Hay imágenes que condensan buena parte de la educación sentimental de una generación. Esta es una de ellas. Deborah Kerr debería ser condenada a una eternidad infernal por haber infectado la imaginación de millones y millones de adolescentes con el agridulce zumbido de todo tipo de imágenes tan inasibles como -¡ay!- pecaminosas. Pero, por otra parte, si hasta Cristo se hizo carne...
Sostenía la secta gnóstica de los valentinianos que Jesucristo no defecaba porque la pureza de su interior era tal que inmediatamente se consumía por completo todo lo que digería. Pero no hay constancia alguna de que Jesucristo fuera valentiniano. Quizás por ello, y con el amparo de María Magdalena, Deborah Kerr se encuentre en una de las primeras filas del cielo.
Amén.
Aviso voy hacer un chiste my malo (como los de Platón):
ResponderEliminarEl único Kervido-Cervido que no deborah hierba para rumiarla, es Deborah kerr, que devora hombres para...
0¡Que envidia Don Gregorio, que envidia!!!!
ResponderEliminarUna actríz extraordinaria y una mujer de la cual me enamoré perdidadamente a los diez años. Abrazos.
ResponderEliminarVamos a recordarla.Siempre hablan de su escena con Lancaster, pero yo la recuerdo, especialmente hermosa, en El Prisionera de Zenda, con Stewart Granger y James Mason. Grace Kelly fué aprendiz de ella, pero le falto su frialdad tan ardiente, aunque probablemente era más bella. La Kerr era turbadora de verdad, peligro puro. En fin, vuelvo a pensar en ella en El Prisionero de Zenda, y en su papel de tontita retrasada en "Mesas Separadas".
ResponderEliminarTuve una vez una especie de novia, que hablando un día de estos mitos, la Gardner, la Kerr, pareció enfadarse y me espetó de repente: es que no sé que les veis. No la contesté por decencia y moderación.
Luri, como soy mayor que tu me anticipo a decir: ay, que se nos mueren los sueños. ¿Que haremos ahora?
La encuentro deliciosa en "La noche de la iguana":
ResponderEliminar-Pero, querido (a todo un Richard Burton), hay cosas mucho más interesantes que el sexo.
Lola
Enrri: Te castigo a mentirte que te dejo sin respuesta.
ResponderEliminarGlauka: El agua debía de estar helada, si no uno no se explica el hieratismo...
ResponderEliminarAhora en serio: Esta imagen de Él siempre me ha parecido extrañamente ambigua y, por eso mismo, perturbadora: Hay en Él -o creo ver en Él- una pose femenina en su masculinidad evidente.
fgiucich: Como dice Luis, "se nos mueren los sueños". Y la sal, Luis, se nos está volviendo sosa. Estás actrices de ahora son -en su inmensa mayoría- demasiado previsibles, demasiado amoldables, demasiado próximas, demasiado poca cosa.
ResponderEliminarLuis: Sí, la imagen creo que muestra hasta qué punto era ella quien llevaba las riendas. "¿La mujer fuerte, quién la hallará?", se pregunta la Biblia. Y yo, a su vez, me imaginaba a las mujeres fuertes como sansonas. Después vi -o creí ver- que eran Liliths.
ResponderEliminarActriz de películas memorables. Es una lástima que la industria cinematográfica se halla convertido en una pasarela sin contenido alguno (provechoso)...
ResponderEliminarLola: Eso es. Eso debe ser. Porque la cara de Burton fue la de la perplejidad que a todos (a todos nosotros, marcados cromosómicamente con esa déltica "Y", tan femeninamente inguinal -la de vuelas que hay que dar para no decir según qué cosas-) nos acompaña cuando intentamos comprender el sentido de esa respuesta.
ResponderEliminarRecrear: Tiendo a pensar que los responsables verdaderos de esa decadencia somos los espectadores, que necesitamos consumir mucho y, por lo tanto, cada plato ha de ser de poco fundamento.
ResponderEliminarLo del plato con poco fundamento ¿no será por lo de la fideuá?
ResponderEliminarPensando en Deborah Kerr y escuchando su respuesta a Burton sobre las cosas más interesantes que el sexo, uno se pregunta por la cara que pondría y el nivel de credulidad que la daría a esa afirmación.
ResponderEliminarRecuerdo a la Hepburn en un papel similar y con similares expresiones frente a Bogart en "La Reina de América". Pero ni ella es tan fría ni Bogart tan salvaje, así que la pareja en La Noche de la Iguana roza la perfección, y eso es cosa de Huston, claro.
Como actriz, hizo un tipo de reprimida pasional muy característico. Una gran dama del cine, però lo que le envidio es la escenita con Lancaster, que estaba es-tu-pen-do y lo estuvo hasta el fin de sus días -hay que decir que luego, en la peli, la convivencia estropea la pasión playera- y también el amor peplumero de Quo Vadis con un Taylor de centurión, 'ensenyant cuixa'. Hace poco tiempo la Vanguardia entrevistava a Viertel, su segundo marido, escritor y personaje interesantísimo -mira, que suerte tuvo, la señora-, que confirmaba que su esposa sufría Alzheimer. Un papel memorable fue en Mesas Separadas, por cierto, ya más mayor. También le envidié siempre la melena. Lo que no mes gusta es que acabara en Marbella, pero parece que les gusta, a los de la pérfida Albión, el lugar.
ResponderEliminar