miércoles, 30 de diciembre de 2020

Innesfree

 

Imposible no volver a ver El hombre tranquilo. ¿Por qué resistirse a su atracción? Además, no importa cuántas veces la hayas visto ya. Siempre sorprende, siempre emociona, siempre hace reir, siempre toca la fibra sensible, siempre descubres matices nuevos en esta historia tan conocida. Innesfree es el lugar en el que sabemos que no podremos vivir y, sin embargo, es una utopía sencilla, que casi está al alcance de la mano... y por eso su imposibilidad es más dolorosa.

Una frase: "Ah, yes... I knew your people, Sean. Your grandfather; he died in Australia, in a penal colony. And your father, he was a good man too".

Otra cosa. Hoy Irene Vallejo me ha dejado el ego satisfecho para varios días. "Sus libros -me ha escrito- suelen estar a mi lado mientras escribo. En el «Manifiesto por la lectura» cito algunas reflexiones suyas (hubiera querido reproducir párrafos enteros)".

Hay que sembrar. Uno nunca dónde puede germinar una semilla que ha lanzado al aire. 

martes, 29 de diciembre de 2020

Nulla dies sine linea

Trabajo intenso y ameno pero, sin embargo, poco productivo. No lo lamento.

Cada vez me gusta más perderme por los caminos que se me insinúan por los márgenes de la investigación que estoy llevando a cabo. De repente descubro un autor hoy olvidado, un poema escrito en el exilio, una reflexión que está pidiendo a gritos un desarrollo actual... y me pongo a seguir esos caminos que sé que me alejan de mi ruta, pero que me proporcionan horas de descubrimientos gozosos. Así que trabajo mucho y avanzo poco, porque no paro de dar vueltas. Pero, por otra parte, pienso que el camino que atraviesa en línea recta un territorio no nos muestra bien las singularidades de ese territorio y que es mejor andar dando vueltas para perderse y encontrarse así con lo inesperado, con todo cuanto la línea recta oculta.

 

Emblema de Las Españas

Esta mañana, por ejemplo, la he dedicado por completo a una magnífica revista, Las Españas, editada en el exilio mexicano por un grupo de intelectuales poco dispuestos a odiar a ninguno de sus compatriotas. Entre otras cosas me he encontrado con un magnífico artículo de Eduardo Nicol sobre Suárez, el filósofo de Salamanca. 

No tengo prisa. Lo importante, para mí, no es correr mucho sino cumplir con aquel propósito atribuido a Plinio el Viejo: Nulla dies sine linea.

No hay nada más productivo que la constancia.

domingo, 27 de diciembre de 2020

Ponerse algo

Comentaba el otro día por aquí que estoy leyendo a autores muy, muy de derechas. Como mi amiga B. ha entendido que me estoy volviendo cada vez más de derechas, quiero tranquilizarla. Los autores que leo son gente que, como Pemán, Latapie, Sainz Rodríguez o Vigón, nada tienen que ver con apologistas de la raza o de venenosas simplezas de ese tipo. Los leo porque me interesa seguir la evolución de las derechas españolas, entender cómo ciertas corrientes extremas -especialmente las del integrismo monárquico- acaban en vías muertas por su incapacidad para renovarse y, también, porque a veces me encuentro con afirmaciones cuyo sentido me parece que si no eres conservador, simplemente, ya no se entiende, como esta de Pemán: “La civilización consiste siempre en ‘ponerse’ algo sobre lo elemental y primario. ‘Ponerse’ la corbata, la ley hipotecaria, el reglamento de circulación…”.
 
Añado una anécdota que transmite Sainz Rodríguez: A don Santiago Ramón y Cajal lo invitaron a visitar a Alfonso XIII. Se negó alegando que no le apetecía vestirse de esmoquin. La mujer encargada de cursar las invitaciones habló entonces con la esposa del ilustre científico, que le dijo:
-Esté usted tranquila que Santiago irá. 
Y, por supuesto, don Santiago fue. 

sábado, 26 de diciembre de 2020

Pasen y lean...

 ¡Para qué les voy a engañar! Me ha gustado esto de El Confidencial Digital:

"Una forma original de felicitar la Navidad es recomendando los libros recientes que más nos han gustado: Gregorio Luri, Tom Holland, Byung-Chul Han, Michael Sandel…"

jueves, 24 de diciembre de 2020

Los mejores ensayos del año según los críticos de El Cultural:

 Manuel Barrios
1. Filosofía y consuelo de la música, Ramón Andrés. Acantilado
2. Obra Completa, Manuel Chaves Nogales. Libros del Asteroide
3. Fake. La invasión de lo falso, Miguel Albero. Espasa
4. Filósofos de paseo, Ramón del Castillo. Turner
5. Los enemigos del traductor, Amelia Pérez de Villar. Fórcola
6. El concepto de amor en Arendt, Antonio Campillo. Abada
7. La escuela no es un parque de atracciones, Gregorio Luri. Ariel
8. Madrid, Andrés Trapiello. Destino
9. Morir o no morir. Un dilema moderno, Jordi Ibáñez. Anagrama
10. Ese famoso abismo, Anna María Iglesia. WunderKammer

Miguel Cano
1. Filosofía y consuelo de la música, Ramón Andrés. Acantilado
2. Obra Completa, Manuel Chaves Nogales. Libros del Asteroide
3. La escuela no es un parque de atracciones, Gregorio Luri. Ariel
4. El honor de los filósofos, Víctor Gómez Pin. Acantilado
5. Madrid, Andrés Trapiello. Destino
6. Una violencia indómita, Julián Casanova. Crítica
7. Galdós: una biografía, Yolanda Arencibia. Tusquets
8. W. G. Sebald en el corazón de Europa, Cristian Crusat. WunderKammer
9. Compañeros de viaje. Poetas en busca de su identidad, Virginia Moratiel. Fórcola
10. El país de los sueños perdidos, José Manuel Sánchez Ron. Taurus

Rafael Núñez Florencio
1. Filosofía y consuelo de la música, Ramón Andrés. Acantilado
2. Galdós. Una biografía, Yolanda Arencibia. Tusquets
3. Sobre lo que no se ve, Enrique Lynch. Abada
4. El sueño del tiempo, Carlos López Otín y Guido Kroemer. Paidós
5. La escuela no es un parque de atracciones, Gregorio Luri. Ariel
6. El país de los sueños perdidos, José Manuel Sánchez Ron. Taurus
7. Desde las ruinas del futuro. Teoría política de la pandemia, Manuel Arias Maldonado. Taurus
8. Madrid, Andrés Trapiello. Destino
9. Una violencia indómita, Julián Casanova. Crítica
10. El honor de los filósofos, Víctor Gómez Pin. Acantilado

Bernabé Sarabia
1. El síndrome de Woody Allen, Edu Galán. Debate.
2. La nueva masculinidad de siempre, Antonio J. Rodríguez. Anagrama
3. La escuela no es un parque de atracciones, Gregorio Luri. Ariel
4. Sobrevivir al naufragio, Félix Ovejero. Páginas Indómita
5. El dominio mental, Pedro Baños. Ariel
6. El infinito en un junco, Irene Vallejo. Siruela
7. El país de los sueños perdidos, José Manuel Sánchez Ron. Taurus
8. Dime qué comes…, Blanca García Orea. Grijalbo
9. La tela de araña, Juan Pablo Cardenal. Ariel
10. Más allá de los mares conocidos, Ignacio Ruiz Rodríguez. Dykinson

 

 

 

 

Vindicación de la memoria

 En El Subjetivo

Feliz -y apetente- Navidad

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Sí, es cierto, tengo bastante abandonado este café, que tan buenos momentos me ha dado y que a tantas personas entrañables me ha permitido conocer. Reconozco -con un pelín de mala conciencia- que ando trasteando por Twitter, pero no quiero dejar pasar la Navidad sin desearles... ¿el qué? ¿qué deseo puedo tener hacia ustedes que sea sincero y no rutinario? En cuanto me hago esta pregunta me respondo que no hay nada malo en los deseos rutinarios porque ponen de manifiesto una voluntad de mantener una frecuencia en el trato. Pues les deseo eso, que no perdamos la frecuencia en el trato. A ver si me enmiendo.

Una vez acabado el libro sobre la interioridad en el Siglo de oro, me he puesto en otro sobre el que ya tenía abundantes materiales recogidos. Hay una paz en la rutina del trabajo que no puedo encontrar en el mero pasatiempo de la televisión, que cada vez me aburre más. Tampoco me atrae mucho la literatura contempoánea y, como estoy en condiciones de dedicarme a lo que me apetezca, no reprimo mis apetencias. Ando leyendo a autores conservadores: Vegas Latapie, Pemán, Vigón... sí, son muy, muy conservadores y están, además, muy olvidados, pero me ayudan a entender, y eso es lo que me importa.

viernes, 11 de diciembre de 2020

Filósofo

La mejor definición del filósofo que conozco es esta de María Zambrano con aroma de Spinoza: "Filósofo es el que ya no se queja." Así que cada queja -cada una de mis quejas- es señal de una distancia.

miércoles, 9 de diciembre de 2020

¡Qué demonios!

Enviado el manuscrito sobre el Siglo de oro. Su titulo (provisional) es "La aventura del yo". He quedado satisfecho con el resultado y, especialmente de las últimas páginas dedicadas al "Yo sé quién soy" de don Quijote. Cuantas más cosas leía más se me engrandecían las que me parece que son las dos obras cumbre de la época, La Celestina y Don Quijote. He optado por abrir el Siglo de Oro con la gramática de Nebrija, de 1492, y cerrarlo con Miguel de Molinos, que muere en 1696, con lo cual me sale un siglo de más de doscientos años. Pero el privilegio de la libertad es el de poder jugar con las convenciones. Si te encargan un libro no es para que hagas un resumen de cosas ya sabidas, sino para que te arriesgues y, si hay que fracasar, hacerlo de manera esplendorosa. ¡Qué demonios!
 
Estas son la súltimas palabras: 
 

"Don Quijote es el descubridor del alma como aquella instancia desde la cual lo que postulamos como lo mejor que podemos llegar a ser, se dirige a lo que somos. Por eso es cima y resumen de un Siglo de oro que duró doscientos años. No estoy seguro de que pueda servirnos de mito nacional, pero sí me parece que Cervantes nos ha mostrado en su novela inmortal cómo se construye un  mito, el mito necesario para ver reflejado en él aquello que nos obliga a estar a la altura de lo mejor que podemos llegar a estar".

lunes, 7 de diciembre de 2020

Explicarse

Explicarse, con frecuencia, es contradecirse. El silencio es un remanso lógico que se convierte en remolino en cuanto intentas aclararte en voz alta ante la mirada atenta de otro.

sábado, 5 de diciembre de 2020

Discurrir es escurrir

Se ha sostenido alguna vez que eso de pensar consiste en poner un "pero" en el lugar adecuado. Efectivamente es así en muchas ocasiones, pero no en todas. Con frecuencia, al menos en mi caso, discurrir es escurrir, esto es: sacar partido a lo que tienes delante. Y esto es lo que más me cuesta, exprimir lo que ya sé hasta sacarle su jugo. Claro que... ¿si no sé exprimirlo, lo sé?

viernes, 4 de diciembre de 2020

Biología política

Un día descubres que estás siendo refutado por todo aquello que considerabas irrelevante. Te cuesta aceptarlo, pero eso es lo que hay. Esta es una de las manifestaciones más despiadadas de eso que llamamos envejecer. Queda el consuelo -¿rencoroso?- de pensar que a ellos también les ocurrirá lo mismo que a ti.


jueves, 3 de diciembre de 2020

Paseo y celebración

Largo paseo por la playa. 10 quilómetros que a la vuelta se han hecho pesados, por el fuerte aire en contra que se iba enfriando por momentos, a media que el sol se escondía tras Collserola. Ravel en los auriculares. Cada vez me parece más grande, más sutil, más rico, más íntimo. Más mío.

El paseo era mi particular celebración del final del libro sobre la interioridad en el Siglo de oro que me encargó la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Estoy satisfecho del resultado. El reto era difícil porque tenía que conseguir encajar sin apreturas los doscientos años del siglo de oro -he optado por iniciarlo con la gramática de Nebrija y por cerrarlo con la muerte de Molinos- en 130 páginas. Creo que lo he conseguido y que el contenido respira. Aún tardaré en enviarlo un par de semanas, para darme tiempo a una ultima revisión, pero será, en todo caso, cuestión de detalles.

El trabajo ha sido intenso y satisfactorio. Hay encargos que son un auténtico regalo... especialmente si están bien pagados. De hecho, he estado viviendo en el Siglo de oro desde la primavera pasada, dedicándole muchas horas diarias. No me quejo, que quede claro. Han sido horas gozosas. 

Hace unos días me entrevistaron unos alumnos de bachillerato de un instituto catalán. Les expliqué lo que estaba haciendo y concluí asegurándoles que el trabajo es la felicidad y creo que me entendieron.

martes, 24 de noviembre de 2020

La ensaladilla

Comemos en casa de L. Su nieto, de primero de ESO, se sienta a mi lado. Le pregunto qué está haciendo en el instituto y esta es la conversación que hemos mantenido. Les ahorro gestos, interjecciones y silencios.

- Un proyecto.

- ¡Qué interesante! ¿Y sobre qué trata?

- De tres países.

- ¿Cuáles?

- Rusia.

- ¿No eran tres?

- A mí me ha tocado Rusia.

- ¿Pero de qué has hablado?

- No sé... hemos hecho un powepoint. Más de 40 páginas.

- Sí, pero tú... ¿de qué has tratado?

- De la comida.

- ¿Y qué comidas tienen?

- La ensaladilla.

Y ya no le he podido sacar nada más. Por eso insisto tanto en que un trabajo escolar que no deje ningún residuo en la memoria, no es un trabajo educativo.

lunes, 23 de noviembre de 2020

El resistente

Cuando se abrió el Petit Cafè en la plaza de Ocata, de esto hace ya muchos años, se formó muy pronto y de forma espontánea una tertulia de jubilados a los que yo saludaba como "El frente de juventudes", cosa que les hacía mucha gracia. Me gustaba escuchar sus conversaciones alargando la oreja, haciendo como que leía el libro que tenía entre manos y me sentía un poco como un niño que anda curioseando las cosas de los mayores. Durante unos años había un equilibrio entre los que ya no volvían y los que se sumaban. Ahora parece que, definitivamente, el ritmo de los desaparecidos no puede ser compensado con los novicios y la mesa se ha quedado sola, vacía, y sólo un anciano se atreve a ocuparla. Es otra rutina rota. Hoy, el último resistente, a venido a nuestro lado a contarnos sus muchos años y a asegurarnos que ya estaba en la fila de espera.

sábado, 21 de noviembre de 2020

Cocido

Me levanto temprano para poner una gran cazuela de cocido al fuego. A los pocos minutos comienzan a expandirse por la casa los efluvios del chup-chup. Esto, para mí, es la esencia de un hogar. En mi caso se produce, además, un efecto colateral muy beneficioso: nunca trabajo con más rapidez e inspiración que cuando uno de estos guisos de cuchara inunda la casa con aromas de infancia.

viernes, 20 de noviembre de 2020

El temple

Hay días en que nada más abir los ojos ya sabes que el ánimo va a hacerse el remolón y va a ir a la suya. Los viejos de mi pueblo hablaban del "temple." "¿Cómo va hoy el temple?", se preguntaban unos a otros al saludarse. Pues hoy ando con el temple así así. Y sin razón alguna para ello. Mis estados de ánimo son tan agrestes y voltarios que no saben nada de educación emocional.

jueves, 19 de noviembre de 2020

Rutinas

Como llevamos semanas haciéndolo, el recorrido se ha convertdo en hábito. 
 
Mi mujer y yo salimos de casa a eso de las 11 de la mañana, cuando puedo desprenderme de lo que estoy leyendo (que hoy eran los sermones de santo Tomás de Villanueva). Vamos chino chano hasta la plaza Nueva y de allí a un bar del mercado a que nos hagan un par de cafés para tomárnoslos, cara al sol, en las gradas de la plaza. Si es necesario, compramos alguna cosa de comer. Después, seguimos nuestro camino, por Roger de Flor, hasta el paseo. Subimos por Mare de Déu de Núria, entramos en la frutería y, si se tercia, en Can Rac, y volvemos a casa. 
 
A medida que han ido pasando los días, nos hemos ido habituando a encontrarnos con determinadas personas en los mismos sitios. En la plaza Nueva estará una de ellas, dando de comer a las palomas; en la puerta del mercado, otra, comprando solidaridad cívica; poco antes de la plaça de Cataluña nos detendremos unos instantes ante el pobre oficial del pueblo, con su perro tumbado al sol. En Masnou hemos decidido que nuestro pobre oficial ha de ser tratado de manera excelente y todos los que pasamos a su lado le dejamos alguna moneda y él nos saluda como tomando nota de que se va reduciendo la deuda que tenemos contraida con nuestra conciencia. En un banco de la plaça de Catalunya, la R., sola, viendo pasar no se sabe qué. En otro, en el paseo, un señor muy elegante, con sombrero y corbata, leyendo el Marca y más adelante otro, mucho mayor, también vestido de manera impecable, mirando sin ver a los que pasamos a su lado. Etc. 
 
El día que nos falta alguien, lo echo en falta. Ya ven, cada vez me gustan más las rutinas... no porque sean rutinas, sino porque sé lo frágiles que son y, por lo tanto, mantenerse fiel a ellas es como mantener tu fidelidad contra el tiempo. Es como mantenerse firme en una batalla que sabes perdida de antemano.
 
La rutina es un gesto de resistencia. Es la poesía de la existencia.

miércoles, 18 de noviembre de 2020

Otra herida narcisista

Hasta ahora, cuando acompañaba a mi nieto al colegio iba con él hasta la misma puerta del centro. Hoy, al doblar una esquina, ante la fila de los niños de su clase que esperaban que se abrieran las puertas, mi nieto se ha despedido de mí de una forma que no admitía dudas: quería seguir en solitario. Lo he entendido. Yo también fui preadolescente. Llega un momento en que tienes una necesidad existencial de proclamar tu autonomía ante los ojos de tus semejantes, de que te has librado de la tutela de los adultos. Pero la comprensión de las cosas no necesariamente nos hace más felices.

Ayer traje a este café una foto que me habían enviado del Ártico mostrando La escuela no es un parque de atracciones. La foto tiene su historia, porque es de un venezolano que se encuentra en la península de Guida, en la costa siberiana del mar de Kara, en el océano Ártico. Escribo esto buscando en el recuerdo una tirita afectiva para mi herida narcisista.

lunes, 16 de noviembre de 2020

Cetera membra dolent

Scribere qui nescit nullum putat esse laborem
tres digiti scribunt, cetera membra dolent

Es decir:

Quien no sabe escribir piensa que no hay ningún
esfuerzo; escriben tres dedos, los demás miembros duelen.


Juan de Arce de Otálora, Coloquios de Palatino y Pinciano, segunda mitad del XVI

domingo, 15 de noviembre de 2020

Talentos

Parábola de los talentos. Al volverla a escuchar me he preguntado con Dostoievski y Lev Shestov: "¿Qué humano ha podido escribir esto?"

Estoy leyendo, intensamente, a Lev Shestov, en los ratos que me deja libre el Siglo de oro y gracias a él creo que por primer avez he comprendido cabalmente la diferencia entre el místico y el teólogo. Es la diferencia que existe entre Jerusalén y Atenas. Irreconciliable, como el aceite y el agua. No somos conscientes de la inmensa pérdida que supondría para nuestra humanidad la desaparición del puesto de vigía del místico. No hablo de la desaparición del teólogo porque, tal como están las cosas, es inimaginable.




¿Embustero?


 

De la revista "Cine-Mundial", 1922.

sábado, 14 de noviembre de 2020

La felicidad me la dio tu arroz

La felicidad es hacer una inmensa cazuela de arroz y que no quede ni un grano. Es ver que se prolonga la sobremesa mientras tu discretamente subes a refugiarte a tu cuarto con tus libros y tu sofá. Es ver cómo va declinando la tarde y sube tu nieto a despedirse de ti, lamentando que se tiene que ir, pero es culpa del papa... La felicidd es poder contar esto... Bueno, sí, quizás le deba algo mi beatitud a las tres gotas que disuelvo cada mañana en medio vaso de agua. Pero no ha sobrado ni un grano de arroz.

Hábitos inevitables

Ya sé que se repite, pero siempre se repite como nueva. Me refiero a esa sensación de desánimo que me invade cuando estoy acabando un libro. Siento que no he estado, ni mucho menos, a la altura de lo que soñaba inicialmente con realizar, que me falta por consultar montones de bibliografía, que las ideas no son claras y distintas, que los capítulos están desorganizados, que la lectura no es suficientemente fluida, que sobra mucho de esto y aún falta más de aquello y... al fin y al cabo... ¿estoy diciendo algo interesante?

Después, el tiempo se me echa encima y como hay que cumplir con las fechas de entrega lo envío a disgusto. 

Finalmente el editorme llama y me dice que le ha gustado y empieza a gustarme a mí también. Claro que un día... puede no ser así.

Hoy, además de sufrir con lo que acabo de escribir, he terminado el prólogo de un libro sobre la infancia en Roma y se lo he enviado al autor. Me estoy especializando en escribir prólogos y epílogos. No se sufre nada.


domingo, 8 de noviembre de 2020

Si llueve, que llueva

Que llueva está bien cuando dentro de casa hay calor y más allá de los cristales de las ventanas no hay nada que reclame nuestra mirada. La lluvia nos cobija. Todo lo que nos interesa está congregado alrededor de la mesa familiar. La comida está rica y es abundante, el vino es el adecuado y hasta el pan parece más sabroso que de costumbre. Después, a los postres, los nietos sacan la tarta con una vela para la abuela, que cumple años. Todo lo que necesitamos está aquí, al alcance de la mano, y es hermoso y frágil. Mejor: es hermoso porque es frágil. Afuera la lluvia y el viento que sacude a los árboles con fuerza es el caos, que no nos afecta, porque nuestra fragilidad es ahora mismo más fuerte que el caos. Aquí está el orden. Está en esa vela que la abuela decide apagar acompañada de los nietos.

¡Si llueve, que llueva!

viernes, 6 de noviembre de 2020

De Lope a Calderón


 ¿Y qué decir de estos impresionantes versos de La segunda esposa, del (casi)siempre impresionante Calderón:


¡0h tú, antorcha, que en esa breve, en esa
tibia llama contienes sombras sumas,
no por hermosa de inmortal presumas,
pues puedes antes ser que luz pavesa.

Si no ardes, mueres, pues tu lumbre cesa;
si ardes, también, pues fuerza es te consumas;
luego ardiendo, o no ardiendo, siempre ahumas
las lóbregas paredes de la huesa...

jueves, 5 de noviembre de 2020

Lope, siempre.

En una comedia de título gongorino atribuida a Lope, Un pastoral albergue, se ridiculiza con gracia y agudeza en el diálogo de tres villanos el desprecio nacido de la ignorancia:
 

VILLANO3º:
    ¿Cómo son los moros?

VILLANO 2º:
    Son
    como alimañas.

VILLANO 1º:
    ¿Y en pie
    se tienen y andan

VILLANO 3º:
    A fe.

VILLANO 2º:
    Dijo el cura en un sermón
    que los moros no creían
    en Dios, ni que eran cristianos. 

VILLANO 3º:
    ¡Oh ladrones luterianos!

VILLANO 2º:
    Y que no comían
    tocino.

VILLANO 1º:
    ¡Qué desatino!
    Yo por eso los quemara
    y ¿Cómo tienen la cara?

VILLANO 2º:
    De hombres que no beben vino.

VILLANO 3º:
    ¿Qué vino no beben?

VILLANO 2º:
    No.
    agua piden que les den.

VILLANO 3º:
    No puede un hombre de bien
    ser moro.

VILLANO 1º:
    A lo menos yo
    no lo fuera, aunque me hicieran
    rey.
 

¿No les parece que esto pone de manifiesto que los abuelos del iglo de Oro sabían reírse de sus prejuicios?

lunes, 2 de noviembre de 2020

De la mano

Esas parejas de ancianos que caminan encorvados, a pasos de paloma y arrastrando los pies, pero agarrados de la mano, porque saben que todo su asidero está en la mano descarnada de su mujer o su marido, me producen una profunda ternura. Veo, además, en ellas el resumen y síntesis de todo. Estamos aquí para encontrar una mano que nos ayude a caminar. Si la tenemos, celebrémoslo, que merece la pena.

domingo, 1 de noviembre de 2020

Halloween

Me cuesta entender las críticas culturalmente puritanas a Halloween.

En realidad, si Halloween es una fierta norteamericana, lo es porque la exportamos allí los cristianos europeos. El Halloween norteamericano es una franquicia de la cultura europea.

Debo reconocer, además, que si yo fuese niño encontraría mucho más estimulantes los rituales y la iconografía de Halloween que la celebración de ritos populares, como la castañada en Cataluña. Y, dicho esto, añado que parece más que probable que la degustación de frutos otoñales (castañas, boniatos, granadas...) el día de los difuntos y Halloween tengan un origen común.

Y ahor avoy a enceder el horno. De postre habrá castañas.

sábado, 31 de octubre de 2020

Adiós Sean

 No sé por qué hoy recuerdo Zardoz, una película que no pasará a la historia del cine por su excelencia.



 

Este hombre que parecía poderlo todo, ha muerto. Y si ha muerto él, es que no hay esperanza para nadie.

viernes, 30 de octubre de 2020

El azar amigo


Dear G. Luri Medrano,
International Journal of Psychological and Brain Sciences (IJPBS) is a peer-reviewed international academic journal, providing a good platform for all scholars, researchers and those who take a great interest in emerging trends and issues in psychological and brain sciences to exchange ideas.
Greatly impressed by your work "The 16th National and the 7th Latino-American Conference on Pedagogy inaugural speech. Experience and education, we cordially welcome you to contribute papers and join our Editorial Panel/Reviewer Team.


Deberes

Tengo un nieto de 6 años, G., al que le gusta -y le gusta mucho- ponerse a sí mismo deberes. No es que sea un fanático de la lectoescritura y de las matemáticas. También disfruta jugando (a videojuegos y con sus amigos de manera directa), patinando con su padre, viendo la tele, etc. Pero con frecuencia se pone deberes y copia poesías, letras de canciones... o nos escribe cosas a sus familiares, tanto sea en papel como en  WhatsApp. También parece disfrutar con ejercicios de matemáticas, descubriendo qué hay más allá del número 1.000 o si 60 más sesenta son 120, ya que 6 más 6 son 12.

Me hace, por supuesto, pensar. 

Cuando hablamos de deberes sí o deberes no y, sobre todo, cuando defendemos la equidad, tendemos a ignorar que las aspiracioenes individuales son muy heterogéneas y que debemos estimular a quienes las tienen altas e intentar corregir a quienes las tienen bajas y que así, inevitablemente, ahondamos diferencias. Esto me parece elemental, pero es una de esas cosas elementales que no nos gusta mirar a la cara, no sea que, de hacerlo, nos veamos obligados a extraer consecuencias.

jueves, 29 de octubre de 2020

Conocimiento y poder

 He contado varias veces esta historia, pero parece que hay que volver a contarla muchas veces más.


La cena en lo de Pedro J.

Me ha escandalizado que asistieran tantos representantes políticos a esa cena de Pedro J. Algunos aparecen en las fotos sin mascarilla.

Me ha escandalizado más que intenten justificarse diciendo que el acto cumplía todos los requisitos sanitarios. ¿Cuántos restaurantes los cumplen y sin embargo los han cerrado? Es decir, los han cerrado algunos de los que asistieron a la cena.

¿Qué ha sido del sentido de la ejemplaridad? ¿Qué es un político si le falta ese sentido elemental?

Pero aún me escandaliza más la cautela con que tratan los medios el asunto, a la que le noto un tufillo a omertá, y ya no digo nada de la falta de reacción social.

Me acabo de enterar que el ministro de agricultura de Irlanda ha dimitido por asistir a un acto con 90 personas. No quiero comentar nada al respecto.

Otra cosa: Un informe del Ministerio de Salud de Israel asegura que los niños tienen más probabilidades de infectarse que los adultos, pero son en su mayoría asintomáticos. Lo importante es que pueden ser superpropagadores del coronavirus. Por eso están constatando que las aulas son un foco de contagio. Desde ellas se propaga el virus a la comunidad. Es la reapertura de las escuelas la que aceleró la epidemia en Israel. ¿Y en España?

Dimite el ministro de Agricultura de Irlanda por ir a un evento con 80 personas

El ministro de Agricultura de Irlanda, Dara Calleary, ha presentado este viernes su dimisión tras la polémica desatada por su asistencia a un evento el miércoles al que acudieron unas 80 personas más, entre ellos el comisario europeo de Comercio, Phil Hogan.

Leer más: https://www.europapress.es/internacional/noticia-dimite-ministro-agricultura-irlanda-ir-evento-80-personas-20200821101718.html

(c) 2020 Europa Press. Está expresamente prohibida la redistribución y la redifusión de este contenido sin su previo y expreso consentimiento.


Dimite el ministro de Agricultura de Irlanda por ir a un evento con 80 personas

El ministro de Agricultura de Irlanda, Dara Calleary, ha presentado este viernes su dimisión tras la polémica desatada por su asistencia a un evento el miércoles al que acudieron unas 80 personas más, entre ellos el comisario europeo de Comercio, Phil Hogan.

Leer más: https://www.europapress.es/internacional/noticia-dimite-ministro-agricultura-irlanda-ir-evento-80-personas-20200821101718.html

(c) 2020 Europa Press. Está expresamente prohibida la redistribución y la redifusión de este contenido sin su previo y expreso consentimiento.


Dimite el ministro de Agricultura de Irlanda por ir a un evento con 80 personas

El ministro de Agricultura de Irlanda, Dara Calleary, ha presentado este viernes su dimisión tras la polémica desatada por su asistencia a un evento el miércoles al que acudieron unas 80 personas más, entre ellos el comisario europeo de Comercio, Phil Hogan.

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(c) 2020 Europa Press. Está expresamente prohibida la redistribución y la redifusión de este contenido sin su previo y expreso consentimiento.


martes, 27 de octubre de 2020

Vuelven mis espías

He aprendido a ser paciente, porque cuando parece que ya no hay más agua en el pozo... tarde o temprano siento de nuevo el rumor de una nueve corriente de información.

El azar amigo siempre acude en mi ayuda. Bien es verdad que para ello tengo que estar despierto, no sea que vaya a venir a llamar a mi puerta cuando estoy fuera de casa.

Se ha puesto en contacto conmigo un historiador del Colegio de Méxicco y a través de él me he puesto en contacto yo con tres persons que conocieron a Laurette Séjourné. Todo ha vuelto a ponerse en marcha. Vuelvo a sentir la misma pasión por los datos nuevos, vuelvo a extender el rompecabezas delante de mí y a encontrar la manera de completar vacíos de información con conocimientos parciales nuevos. Vuelven a abrirse nuevas vías de investigación.

Esto es apasionante.

Hay un placer profundo en el descubrimiento intelectual. Cada descubrimiento le proporciona al intelecto un día de fiesta.

lunes, 26 de octubre de 2020

domingo, 25 de octubre de 2020

Una identidad erizada

"Necesito la identidad como arma", escribe Susan Sontag. Y da en la diana. La identidad es usada hoy como un arma agresiva. No es algo que te pertenezca de manera espontánea, sino algo que te blinda, un blindaje que te permite justificar tu agresividad. No soy tan ingenuo como para ignorar que siempre ha habido algo de esto, pero hasta recientemente se veía la identidad agresiva como un fenómeno sectario, mientras que ahora se ha convertido en ortodoxia.

Al hablar así, Susan Sontag se está refiriendo a su lesbianismo y me siento muy lejos de la identidad de erizo que ha elegido. Pero no me preocupa sentirme lejos de ella en este aspecto, por muy central que sea en su vida. Bien, es lesbiana, ¿y qué?

Lo que me interesa de Sontag son otras cosas y por eso estoy leyendo con tanto interés la biografía que Benjamin Moser ha escrito sobre ella: su relación con dos intelectuales que admiro, Philip Rieff y Leo Strauss; su formación en la universidad de Chicago y, sobre todo, su terca voluntad de hacerse con una personalidad fuerte y culta. El ejercicio permanente de construcción intelectual de sí misma.

Desde muy joven se propuso dormir solamente 5 horas diarias para poder leer por las noches. Intentó reducir este tiempo de sueño, pero se dio cuenta de que si lo hacía, su capaccidad de concentración se resentía. Nunca cejó en su empeño por conquistar lo difícil: la literatura difícil, la música difícil, el arte difícil, la filosofía difícil. No le intersaba nada de esto porque fuera simplemente difícil, sino porque entendía que su dificultad mostraba la aventura humana de construir con el lenguaje una imagen compleja de la realidad. Considero que este esfuerzo tambén forma parte de su identidad que, en este caso, es una identidad ejemplar y pacífica. Pero Susan Sontag no parece necesitar integrarlo en su identidad. Y eso me lleva a pensar que toda referencia a nuestra identidad es posible porque ocultamos algo de nosotros mismos para resaltar algo sobre el fondo de lo oculto. 

También somos lo que ignoramos de nosotros mismos.


sábado, 24 de octubre de 2020

Al albur de las circunstancias

La paella es una religión valenciana de culto riguroso y estricto. Los que no somos creyentes sólo hacemos arroces. Esta es una evidencia tan clara y distinta que no tienee sentido andar buscándole objeciones. Así que yo los sábados hago un arroz para la familia. 

Esto de la familia se pone bastante complicado a partir del momento en que los hijos vuelan por su cuenta. Nunca es seguro cuántos estaremos a comer. Dos, fijo, pero podemos ser ocho, o seis o tres. Depende. El número exacto sólo se concreta cuando estamos sentados a la mesa.

Por eso hago un arroz, porque me permite una libertad de acción enorme, es como ser agnóstico del arroz, que puedes rezarle al dios que se te antoje cuando se te antoja y jugar con los ingredientes al albur de las circunstancias.

Así que hacer la compra, como ustedes bien comprenderán, se convierte en un arte. Por otra parte, hace tiempo que descubrí (sumando una decepción más a mi ya larga lista de decepciones paternas) que a los míos, para hacer el arroz, les gusta más el caldo de pastilla de pescado que un buen caldo de pescado.

Pero no importa. Lo triste es estar sólo dos a la mesa un sábado. El arroz acaba saliendo. Unas veces con más tropiezos que otras, pero sale rico. La prueba de ello es que no suelen dejar ni un grano en la paellera. Y yo soy feliz viéndolos comer.

Ahora que lo pienso... creo que no he repetido nunca una receta.

La vida prosaica

Ayer por la tarde me llamó por teléfono mi nieto (10 años) preguntándome si podía venir a dormir a casa. Le dije que por supuesto que sí, que esta casa es la suya. "Es que, como estás solo, así te hago compañía y te ayudo a hacer la cena". Me emocionó su deseo de cuidar de mí. Sin embargo, en cuanto llegó se apoderó de la televisión, conectó sus cables a la consola y comenzó a jugar con sus amigos pasando completamente de su abuelo. Le pedí, eso sí, que pusiera la mesa para cenar. Cenamos y vimos una película de miedo. De bastante miedo. Así que, cuando llegó la hora de irse a dormir, vi en su cara una petición de cobijo. "Si quieres -le dije- puedes dormir conmigo". Y por esta razón he dormido toda la noche en el borde de la cama, que es a donde me han ido empujando sus pies, rodillas, codos y puños. La familia también es esto.

viernes, 23 de octubre de 2020

Pequeños placeres, casi clandestinos

Ir a media mañana al mercado, comprar una barra de pan recién hecho -una empordà-, arrancarle el cuscurro crujiente, sentir el aroma a horno antiguo de la miga, llevarte el cuscurro a la boca y disfrutar del pan nuestro de cada día porque también hoy lo hemos merecido... o quizás no, y, sin embargo, lo tenemos. Pensar que para cenar me haré pan con tomate, buscar los tomates adecuados y decidir qué embutidos quiero comprar. Pedir a la salida un café con leche para llevar y cogerlo por los bordes para que no queme, dirigirme hasta las gradas de la Plaça Nova, quitarme la mascarilla y disfrutar del café con leche en libertad, mientras siento la brisa tonificante en la cara. Ver a la gente pasar con sus cosas y durante un rato disfrutar de la teoría de la vida transeúnte, olvidando ese texto que tienes a medio escribir. Ponerte de pie de golpe al descubrir de repente, después de un rato de convivencia complaciente con lo efímero, que has encontrado la manera de continuar el texto. Todo esto bajo un cielo azul y un sol templado.

Me escribe B.:

"Juste un mot au sujet de la soupe à l’ail.  Il me semble que lorsqu’on cherche à retrouver des souvenirs de façon délibérée, comme vous l’avez fait en reprenant cette recette, ça ne marche pas, ou rarement. Pour prendre l’exemple le plus célèbre, quand le narrateur de la Recherche trempe sa petite madeleine dans du thé, c’est de façon tout à fait imprévue que le passé lui revient en force, inopinément. S’il avait voulu retrouver les goûters chez tante Leonie, son enfance etc... en préparant une tasse de thé, en y trempant méthodiquement son gâteau, il est fort possible que rien ne se serait passé... et nous n’aurions pas eu la Recherche.  Cette opinion n’engage que moi."

 

B., indudablemente, tiene razón. 

miércoles, 21 de octubre de 2020

Incertidumbres, sopas de ajo y Shosta

Profunda sensación de fatiga al escuchar a nuestro políticos. Sospecha, cada vez más aguda, de que estamos consumiendo alegremente bebidas demasiado fuertes al borde del precipicio. ¿Vivimos el fin de una época? No lo sé, pero los frentes políticos parecen haber cambiado. Incertidumbre. No hace muchos días un periódico europeo se preguntaba si España era un Estado fallido.

Además, no he encontrado en las sopas de ajo el sabor que buscaba. Eran sólo sopas de ajo. Sí, estaban ricas, pero su sabor sólo me remitía al plato que tenía delante. Nada. Ningún recuerdo ha emergido como un pez en busca de un cebo.

Lo mejor del día un largo paseo por la playa. Las olas rompían con fuerza contra las rocas en un festival barroco de espuma que dejaba en el aire una nubecilla leve de gotitas minúsculas de agua en suspensión y que le daban al aire que respiraba -sin mascarilla- un sabor de salitre ligeramente metálico, casi eléctrico, que inundaba los pulmones de alegría. Por los auriculares, la tercera de Shosta. 

En un aprieto

Estoy escribiendo un texto largo (unas 100 páginas) sobre el Siglo de Oro y pretendo hacerlo de manera que sea asequible para el lector medio. Pero me enfrento a un problema: el de mi competencia literaria. Mi prosa es muchísimo más pobre que la de cualquiera de los autores de los que trato y con los que llevo unos meses conviviendo (y mejor no hablar de mis sonetos). Con lo cual, cuanto más hablo yo, más los oculto a ellos. Pero si no hablo, entonces haría una antología de textos áureos, que es lo que me han pedido explícitamente que no haga.

Cada vez que tengo que hablar, no ya de los grandes, sino de lo que podríamos llamar el proletariado intelectual de esta época, dejo la escritura y me pongo a leer. Estos autores nunca defraudan. Entonces, ¿como hacer para escrbir algo que sea, al mismo tiempo, verosímil y estimulante, de manera que el lector, en cuanto acabe de leer este texto, lo olvide para coger el de uno de nuestros clásicos? 

No lo sé.

martes, 20 de octubre de 2020

Tomates, cebolla y sal

A veces, que suele ser cuando estoy solo en casa, me hago una cena melancólica. Uno o dos tomates -si pueden ser, feos de Tudela- cortados a gajos, una cebolla, sal y pan. Se trata de ir cogiendo el tomate, la cebolla o el pan, hundir un extremo en la sal y llevárselo a la boca. No es una comida para quedar bien, pero es la que le gustaba de vez en cuando cenar a mi padre y a mí los tomates, la cebolla o el pan, comidos a sí, de esta manera tan elemental, me saben a blanco y negro y a melancolía. El del gusto es posiblemente el sentido que más afilados recuerdos despierta. Hay páginas del pasado que viven escondidas en el interior de un tomate.
 
Mañana me pienso hacer sopas de ajo.

lunes, 19 de octubre de 2020

Ante la noche oscura

Intento escribir algo sesudo sobre San Juan de la Cruz para un capítulo de un libro sobre el recogimiento en el Siglo de Oro. Lo intento seriamente, de verdad, pero cuanto más lo intento, más suprimo y vuelvo sobre mis pasos a rehacer mi escritura. Me doy cuenta de que todo cuanto pueda decir no vale lo que uno de sus versos. He estado a punto de escribir "lo que el más trivial de sus versos". Pero en San Juan de la Cruz no hay ni un verso trivial. Convertir esos versos en erudición prosaica es traicionarlos. Finalmente acepto que tengo que rendirme y me limitaré a recoger su poesía, para que sea ella la que nos muestre con su música lo que en la noche oscura se sugiere, el alba.

Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado,
cesó todo y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.

Dos memorias: la episódica y la semántica

Me suelen preguntar los que me entrevistan sobre La escuela no es un parque de atracciones qué entiendo exactamente por "conocimiento poderoso". Me lo preguntan de buena fe y, lo que es peor, con sinceridad: no lo saben. Obviamente, me ponen en un aprieto y ustedes seguro que comprenden las razones. Suelo contestarles, apuntando a su propia experiencia, que es aquel conocimiento que le exigen al mecánico al que llevan el coche; al dentista en cuyas manos ponen sus muelas; a cirujano que les ha de operar del corazón o al cocinero que ha de preparar los platos que han encargado. Es un conocimiento experto.

Esta ignorancia es un síntoma importante de algo preocupante.

A nuestros hijos ya no les preguntamos "¿qué has aprendido hoy en la escuela?", sino "¿qué has hecho?". Y si se nos ocurre preguntarles qué has hecho, su respuesta suele consistir en un repaso de las actividades que recuerdan.

Los psicólogos cognitivos diferencian dos tipos de memoria: la episódica y la semántica. La primera es la que recuerda el contexto del aprendizaje, la situación en que ha tenido o debiera haber tenido lugar. La segunda, es la que recuerda el concepto, la respuesta a la pregunta "¿qué has aprendido?"

El niño tiende a recordar los contextos de aprendizaje. Por ejemplo, la anécdota que hemos contado para explicar una categoría la suelen recordar con mucha más viveza que la categoría, por eso, cuando en un examen les preguntamos por un concepto no es extraño que nos respondan con un ejemplo. Si para organizar los hechos más relevantes ocurridos en el siglo XX hacen una línea cronológica en equipo, suelen recordar que han hecho una línea de tiempo, pero no necesariamente cuándo comenzó la Segunda guerra mundial. Este es el talón de Aquiles del trabajo por proyectos.

La memoria episódica nos remite a una experiencia, mientras la memoria semántica nos remite a una idea, a un concepto. Por eso, si pretendemos que los alumnos aprendan el significado de "revolución", y no sólo lo que ocurrió en esta o aquella revolución, debemos poner, sin duda, varios ejemplos, pero debemos resaltar el concepto que se encuentra en lo que todos ellos tienen en común y esto es lo que debe ser memorizado por el alumno.

Como nuestra escuela se ha llenado de actividades, los alumnos se quedan sin conceptos. 

En definitiva: La memoria semántica es la del experto; la episódica, la del aprendiz. Por eso mismo el experto siempre aprende con más facilidad y, además, suele ser habitualmente más creativo.

lunes, 5 de octubre de 2020

¿Qué significa ser educado?

Es educada la persona capaz de relacionarse sin prepotencia con el humilde y sin servilismo con el poderoso.

domingo, 4 de octubre de 2020

Leer a los ancianos

"Creamos a los libros que advierten sin interés; a los autores ancianos, que por estar ya desotra parte de muchos siglos, ni pueden lograr los oprobios ni comprar aplausos con las adulaciones. Su reprehensión no enoja al perdido que la lee, ni su alabanza desvanece al virtuoso. Los maestros difuntos son tolerables, porque hablan con los vicios, con las personas que los tienen, no contra las personas." 
 
Quevedo, Carta CCXI, desde la cárcel de León.

sábado, 3 de octubre de 2020

El Decameró

"En este último despertar post-ecológico se situaba uno de los textos más certeros, 'L’esperança cega' del filosofo Gregorio Luri, dirigido con astucia por Glòria Balañà e interpretado con mesurada calma por Pepo Blasco."

 

Manuel Pérez en El Periódico.

lunes, 28 de septiembre de 2020

La felicidad es una canción de verano

Ya personarán ustedes mis ausencias de este café, pero hay veces en que lo que no puede ser, no puede ser. En todo caso, para compensarlas, aquí les traigo la página que firmé el sabado pasado en El Mundo

La felicidad es una canción de verano

           

Cuando defiendo ante los maestros que no hay sustituto tecnológico a los codos, no es raro que alguno me objete con firmeza que el único propósito noble de la educación es hacer felices a los niños. Ya no me sorprende el convencimiento dogmático con que me lo dicen y me limito a responder que es más sabio educar en el aprecio del sabor agridulce de la vida que en la aspiración edulcorada a una felicidad que, si se concibe como huida de la habitual inquietud acaba conduciéndonos a atajos aún más inquietantes (en estos tiempos la felicidad es accesible en las farmacias) y si se concibe como búsqueda, resulta que no se encuentra, sino que es algo que la memoria descubre como ya vivido. Por algún lugar he leído que Joaquín Calvo-Sotelo comenzó así su último artículo: “Nunca le perdonaré a la felicidad no haberme hecho saber que era feliz cuando lo era...” Es cierto que a veces nos encontramos conscientemente en el dulce estar estando de la satisfacción, pero lo sorprendente es que suele bastarnos muy poca cosa. Pienso en el final de una comedia de Aristófanes, La paz. Un campesino ve caer mansamente la lluvia desde su casa y siente que no hay nada mejor que este espectáculo. No puede ni podar, ni cavar la viña porque la tierra está empapada, así que llamará a sus vecinos. Su mujer tostará habichuelas y granos de trigo y cubrirá la mesa de higos secos. Unos traerán tordos y pinzones y otros, calostro y algún pedazo de liebre y todos disfrutarán mientras llueve, porque “estas horas son bellas” ya que “el cielo trabaja por nosotros y favorece nuestros campos.”

Creo entender a esos maestros imbuidos de pedagogía New Age. En nuestro tiempo se ha extendido la idea de que la felicidad es un derecho que alguien tiene el deber de garantizarnos, por lo que resulta cada vez más arduo defender la vida como la aventura de armarse del zurrón y la escopeta de caña y salir, como animaba Pla, a la caza de las melodías del mundo. Es habitual encontrarse con gente que repite inconscientemente lo que aquel monstruo hecho de retazos de esperanza le recriminaba a su creador, el doctor Frankenstein: “Si no soy feliz, ¿cómo voy a ser virtuoso?”

Los que tenemos una cierta edad aprendimos con Palito Ortega, mucho antes de la aparición del Prozac, que la felicidad es una canción de verano. Por eso asistimos perplejos a la creación del Viceministerio para la Suprema Felicidad Social en Venezuela en octubre del 2013, hecho que convirtió a Maduro en un personaje escapado de un cuento de Felisberto Hernández. Dadas las condiciones del país, la imaginación nos forzaba a pensar en aquel Ministerio de la Abundancia de Orwell, que tenía la misión de repartir cartillas de racionamiento. Orwell, por cierto, fue quien nos enseñó que la libertad y la felicidad circulan en direcciones opuestas. Los corifeos del chavismo alegaron que si Coca Cola puede anunciarse como una bebida que proporciona felicidad y McDonals da a uno de sus menús el nombre de Happy Meal, con más razón Maduro podía crear el Viceministerio para la Suprema felicidad Social.

            Pero Maduro no era original. En 1972 Jigme Singye Wangchuck, cuarto rey de Bután, se sacó de la chistera el concepto de Felicidad Nacional Bruta (FNB), intentando superar espiritualmente el materialista Producto Interior Bruto (PIB) de Occidente.

            En el 2005, Lord Layard of Highate, economista del ala aristocrática del laborismo, publicó Happiness: Lessons from a New Science. Dos años después, el Govern de la Generalitat de Cataluña quiso medir la felicidad de los catalanes. Finalmente, en el 2011, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la resolución conocida como Happiness: Towards a Holistic Definition of Development, que dio lugar a diferentes fórmulas matemáticas de la felicidad que andan por ahí como gallinas sin cabeza, pero haciendo perfectamente inteligible lo que Baudelaire le escribió a un conocido: “Dice usted que es un hombre feliz. Me da pena, señor, por ser tan fácilmente feliz.”

Si algo nos ha demostrado la búsqueda de la fórmula matemática de la felicidad es que para su resolución exacta ayuda mucho ser tonto y tener trabajo. Para que la felicidad colectiva quepa en una fórmula, la inteligencia individual estorba.

            Me produce un gran desasosiego la posibilidad de un gobierno empeñado en hacerme feliz, porque eso sólo es posible estabulando las almas y nivelando aspiraciones para que sea fácilmente llevadero esto de ser un hombre. Así que estoy dispuesto a defender mi infelicidad a cualquier coste, porque es lo más mío, como aquel buitre Pensamiento que atormentaba a Unamuno.

A los gobernantes que planifican la estabulación emocional les diría lo que aquella buena señora le contestó con firmeza a su hijo, Presidente de Argentina, cuando le preguntó qué podía hacer por ella: “Con que no me jodas, ya basta.” Pero no estoy seguro de cuál sería el resultado de un referéndum que nos animara a elegir entre una estabulación satisfecha, como una sinecura, y una vida libre, pero a la intemperie.

Maeztu creía que “el primero de los deberes de todo hombre que se dirige al pueblo para prometerle una sociedad mejor, es el de prevenirle que tampoco será feliz en ella.” ¿Qué futuro tendría un político así entre nosotros?

La finitud humana no tiene cura y quien pretenda sanarla con medios políticos, pretende curar nuestra humanidad. Una felicidad que ignore la finitud no deja de ser una siesta de la razón. Si el hombre hubiera nacido preprogramado para ser feliz, no hubiera nacido programado para la muerte. Quizás no haya otra manera de acercarse a la felicidad posible que la de una cierta compasión con nuestra finitud y con la belleza que florece tenaz y efímera entre las cosas que la muerte ha tocado, acompañada de la reivindicación de cuanto nos ayuda provisionalmente a remontar el curso del tiempo, como la fidelidad a la palabra dada y el perdón. Aquello que no lleva la huella de la muerte puede ser bonito, pero dudo que pueda ser cabalmente bello. Con razón, a medida que nos vamos acercando al encuentro con la muerte, le exigimos menos a la felicidad a la hora de abrirle de par en par la puerta de casa.

Somos mortales y no estamos especialmente bien diseñados para resistir las inclemencias de la vida, pero precisamente por eso estamos abiertos, al mismo tiempo, a la seducción de lo efímero y de lo eterno.

Freud nos animaba a perseguir lo segundo en la escala de los bienes. Si, a su parecer, la salud, la educación y el buen gobierno eran cosas imposibles, deberíamos ensayar la convivencia entre lo que somos y lo que razonablemente podemos llegar a ser. ¿Pero es acaso posible negarle al hombre la imaginación de lo irrealizable en su añoranza de lo absoluto? ¿No forma este empeño parte esencial de su destino?

Si se es feliz cuando no se sienten vacíos en el alma, admitamos que tenemos un alma llena de agujeros, un alma de Gruyère.

¿Se puede ser feliz si carecemos de los bienes que son fuentes inevitables de dolor? Es decir, ¿se pude ser feliz si carecemos de bienes caducables como la belleza, la salud, el bienestar, la buena compañía, la buena reputación y cosas semejantes? ¿Quién está dispuesto a renunciar a todo esto? ¿Y se puede ser feliz intentando proteger su caducidad de la erosión del tiempo?

Algunos se han empeñado en confeccionar listas de lo imprescindible para ser feliz. Valoran una larga vida, un claro entendimiento, ciencia, hermosura, salud, robustez, bienes de la fortuna, tranquilidad de espíritu, una conciencia limpia de culpa... Es decir, un conjunto de cualidades imposibles de encontrar en un solo hombre.

Termino con lo que escribió proféticamente Aldous Huxley en el prólogo de 1946 para Un mundo feliz: “Los más importantes Proyectos Manhattan del futuro serán vastas encuestas patrocinadas por los gobiernos sobre lo que los políticos y los científicos que intervendrán en ellas llamarán el problema de la felicidad; en otras palabras, el problema de lograr que la gente ame su servidumbre.” Es decir, su estabulación emocional.

martes, 22 de septiembre de 2020

Lo esencial

Los ciegos desean ver,

 oír desea el que es sordo, 

y adelgazar el que es gordo, 

y el cojo también correr; 

sólo el necio veo ser 

en quien remedio no cabe, 

porque pensando que sabe

no cura de más saber.

 
- Andrés Laguna, en esa maravilla que es su Viaje de Turquía (1557).

miércoles, 16 de septiembre de 2020

Le verdad obliga

Recibí recientementente dos traducciones de un mismo texto de los 5, de Enid Blyton. La primera era de una edición de los años 80 y la segunda, actual. Era tan escandalosamente evidente el empobrecimiento lingüístico del segundo texto que, inmediatamente, me puse a escribir un artículo cargado de furia e indignación contra la miseria lingüística de nuestros alumnos. Se titulaba "Si su hijo no es tonto, no permita que lo traten como tal". Estaba realmente muy enfadado y el artículo me iba saliendo fiero, pero redondo, y de ambas cosas me sentía orgulloso.

Pero esta mañana mi daimon se ha empeñado en que comparase las dos traducciones con el original inglés, para comprobar exactamente en qué consistían las variaciones. Al hacerlo me he dado cuenta de que la traducción que yo consideraba empobrecida era la más fiel al original y la que consideraba más rica era el resultado del afán del primer traductor por enriquecer con sutilezas y barroquismos el lenguaje de Blyton.

Como la verdad obliga, he roto el artículo. 

¡Con lo majo que me estaba quedando!

¡Qué difícil es poner en cuestión los datos que parecen corroborar nuestras hipótesis!

Otra cosa. Hoy se pone en venta este volumen de la nueva edición de las obras esenciales de la Bernat Metge.


Les aseguro que pocas cosas me han hecho más ilusión (intelectualmente hablando, claro) que escribir el prólogo.

martes, 15 de septiembre de 2020

Día Internacional de la Democracia

 

 

Resulta que hoy es el Día Internacional de la Democracia y a varios colaboradores de El Subjetivo nos pidieron que le dedicáramos un artículo. El mío se titula Una promesa imposible de cumplir.

lunes, 14 de septiembre de 2020

Mi familia es bestial

Esta mañana me ha traído un mensajero "Mi familia es bestial", libro escrito a 4 manos con mi nieto Bruno (10 años). Sin duda, uno de los acontecimientos de mi vida de abuelo y -siendo humilde- el acontecimiento editorial de la década:


 La edición es preciosa, cosa que agradezco muy sinceramente a Jordi Nadal y a María Alasia.

La equidad

 

Se lo confieso: apenas uso el término "equidad", tan de moda en el vocabulario político actual. Más aún, su uso indiscriminado me molesta. No entiendo lo que se quiere decir con equidad si no me especifican cuál es el criterio que nos sirve para medirla. Durante años hemos sido uno de los países educativamente más equitativos de la OCDE por la sencilla razón de que los resultados de nuestros alumnos eran equitativamente mediocres. Para mí, hacer bandera de una equitativa mediocridad es estúpido.

Si todos tenemos que sacar un 4 para garantizar la equidad, prefiero que no haya equidad y que todas las notas estén diversamente repartidas por encima del 4.

Por otra parte, ¿hasta qué punto los poderes públicos están en condiciones de garantizar la equidad?

Imagínense ustedes un país en el que la mayoría de habitantes presenta problemas de diverso tipo en los ojos, desde miopía hasta las enfermedades que quieran. El gobierno puede poner un oftalmólogo en cada esquina de manera que todos puedan mejorar su salud visual. Puede, incluso, regalar gafas a todos los que lo necesiten. Pero una vez garantizado que todos están en condiciones de ver bien e, incluso, que todos tienen la misma agudeza visual, lo que ningún gobierno podrá garantizar es el interés sobre el que se centrará la mirada de cada ciudadano. La igualdad de las condiciones de partida no puede garantizar una igualdad de intereses finales.

Un gobierno justo deberá, ciertamente, hacer lo posible para proporcionar los medios adecuados para garantizar la salud visual de toda la población, pero debería también estimular las aspiraciones de todos aquellos a los que les gusta mirar lejos.

El guionista caprichoso

 I A eso de las cuatro de la tarde ha sonado el teléfono. Era una de esas llamadas que esperas que nunca lleguen y que cuando llegan, siempr...