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viernes, 26 de julio de 2024

Abusos

 I

Estoy profundamente asqueado con los datos del informe que han hecho público los jesuitas de Cataluña. Han identificado al menos 145 víctimas de abusos sexuales cometidos en centros educativos por parte de 44 agresores desde 1948 a la actualidad. El mismo informe admite que "estas 145 víctimas no son el total de las víctimas". Yo estuve ingresado en un internado capuchino de los 11 a los 16 años y nunca percibí el más mínimo indicio de que pudieran tener lugar abusos de este tipo, lo cual aumenta mi desconcierto.  

II

Ha llegado la hora de preguntarse si estos hechos obedecen a conductas más o menos desquiciadas de unos cuantos adultos pervertidos o si el hecho de que esos adultos sean tantos no dice alguna cosa de más calado sobre algún tipo de perversión interna en la misma Iglesia.

III

No puedo dejar de pensar en los culpables y en los inocentes a los que la conducta de tantos culpables somete a una sombra de sospecha porque también se puede pecar por  omisión.

IV

La perplejidad y el desconcierto bien visible en la Iglesia ante la continua aparición de hechos de este tipo no puede limitarse a pedir perdón a las víctimas e indemnizarlas con una cantidad de dinero. Eso es imprescindible, pero no es suficiente. La Iglesia necesita abrirse en canal y ganarse la transparencia que le puede garantizar un futuro.

V

A veces siento que formo parte del último grupo de cristianos europeos, que camina, desorientado, hacia su merecido ocaso y entonces me digo a mí mismo que yo también soy víctima de los desalmados.

VI

Tras escribir lo anterior he salido a hacer la compra. Esta noche tenemos invitados. Y dándole vueltas al asunto he pensado en los justos. No sé cuantos serán. Pero si solo hubiera uno, merecería nuestro reconocimiento.


jueves, 25 de julio de 2024

Los trabajos y los días

 I

Día complejo en el que Caridad Mercader ha vuelto a asomar su cabeza. Un dibujante de cómic está dibujando su historia y me pide una ayuda que muy gratamente estoy dispuesto a darle. Una televisión hispana de Florida quiere... ya veremos el qué. Cuando se concrete, os lo diré.

II

Intercambios de mensajes con Bolivia, Perú, Costa Rica. Todo bien excepto lo que va... digamos que de manera progresivamente más preocupante, porque la buena voluntad, cuando no está bien informada, te puede meter en líos considerables. Muy considerables. Tengo que ser, por ahora, discreto.

III

Parece que mi nuevo libro, Prohibido repetir, está despertando un interés notable. Una editorial barcelonesa quiere publicarlo en catalán y distintos medios se han puesto ya en contacto conmigo para que les conceda entrevistas. Sin embargo, si les soy sincero, he de confesarles que estoy un poco cansado del mundo educativo. Hay modas que se imponen por encima de todo criterio racional porque en educación lo que suena bonito suele considerarse verdadero. 

IV

Definitivamente, a las 5:00 de la mañana comienza la hora más lujuriosa del día.

miércoles, 24 de julio de 2024

Lo que vemos es lo que nos mira

 I

He decidido hablar lo menos posible de política en las redes sociales. No es que no me interese la política.  Es que, simplemente, quiero poner acentos en aspectos aparentemente mínimos de mi realidad cotidiana. Son muchas las veces que me apetece mucho lanzar un exabrupto contra alguien. Pero el silencio y el arte de distribuir prioridades tiene también sus pequeñas lujurias. 

II

Uno de los posibles ejercicios de la libertad es el de elegir, en la medida de lo posible, aquello a lo que quieres dar relevancia de tu entorno. Todo nos afecta pero es posible decidir tu grado de afectación relativa. La libertad es también la capacidad de subrayar lo irrelevante para traerlo a primer plano. Por ejemplo, levantarme a las cinco de la mañana, abrir la ventana de par en par, dejar que el frescor de la madrugada te inunde mientras cumplo con el deber autoimpuesto del «nulla dies sine linea».

III

O la cena de ayer: una ensalada de tomate con anchoas, cebolla, nueces y un buen vaso de vino.

IV

O el paseo por la playa notando cómo tus pues se hunden en la arena mientras las olas chocan contra ellos.

V

O esa belleza transeúnte para la cual ya eres completamente invisible. El verano también tiene sus dolores.

VI

En una ocasión di una conferencia que se titulaba «Lo que vemos es lo que nos mira». Creo que no me expliqué bien, porque lo que vi en el auditorio era un general desconcierto. Hoy me reafirmo: lo que vemos es lo que nos mira. Y lo que no nos mira, aquello para lo que somos invisibles, aquello que nos ningunea de la manera más espontánea, lo vemos empapados de una inevitable melancolía. No se hundirá el mundo por ello.  Ni tan siquiera merece un gesto de decepción por nuestra parte. Pero es la aparente dignidad con que llevamos nuestra invisibilidad la que nos traiciona.

martes, 23 de julio de 2024

Intelectuales y sexo

 I
Hay hombres y hay mujeres y el criterio de demarcación es la cucaracha.

II

Hablo con alguien que se duele de haber conocido a las puertas de sus sesenta años a Jean-Claude Michéa. 

- Michéa -le digo- es, además del intelectual más leído de todos los mundos posibles, un hombre de izquierdas al que la izquierda francesa no perdona su crítica de la «religión progresista».

- Quizás los hombros de mis gigantes -me contesta- no eran tal altos cono yo pensaba, por estar abducidos por esa religión.

- Entiendo y comparto tus sentimientos, pero nunca es tarde para comenzar a practicar un pensamiento cuyas conclusiones no vengan ya predeterminadas moralmente en sus premisas. ¡Qué difícil es pensar sin miedo a hacernos daño! Pero hay que estar alerta con el pensamiento balsámico, tan traicionero y tan reconfortante. 

III

Entre las cinco y las siete de la mañana: estas son las mejores horas del verano. Pongo mi sofá junto a la ventana abierta de par en par y me siento a leer o a escribir. Aún tardarán a anunciarse los mails.

IV

Comienzo a escribir mi artículo para el ARA del sábado. Primera frase: «Aldous Huxley decía que un intelectual es alguien que ha descubierto algo más interesante que el sexo». Vamos bien. 

lunes, 22 de julio de 2024

Ordenar las cosas

 I

Si comienzas el día con una llamada de Jorge Freire, ya casi lo has amortizado.

II

Hoy vuelve mi mujer y tengo que recoger la casa: ordenar las cosas, fregar los platos, regar las plantas... y hacer mi media cama, porque su lado está intacto.

III

Las de ideas brillantes que se me ocurren cuando estoy lejos de un teclado y ante el teclado se espantan y se van y no hay manera de darles caza.

domingo, 21 de julio de 2024

De repente, Godoy

 I

De repente se hace la oscuridad y rompe a llover con fuerza. La casa se me inunda de aromas a tierra mojada y una brisa vivificante recorre las habitaciones. Hay fenómenos naturales, como el fuego o la lluvia que tienen un poder de sugestión enorme. Algo de mí es permanentemente un niño con la cara aplastada contra el cristal de la ventana viendo llover, escuchando el tamborileo de las gotas de lluvia al explotar contra el suelo y esperando que al salir de casa haya charcos en los que poder chapotear con unas katiuskas nuevas. Algo de mí es un niño fascinado por el chisporroteo de la madera al ser consumida por las llamas de la chimenea. Se debilita el ritmo. Clarea un poco. La brisa permanece.

II

Ayer por la noche acabé Godoy. El hombre y el político, un gran libro de historia, a la altura de lo mejor de Carlos Seco Serrano. He tenido que rehacer no pocos prejuicios que venía arrastrando sin saber que eran moneda falsa. ¿Pero cómo se formaron en mí esos prejuicios que con tanta fidelidad me han venido acompañando? Sin duda, en la escuela. Guardo muchos recuerdos de mi vida escolar. Estaba fascinado por la Historia Sagrada, pero también por la historia nacional y sus buenos gloriosos y sus malos felones. Para mí todo lo que decían mis maestros era verdad indudables. Tardé mucho en darme cuenta de que he crecido empapado de su ignorancia. Nadie me insinuó que Godoy es un personaje dramático de primer orden, además de un convencido ilustrado que, después de haberlo sido todo, llegó a las puertas de sus ochenta años viviendo en una buhardilla mísera en París, pero siempre enamorado de su Pepita Tudó. 

III

Mesonero Romanos visitó a Godoy en París. Asegura que solía ir a sentarse en los jardines del Palais Royal y se entretenía con los niños que jugaban por allí, a los que prestaba su bastón para cabalgar. Los niños lo conocían como monsieur Manuel.

IV

Empiezo, con voracidad, la Historia anecdótica y secreta de la Cortes de Carlos IV, de Ildefonso Antonio Bermejo, publicado en 1900. Encuentro en estos libros antiguos una voluntad de estilo y una conciencia narrativa muy viva, en la que saben integrar con naturalidad la anécdota y la categoría. A diferencia de la mayoría de libros actuales de historia, estos libros antiguos consiguen hacerte vivir unos días en intimidad con los protagonistas de la historia.

V

Ha dejado de llover, de repente. Pero el cielo sigue pesado, gris, bajo. Y la luz, mortecina, parece sugerir que habrá nuevos chaparrones.

sábado, 20 de julio de 2024

Los dioses, por el suelo

 I


He vuelto a ver La caída de los dioses y he tenido que hacer un considerable esfuerzo para llegar al final. Me ha parecido un derroche creativo al servicio de una idea que hoy me parece esquemática, presuntuosa, pretenciosa, ramplona, sesgada, simple, panfletaria. ¿He envejecido yo, ha envejecido esta película o hemos envejecido los dos? Pero recuerdo que fuimos a verla -en Pamplona- con la seguridad de que íbamos a asistir a una obra de arte inmortal y, aunque a decir verdad, salí un tanto aburrido, cargué sobre mi bisoñez las culpas de mi aburrimiento. No acababa de entender los elogios que le dirigían los entendidos que nos acompañaban. Pero yo, desde luego, no estaba entre los entendidos.

II

Tuve que vérmelas hace unos días con una crítica de arte. Creo que la sofística ha encontrado en este gremio su cobijo en el presente. Es difícil saber, bajo el chaparrón de pomposidades de significado elusivo qué demonios quieren decir cuando hablan de arte moderno. 

III

Calor. Porque no había otro remedio he tenido que recorrer un par de quilómetros a pie en una ciudad hirviendo. Tanto sol mata la luz.

IV

Sobre la exageración como carácter nacional: pensaba esta mañana en esa expresión tan nuestra:«Más papistas que el Papa»

V

Esta tarde he caído en la cuenta de que la palabra abismo procede del griego ἄβυσσος, que significa sin fondo y, también, sin límites. Es la indefinición, la indeterminación, lo aoristo (la materia). Es, en definitiva, la tarea de la deconstrucción. En el Génesis el papel que le corresponde al Creador es, ni más ni menos, que el de ponerle límites al abismo.

VI

Esto no le gustará a nadie.

viernes, 19 de julio de 2024

Exagerar

I
Lo digo y lo repito: la exageración es nuestro carácter  político nacional.

II
Pero la exageración es el obstáculo insuperable de todas las buenas causas.

III
Por eso con mucho gusto fundaría un partido político con un único punto programático: aprobar una ley que prohibiera exagerar. 

IV
Pero dado nuestro carácter político, si no exagerase mi rechazo de la exageración, no obtendría ni un voto.

jueves, 18 de julio de 2024

Víctima de un celo excesivo

I
Mucho podría hablar de mi incapacidad patológica para gestionar mi propia agenda. Con una frecuencia humillante me presento en el lugar que no es el día que no toca. Como suelo presentarme con días de antelación, la cosa tiene remedio. Pero alguna vez no estoy donde debo estar el día que toca. Como pueden imaginarse eso me hunde en un pozo de vergüenza.

II

Las cosas se complican cuando la agenda ya es, de por sí, complicada, por ejemplo si tengo que hacer un viaje al extranjero donde he de compatibilizar horas, lugares, vuelos, traslados, conferencias, hoteles, personas, temas... Como sé que me lío, intento tener todo lo que necesito en una carpeta específica pero, por mucho que revise todo, siempre hay algún papel que, a la hora de la verdad, no está donde debiera.

III

No es que pierda los papeles. Los papeles están, todos, ahí, pero juegan al escondite conmigo. 

IV

Creo que soy víctima de un celo excesivo. O, mejor dicho, de un celo, que como se sabe muy superior a mi memoria, intenta hacerlo todo con el mayor orden, pero ese orden acaba siendo para mí un laberinto.

miércoles, 17 de julio de 2024

Hablar del tiempo

 I

¿De qué hablaríamos con los vecinos si al cruzarnos con ellos no pudiéramos hablar del tiempo? Pero no hablamos del tiempo porque el tiempo sea una cuestión de la que nos interese hablar. Todo lo que decimos es tan obvio... Hablamos del tiempo porque le decimos al vecino que su presencia no nos es indiferente, que no es un ser transparente para nosotros. O sea, hablamos del tiempo porque no hablamos del tiempo y por eso hablar del tiempo con el vecino y decir que hace mucha calor cuando estamos casi a cuarenta grados es una cuestión moral.

II

Siento que ya estoy saturado de sol, que mi piel ya ha tenido suficiente, que ya he acumulado todo el impacto de rayos de sol que mi piel podía soportar y que el resto de mi vida he de vivirlo a la sombra.

III

El horror de la televisión. Pasar por los mil canales y constatar que no te interesa nada en ninguno. Y te apetece levantarte para encerrarte en tu cuarto y abrir, de nuevo, las páginas de Plotino.

IV

Pero hay que ver la televisión como a veces hay que hablar del tiempo, para decirle a la persona que está a tu lado viendo la televisión que estás a su lado y para ello has de comentar esto y lo otro con un tono no excesivamente crítico.

martes, 16 de julio de 2024

De un perro muerto

Ibn Paquda fue un filósofo judío del siglo XI en el que no es nada difícil hallar la huella de Plotino. En su admirable libro Los deberes de los corazones, escrito en Zaragoza hacia el 1080,  cuenta que un santo [que en la tradición musulmana es Jesús de Nazaret] pasó con sus discípulos junto al cadáver de un perro en descomposición. Uno de ellos se quejó del hedor insoportable de la carroña y el santo le respondió: «¡Sí, pero tiene los dientes blancos!» 

La moraleja es clara: hasta en lo repulsivo puede encontrarse algo digno de alabanza, por lo tanto, conviene acostumbrar a nuestras lenguas a no apresurarse a hablar mal. 

lunes, 15 de julio de 2024

Campeones

 I

Al finalizar la misa de esta tarde, inmediatamente después de la bendición, el cura se ha parado ante los feligreses un segundo para decirnos con un tono grave: "Dentro de un rato juega la selección. Si es para un bien, que el Señor nos conceda la victoria".

II

Y Dios ha visto que era bueno y nos ha hecho campeones de Europa.


domingo, 14 de julio de 2024

Moderato de Cádiz, en La roja.

 I

Sobre los Estados Unidos han sobrevolado sus fantasmas y la prensa ha recogido su vuelo de acuerdo con el color de sus gafas ideológicas. 

II

Fuimos los europeos los que hicimos a los norteamericanos y, en venganza, ellos llevan más de un siglo intentando rehacernos a su medida.  Y lo admirable es que lo hacen sin plan pedagógico alguno. Simplemente se limitan o mostrar sus productos y nosotros nos apresuramos a acudir a sus escaparates. No lo critico. Lo constato.

III

Mi mujer, a mi lado, mientras tomamos un café en el Petit Cafè de la Plaza de Ocata: «¿Por qué se queman tantas iglesias en Francia?»

IV

Me faltan 3 páginas para finiquitar a Plotino y a Porfirio. Son las que dedico a Moderato de Cádiz. Si bien lo que sabemos sobre este neopitagórico con certeza no llega a media página, en un día como hoy, en que la final de la Copa de Europa es omnipresente, voy a tratar al gaditano como si fuera uno de nuestros futbolistas.

sábado, 13 de julio de 2024

Plotineando

Veo con sorpresa que el gran Bréhier, traduciendo a Plotino, allá donde se encuentra con la  expresión griega «to eph'hemin», escribe «libertad.» Me ha costado un poco entender por qué. 

«To eph'hèmin» significa «lo que depende de nosotros» y, obviamente, si no hay nada que dependa de nuestras decisiones, no somos libres.

Ser libre sería, entonces, ser capaz de actuar, de poner en marcha procesos cuyo inicio solo necesita del empuje de nuestra voluntad.

Obviamente, si careciésemos de esa capacidad no seríamos libres, ni autónomos, ni responsables... ni, en definitiva, morales.

Como he mantenido en otro lugar un debate sobre la ética del esfuerzo, me cojo a Bréhier como aliado. Si ni tan siquiera nuestro esfuerzo depende de nosotros, entonces somos completamente amorales. Por lo tanto, los que consideran que el pobre no es responsable de su esfuerzo, porque la responsable sería su pobreza, le están diciendo que es amoral. Tan amoral, que lo que debe hacer es seguir las consignas del intelectual que lo conducirá hasta su mayoría de edad moral.

La materia

Debería haber acabado ya con la «Vida de Plotino», de Porfirio. Pero no es así. Me entretiene Plotino. Ahora estoy con las notas a pie de página y voy y vengo de Porfirio a Plotino, pero me resulta imposible caer en una Enneada y salir indemne. Plotino posee un atractivo tal, que no puedes sacudirte de la yema de los dedos la página a la que has venido a consultar.

II

Con el calor los cuerpos se dilatan y con la dilatación aumentan las distancias. Es lo que me pasa con la realidad. Parece haberse quedado postergada. En Francia andan tan despistados como Biden y en España más despistados que Biden, pero hace calor y la realidad concreta es la jarra helada de cerveza que te llevas a los labios.

III

Decía Somerset Maugham, muy posiblemente en un día del ferragosto italiano que "nadie ha podido explicar nunca por qué el templo dórico de Paestum es más hermoso que un vaso de cerveza fría".

IV

Hay que admitir la superioridad de los filósofos griegos: filosofaban sin aire acondicionado y sin cervezas.

V

Dice Plotino que la materia prima es activa en su resistencia a la forma. Se me ocurre que, entonces, es como la depresión.

VI

¿Se imaginan a Heidegger navegando por Internet y entrando en una página en la que se le pide que demuestre que no es un robot?

viernes, 12 de julio de 2024

Sigue el calor

 I

Todo el mundo educativo llevándose las manos a la cabeza por el consumo de pornografía entre los niños y resulta que, según un estudio de la firma de análisis GFK, la amplia mayoría de consumidores en España son hombres adultos de más de 40 años, o sea, los padres.

II

Creo que tengo una memoria espacial muy buena. De hecho, me divierte plantearme problemas como este: «¿Por dónde pasé cuando en la ciudad X fui de tal sitio a tal otro?» Me entretiene, también, recordar con el mayor detalle posible qué es lo que vi ayer en el trayecto de mi casa a la estación de cercanías. Sin embargo se me puede colar el mayor gazapo ortográfico en cualquier escrito, de esos que hacen sonrojar.

III

Sigue el calor, el sudor y las noches de mal dormir. Es decir, el clásico de cada verano en Ocata. La mejor hora del día es la mañana, temprano, cuando entra una brisa fresca por la ventana y parece verosímil que el día se ajustará a tus deseos, que en días como estos, son todos climáticos.


jueves, 11 de julio de 2024

Calor


I
Cuando me preguntan por las razones de los buenos resultados educativos de Castilla y León, suelo contestar que hay pocos pueblos que no tengan o una calle o un monumento dedicado a un maestro.


II

Tras pasar unos días a mil metros sobre el nivel del mar en la Sierra de la Demanda, este calor mediterráneo,  húmedo, pegajoso, mefítico, ampuloso, de charca hirviendo, agotador... me tiene sumido en un mal humor del que solo me saca la euforia de la selección española de fútbol y la cerveza helada (preferentemente las dos cosas al mismo tiempo).

III

He vuelto a La vida de Plotino de Porfirio. La tengo que acabar ya. Ahora estoy con las notas a pie de página. Me doy cuenta de hasta qué punto puedo alterar la lectura del texto principal con una nota a pie de página y por eso cada vez que pongo una le pido perdón a Porfirio... pero es un perdón hipócrita y sesgado, que tiene algo de orgullo. Obviamente de lo que sucedió en la historia de la filosofía tras Porfirio, aunque yo sepa poco, sé más que Porfirio.

IV

¿Por qué la meritocracia y la ética del esfuerzo están bien vistas en el fútbol y resultan sospechosas en la escuela? ¿Es menos democrático el esfuerzo físico que el intelectual?

miércoles, 10 de julio de 2024

La Virgen de los Lirios


Al norte de Salas de los Infantes, en la burgalesa Sierra de la Demanda, está el paraíso. Lo sé porque cada año vuelvo a pasar unos días en el verano. Se llama Hoyuelos de la Sierra. Cerca de Hoyuelos está Castrovido y, un poco más allá, Monasterio de la Sierra, el pueblo que lleva el nombre de un antiguo convento franciscano dedicado a la Virgen de los Lirios, hoy en ruinas, situado a 4 km de distancia.


El camino del pueblo a las ruinas es, créanme, una auténtica delicia. Son 4 km majestuosos que nosotros, gracias a las lluvias del día anterior. hicimos con un terreno blando engalanado de verdes espléndidos.


Por allí iba mi familia, en fila, como la familia vertebrada que somos,  siguiendo las indicaciones, que no siempre estaban claras, pero disfrutando de nuestra compañía, que no es poca cosa.


Finalmente dimos con un muro de piedra que sabíamos que teníamos que recorrer hasta dar con una entrada que nos llevaría hasta las ruinas del convento, que la espesa vegetación ocultaba.


Aquí recluían los franciscanos a los frailes disolutos, con los que no había manera de hacer carrera. En Castrovido aún circula el siguiente dicho: «¿Fraile, qué hiciste, que a Castrovido viniste?» De todo aquello solo queda la presencia de la piedra carcomida por el abandono y la memoria difusa de un antiguo esplendor.


Nos sorprendió no encontrarnos con nadie ni en el camino ni en las ruinas, pero cada uno veranea como quiere. No son, desde luego, espectaculares, pero, como decían los románticos, "Sólo hay algo más romántico que un cementerio: un cementerio en ruinas". Lo mismo podemos decir de un monasterio gótico. Las tropas de Napoleón le hicieron unos cuantos boquetes persiguiendo al cura Merino y después, la desamortización hizo el resto. Hoy los antiguos campos de cultivo son propiedad de la maleza. 


¡Qué extraña soledad, la de las ruinas! Es la soledad de la victoria inapelable del tiempo, que en forma de naturaleza, va borrando la presencia de lo que fue. ¿Por qué resulta tan atractiva esta melancolía? ¿Quizás porque intuimos que "de te fabula narratur"?


Por. supuesto, me puse pedante, y les recité a los míos las palabras de la epístola décima de Horacio: "Naturam expellas furca, tamen usque recurret". Es decir: "Podrás mantener a raya la naturaleza con tus trabajos, pero ella siempre vuelve". La cultura es el arte de mantener vigente el limite, porque la naturaleza posee un hambre voraz. Siempre me han sorprendido los que se jactan de experimentar un sentimiento místico de copertenencia con la naturaleza. ¡Si la naturaleza es un fenómenos gástrico!

martes, 9 de julio de 2024

De regreso

 I

Vuelvo a casa después de 10 días con la familia por la asombrosa tierra castellana y me encuentro, primero, con esta agradable sorpresa:


Segundo, con este artículo:

En Aceprensa.  

Y, tercero, con la portada de mi nuevo libro, que llegará a las librerías el 1 de septiembre:


II

Con mi mujer, mis dos hijos y mis dos nietos nos plantamos el día 29 en Molpeceres, un pueblecito de Valladolid, al sur de Peñafiel. Invitado por Armando Zerolo estuve desmenuzando el Frankenstein de  Mary Shelley (dos horas diarias matinales a un grupo de jóvenes que después se arremangaban para trabajar con pico y pala bajo un sol ardiente). Tras la sesión literaria, nos íbamos los seis a recorrer aquellas tierras: Peñafiel, Valbuena de Duero, Rábano (y su playa fluvial), el parque natural de las Hoces del Río Duratón (en la ermita de San Frutos me encontré con un seminarista que anda ayudando al párroco de mi pueblo), Sepúlveda (¡qué lechón!)...

De Molpeceres nos trasladamos a un pueblecito encantador de la burgalesa Sierra de la Demanda, Hoyuelos de la Sierra, al Norte de Salas de los Infantes, junto a un pueblo llamado Barbadillo del Pez (¡cómo me gustan estos nombres!), donde íbamos a disfrutar de las cascadas de agua helada del río Pedroso. Resalto la inolvidable excursión que hicimos en bisca de las ruinas del convento franciscano de Nuestra Señora de los Lirios.

Ayer al atardecer estaba de vuelta en casa.

Iré dando cuenta de todo esto. Ahora tengo que dedicarme a poner orden en el trabajo atrasado.


sábado, 29 de junio de 2024

Pies

 I

Amanecer lento, sin que se asome el azul del cielo al nuevo día. Una amorfa densidad de nubes grises parece anunciar un chaparrón inminente, pero que se demora. Por la ventana me entra una brisa fresca, muy agradable.

II

Me escribe B. desde París: "Nous vivons ces jours-ci dans une atmosphère délétère, en attente de la catastrophe annoncée".

J., que es judío y francés, aunque vive en Barcelona, me dice que va a votar lo que hasta hace poco le resultaba inimaginable, a Le Pen.

III

Sin dramatismos, solo con actitud notarial: La vida, vista desde la perspectiva en que la naturaleza ya no es lo que empuja, sino lo que espera: Del arado a la guadaña. 

IV

Y Macron se ha segado los pies.

V

Creo que lo que mantiene en pie a las cosas humanas es nuestra poca memoria. Gracias a que somos tan desmemoriados hay tantas cosas que parecen originales.

VI

Por no sé dónde escribe Unamuno que la educación consiste en poner a un hombre en pie. Hoy lo cancelarían por masculinidad tóxica.

jueves, 27 de junio de 2024

¿Te acuerdas cuando...?

 I

He ido esta mañana al estanco a hacer la Primitiva. Ha entrado justo antes que yo un señor que rondaría los 80 años. Ha preguntado cuánto le podía tocar si le daban el boleto ganador de no sé qué juego. La estanquera le ha dicho que 17 millones. "Por esa cantidad, yo no juego", ha dicho el señor. Se ha dado media vuelta y se ha ido. Así que le estanquera y yo hemos tenido tiempo para desarrollar un mínimo tratado de antropología lúdica de urgencia.

II

Junto al estanco está el bar de los desahuciados, gente que se caracteriza por compartir sus problemas con la verticalidad. Esta es la santa alianza de los marginados.Viven de espaldas al pueblo y el pueblo vive de espaldas a ellos. Pasamos junto a ellos sin atrevernos a mirarlos de frente. 

III

Esta mañana ha aparecido Lola en la Plaza de Ocata. Traía su novela recién salida del horno:

Curiosa cosa esta de la amistad, que te hace alegrarte de las alegrías ajenas como si fueran propias. Mejor dicho: porque son propias. Hemos hablado de lo divino y de lo humano y hemos enhebrado también nuestra pequeña antropología de la terraza de un café en una plaza de pueblo, pequeña ágora del sentido común. ¡Cuánto le debemos a la gente sencilla con sentido común! Son los que se mantienen despiertos en la frontera. Ellos no lo saben y es precisamente esta ignorancia de la relevancia de su papel la que otorga relevancia a su conducta.

IV

Por la tarde he ido de compras con mi hijo y ha estado bien. No hemos hecho antropología de nada. Nos hemos limitado a estar juntos y a poner de vez en cuando la palma de la mano sobre el hombro del otro. 

V

Llamadas. Varias de la correctora de mi próximo libro, consultándome detalles relevantes. Varias del diario ARA sobre dos o tres frases de mi próximo artículo. De Emilio del Río, que quiere saber si estoy libre el 4. De nuestras mujeres, que nos transmitían su parecer sobre las fotos de nuestras posibles compras. Del pasado que se inmiscuía de repente en nuestro recorrido con aquel "¿Te acuerdas cuando...?".

miércoles, 26 de junio de 2024

Naturaleza e historia

 I

Viaje relámpago a Lleida, a hablar de educación con grandes profesionales que han hecho de la cordialidad un hábito. Salía de casa a las 7:00 y estaba de vuelta a las 14:00. Hoy los tiempos adelantan, como decía don Hilarión, que es una barbaridad. Antes de salir de casa he enviado un largo artículo para ACEPRENSA y, al poco de volver, he enviado otro bastante más corto, al Ara. Me gusta escribir en catalán, aunque mi catalán tiene una deriva navarra muy marcada. 

II

Me han llegado los dos tomos de las Obras escogidas de Antonio Alcalá Galiano, incluidas en la monumental Biblioteca de Autores Españoles de la Colección Rivadeneira. ¡Ya tengo entretenimiento literario para el mes de julio!

III

Tengo la creciente sospecha de que todo lo que llamamos cultura no es sino una tecnología de ocultación de la naturaleza. Los hombres no sabemos vivir en condiciones de absoluta realidad y, por eso, no cesamos de construir mentiras verosímiles que son las que conforman el mundo de las cosas humanas. Disponemos, sin embargo, de un sentido de la realidad, que es la razón. Pero hay que usarla con cuidado porque, como decía Donoso, que vio esto mejor que nadie, hay una profunda afinidad entre razón y locura. Esta locura es el cinismo.

IV

La tecnología de ocultación más eficaz que hemos construido es la historia (y sus relatos), que es el intento de ocultar el dominio imperialista del tiempo anónimo y su voracidad nihilista.

V

El historicismo es la entrega a la historia para huir del tiempo. Y aquí hay que reconocer los éxitos de la izquierda para crear las religiones laicas del presente. Tengo que tirar de este hilo.

VI

CEU-CEFAS publica cada trimestre unos Cuadernos, muy bien editados, que tratan, en sentido amplio, de filosofía política. El del presente verano está dedicado al conservadurismo, y allí aparecen las firmas de Fantini, García-Máiquez, Pitt, Calleja Rovira y un servidor. Me siento magníficamente bien acompañado.

martes, 25 de junio de 2024

Audífonos y otras cosas incordionas

 I

Los residuos de la noche de San Juan. ¿La famosa «ecoansiedad» era esto?


Sospecho que los compromisos éticos de la juventud están muy sobrevalorados.

II

Ayer por la tarde, para entretener un rato la ociosidad de una día largo, di una vuelta con el coche. Al regresar, aparqué casi en frente de mi casa y me dispuse a pasar un buen rato leyendo en la terraza. Llevaría una hora de lectura cuando llamaron al timbre. Me asomé desde la terraza y vi a dos mujeres policías. Muy intrigado, pregunté qué pasaba y la policía a la que le cayó mi inquietud en picado dio un grito. Esperaba que la respuesta a su llamada le llegara por el interfono y le vino de lo alto. Cuando se repuso me preguntó si ese coche aparcado en frente de mi casa era el mío. «¿Le pasa algo?» «Sí, que se lo ha dejado usted en marcha» Por lo visto, un vecino se había dado cuenta y en vez de llamar a mi puerta, llamó a la policía. El coche estaba bien cerrado y en marcha. No es la primera vez que me pasa. Simplemente mi sordera, tan voluble, hay veces que me impide escuchar el ruido del motor y me olvido de apretar el botón de apagado. De todo esto saqué varias conclusiones. La primera, que en todo vecindario hay, al menos, dos vecinos raros; la segunda, que cuando a las 21:00 cogiera de nuevo el coche para ir a buscar a mi mujer a la estación de Sants, estaría tan fresquito; la tercera, que igual tengo que hacer caso al otorrino y mirarme un audífono.

III

Todo el mundo me dice que los audífonos modernos son una maravilla tecnológica y que es muy fácil controlarlos por el móvil. En mi caso, la perdida auditiva va acompañada de unos acúfenos muy puñeteros. Tanto la capacidad de audición como el jaleo de los acúfenos varía a su antojo, con lo cual, como ya comprobé una vez, tengo que estar todo el día regulando el audífono, y, como soy un desastre para estas cosas, para el segundo día ya tengo todos sus mandos alterados y no puedo aclararme con lo que tengo que hacer. 

lunes, 24 de junio de 2024

La tontería no tiene cura

 I

Me acaba de hacer una entrevista un periodista que se la había preparado a fondo y les aseguro que ser entrevistado por un buen profesional es un lujo... no muy habitual. Un buen profesional sabe situarte frente a tus convicciones para descubrir en ellas alguna fractura. Es decir, te hace pensar.

II

Noche de San Juan. Cena abundante. Bebida aún más abundante. Coca. Petardos, bengalas y toda esa increíble variedad de explosivos de precios desorbitados que tanto nos gustan. Esta es una de esas noches en que es inevitable echar la vista atrás y recordar cuando los nietos eran más pequeños, aquel día en que... Todo explota y tras la explosión todo se desvanece en medio de la noche más corta del año. Lo que queda son detalles aparentemente menores, pero que se te han quedado pegados al alma.

III

He terminado «Narváez y su época" de Jesús Pabón y comienzo «Godoy: El hombre y el político», de Carlos Seco Serrano, discípulo de Jesús Pabón. Algún año terminaré esto que tengo entre manos desde que publiqué «La imaginación conservadora».

IV

Me quedo con una imagen de Narváez distinta de la que tenía y pensando en cuánto ha recortado nuestra historia a su antojo la historiografía liberal, primero, y marxista, después. Merecemos otra historia. Una historia que no nos haga daño, que no esté escrita contra nadie y, más aún, que ame profundamente su objeto de estudio.

V

Un detalle. Cuando Narváez supo que su gran amigo Luis Fernández de Córdova iba a formar gobierno, le dio un solo consejo: que no entrara en él ningún tonto; porque la tontería no tiene cura y, además, se contagia.

domingo, 23 de junio de 2024

Formas de la vida feliz

 I

Un perro corre por la playa al atardecer. Corre con toda su energía por la línea en que las olas, mansas, mueren en la arena. Corre con toda su energía como si todo lo que le pidiera la vida fuera correr, perderse en la intensidad de su ejercicio y olvidarse de todo lo demás. Corre como si la felicidad fuese el regalo de un olvido que el esfuerzo físico hace posible. Va y viene asustando a los últimos bañistas sin hacer el más mínimo caso al hombre que lo llama.

II

Cuando Ortega habla de las formas de la vida feliz nombra en primer lugar la carrera.

III

Durante unos meses anduve dudando sobre mi tesis doctoral. La alternativa triunfante fue la «República» de Platón; la desechada fue la de las formas de la vida feliz.

IV

No son muchas las formas de la vida feliz. Son muchas más las formas de la vida desdichada.

V

Esta noche es la verbena de San Juan. Hogueras, coca y petardos. En mi pueblo se comían -¿se seguirán comiendo?- caracoles "a la tabla", sin duda la forma más sucia de comer caracoles. Sobre una tabla con sal se ponen los caracoles boca a bajo. Sobre ellos se extiende una capa de carrizo y de le da fuego. Cuando se ha consumido, hay que buscar los caracoles entre la ceniza, mojarlos en una salsa picante deliciosa y comerlos. En la memoria también se construyen imágenes de lo que creemos que fueron formas de la vida feliz. ¿Lo fueron? No lo sé, pero la añoranza construye pasados con los materiales que ella misma se proporciona.

sábado, 22 de junio de 2024

Textos

 I
Me decía David Cerdá en Sevilla que leo libros raros. Yo prefiero pensar que leo libros que se han hecho raros a su pesar. 

II
Leo unos apuntes de Miguel Morayta (1834-1917) sobre la juventud de su íntimo amigo Emilio Castelar, el gran orador. Asegura que muchas familias tenían enmarcados en sus casas párrafos enteros de sus más importantes discursos. 

III
Hoy tendríamos fotos del político, en absoluto sus discursos. Se me puede decir que los adelantos técnicos hacen mucho más fácil y asequible la reproducción de imágenes que en tiempos de Castelar, pero, sea por las razones que sea, nuestros bisabuelos guardaban, lucían y memorizaban, párrafos enteros de los principales discursos de los políticos a los que admiraban, mientras que nosotros, si guardamos y lucimos algo de ellos, son sus fotos.

IV

Los textos envejecen más lentamente que los retratos. Nosotros hemos visto envejecer a todos nuestros ídolos. Estamos rodeados, de hecho, de tumbas de nuestros héroes muertos. Los textos importantes siguen ahí, aunque no sean muchos los que los lean. La cultura de la imagen es, pues, una cultura melancólica; mientras que la del texto es más afirmativa y menos evanescente. 

V

Curiosamente hay muchas personas que entienden los textos en analogía con las imágenes y nos aseguran que todo lo pasado ha caducado y que el presente ha de ser observado desde el presente, que el pasado no nos enseña más que la lección fatal de la universal obsolescencia.

VI

Entender el texto en analogía on la imagen es no entenderlo. 

VII

El historicismo es la ideología que nos anima a poner los ojos en el texto con el mismo hábito decorativo con que los ponemos sobre una imagen.

viernes, 21 de junio de 2024

Reclinatorios

 I

Si existiese un hombre sabio... para él el mundo no tendría ningún secreto. A este hombre, si admitiese consultas, le pediría que me dijera qué podemos ponerle a la vida que tuviera tal valor que la muerte no pudiera arrebatárselo. Es decir: ¿Puedo sembrar algo en mí que, de forma incondicional, tenga futuro? Y entonces miré el reloj y estaba a punto de comenzar el partido de la selección española. Así que pagué la cerveza y me vine rápidamente a casa. La acera de mi calle estaba alfombrada por los pétalos liláceos de las jacarandas, esparcidos por la lluvia matinal. 

II

Escribía hace unos días en otro lugar que, como no podemos vivir sin fe, poblamos el mundo de dioses.

III

Un dios es aquello ante lo cual consideramos imperecederamente noble el reclinatorio. Si no hay reclinatorio, no hay valores que merezcan ese nombre (entendiendo por valor aquello que atrae flotando inmóvil sobre el curso del tiempo). El hombre sin reclinatorio es un irresponsable.

IV

Qué hermosas han sido las tardes de esta primavera lluviosa que hoy ya deja paso al verano.

V

La política es el ámbito de las pugnas entre reclinatorios.

V

Acabó el partido. Cené las sobras de la comida y me fui a la cama. Y ahora escribo esto mientras espero. Tengo hora en el otorrino.

jueves, 20 de junio de 2024

Camino de Santa Justa

 I

Temer la muerte es encoger la vida. 

II

Hay que darle largas al límite y así agrandar espacios. 

III

No sé por qué me encontré con estos pensamientos ayer al despertarme. Aún era noche oscura y durante unos segundos no sabía donde estaba. No me resultó fácil encontrar el interruptor para echar la luz y reconocer la habitación del hotel Inglaterra. 

IV

Me levanté muy temprano y fui andando hasta Santa Justa, pero dando un rodeo. Había pedido un picnic, porque el restaurante del hotel no abre hasta las 7:30 y en recepción me dieron una gran bolsa de papel con zumos, yogures, frutas, bollería y un bocadillo. Se lo di todo a un negro desgarbado que había dormido en un banco de la Plaza Nueva, cerca del monumento de San Fernando, y me fui hasta la plaza del Salvador a ver si había abierto una churrería que conocí casualmente en mi anterior visita a la ciudad. Estaba cerrada, pero recordé que allí cerca había una cafetería que abre temprano y tiene un café espléndido y unos cruasanes deliciosos. Estaba abierta y llena a rebosar de turistas jóvenes con caras de sueño y de obreros. Aún faltaba hora y media para que saliera el tren. 

V

La mañana en Sevilla tiene sus propios encantos, sus propias luces, sus propias faenas y olores, su propia manera -muy generosa- de entregarse a la mirada curiosa de un forastero, especialmente en esos minutos mágicos en los que el sol ilumina las partes superiores de los edificios y aún mantiene el tránsito de las calles  en el umbral del día.

VI

Hay gente que muere con tal cansancio de vivir que recibe a la Parca con alivio, como si fuera a entregarle el pesado fardo de su vida.

VII

Vivir una vida achicada por los mismos esfuerzos del vivir. Eso sí que es triste. 

VIII

El negro al que le entregué el picnic me miró con una cara dura, sin el menor atisbo de emoción o de agradecimiento. Creo que incluso vi en ella un esbozo de insolencia, como si me estuviera diciendo: "¿No pensarás que te voy a agradecer la oportunidad que te doy de que te sientas bien?"

miércoles, 19 de junio de 2024

Sevilla

 I
Llego a Sevilla y me encuentro en Santa Justa con un clima pamplonés. Una ligera neblina envuelve la ciudad y cae un sirimiri que, a veces, impulsado por una ráfaga abrupta de viento, te estalla en la cara. Pero Sevilla es Sevilla y decido ir andando hasta el hotel, el Inglaterra.

II
Esta ciudad maravillosa es una ciudad de rincones. Cada uno tiene su encanto, su duende, su historia y es imposible conocerlos todos.

III

En el ascensor del hotel un matrimonio de ancianos. Ella le cuenta a él que la primera vez que estuvo en aquí, en este hotel, "fue con tus padres". Y añade: "Aún no éramos novios". Después con una delicadeza entrañable le quita algo, un pelo quizás, de la solapa de la chaqueta.

IV

La terraza del Inglaterra es un espectacular mirador sobre la catedral y la giralda. Allí preparo mi conferencia de la tarde, invitado por la buena gente de CESUR. La primera vez que me invitaron a Sevilla fue hace, al menos, 8 años. Esta de hoy es la cuarta. Siempre me encuentro con la misma alegría eficiente.

V

Fecha para recordar: El 18 de junio del 2024 conocí a David Cerdá.

martes, 18 de junio de 2024

Llamémosle amor

Voy en el AVE camino de Sevilla. A mi izquierda dos varones de unos 35 años. Son, indudablemente, pareja. En los asientos de delante de ellos viaja un matrimonio de ancianos. Ella no tiene menos de 85 y él sobrepasa los 90. Se mueven despacio y el anciano está desorientado. Los dos hombres están continuamente pendientes de los viejos. Los cuidan, los miman, están atentos a cada una de sus necesidades, incluso se anticipan a ellas, como si supieran leerlas antes de manifestarse explícitamente. Cuando el viejo va al baño, lo acompaña uno de ellos y entra con él en el servicio. Todo lo hacen con naturalidad, cariño y diligencia, con amabilidad delicada y eficiente. Con amor, en fin. Y yo, que voy escribiendo en mi portátil no puedo dejar de mirarlos de reojo, admirado y, sí, un poco enternecido. Cada caricia que se hacen entre ellos me parece una confirmación de su grandeza. Aquí hay heroísmo, señores.

lunes, 17 de junio de 2024

Fragmentos

 I

En «En busca del tiempo en que vivimos» intenté argumentar, fragmentariamente, que la totalidad solo se nos da fragmentada y que, además, los fragmentos a lo que tenemos acceso, son una mínima parte del Todo. 

II

Nuestra existencia solo se nos ofrece fragmentariamente. Pero sus fragmentos son fragmentos de las cosas humanas y, como tales, noéticamente heterogéneos. Son partes del Todo que solo se pueden entender (parcialmente) mirándolos con una mirada específica, diferente a la que dirigimos al resto de las cosas. 

III

Lo auténticamente singular de los seres humanos es que buscamos en el Todo ausente e inasible inasible el sentido que no conseguimos encontrar en los fragmentos asequibles.

IV

La voluntad de sistema sólo es la expresión mistificada de esta búsqueda. 

V

Nada de esto justifica el pesimismo. Esto es tragicómico y, por lo tanto, no justifica el pesimismo. Lo noble es decir sí a lo imposible,

VI

La última voluntad de Alfred Jarry en su lecho de muerte fue un palillo. Y tuvo la fortuna de que lo tomaran en serio. Le dieron uno. Se lo puso en la boca y murió tan satisfecho. Camus se detiene en este hecho y dice: "Nada más que un palillo, tanto como un palillo. He aquí el valor de esa vida enaltecedora". Con frecuencia pienso que el Camus literato es más poderoso que el Camus filósofo. El Camus filósofo no puede resistir la fuerza de una imagen literaria. Pero no lo oculta y, por lo tanto, no nos engaña.


Poblar el mundo

 I

Como no podemos vivir sin fe, poblamos el mundo de dioses.

II

Cuenta Camus en sus Carnets que en Trezel, «la calle de las mujerzuelas se llama Calle de la Verdad» y añade que «la entrada cuesta tres francos.» A Camus le gusta a veces bordear el cinismo. Otro ejemplo: «Están los que están hechos para amar y los que están hechos para vivir».

III

Largo paseo al salir de misa, por la tarde. Las familias se retiran de las playas con cierto aspectos de soldados dispersos de un ejército derrotado. Pero el domingo que viene volverán. No seré yo quien les critique por eso. De vuelta a casa nos paramos a beber una cerveza en la terraza del Tastet de la Plaza de Ocata. Hay una televisión con una gran pantalla que transmite un partido de la eurocopa, pero apenas merece la atención de dos personas. Una de ellas es el camarero. Una televisión de un bar también es una pantalla. Unos niños juegan felices por la plaza, disfrutando de esa alegría esencial de las tardes del verano.

IV

Comienzo a leer Narváez y su época, del gran Jesús Pabón, que lleva una entrañable introducción de su discípulo, Carlos Seco Serrano. En este libro todo es historia. Pabón es -o al menos me lo parece- un ejemplo magnífico de honestidad intelectual. Escribe en paz con su objeto y eso se pone de manifiesto en la prosa, más cerca de Tucídides o Herodoto que de la pesadez de tantos historiadores modernos.

sábado, 15 de junio de 2024

Lógica y topología

 I

Sale hoy mi primer artículo en el ARA, que es la primera de una colaboración que será quincenal. He comenzado a darle vueltas al segundo. Quizás tratará de La caída, la novela de Camus, que ayer mismo acabé de releer. Camus es muy superior a esa novela, pero en ella hay algunas de las mejores páginas de Camus.

II

Para el escritor las experiencias literarias no son experiencias de la realidad. Piénsese en la diferencia entre una experiencia amorosa real y una experiencia amorosa literaria. Sin embargo para el lector la experiencia literaria ajena puede convertirse, mientras la lee, en una experiencia propia muy real.

III

El hombre libre que merece este título acepta la tragedia casi como una rutina, sin aspavientos. Me pregunto si hay felicidad que merezca la pena sin libertad.

IV

El amor mutuo de los muy feos. Los veo y me quedo preso en sus gestos. Cada uno pretende gustarle al otro, hacerse con su atención y entregarse a ella. Parecen ser los únicos inconscientes de su gran fealdad. Y eso es algo que no carece de belleza. De una belleza que, para mí, ocupa toda la plaza de Ocata.

V

Veinte minutos haciendo cola en la pescadería y la mujer que iba justo delante de mí se ha quedado con lo que yo quería. Desolado he acabado comprando lo que no quería. Lo he pensado muchas veces: la posición que ocupamos genera sus propias lógicas justificatorias (la topología como cuna de la lógica), pero esa posición con frecuencia nos ha sido asignada por un desconocido.

viernes, 14 de junio de 2024

La circunstancia o lo ajeno íntimo

 I

Agradabilísima comida en el Círculo Ecuestre con un -ya- viejo amigo, Toni Garrell. Hemos hablado de mil y un temas, hemos recordado los tiempos del ESDI (Escola Superior de Disseny) y hemos esbozado proyectos para el futuro. La ida y la vuelta en el cercanías, un martirio. No sé si me estoy volviendo elitista, cascarrabias, o las dos cosas, pero no soporto las conversaciones a gritos por los móviles en los transportes públicos. Tenía un teleconversador a la derecha, otro enfrente y uno más a mis espaldas. ¿Por qué apreciamos tan poco el silencio? ¿Y por qué no nos guardamos nuestras trivialidades para nosotros mismos?

II

Es cierto: yo soy yo y mi circunstancia. Soy, estrictamente, esa "y". Pero mi circunstancia as lo menos mío que tengo. Se me impone. Quizás la felicidad consista en no sentir la circunstancia impuesta.

III

A veces la circunstancia es aquello en lo que no deseas, en absoluto brillar. Más bien quisieras huir y no tener que compartir tu mediocridad con la ajena.

IV

Leído en los Carnets de Camus: "Tengo necesidad de escribir cosas que, en parte, se me escapan, pero que son la prueba precisamente de lo que en mí es más fuerte que yo mismo."

V

¿En mí? 

VI

Los movimientos del alma son más epidérmicos que los de la circunstancia.

VII

Soy aquel a quien le sucede una circunstancia.

VIII

Mañana aparece mi primer artículo de mi vuelta al ARA.

jueves, 13 de junio de 2024

El atrevimiento de mirar.


I
Buen día en la Fundación Notariado de Madrid: buen clima, buena gente, cordialidad a raudales y algún reencuentro muy satisfactorio. 

II

He participado en un debate moderado por el navarro Íñigo Alonso (de Lesaka) junto a Miguel Falomir (director del Museo del Prado), Andrea González (Presidenta del Consejo de la Juventud) y Rosa Hinojosa (profesora de historia del arte y filosofía). 

III

Mi tesis: El objetivo fundamental de la educación estética es el de capacitar al alumno para diferenciar entre lo agradable, lo bonito y lo bello.

Lo agradable es lo que satisface a los sentidos. Se expresa en la subjetividad del "a mí me parece que...". Es la estética epidérmica que confunde arte y decoración; es el individualismo que ignora satisfecho la tradición.

Lo bonito es el disfrute cursi de la belleza fácil. Admite comparaciones con todo lo bonito (con todo lo cursi).

Lo bello: tiene algo de inefable. Cuando has dicho todo lo que eras capaz de decir sobre lo bello, te quedas con la certeza de que se te ha escapado lo importante. Tiene algo de inefable y por eso no admite comparaciones. Es esa realidad no complaciente que nos escatima lo que habitualmente se entiende por cultura y nos hace amar lo que ya ha sido tocado por la muerte y, sin embargo, se aferra a la vida. En lo bello la naturaleza se asoma caritativamente a la cultura. La función de la cultura es ocultar la naturaleza colocando en primer plano lo agradable (que incluye a la lógica y a la ley) y bonito, mientras oculta lo tremendo de lo bello. Hay que remitirse al consejo de Eros a Psykhe: "Non videbis si videris".

IV

El gusto es la capacidad de apreciar lo bello y de entender lo agradable o lo bonito.

miércoles, 12 de junio de 2024

Astenia

 I

Larga caminata por Barcelona en una mañana que lo pedía a gritos. Pasear por una ciudad es como entrar a formar parte de su decorado. Todos somos figurantes para alguien. He caminado, he participado en un acto educativo, he vuelto a caminar, he entrado en la librería La Central para descubrir la enorme cantidad de libros que no voy a leer nunca y he vuelto a caminar. Después, comida en casa y larguísima siesta. Al despertarme he escrito mi primer artículo para mi nueva participación en el diario ARA. Pisa y los codos, se titula.

II

No comprendo al Papa y lo que más me llama la atención es que no me incomoda no comprenderlo. También me parece un figurante que habla para los demás, pero no para mí. Quizás sea el figurante que los tiempos reclaman. Pero un figurante.

III

Por dos veces utiliza Porfirio la expresión "tragicomedia" para referirse a la vida. ¡Pobre de ti si sales a pasear por una ciudad con la sospecha de que Porfirio tenga razón!

IV

Sales tranquilo de casa, esperando el regalo de una mañana serena. Y de repente ese te dice lo que nunca hubieras sospechado de aquel. Y así caes en una verdad que es peor que innecesaria. Es empequeñecedora.

V

La inmensa mayoría de las cosas que hacemos solo se explican si entendemos lo que ocultan. Braceamos para mantenernos a flote. Debajo de nosotros está el abismo habitado por animales abisales desconocidos y voraces, como el tiempo. Pero mientras braceamos soñamos con paraísos, amores inéditos, la tranquilidad (o sea, poseer un alma trivial), la esperanza (que hemos de olvidar que es ciega), etc. Creo que este año me ha pillado fuerte, y un tanto retrasada, la astenia primaveral.

martes, 11 de junio de 2024

Un 11 de junio otoñal

 I

El turismo. Cuando eres joven, si tienes siete días libres, te haces un programa ambicioso para viajar por Francia, Italia, Austria, Alemania, Dinamarca... y con un poco de suerte, si se tercia, Suecia. Cuando tienes mi edad piensas, con no menos ambición, en un lugar tranquilo, un hotel limpio y cómodo, una plaza de un pueblo con un café con una terraza emparrada y una cerveza excelente. Y, si acaso, algún viaje en autobús a algún lugar cercano que no te lleve más de una tarde.

II

Con frecuencia lo que decimos no es lo que queremos decir. Me refiero a esos intercambios ocasionales de frases hechas que, aparentemente dicen algo del tiempo, del tráfico, de la salud del vecino o del precio del rape. En realidad son formas de decirle al otro que estamos allí y con frecuencia lo decimos tan mal que el otro nos ignora. Lo he comprobado hoy mientras esperaba para pagar en el supermercado.

III

Día otoñal, este 11 de junio. Tanto es así que me apetecía una buena sopa calentita y he hecho una cazuela para un regimiento. Con la mesa puesta mi nieto B. Ha llamado para decir que hoy no venía a comer.

IV

Ando haciendo planes para el verano. Un auténtico sudoku. Pero parece que todo va cuadrando. Las cosas pintan bien y quiero creer que me espera un verano memorable.

V

El verano empieza con la verbena de San Juan. Y justo cuando celebramos la noche más corta estamos en la víspera de la noche siguiente. 

VI

No había leído hasta hoy la crítica de Porfirio a los cristianos. Interesantísima. Pero perdió la batalla y sus libros acabaron condenados a la hoguera.

La democracia en vacaciones

 I

Ayer por la mañana enseñé mi Barcelona a unos amigos dominicanos. Como estaban alojados en un hotel del puerto, comenzamos por las Atarazanas y, siguiendo la muralla de Pedro IV, llegamos a Sant Pau del Camp, el lugar de más densa calma de la ciudad. Una visita a Sant Pau del Camp te permite recordar qué era el silencio. Aquí la serenidad resulta terapéutica. En el claustro nos encontramos a dos turistas.

II

De Sant Pau, a la admirable Biblioteca de Catalunya (sin turistas) y, de aquí, a la vía sepulcral de la Plaza Villa de Madrid, para dirigirnos posteriormente a la plaza de la Catedral, visitar los restos del templo romano de Augusto y callejear un poco. Aquí sí, mucho turismo.

III

Para recuperar un poco las fuerzas, una cerveza en el bar del Palau de la Música y, después, en taxi, hasta el Hospital de la Santa Creu i de Sant Pau, la joya del modernismo barcelonés. Por supuesto, una vez aquí tocaba acercarse a la Sagrada Familia. En el Hospital había algún japonés haciendo fotos, en la Sagrada Familia, la multitud de turistas recordaba al 6 de julio en la plaza del ayuntamiento de Pamplona.

IV

Terminamos el recorrido en la sede de la Editorial Rosamerón, en el barrio de Gracia, justo en la esquina de la calle Llibertat y Lluis Vives. Cerca de aquí nació el Pescaílla.

V

Al llegar a casa había andado algo más de 15 km.

VI

Hoy es de buen tono quejarse del exceso de turistas que hay en Barcelona. En realidad, se concentran todos en las Ramblas, en la Sagrada Familia y en el barrio gótico. Sigue habiendo remansos de paz en la ciudad en los que uno constata que hay muchas Barcelonas en Barcelona. Por otra parte el turismo no es más que la democracia de vacaciones. 

lunes, 10 de junio de 2024

Calor

 I

Porfirio en la Carta a Marcela: «La más grande educación ("paideia") es la del dominio (arkhein) del cuerpo». Esta educación implicaba, entre otras cosas, el desarrollo de un estricto control emocional, guiado por el convencimiento de que las emociones se controlan con buenas razones y estas dependen del tipo de persona que quieras ser.

II

Día pesado, de mucha humedad y calor pegajosa, pero que me ha permitido releer despacio la Carta a Marcela de este neoplatónico tan minusvalorado que es Porfirio. Me esperan otros tratados y fragmentos suyos. El objetivo final es comprender el vocabulario que utiliza Porfirio en su Vida de Plotino.

III

Tenemos los resultados de las elecciones europeas. Mi conclusión es que el que no sepa convivir con la frustración no debería dedicarse a la política y, en general, no debería empeñarse en mantener un. trato frecuente con las cosas humanas.

IV

"La tragicomedia de la vida ignorante".

Porfirio utiliza esta expresión en la «Carta a Marcela» y en «Sobre el conocimiento de sí mismo».

domingo, 9 de junio de 2024

Henología

 I

A mi hijo, que es enólogo, le hace mucha gracia que le hable de la henología neoplatónica. Hay por ahí estudiosos que para ganarse el sueldo -¡qué sería de los profesores de filosofía si Dios no hubiese creado a los griegos!- se inventan teorías que nadie se esforzará en refutar, por ejemplo que la historia de la filosofía es, en gran parte, una pugna entre el ser (ontología) y el Uno (henología). No sigo con esto, aunque ando con esto por culpa de Plotino y Porfirio.

II

Elecciones europeas. Dicen que los jóvenes están cansados de la democracia. Yo creo que están frustrados porque lo que la democracia puede dar de sí está muy lejos de lo que les hemos dicho que tienen derecho a exigirle: la anulación de las diferencias entre gobernantes y gobernados. Pero la democracia es una de esas cosas humanas cuya nobleza no impide sus flagrantes imperfecciones.

III

Tiempo voluble, de ruleta rusa: Nubes espesas, algunas gotas de lluvia despistadas, ráfagas azarosas de viento, cielos azules y sol intenso, humedad.

IV

Hoy ando de mal genio. Y lo peor es que no tengo motivos para andar de mal genio, pero eso no me consuela ni me alivia. Ha venido a visitarme un estado de ánimo impertinente y malcarado, y como se ha presentado sin avisar, me tiene en sus manos. En estos casos sería muy conveniente disponer se un sparring con quien descargar tu sinsentido. Pero un resto de sentido común me retiene y eso no hace más que aumentar mi cabreo metafísico.

Abusos

 I Estoy profundamente asqueado con los datos del informe que han hecho público los jesuitas de Cataluña. Han identificado al menos 145 víct...