Serpiente:
- "Todo lo malvado, terrible, tiránico, todo lo que de animal rapaz y de serpiente hay en el hombre sirve a la elevación de la especie 'hombre".
- "En Europa se 'sabe' evidentemente aquello que Sócrates decía no saber y que la vieja y famosa serpiente prometió un día enseñar, -se 'sabe' hoy qué es el bien y qué es el mal."
miércoles, 18 de febrero de 2009
Los animales de Zaratustra
Años después de escribir Así habló Zaratustra, el propio Nietzsche nos orienta en una breve nota (de 1888) sobre la relación de Zaratustra con los animales: "El amor a los animales: en todas las épocas se ha reconocido por ello a los ermitaños".
"Pero los animales que Zaratustra ama -comentará Heidegger cuarenta años después en sus cursos sobre Nietzsche- no son animales cualesquiera, su imagen es una imagen de la esencia del mismo Zaratustra, es decir de su tarea: ser el maestro del eterno retorno. Por eso mismo, estos animales suyos, el águila y la serpiente, no aparecen arbitrariamente."
¿Cuándo aparecen? Un mediodía, mientras Zaratustra le está hablando a su corazón descubre que "un águila trazaba amplios círculos en el aire y de ella colgaba una serpiente, pero no como una presa, sino como una amiga, pues se mantenía enroscada en su cuello."
El círculo que traza el águila "es el símbolo -comenta Heidegger- del eterno retorno, pero un girar en círculos que al mismo tiempo se eleva hacia lo alto y en lo alto se mantiene".
La serpiente, el animal más inteligente, está enroscada en el cuello del animal más orgulloso, reforzando el simbolismo del anillo del eterno retorno. El orgullo poco tiene que ver con la mera arrogancia o la vacua presunción. El orgullo es la fuerza que nos empuja hacia arriba, alejándonos de lo que hay de inferior en nosotros... precisamente porque hay algo superior en nosotros que nos reclama. La inteligencia y el orgullo se pertenecen mutuamente mientras se elevan en círculos bajo el sol del medio día.
Sin embargo este Zaratustra no es sino el ermitaño que descubre que Dios ha muerto y que anuncia la llegada de sus herederos: o el último hombre o el superhombre.
El Zaratustra que acepta la verdad trágica del eterno retorno es el que se separa del águila y la serpiente y comprende que no se puede amar la verdad sin amar al mundo tal cual es. Por eso el superhombre, a diferencia del último hombre, puede volver a ser religioso.
"Pero los animales que Zaratustra ama -comentará Heidegger cuarenta años después en sus cursos sobre Nietzsche- no son animales cualesquiera, su imagen es una imagen de la esencia del mismo Zaratustra, es decir de su tarea: ser el maestro del eterno retorno. Por eso mismo, estos animales suyos, el águila y la serpiente, no aparecen arbitrariamente."
¿Cuándo aparecen? Un mediodía, mientras Zaratustra le está hablando a su corazón descubre que "un águila trazaba amplios círculos en el aire y de ella colgaba una serpiente, pero no como una presa, sino como una amiga, pues se mantenía enroscada en su cuello."
El círculo que traza el águila "es el símbolo -comenta Heidegger- del eterno retorno, pero un girar en círculos que al mismo tiempo se eleva hacia lo alto y en lo alto se mantiene".
La serpiente, el animal más inteligente, está enroscada en el cuello del animal más orgulloso, reforzando el simbolismo del anillo del eterno retorno. El orgullo poco tiene que ver con la mera arrogancia o la vacua presunción. El orgullo es la fuerza que nos empuja hacia arriba, alejándonos de lo que hay de inferior en nosotros... precisamente porque hay algo superior en nosotros que nos reclama. La inteligencia y el orgullo se pertenecen mutuamente mientras se elevan en círculos bajo el sol del medio día.
Sin embargo este Zaratustra no es sino el ermitaño que descubre que Dios ha muerto y que anuncia la llegada de sus herederos: o el último hombre o el superhombre.
El Zaratustra que acepta la verdad trágica del eterno retorno es el que se separa del águila y la serpiente y comprende que no se puede amar la verdad sin amar al mundo tal cual es. Por eso el superhombre, a diferencia del último hombre, puede volver a ser religioso.
lunes, 16 de febrero de 2009
Zaratustra zoósofo
¿Por qué son tan frecuentes las imágenes de animales en Así habló Zaratustra? Se me ocurren, a bote pronto, diferentes hipótesis que no tienen por qué ser excluyentes:
En todo caso, ahí están los animales:
Horas después de haber escrito el post, más y más animales me salen al paso desde el Así habló Zaratustra:
- Su presencia resalta la ausencia de auténticos hombres.
- Los animales caricaturizan al hombre y, por lo tanto, amplifican y hacen más diáfanos sus defectos y sus virtudes.
- Hay algo en Zaratustra del cinismo de Diógenes. En más de una ocasión parece preguntarse si es mucho más noble ser hombre que perro o, al menos, si es mucho más innoble ser perro que hombre.
- Quizás se sugiere que el hombre podría preferir rebajarse a la condición de animal antes que elevarse a la de superhombre.
- ¿O quizás quiere comparar al animal, en tanto que artista, con el hombre en tanto que sabio?
En todo caso, ahí están los animales:
- El gusano: "Habéis hecho el camino del gusano de tierra al hombre, y aún quedan en vosotros abundantes características gusaniles." En un momento determinado Zaratustra se insulta a sí mismo llamándose "gusano dormido".
- La serpiente y el águila: Son los primeros seres vivos que acompañan a Zaratustra. Son animales altivos y sagaces y por eso mismo le servirán de guías. "Así le pido yo a mi altivez de siempre ir de la mano de mi sagacidad". El águila posee la ligereza del ave; la serpiente, la prudencia, la lentitud calculada, la inteligencia. Pero además de la serpiente que junto al águila acompaña a Zaratustra, hay otra serpiente: la pesada y negra que le ha mordido a un pastor en la lengua y de la que éste no puede desprenderse. Zaratustra intenta liberarlo inultilmente de ella, hasta que comprende que la solución es otra: "¡Muerde! -le grita- ¡Muerde! ¡Córtale la cabeza! ¡Muerde!"
- El camello y el león son, junto al niño, los protagonistas de la alegoría de las tres metamorfosis. Los tres nos ofrecen completas las imágenes de la animalidad del hombre. El camello es la bestia de carga, sufrida, paciente, resistente, domesticada, obediente, hundida bajo el peso del deber los valores que acarrea. El león es el gesto rebelde del esclavo. El niño es el juego del inocente. Si el camello, en un extremo, se niega a sí mismo en su obediencia, el niño, en el otro, se afirma así mismo en su juego.
- De la vaca que rumia, como animal filosófico reminiscente ya hemos hablado otras veces aquí: Una, dos y tres.
- El burro es el animal de carga que mezcla sin pudor su rebuzno con las voces de los mejores hombres.
- El mono: "¿Qué es el mono para el hombre? Una irrisión y una vergüenza dolorosa. Y justo eso es lo que el hombre debe ser para el superhombre: una irrisión o una vergüenza dolorosa".
- El toro blanco: "Debiera imitar al toro y su felicidad debiera oler a tierra y no a desprecio de la tierra".
- Perro y rebaño: "¡No será Zaratustra pastor y mastín de rebaño! Separar a muchos del rebaño, esa es mi misión".
- De las moscas de la plaza del mercado poco hay que decir. Respecto a los otros bichos, "¡qué importa que escarabajos e insectos se posen en mi carga!"
Horas después de haber escrito el post, más y más animales me salen al paso desde el Así habló Zaratustra:
- La paloma: "... pensamientos que vienen con pies de paloma y gobiernan el mundo."
- Las abejas: "Mira, yo estoy harto de mi sabiduría como las abejas que han acumulado demasiada miel".
- Los cerdos: "Nosotros colocamos nuestra silla en el medio -eso me dice vuestra sonrisa satisfecha-, y a igual distancia de los gladiadores agonizantes que de los cerdos divertidos (...). Pero eso es... mediocridad, aunque se llame moderación".
domingo, 15 de febrero de 2009
Foucault, el caimán-zorro
I
Por alguna razón, que desconozco, en Francia se conoce como "caimanes" a los profesores de filosofía de la "École Normale Superior".II
A mediados del siglo XX todos eran caimanes en la ENS, pero uno de ellos, Foucault, era también un "Fuchs", un zorro. Sus compañeros se fijaron pronto en su cara afilada y en su astucia. Claude Mauriac decia que tenía "una sonrisa carnívora".III
"Fuchs", el zorro Foucault, sabía emplear con precisión imágenes zoosóficas: "El marxismo existe en el pensamiento del siglo XIX como el pez existe en el agua; es decir, deja de respirar en cualquier otra parte" (Les mots et les choses).IV
Era un zorro-caimán voyeurista. En una carta que le dirige a Hervé Guibert el 28 de julio de 1983 le cuenta: "Quiero contarte el placer que me proporciona observar, sin moverme de mi mesa, a un muchacho que se asoma por una ventana de la rue d'Alleray todas las mañanas a la misma hora. A las nueve en punto, abre la ventana; lleva una pequeña toalla azul, o calzoncillos azules; apoya la cabeza en el antebrazo y oculta el rostro; no se mueve, a no ser los movimientos lentos, ocasionales y raros que hace cuando da una calada al cigarrillo que sostiene en la otra mano (...). Y me pregunto qué sueños encuentran sus ojos en el pliegue de sus brazos (...). Esta mañana, la ventana está cerrada y, en su lugar, te estoy escribiendo"V
Era un caimán-zorro cuando se enfrentaba directamente, sin contemplaciones, contra su antiguo protector, Althusser: "Toda una cierta izquierda ha intentado explicar el Gulag (...) en términos de la teoría de la historia, o al menos de la historia de la teoría. Sí, sí, hubo matanzas; pero fue un terrible error. Vuelve a leer sólo a Marx o a Lenin, compáralos con Stalin y comprobarás dónde se equivocó el último. Es obvio que todas esas muertes sólo pudieron ser resultado de una mala interpretación. Era predecible: el estalinismo-error fue uno de los principales agentes que proporcionaron el retorno al marxismo-verdad, al marxismo-texto que contemplamos en los años sesenta. Si quieres oponerte a Stalin, no escuches a las víctimas; sólo contarán sus torturas. Relee a los teóricos; te dirán la verdad de lo verdadero" (reseña de Les maîtres penseurs, de Glucksmann, en Le Nouvel Observateur, 9 de mayo de 1977).VI
René Char, que desconocía que en el ENS Foucault había sido "Le Fuchs", fue el autor de estos versos que se leyeron sobre su tumba:Un couple de renards bouleversait la neige,
Piétinant l'orée du terrier nuptial;
Au soir le dur amour révèle à leurs parages
la soif cuisante en miettes de sang.
sábado, 14 de febrero de 2009
A don Manel Balasch, que en paz descanse
Ha muerto Manel Balasch. No lo traté extensamente, pero durante unas semanas sí que lo traté intensamente. Ha muerto alejado de su inteligencia, lejos de sí mismo, perdido entre las brumas de la enfermedad. Fue el presidente del tribunal que evaluó mi tesis doctoral sobre el Libro I de la República de Platón. Recuerdo la ironía con que juzgó un acento que ensuciaba la transliteración del término griego, "meson" (lo que está en medio), haciéndolo pasar por un "mesón". No se le escapó ni una coma, cosa que en los tiempos que corren, es de agradecer. He conocido después presidentes que no consideraban digno de su posición perder el tiempo leyendo las tesis que tenían que evaluar. Manel Balsch leyó la mía de arriba abajo. Me felicitó efusivamente por lo que consideraba digno de una felicitación efusiva y me enjuicio con dureza crítica, pero cordial, en todo aquello que creía criticable. No me puso fácil la tarea de constituir el tribunal, porque no aceptaba sentarse al lado de cualquiera. Tenía un altísimo sentido de la dignidad y -digámoslo así- no sentía mucho aprecio por los chaqueteros.
Recuerdo ahora una larga discusión con él, en una iglesia de Cornellà -Manel Balasch era cura-, sobre la traducción correcta del verbo griego "gignomai". Yo defendía que en Platón la mejor traducción, casi siempre, es "constituirse" y él me exigió que se lo probase caso por caso.
Se contaban abundantes maldades de él entre los filólogos progres, porque don Manel era un puritano que no estaba dispuesto a que los textos clásicos dijeran cualquier cosa. Se lo pasó mal traduciendo el Banquete de Platón, por ejemplo. Buena parte de esas maldades creo que no tienen ningún sentido, pero si lo tuviesen no impiden que le rinda desde aquí un tributo a su memoria.
Gracias, Fortuna, por haber permitido que Don Manel Balasch se cruzara en mi camino.
Recuerdo ahora una larga discusión con él, en una iglesia de Cornellà -Manel Balasch era cura-, sobre la traducción correcta del verbo griego "gignomai". Yo defendía que en Platón la mejor traducción, casi siempre, es "constituirse" y él me exigió que se lo probase caso por caso.
Se contaban abundantes maldades de él entre los filólogos progres, porque don Manel era un puritano que no estaba dispuesto a que los textos clásicos dijeran cualquier cosa. Se lo pasó mal traduciendo el Banquete de Platón, por ejemplo. Buena parte de esas maldades creo que no tienen ningún sentido, pero si lo tuviesen no impiden que le rinda desde aquí un tributo a su memoria.
Gracias, Fortuna, por haber permitido que Don Manel Balasch se cruzara en mi camino.
viernes, 13 de febrero de 2009
Ciencia y teología
Para Anna, meine beste Freundin, cuya tertulia literaria recomiendo (es que se lo gana a pulso):
Mientras el traumatólogo, impasible el ademán, miraba a contraluz los resultados de la resonancia magnética de mi rodilla derecha, yo pensaba que la ciencia moderna es sólo un capítulo más en la historia de la religión. Así que cuando me ha asegurado que el menisco estaba roto y que había que operar, he oído sus palabras como una especie de penitencia que anunciaba, más allá del dolor de los pecados y el propósito de enmienda, el día de la absolución.
Mientras el traumatólogo, impasible el ademán, miraba a contraluz los resultados de la resonancia magnética de mi rodilla derecha, yo pensaba que la ciencia moderna es sólo un capítulo más en la historia de la religión. Así que cuando me ha asegurado que el menisco estaba roto y que había que operar, he oído sus palabras como una especie de penitencia que anunciaba, más allá del dolor de los pecados y el propósito de enmienda, el día de la absolución.
jueves, 12 de febrero de 2009
El origen del realismo socialista
Hace ya algún tiempo traté en este Café del mito que atribuye el origen de la pintura a la hija enamorada del griego Butades.
Hoy me he encontrado en Revista de Libros (donde por cierto hay una reseña magnífica de Álvaro Delgado-Gal de los últimos libros de John Gray y Mark Lilla) con esta joya simbólica de Komar y Melamid, a los que desconocía por completo:
Más información: A Short History of the Shadow (Pedro, ya tenemos tema para el próximo congreso internacional)
Hoy me he encontrado en Revista de Libros (donde por cierto hay una reseña magnífica de Álvaro Delgado-Gal de los últimos libros de John Gray y Mark Lilla) con esta joya simbólica de Komar y Melamid, a los que desconocía por completo:
Más información: A Short History of the Shadow (Pedro, ya tenemos tema para el próximo congreso internacional)
miércoles, 11 de febrero de 2009
Del perro de Schopenhauer a la perra de Lacan
Shopenhauer es un filósofo raro. Y con frecuencia genial. Ya hemos hablado de sus puercospines y, de pasada, de su perro, sobre el que ahora vuelvo. A mi me parece que arrastraba demasiada amargura para ser un cínico y demasiado cinismo para no aparentar serlo. Le gustaba estar más cerca del cinismo crudo de la naturaleza que de la ironía de la cultura y no tuvo reparos en llegar hasta la obscenidad para equiparar, sin tapujos, "la solicitud de un insecto por hallar un excremento" con "la preferencia exclusiva de un hombre por cierta mujer". Pero es también un cínico a lo Diógenes cuando permite que su perrillo faldero, Atman, se inmiscuya, fisgón, entre sus reflexiones: "Mirad vuestro perro -escribe- ¡Qué tranquilo y contento está!". Y no podemos por menos de imaginar a Atman correteando entre sus piernas y moviendo con avidez el rabo.
"El perro -escribe en El amor, las mujeres y la muerte-, el único amigo del hombre, tiene un privilegio sobre todos los demás animales, un rasgo que lo caracteriza, y es ese movimiento de cola tan benévolo, tan expresivo, tan profundamente honrado." Nunca dice nada ni remotamente semejante de los hombres. Mientras afirma abiertamente que la conmiseración con los animales es signo de humanidad, es enormemente cicatero a la hora de mostrar conmiseración con los seres humanos. Cuando compara a los hombres con los animales es para que salgan malparados: "Las otras partes del mundo tienen monos. Europa tiene franceses. Esto nos compensa".
Lo que más aprecia de la compañía de su perro "es la transparencia de su ser. Mi perro es transparente como el cristal". Y para que no queden dudas, remata: "Si no hubiera perros, no querría vivir". Fue Schopenhauer un gran defensor de los derechos de los brutos, mientras que no tuvo muchos reparos en usar de la brutalidad en su trato con los humanos.
Mientras la simple vista de un perro le ensanchaba el corazón, la de los hombres excitaba "casi siempre", especifica, "una aversión muy señalada, porque con cortas excepciones me ofrecen el espectáculo de las deformidades más horrorosas y variadas". Por eso sostiene -y aquí se encuentra la raíz de su cinismo malcarado y misántropo- que le gusta apartarse de los hombres y refugiarse "en la naturaleza, feliz de encontrar allí los brutos". El perro es siempre inocente, precisamente porque carece de razón, mientras que es la razón la que convierte en abyectos a los hombres. "¡Pedazo de humano!", dicen que le gritaba a Atman cuando se enfadaba con él.
Creo que Nietzsche dio en el clavo cuando se preguntó si un perro querría vivir una vida como la de Schopenhauer.
Para concluir me voy a permitir una maldad. Sospecho que lo que muchos encuentran digno de aprecio en sus perros es que nunca los toman por otro. Escribo esto pensando en Justine (¡vaya nombre, precisamente Justine!), la perra de Lacan, a la que, según confesiones del psicoanalista en su seminario, le gustaba subirse a la cama "orgullosa de ocupar un sitio cuya significación privilegiada reconoce perfectamente".
"El perro -escribe en El amor, las mujeres y la muerte-, el único amigo del hombre, tiene un privilegio sobre todos los demás animales, un rasgo que lo caracteriza, y es ese movimiento de cola tan benévolo, tan expresivo, tan profundamente honrado." Nunca dice nada ni remotamente semejante de los hombres. Mientras afirma abiertamente que la conmiseración con los animales es signo de humanidad, es enormemente cicatero a la hora de mostrar conmiseración con los seres humanos. Cuando compara a los hombres con los animales es para que salgan malparados: "Las otras partes del mundo tienen monos. Europa tiene franceses. Esto nos compensa".
Lo que más aprecia de la compañía de su perro "es la transparencia de su ser. Mi perro es transparente como el cristal". Y para que no queden dudas, remata: "Si no hubiera perros, no querría vivir". Fue Schopenhauer un gran defensor de los derechos de los brutos, mientras que no tuvo muchos reparos en usar de la brutalidad en su trato con los humanos.
Mientras la simple vista de un perro le ensanchaba el corazón, la de los hombres excitaba "casi siempre", especifica, "una aversión muy señalada, porque con cortas excepciones me ofrecen el espectáculo de las deformidades más horrorosas y variadas". Por eso sostiene -y aquí se encuentra la raíz de su cinismo malcarado y misántropo- que le gusta apartarse de los hombres y refugiarse "en la naturaleza, feliz de encontrar allí los brutos". El perro es siempre inocente, precisamente porque carece de razón, mientras que es la razón la que convierte en abyectos a los hombres. "¡Pedazo de humano!", dicen que le gritaba a Atman cuando se enfadaba con él.
Creo que Nietzsche dio en el clavo cuando se preguntó si un perro querría vivir una vida como la de Schopenhauer.
Para concluir me voy a permitir una maldad. Sospecho que lo que muchos encuentran digno de aprecio en sus perros es que nunca los toman por otro. Escribo esto pensando en Justine (¡vaya nombre, precisamente Justine!), la perra de Lacan, a la que, según confesiones del psicoanalista en su seminario, le gustaba subirse a la cama "orgullosa de ocupar un sitio cuya significación privilegiada reconoce perfectamente".
martes, 10 de febrero de 2009
Perros y arañas
Tiene la zoosofía una deuda con el filósofo que quiso ser perro, Diógenes el Cínico. Cosa difícil de conseguir, desde luego, porque los auténticos perros no quieren ser perros, ni mucho menos filósofos, pero es que Diógenes en realidad lo que quería era provocar. Es lo que les suele pasar a los cínicos, sean o no filósofos: que necesitan ganarse la atención de la ciudad para creerse de manera verosímil su papel. No hay filósofos cínicos eremitas. Sin embargo hay perros asilvestrados.
Las anécdotas sobre Diógenes el Cínico son numerosísimas y la mayoría están basadas en las que recopiló otro Diógenes, en este caso Laercio. Uno de los que beben de esta antigua fuente con más placer es Erasmo de Rotterdam, de cuyos Apotegmas de sabiduría antigua recojo la siguiente:
Y ya que estamos con los apotegmas de Erasmo, añado también esta analogía zoosófica de Anacarsis
Las anécdotas sobre Diógenes el Cínico son numerosísimas y la mayoría están basadas en las que recopiló otro Diógenes, en este caso Laercio. Uno de los que beben de esta antigua fuente con más placer es Erasmo de Rotterdam, de cuyos Apotegmas de sabiduría antigua recojo la siguiente:
Dícese de Diógenes que como el rey Alejandro viniese a él, y le saludase, Diógenes le preguntó quién era. Y como Alejandro respondiese: Yo soy el rey Alejandro, dijo Diógenes: Pues yo soy Diógenes el Perro. No teniendo menos presunción de su libertad que Alejandro de su reino. Siendo preguntado por qué comúnmente era llamado perro, respondió: Porque a los que me dan algo halago, y a los que no me dan ladro, y a los malos muerdo.
Y ya que estamos con los apotegmas de Erasmo, añado también esta analogía zoosófica de Anacarsis
A este filósofo se le atribuye aquel dicho tan notable que dice: Que las leyes son semejantes a las telas de araña, en las cuales los animales pequeñitos y flacos quedan trabados y presos y los grandes y recios las rompen y se van. Y así es que las leyes en los pobres y flacos se ejecutan y por los grandes y poderosos comúnmente son quebrantadas.
domingo, 8 de febrero de 2009
Panfletillo contra el cientifismo
Sigue habiendo, por lo visto, quienes continúan creyendo que entre la filosofía y la ciencia no hay diferencias sustantivas porque, en última instancia, todo lo que es relevante saber se reduce al saber científico. Normalmente se los conoce como cientifistas.
Mi sospecha no es que los cientifistas sean demasiado partidarios de la ciencia, sino que no lo son suficientemente. Si lo fueran, respectarían la peculiaridad de los objetos que estudian para preservar su integridad objetiva, puesto que desean conocer la estructura y funcionamiento de la realidad. En este caso, se darían cuenta de las diferencias entre el mundo de la vida y aquello que las explicaciones científicas nos ofrecen sobre el mundo.
La ciencia no es lo primero con lo que se encuentra el hombre en sus relaciones con el mundo, sino que exige una cierta reducción de estas relaciones, o, lo que es lo mismo, una cierta modificación del mundo de la vida. Esto no constituye ninguna objeción seria para la ciencia, cuya relevancia y necesidad no creo que ninguna persona inteligente se atreva a poner en duda. La ciencia necesita reducir la realidad a las variables que puedan ser sometidas a control (sea mecánico o estadístico). De ahí que la ciencia trabaje con hechos y su enorme esfuerzo para desvincular hecho y valor ha hecho de su saber un saber científico... a medida que su objeto se iba alejando más y más del mundo de la vida, de tal forma que aquello con lo que se encuentra de manera inmediata el hombre en sus relaciones con el mundo acaba siendo, simplemente, invisible para la ciencia.
La conciencia de esta invisibilidad es, a mi modo de ver, una conciencia propiamente filosófica.
En el mundo de la vida los valores cuentan. Tanto es así que un hombre -y basta abrir un periódico para constatarlo- está con frecuencia más dispuesto a dar su vida (y lo que es peor, la de los otros) por una metáfora, una metonimia o una sinécdoque que por un teorema.
El viejo Platón ya decía que aquello por lo que peleamos no es por lo que puede medirse, ya que sobre esto disponemos de cánones rigurosos que nos permiten dirimir nuestras diferencias pacíficamente, sino por nuestros valores, es decir, por nuestra singularidad: en definitiva, por lo que nos hace sentirnos portadores de valor. Y es aquí donde topamos con los límites no ya de la ciencia, sino del cientifismo, pues -por ejemplo- el saber que es capaz de construir la bomba atómica no puede ser el mismo que determina el valor de su uso; de la misma manera que el saber que nos permite alejarnos de nuestros valores para enjuiciarlos críticamente no necesariamente es el mismo que nos permite creer en ellos y salvaguardar nuestra fidelidad a los mismos. Más bien lo que parece evidente es que el saber capaz de elaborar bombas atómicas está políticamente al servicio de concepciones del mundo contrapuestas y que parecen carecer de un término medio (científico, obviamente) que permita medir el valor de sus diferencias respectivas.
Si el mundo de la vida es un mundo en que el valor constituye no solamente un dato entre otros datos, sino su sustrato ecológico, habría que ver qué tipo de saber es necesario para entenderlo tal cual es.
Con frecuencia los cientifistas se caracterizan por su negativa a aceptar el mundo tal cual es, porque no les parece suficientemente científico. Lo ven envuelto de telarañas metafísicas y se proponen limpiarlo de polvo y paja para hacerlo meridianamente accesible al saber científico. Y es precisamente aquí donde se muestran pendientes de valores que no está nada claro que sean científicos. ¿Acaso no resulta sospechosamente cargada de valoraciones su desprecio del mundo de la vida?
Los cientifistas se consideran a sí mismos partidarios de la Ilustración, como si tal cosa los vacunase contra toda parcialidad valorativa. Viendo su vehemencia y, sobre todo, su insistencia en utilizar la ridiculización del adversario como arma dialéctica, uno no puede por menos de considerarlos, efectivamente, como hijos de la Santa Ilustración.
Mi sospecha no es que los cientifistas sean demasiado partidarios de la ciencia, sino que no lo son suficientemente. Si lo fueran, respectarían la peculiaridad de los objetos que estudian para preservar su integridad objetiva, puesto que desean conocer la estructura y funcionamiento de la realidad. En este caso, se darían cuenta de las diferencias entre el mundo de la vida y aquello que las explicaciones científicas nos ofrecen sobre el mundo.
La ciencia no es lo primero con lo que se encuentra el hombre en sus relaciones con el mundo, sino que exige una cierta reducción de estas relaciones, o, lo que es lo mismo, una cierta modificación del mundo de la vida. Esto no constituye ninguna objeción seria para la ciencia, cuya relevancia y necesidad no creo que ninguna persona inteligente se atreva a poner en duda. La ciencia necesita reducir la realidad a las variables que puedan ser sometidas a control (sea mecánico o estadístico). De ahí que la ciencia trabaje con hechos y su enorme esfuerzo para desvincular hecho y valor ha hecho de su saber un saber científico... a medida que su objeto se iba alejando más y más del mundo de la vida, de tal forma que aquello con lo que se encuentra de manera inmediata el hombre en sus relaciones con el mundo acaba siendo, simplemente, invisible para la ciencia.
La conciencia de esta invisibilidad es, a mi modo de ver, una conciencia propiamente filosófica.
En el mundo de la vida los valores cuentan. Tanto es así que un hombre -y basta abrir un periódico para constatarlo- está con frecuencia más dispuesto a dar su vida (y lo que es peor, la de los otros) por una metáfora, una metonimia o una sinécdoque que por un teorema.
El viejo Platón ya decía que aquello por lo que peleamos no es por lo que puede medirse, ya que sobre esto disponemos de cánones rigurosos que nos permiten dirimir nuestras diferencias pacíficamente, sino por nuestros valores, es decir, por nuestra singularidad: en definitiva, por lo que nos hace sentirnos portadores de valor. Y es aquí donde topamos con los límites no ya de la ciencia, sino del cientifismo, pues -por ejemplo- el saber que es capaz de construir la bomba atómica no puede ser el mismo que determina el valor de su uso; de la misma manera que el saber que nos permite alejarnos de nuestros valores para enjuiciarlos críticamente no necesariamente es el mismo que nos permite creer en ellos y salvaguardar nuestra fidelidad a los mismos. Más bien lo que parece evidente es que el saber capaz de elaborar bombas atómicas está políticamente al servicio de concepciones del mundo contrapuestas y que parecen carecer de un término medio (científico, obviamente) que permita medir el valor de sus diferencias respectivas.
Si el mundo de la vida es un mundo en que el valor constituye no solamente un dato entre otros datos, sino su sustrato ecológico, habría que ver qué tipo de saber es necesario para entenderlo tal cual es.
Con frecuencia los cientifistas se caracterizan por su negativa a aceptar el mundo tal cual es, porque no les parece suficientemente científico. Lo ven envuelto de telarañas metafísicas y se proponen limpiarlo de polvo y paja para hacerlo meridianamente accesible al saber científico. Y es precisamente aquí donde se muestran pendientes de valores que no está nada claro que sean científicos. ¿Acaso no resulta sospechosamente cargada de valoraciones su desprecio del mundo de la vida?
Los cientifistas se consideran a sí mismos partidarios de la Ilustración, como si tal cosa los vacunase contra toda parcialidad valorativa. Viendo su vehemencia y, sobre todo, su insistencia en utilizar la ridiculización del adversario como arma dialéctica, uno no puede por menos de considerarlos, efectivamente, como hijos de la Santa Ilustración.
viernes, 6 de febrero de 2009
Origen y fin de la Nada
Cuenta el gran Cristóbal de Villalón en su Escolástico una fábula que, a mi modo de ver, debe incluirse entre las grandes de la historia de la filosofía y la teología, porque contiene mucha más miga de la aparente. Dice así (la transcribo con algunas pequeñas modificaciones):
En el monasterio de Santesteban había dos frailes ancianos y letrados, el uno era conocido como el Maestro de Peñafiel y el otro como el Maestro de León. Ambos eran catedráticos de teología. El maestro de Peñafiel había quedado algo falto de juicio tras una enfermedad, tanto era así que en ciertos cuartos de luna estaba fuera de seso y desvariaba algo en la conversación. Una noche, estando en el frenesí, se sentó a estudiar con mucha concentración el Evangelio de San Juan, que comienza con aquellas palabras "In principio erat verbum", y llegó a donde dice: "Et omnia per ipsum facta sunt: et sine ipso factum est nihil." Y luego con gran despecho dijo entre sí: "¡Válgame Dios, que el Evangelio dice que todas las cosas son hechas por Dios, menos Nihil. No puede ser sino que este Nihil es el príncipe, causa y cabeza de los males, y de donde emana y nos viene toda tristeza y pesar, pues haciendo Dios todas las cosas, no pudo hacer a este Nihil, del cual procede el mal, pues está escrito que en la creación del mundo vio Dios que todo lo que había hecho era muy bueno, y por lo tanto él no hizo a este Nihil. Gran descuido es de los que rigen la república cristiana no poner diligencia en buscar este mal Nihil y prederle y matarle, y entonces viviríamos todos los cristianos en paz y sin temor de ningún mal. Y con esta consideración se fue a la celda del maestro de León, y llamó a su puerta, éste, al abrirle, vio que estaba en su frenesí y le dio una silla para que se sentase. Con gran pasión y enojo le contó sus pensamientos sobre el pasaje del Evangelio, que creía que ningún otro letrado se había dado cuenta de él, y que había de ponerse mucho cuidado en aprender, pues tanto le va a la salud y sosiego de los cristianos el que sea preso Nihil, para que se remedie tanto mal como hay en el mundo por su causa. Como el Maestro de León lo vio tan apasionado con el Nihil, procuró sosegarlo y le dijo: "Reverendo padre Maestro, verdaderamente el punto es muy sutil y está bien mirado, y todos los que leen este Evangelio se saltan esta dificultad. Pero tenéis que saber que ya fue remediado por Cristo, porque puso en ello a todos sus discípulos y amigos para que con gran estudio lo prendiesen, y después de haberle puesto grandes espías y haber velado una noche, prendieron a Nihil, y cargándolo de grandes hierros y prisiones, le hicieron justicia y murió. ¿Queréis ver cómo es así? Sabed que en Lucas está escrito que vinieron los apóstoles a demandar albricias a Cristo cuando le prendieron y dijeron: "Magister, per totam noctem laborantes nihil prendidimus". Cuando el Mestro de Peñafiel oyó la buena razón, que estaba probada con tanta autoridad, satisfízose mucho y díjole: "Por Dios, señor Maestro, que hasta ahora no me había dado cuenta de tan alto secreto, y me quedo convencido con vuestras razones." Y así, muy sosegado se volvió a su celda a dormir y tranquilizó el frenesí.
jueves, 5 de febrero de 2009
miércoles, 4 de febrero de 2009
La mosca de Wittgenstein
Tengo dos importantes puntos de contacto con Ludwig Wittgenstein: las dudas sobre el valor de la filosofía y, especialmente, los ataques de vértigo. No es poca cosa. Por el contrario, nunca he compartido su tesis de que la filosofía pueda enseñar a una mosca a salir de la botella. Yo -y seguramente él también- sé lo poco que sirve la filosofía en medio de un ataque de vértigo, cuando la botella va saltando de ola en ola en medio de la galerna. No creo que el último Wittgenstein -el que andaba preocupado por las dificultades tanto de pensar como de mirar- creyera tampoco esto de la mosca. Posiblemente consideraría que una botella es un juego de lenguaje y que lo máximo que puede permitirnos la filosofía es pasar de una botella a otra, como inquilinos de diferentes juegos de lenguaje. ¿La botella es la imagen tecnológica de la vetusta caverna de Platón? En cualquier caso parece evidente que por esta ocurrencia mosquil bien merecido tiene Wittgenstein un puesto en la historia de la zoosofía. Compartiría el apartado "mosca" con la mosca cojonera socrática, con el que no sé si tendría mucho que hablar. Los separa un abismo. Wittgenstein nunca fue un peligro para la ciudad. Ha sido, en todo caso, una brillantísima ocurrencia filosófica. Y si también se vio a veces dominado por un daimon, éste, a lo sumo, lo conducía hasta los jardines del Prater de Viena, en busca de -según sus propias palabras- jóvenes "francos y rudos".
martes, 3 de febrero de 2009
Noches de versos y vino
En el cruce del Carrer de la Lluna con Ferlandina un hombre de unos cuarenta años, apoyado en una muleta, habla a gritos con una mujer que come pipas mecánicamente. Es imposible no escuchar lo que le dice mientras paso a su lado camino del Horiginal: ¡Tu me tocas a mis hijos y yo te meto una opa que te doy fuego!. Hoy es miércoles, y si es miércoles, toca poesía.
Sigo adelante cruzándome con varios filipinos que hablan en grupillos junto a un mural con un poema de Bertolt Brecht. Hay muchas maneras de matar / pueden clavarte un cuchillo en el vientre / quitarte el pan…. Alguien ha escrito tras el último verso un contundente muerte al policía violento. Atravieso Joaquín Costa y sigo por Ferlandina hasta desembocar frente al MACBA. A la izquierda unas cuantas personas charlan animadamente en las mesas de una terraza tranquila, bajo el mural de Chillida que cierra por poniente La Plaça dels Àngels. Otra mano anónima ha dejado aquí también su huella literaria: El tiempo es el fuego que nos consume. ¿Qué fue anterior el graffiti o la ciudad? Los batacazos de los monopatines de los skaters que hacen piruetas circenses por la plaza son ensordecedores. A mi derecha, en el número 29 de Ferlandina se encuentra la entrada del Restaurante Horiginal. En el escaparate se tienta al paseante con tapas, bravas, ravas, croquetas y poesía. Un “paqui” que lleva varias cervezas en la mano, me ofrece una Estrella. Le digo que no y entro en el restaurante. Al fondo se encuentra el “Obrador de Recitacions i Noves Actituds Literàries”. Para entendernos: el “Orinal”.
El Orinal es un híbrido de gruta de las ninfas, mansarda de Ronsard, taberna portuaria, tertulia literaria y café teatro. Es, también, una apuesta radical por la independencia. Aquí ni se reciben subvenciones ni se paga un céntimo de euro a los poetas que vienen a recitar. Aquí se hacen las cosas por amor al arte. Pero, si como ha dejado dicho Wallace Stevens, poetry is the subject of the poem, la joven poesía catalana es la protagonista de este espacio, donde se autocongrega cada miércoles a partir de las ocho de la tarde. Esto no quiere decir que por el Orinal no pasen de vez en cuando poetas maduros o que entre el público escaseen las canas. Un martes de enero en que recitaba Ferran Aisa me senté junto a un anciano que sorbía un cacaolat de la botella con una pajita. Me aseguró que estaba a punto de cumplir ochenta años y que se descubrió a sí mismo como poeta en 1993. Desde entonces escribe una carpeta de poemas por año. Me van mejor los amorosos –me dijo-. A la noche, después de cenar, hago dos. Los que más me gustan son los de amor, los de te quiero-me quieres, que me salen fáciles. Primero los escribo con lápiz y después los paso a máquina. A lo largo del recital me susurró comentarios muy atinados sobre la extensión de cada poema. “Este es largo”, “este es corto”, etc.
Ferran García (Quirky) y Josep Pedrals son los encargados de mantener el Orinal en ebullición. Su presencia es palpable en el punto de entusiasmo espontáneo y cordial con que aquí se vive el desgranarse del tiempo, de verso en verso, de vaso en vaso y, por supuesto, de beso en beso. Subal, bloguero mítico, me comenta refiriéndose a Quirky: Este hombre es sencillamente increíble. Hay una generación de poetas que no sabe cuántas cosas le debe. Le debe un espacio de acogida para toda la poesía, desde las nuevas formas, que andan moviéndose entre los ritmos hip-hop de los rapsodas callejeros y la estética “indie” o la lírica más destilada (clásica o postmoderna), hasta las eses enroscadas de Cassasses (porque aquí hasta los poetas mediáticos son bien venidos si ya vienen remangados). El Orinal, de hecho, se está convirtiendo en un centro de irradiación poética. Aut Orpheus aut nihil!, gritó un día Jordi Florit desde el escenario. Y no hubo ni un gesto de escepticismo entre el público.
La influencia lírica del Orinal se extiende, contagiosa, por la ciudad (los viernes poéticos del Café del Sortidor) y su periferia (los martes poéticos del Vins i Divins del Masnou) y sus ecos son celebrados con complicidad en las tierras del Ebro y en las Baleares. Tiene también, como no podía ser menos, sus ramificaciones en Internet. No en vano es el refugio de la que podríamos llamar –con el permiso de críticos más juiciosos- la “bite generation” de la poesía catalana. Me refiero a un grupo de poetas que anda en torno a la treintena integrado por Josep Pedrals, Francesc Gelonch, Joan Todó, Eduard Escoffet, Núria Martínez Vernis, Jaume C. Pons, Max Besora, Jordi Nopca, Jordi Florit… Me parece claro que comparten un sentimiento deportivo del oficio de poeta, una extraordinaria capacidad creativa para jugar con imágenes semánticamente muy ricas y enfrentarlas a sus contraimágenes, de ahí que sea en ellos tan frecuente el oxímoron, la aliteración y, especialmente, la ironía de la onomatopeya y el juego de palabras. Tienen, además, suficiente desvergüenza como para, si es preciso, disfrazar a Orfeo de Jimi Hendrix y servirle las mieles de Ronsard con espárragos frescos de la Boquería. Pero me temo que comparten también su rotunda negativa a considerarse miembros de ningún grupo poético.
No tengo ni idea cuánto tiempo se mantendrá encendida en Barcelona la vitalidad de esta llama poética, pero sí sé, sin ninguna duda, que si el Orinal echa un día –esperemos que aún lejano- el cierre, se clausurará el lugar que ha apostado con más fe y más honestidad por los jóvenes poetas catalanes en toda la ciudad. Y -quand vous serez bien vielle- le agradeceremos melancólicamente el regalo espléndido de aquellas noches en las que la poesía se apoderó de nosotros como el entusiasmo de los antiguos rapsodas y fuimos vacantes y sátiros de la lírica y mecidos por sus ritmos nos dejamos arrastrar más allá del compañero de mesa, amigo o desconocido, más allá de la carne entrevista y vibrante, más allá del vaso de cerveza, hacia ese lugar dónde sólo se habita como palabra entre las palabras y donde todo resuena vivo, vibrante y verdadero y –me dice Subal- entonces un calor que no sabes de dónde viene, pero que de pronto comprendemos que es lo que veníamos a buscar, nos recibe con los brazos abiertos. Se trata, claro está, d'aquell cech foch qui.ls amadors s'escalfen al que cantaba Ausias March.
Este post recoge un artículo que aparecerá en el próximo numero de la revista Barcelona Metropolis
Sigo adelante cruzándome con varios filipinos que hablan en grupillos junto a un mural con un poema de Bertolt Brecht. Hay muchas maneras de matar / pueden clavarte un cuchillo en el vientre / quitarte el pan…. Alguien ha escrito tras el último verso un contundente muerte al policía violento. Atravieso Joaquín Costa y sigo por Ferlandina hasta desembocar frente al MACBA. A la izquierda unas cuantas personas charlan animadamente en las mesas de una terraza tranquila, bajo el mural de Chillida que cierra por poniente La Plaça dels Àngels. Otra mano anónima ha dejado aquí también su huella literaria: El tiempo es el fuego que nos consume. ¿Qué fue anterior el graffiti o la ciudad? Los batacazos de los monopatines de los skaters que hacen piruetas circenses por la plaza son ensordecedores. A mi derecha, en el número 29 de Ferlandina se encuentra la entrada del Restaurante Horiginal. En el escaparate se tienta al paseante con tapas, bravas, ravas, croquetas y poesía. Un “paqui” que lleva varias cervezas en la mano, me ofrece una Estrella. Le digo que no y entro en el restaurante. Al fondo se encuentra el “Obrador de Recitacions i Noves Actituds Literàries”. Para entendernos: el “Orinal”.
El Orinal es un híbrido de gruta de las ninfas, mansarda de Ronsard, taberna portuaria, tertulia literaria y café teatro. Es, también, una apuesta radical por la independencia. Aquí ni se reciben subvenciones ni se paga un céntimo de euro a los poetas que vienen a recitar. Aquí se hacen las cosas por amor al arte. Pero, si como ha dejado dicho Wallace Stevens, poetry is the subject of the poem, la joven poesía catalana es la protagonista de este espacio, donde se autocongrega cada miércoles a partir de las ocho de la tarde. Esto no quiere decir que por el Orinal no pasen de vez en cuando poetas maduros o que entre el público escaseen las canas. Un martes de enero en que recitaba Ferran Aisa me senté junto a un anciano que sorbía un cacaolat de la botella con una pajita. Me aseguró que estaba a punto de cumplir ochenta años y que se descubrió a sí mismo como poeta en 1993. Desde entonces escribe una carpeta de poemas por año. Me van mejor los amorosos –me dijo-. A la noche, después de cenar, hago dos. Los que más me gustan son los de amor, los de te quiero-me quieres, que me salen fáciles. Primero los escribo con lápiz y después los paso a máquina. A lo largo del recital me susurró comentarios muy atinados sobre la extensión de cada poema. “Este es largo”, “este es corto”, etc.
Ferran García (Quirky) y Josep Pedrals son los encargados de mantener el Orinal en ebullición. Su presencia es palpable en el punto de entusiasmo espontáneo y cordial con que aquí se vive el desgranarse del tiempo, de verso en verso, de vaso en vaso y, por supuesto, de beso en beso. Subal, bloguero mítico, me comenta refiriéndose a Quirky: Este hombre es sencillamente increíble. Hay una generación de poetas que no sabe cuántas cosas le debe. Le debe un espacio de acogida para toda la poesía, desde las nuevas formas, que andan moviéndose entre los ritmos hip-hop de los rapsodas callejeros y la estética “indie” o la lírica más destilada (clásica o postmoderna), hasta las eses enroscadas de Cassasses (porque aquí hasta los poetas mediáticos son bien venidos si ya vienen remangados). El Orinal, de hecho, se está convirtiendo en un centro de irradiación poética. Aut Orpheus aut nihil!, gritó un día Jordi Florit desde el escenario. Y no hubo ni un gesto de escepticismo entre el público.
La influencia lírica del Orinal se extiende, contagiosa, por la ciudad (los viernes poéticos del Café del Sortidor) y su periferia (los martes poéticos del Vins i Divins del Masnou) y sus ecos son celebrados con complicidad en las tierras del Ebro y en las Baleares. Tiene también, como no podía ser menos, sus ramificaciones en Internet. No en vano es el refugio de la que podríamos llamar –con el permiso de críticos más juiciosos- la “bite generation” de la poesía catalana. Me refiero a un grupo de poetas que anda en torno a la treintena integrado por Josep Pedrals, Francesc Gelonch, Joan Todó, Eduard Escoffet, Núria Martínez Vernis, Jaume C. Pons, Max Besora, Jordi Nopca, Jordi Florit… Me parece claro que comparten un sentimiento deportivo del oficio de poeta, una extraordinaria capacidad creativa para jugar con imágenes semánticamente muy ricas y enfrentarlas a sus contraimágenes, de ahí que sea en ellos tan frecuente el oxímoron, la aliteración y, especialmente, la ironía de la onomatopeya y el juego de palabras. Tienen, además, suficiente desvergüenza como para, si es preciso, disfrazar a Orfeo de Jimi Hendrix y servirle las mieles de Ronsard con espárragos frescos de la Boquería. Pero me temo que comparten también su rotunda negativa a considerarse miembros de ningún grupo poético.
No tengo ni idea cuánto tiempo se mantendrá encendida en Barcelona la vitalidad de esta llama poética, pero sí sé, sin ninguna duda, que si el Orinal echa un día –esperemos que aún lejano- el cierre, se clausurará el lugar que ha apostado con más fe y más honestidad por los jóvenes poetas catalanes en toda la ciudad. Y -quand vous serez bien vielle- le agradeceremos melancólicamente el regalo espléndido de aquellas noches en las que la poesía se apoderó de nosotros como el entusiasmo de los antiguos rapsodas y fuimos vacantes y sátiros de la lírica y mecidos por sus ritmos nos dejamos arrastrar más allá del compañero de mesa, amigo o desconocido, más allá de la carne entrevista y vibrante, más allá del vaso de cerveza, hacia ese lugar dónde sólo se habita como palabra entre las palabras y donde todo resuena vivo, vibrante y verdadero y –me dice Subal- entonces un calor que no sabes de dónde viene, pero que de pronto comprendemos que es lo que veníamos a buscar, nos recibe con los brazos abiertos. Se trata, claro está, d'aquell cech foch qui.ls amadors s'escalfen al que cantaba Ausias March.
L’Horiginal: Café + poesía + restaurante. Los recitales poéticos tienen lugar los miércoles a las 20 h.
Ferlandina 29 (delante del MACBA)
El blog de l’Orinal (Obrador de Recitacions i Noves Actituds Literàries)
Este post recoge un artículo que aparecerá en el próximo numero de la revista Barcelona Metropolis
lunes, 2 de febrero de 2009
Primer dimarts de febrer a Vins i Divins
Dimarts poètics a "Vins i divins"
El proper dimarts, dia 3 de febrer, a les 20 h,
tenim preparat un menú molt especial
Primera part:
El proper dimarts, dia 3 de febrer, a les 20 h,
tenim preparat un menú molt especial
Primera part:
- Anna Rossell: Aquest darrer Nadal ha fet un viatge (amb cop d'Estat inclòs) a la República de Guinea del que és fruit el poema Conakry amb el que obrirem el recital.
- Cristian Palazzi: Ens presentarà el seu poemari inèdit Cuatro veces tú.
Segona part:
- Daniel Busquet, acompanyat de Núria Miret, ens presentarà el seu poemari La trama perfecta.
Aprofitem l'avinentesa per a felicitar molt cordialment a Jaume C. Pons Alorda, il·lustre recitador de Vins i Divins, que ha estat el guanyador del darrer premi de poesia Ciutat de Palma.
domingo, 1 de febrero de 2009
Nietzsche y el ser religioso
"El hombre es el animal no fijado".
"Hay que agradecerles (a las religiones) algo inestimable: ¡y quién será tan rico de gratitud que no se vuelva pobre frente a todo lo que los 'hombres de Iglesia' del cristianismo han hecho hasta ahora por Europa!"
"Y cuánta ingenuidad, cuánta respetable, infantil, ilimitadamente torpe ingenuidad hay en la creencia que el docto tiene de su superioridad, en la buena conciencia de su tolerancia, en la candorosa y simplista seguridad con que su instinto trata al hombre religioso como un tipo inferior menos valioso, más allá del cual, lejos del cual, por encima del cual él ha crecido, -él, el pequeño y presuntuoso enano y hombre de la plebe, el diligente y ágil trabajador intelectual y manual de las 'ideas', de las 'ideas modernas'"!
F. Nietzsche, de "El ser religioso", sección tercera de Más allá del bien y de mal.
Creo que cuando el actual papa, Benedicto XVI inauguró su pontificado con la encíclica titulada "Sobre el amor cristiano" y se atrevió a citar en ella con toda normalidad a Nietzsche sabía muy bien lo que estaba haciendo. Véase por ejemplo lo que Nietzsche añade sobre "el ser religioso":
"Amar al hombre por amor a Dios -ése ha sido hasta ahora el sentimiento más aristocrático y remoto a que han llegado los hombres. Que amar al hombre sin ninguna oculta intención santificadora es una estupidez y una brutalidad más, que la inclinación a ese amor al hombre ha de recibir su medida, su finura, su grano de sal y su partícula de ámbar de una inclinación superior: -quien quiera que haya sido el hombre que por primera vez tuvo ese sentimiento y esa vivencia, y aunque acaso su lengua balbuciese al intentar expresar semejante delicadeza, ¡continúe siendo para nosotros por todos los tiempos santo y digno de veneración, pues es el hombre que más alto ha volado hasta ahora y que se ha extraviado de modo más bello."
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
El árbol de la ciencia y el árbol de la vida
I Byron, Manfred : «El árbol de la ciencia no es el árbol de la vida». II Me molesta mucho, cuando un periodista me entrevista, que dé por ...