lunes, 15 de octubre de 2007

Más sobre la vaca socrátrica

Vía Criaturas imaginarias

"... para practicar de este modo la lectura como arte se necesita ante todo una cosa que es precisamente hoy en día la más olvidada... una cosa para la cual se ha de ser casi vaca y, en todo caso no hombre moderno: el rumiar..."

F. Nietzsche, La genealogía de la moral.

11 comentarios:

  1. Que huele la vaca, a la vaca Socratica, el sexo o su condición Socratica?
    Aqui, la que "rumia" debe ser la Socratica ¿No?

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  2. Huele el resultado de la ruminación. Lo otro ya lo tiene la vaca, aunque en muy distinta escala.

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  3. Freman ¿sabe usted que en catalan "rumiar" es pensar?

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  4. Hay un aforismo de Nietzsche sobre George Sand. Creo que también dice algo de una vaca...

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  5. Lo malo de las vacas es que todas saben rumiar. Pero no saben leer.

    Rumiar después de haber leído es una operación inevitable de la memoria. De la cita de Nietzsche deduzco que hay que tener muchísimo cuidado con todo lo que se lea. Porque aguarda después un largo proceso fisiológico. Y, si tienes que regurgitar la prosa de Kafka envuelta en jugo hepático..., pues prefiero volverme bestia (en caso de no haberlo logrado ya).
    Saludos.

    Aker
    Saludos

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  6. Glauca y en asturiano. Y la vaca le huele el culo. Si hay presencia de boñigas es que es de la especie. Si no la vaca no lo va a tragar. Que las vacas son muy listas y tienen mucha pero que mucha personalidad. Pero es indudable que lo del reconocimiento no va mal porque yo veo cariño ya en el gesto (curiosas y cariñosas son las vacas). Y ya le veo alimentando a algún que otro ternerillo, en plan de madre de alquiler y eso.

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  7. Lope: "Vaca lechera de gran estilo", creo que la llamaba.

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  8. Sí, pero, ojo, que aún hay clases, las vacas catalanas -y algunos catalanes- 'remuguen', aunque todo viene del mismo cesto -o del mismo prado herbáceo-.

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  9. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  10. Un amigo (y ya entenderán ustedes este fácil recurso) poeta compuso allá en nuestra fatalmente perdida juventud, un poema de amor de un lirismo vacuno exaltado y mugiente (me da un poco de vergüenza transcribirlo, pero estamos en contubernio cafetil, y aquí todo es posible):

    "Porque te amo como se aman
    las vacas a sí mismas
    cuando rumian las prímulas
    tengo los testes a reventar
    de leche primaveral

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