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lunes, 21 de octubre de 2024

Verdades motrices

 I
Nunca me había costado tanto como en esta ocasión superar un «jet lag». Quizás se deba a que nunca había estado tanto tiempo fuera (y en cierta forma mi imaginación sigue estando allí). Me voy arrastrando, sin levantar cabeza, sin poder independizarme de la fuerza gravitatoria que ejerce mi sofá sobre mi cuerpo. Soy su planeta.

II

Me emocionaba, aunque ellos no lo supieran, cuando para mostrarme lugares de interés, mis amigos colombianos me llevan a pueblos que presentan una muy marcada influencia española, desde Cartagena a Barichara, posiblemente las dos ciudades más bellas del país. Paseando por sus calles se ven perfiles de España que no se observan con claridad en este lado del Atlántico. Es cierto que siempre hay alguien que te saca a relucir el Imperio español. Yo suelo contestar, con la mayor amabilidad posible, que incas y aztecas también se rigieron por lógicas imperialistas y que ninguno de ellos tuvo piedad con los pueblos a los que no podía someter pero que, en cualquier caso, los llamados "liberadores" estaban más cerca genéticamente de los conquistadores españoles que yo.

III

Me he puesto a limpiar el jardín (4 metros cuadrados, no se vayan ustedes a creer). Malísima idea. Me ha mantenido ocupado toda la tarde. Tengo una ampolla en un dedo y un corte en una mano. Pero hay cosas que uno no tiene más remedio que hacer (muy) de vez en cuando.

IV

Alguna vez he hablado por aquí del filósofo pamplonés Juan David García Bacca. Un grande, sin duda. Estoy leyendo un libro suyo publicado en 1987 titulado «Elogio de la técnica». que me está abriendo numerosas perspectivas nuevas para pensar la esencia de la técnica. Y esto es muy de agradecer. Decía Hannah Arendt que la verdad no es lo que encontramos cuando nos ponemos a razonar, sino lo que, cuando lo descubrimos, no tenemos otro remedio que ponernos a pensar y con frecuencia lo hacemos muy por debajo de la verdad motriz.

 

domingo, 20 de octubre de 2024

Bucaramanga

 I

Tenían los Pekenikes una canción titulada Tren transoceánico a Bucaramanga que parecía en realidad una de esas canciones que Ennio Morricone componía mientras se duchaba para animar la acción de una película del oeste. Pero yo me quedé con Bucaramanga por lo que este nombre me sugería de exótico, aventurero y extraño. En realidad no me sugería nada concreto sino, más bien, era la inconcreción de la sugerencia, que apuntaba a unas experiencias inéditas, lo que me llamaba la atención. Así que cuando una fundación colombiana me invitó a Bucaramanga a inaugurar un congreso sobre lectoescritura dije inmediatamente que sí. Bucaramanga, al fin, estaba a mi alcance.

II

Si eran altas las expectativas, más alta fue la decepción. Fue la ciudad, que quede claro, la que no correspondió a mis esperanzas, porque la gente las sobrepasó: resultó acogedora y entrañable y hasta tuve la inmensa suerte de encontrarme con los amigos de una escuela de Cúcuta a los que dedicó en parte mi libro Prohibido repetir, que hicieron seis horas de coche por aquellas carreteras infernales para poder darme un abrazo. Ese abrazo ha sido de lo mejorico del viaje. Su calor no se desvanecerá fácilmente.

III

Como la ciudad no nos ofrecía perspectivas halagüeñas, mi mujer y yo decidimos adentrarnos por un camino que parecía conducir a la selva, esperando que la naturaleza nos recompensara del desconsuelo urbano. Y por allí nos fuimos, siguiendo un sendero estrecho bordeado de la fogosa y frondosa vegetación tropical. 

IV

Estábamos tan a gusto sintiéndonos, al fin, un poco aventureros, acogidos con los brazos abiertos por la Madre Naturaleza, que nos llevamos una decepción terrible cuando descubrimos que el camino conducía a este lugar:

sábado, 19 de octubre de 2024

Trajinando

 I

Ando sumido en un intento de resintonizarme con la realidad de aquí -lo pueden llamar «trastorno por disritmia circadiana» o simplemente «jet lag»- después de tres semanas de viaje intenso y gozoso por tierras de Colombia y Perú: Bogotá, Bucaramanga, Girón, San Gil, Barichara, Lima, Arequipa, Cuzco, Ollantaytambo, Cuzco, Lima y, de nuevo, Bogotá (incluyendo Zipaquirá y Cajicá). Ha habido días en los que, al despertarme, lo primero que me preguntaba era en qué ciudad estaba.

II

Viajar está muy bien, siempre que asumas que dejas atrás todos aquellos detalles que hacen de una casa un hogar y que no encontrarás en ningún hotel, por muchas que sean sus rutilantes estrellas, porque tu sofá es tu sofá, y tu almohada es tu almohada y tu Petit Cafè es tu Petit Cafè.

III

He visitado lugares fantásticos y me he encontrado con personas amigables, que marcan, sin duda, nuevos comienzos en mi vida. Se suele decir que todo lo que encontrarás en un viaje ya lo llevas metido en la maleta cuando sales de casa. En parte es así, pero no es menos cierto que al abrir la maleta, de regreso en casa, te encuentras con que traes prendidos en la ropa trajinada aromas nuevos y que cada uno de ellos te remite a un paisaje (o sea, a un estado del alma) o a un rostro (o sea a una apertura a una relación).

IV

Y, por cierto, nos vemos el martes:






miércoles, 2 de octubre de 2024

Conciencia de clase

Le comenté a mi dilecto Ferran Sáez que vi en El Callao, el barrio más humilde de Lima, una enorme pintada que decía: «Aprender a aprender: Esfuerzo y perseverancia». Y le añadí: «Aún hay pobres con conciencia de clase»

Respuesta de Ferran: «Fíjate, amigo, que cuando dices "conciencia de clase" en este contexto estás haciendo un magnífico juego de palabras pedagógico: clase en el sentido social y  clase en el sentido educativo»


jueves, 26 de septiembre de 2024

La bota en el ribazo

 I

Voy en autobús. Nadie mira por la ventanilla. Nadie mira al de enfrente. Nadie alza la cabeza sino para constatar lo que aún falta para llegar a su destino. Nadie comparte nada. Las manos, ocupadas en los teléfonos móviles, no tienen nada que compartir. Mucho mejor que el asiento disponga de un conector USB que de una inmensa ventana para asomarnos al paisaje.

II

Recuerdos remotos, pero no borrosos, sino frecuentísimos y nítidos, de mi infancia en los campos de labranza.  Comienzo por la jota del labrador, que parecía ir guiando con ella el arado. Ya no se canta. Ya no se ara. Ya no se mira al cielo como quien mira al tirano de quien depende el pan de cada día. El papel del cigarro, que había que liar parsimoniosamente y la bota en el ribazo, a la fresca. Si pasaba algún conocido por el linde, se lo llamaba, invitándolo a un pitillo y un trago. Y alzando los riñones ante la tarea ya hecha y la por hacer se hablaba. Se hablaba de todas esa nimiedades que hoy ya no tenemos para contar. Pero en esas nimiedades que acompañaban al liado del cigarrillo o al chorro de vino que salía alegre de la bota se encontraba el secreto de un mundo. Y no lo sabíamos. Se necesita tener algo entre manos que sea imprescindible compartir para disfrutarlo: el cigarrillo, la bota para pasar unos minutos hablando de nada y, sin embargo, dándole sentido a todo. 

III

Voy dándole vueltas a la idea de Ortega de que la vida solo es comprensible como un inmenso fenómeno deportivo.  Eso es todo. Y no es poca cosa.

martes, 24 de septiembre de 2024

Borroso

 I

Hoy puedo resumir el día con palabras de mi madre: «Tengo el estómago triste».

II

Sin embargo el artículo del ARA creo que me ha salido redondo. Lo he dejado en el congelador. Mañana lo descongelaré y veremos que tal resiste. Mi experiencia me dice que cada vez que me siento inspirado escribo borroso. 

lunes, 23 de septiembre de 2024

El decoro

I

Cada día nos cae un chaparrón o, dicho de otra manera, un «nublado». Es esta una de esas palabra que lo mismo hace referencia a la vida anímica («le ha dado un nublado» o «un nublo») como a la meteorológica. Siempre me han interesado estas palabras que, nacidas para describir estados físicos se adaptan perfectamente a las descripciones psicológicas y, al revés, las que nacidas para describir estados del alma son sumamente útiles para describir el mundo.

II

Hoy apenas he leído dos páginas de la autobiografía de García Bacca, las que dedica al cardenal Cayetano, al que yo veo como el último gran teólogo plotiniano. Es su visión plotiniana del Uno la que lo lleva afirmar -sin que ningún teólogo contemporáneo osara refutarlo- que la realidad divina es superior a la de la Trinidad.

III

No suelo asistir a los medios cuando me invitan a un debate. El resultado de los mismos para un ciudadano normal suele ser que hay opiniones para todo. Pero a veces me encuentro en ellos sin ir a buscarlos. Y entonces me pierde mi sentido del decoro. No se puede debatir en los medios sin llevar una navaja afilada en la cintura. Y yo suelo acudir completamente desarmado. Muchas veces sé perfectamente como hundir al otro con un argumento «ad hominem», pero sé que acabaría teniendo vergüenza de mí mismo.

"¡A tu edad yo ya era fan de Led Zeppelin!"

 I

Hay sitios en los que nada más llegar, te sientes como en casa. Y hay sitios en los que nada más llegar, comienzas a mirar de reojo al reloj, a ver cuánto falta para irte. No son los gestos ni las palabras los que diferencian estos sitios entre sí sino algo como una atmósfera difusa y sutil que, sin embargo captamos enseguida con una perspicacia precisa. La circunspección (la inspección radial) tiene saberes que la inteligencia no entiende.

II

Escribo esto en la estación de Sants. Mi mujer viene a recogerme, pero está detenida por un fenomenal atasco. Lo importante es eso, que alguien venga a recogerte. Siempre he sentido un aguijón de melancolía ante esas personas que vagan solitarias por las estaciones de tren arrastrando una maleta en espera de alguien que parece llegar nunca.

III

Mi memoria es un hervidero de imágenes: la presentación de Prohibido repetir bajo el diluvio en la fenomenal biblioteca Eugenio Trías; la comida con Pilar García de la Granja y María Blanco (es imposible viajar a Madrid y no volver con una invitación para algún proyecto nuevo); la entrevista en la televisión de Castilla y León; la cena -que ya se está convirtiendo en hábito- con ⁠ ⁠Lorena Heras, Juanjo Nieto, Jesús Manso, Jaime Juan, José Manuel Arribas y Pilar Ponce; el reencuentro con el grandísimo y tan generoso Fernando Gil al que tanto aprecio; la visita a la San Pablo-CEU, donde me siento como en casa; Valencia bajo la lluvia y en torno a un sacrosanto arroz "del senyoret"... 

IV

Soy, indudablemente, una persona con suerte. Pero como advirtió Solón al rey Creso, nadie tiene derecho a considerarse suertudo hasta que no le llega el último día de su vida.

V

Ayer le dije a mi nieto: "¡A tu edad yo ya era fan de Led Zeppelin!".

VI

El Instituto Cervantes de Tel Aviv me invita a dar una conferencia. Acepto inmediatamente ante la renuencia de mi mujer. Y Nuno Crato, que fue un notable ministro de educación de Portugal quiere que le rpesente en Madrid su último libro, titulado Apología del libro de texto.


miércoles, 18 de septiembre de 2024

La transubstanciación

Pues no sé si se lo creerán ustedes, pero esta tarde en el Tastet de la Plaza de Ocata (el Petit Cafè estaba cerrado) he pasado un buen rato, entre patatas bravas y cerveza, con Lluís Clavell, que fue presidente de la Academia Pontificia de Santo Tomás de Aquino, y Màrius Clavell, catalán compostelano y hombre sabio. Hemos estado discutiendo sobre si el cardenal Cayetano tenía razón en su crítica a la transubstanciación defendida por Santo Tomás. Y ha sido una tarde gloriosa que me ha hecho recordar aquellos versos de Homero Aridjis:

Buenos días a los seres

que son como un país

y ya verlos

es viajar a otra parte

buenos días a los ojos

que al abrirse han leído

el poema visible

buenos días a los labios

que desde el comienzo han dicho

los nombres infinitos

buenos días a las manos

que han tocado las cosas

de la tierra bellísima.

El Valle de Josafat

 I

Tendemos a creer que podemos traducir nuestra experiencia en palabras para transmitir a nuestros seres queridos no las palabras, sino la experiencia. Pero como las cosas no van por ahí, uno acaba aceptando (a regañadientes) que nuestros hijos y nietos aprendan más de su inexperiencia generacional que de las vetustas palabras del abuelo.

II

En el funeral de mi madre oí por primera vez la canción litúrgica Señor me has mirado a los ojos, etc. En realidad no me gusta mucho. Se me antoja un pelín cursi (tampoco quiero ir de iconoclasta). El caso es que en aquel funeral estaba yo llorando como una criatura. No tenía manera de secar la llorera. Desde entonces, cada vez que oigo la canción en misa, se me enturbian los ojos y, quiéralo o no (que no quiero), me pongo como un flan. La memoria de mi cuerpo guarda frescos recuerdos que la memoria de mi alma parece ir olvidando y en algunas circunstancias impone su presencia con una rotunda energía. Me digo que ya está bien, que soy un señor adulto y que la canción es un poco cursi y que vamos para los 40 años que se murió mi madre. Y, sin embargo, no hay manera. Mi cuerpo ha renunciado al olvido. Y quizás por eso cada vez sueño más con mi madre: con su manera de sujetarse el pelo con pinzas, en su manera de decirme que le enhebrase la aguja, en su manera de protestar contra mis abrazos («¡Me vas a romper las costillas!»), en su delicada manera de rebozar las verduras para la menestra, en su empeño en pintar ella el techo de la cocina poniendo una silla encima de la mesa y estirándose sobre ella a sus 80 años... Se murió convencida de que estaba a las puertas del Valle de Josafat y que mi padre, que llevaba muerto 30 años, la estaba esperando con los brazos abiertos.

martes, 17 de septiembre de 2024

No leo nada

 I

Se ha puesto a lloviznar a eso de las siete de la tarde. He cogido el paraguas y he salido a andar en mangas de camisa, con la intención de volver a casa empapado. Las calles estaban vacías, las aceras cubiertas de las hojas secas de los plátanos, el cielo encapotado, pesado, como si le faltaran fuerzas para mantenerse sujeto a lo alto. He hecho once mil pasos y he vuelto a casa tan a gusto.

II

No leo nada. No tengo ni tiempo ni ganas. Ni tan siquiera un párrafo. Voy un poco de aquí para allá como gallina sin cabeza. Estoy cansado, pero hay cansancios benditos, que te llenan de satisfacción. Las cosas van bien. Nunca habían demostrado los medios tanto interés por una obra mía como la que están mostrando por «Prohibido repetir». Por otra parte este que siento es un cansancio extrañamente tonificante. En las entrevistas creo que encuentro pronto el tono adecuado.

III

Definitivamente, me gustan los periodistas -cada vez más raros- que se han leído el libro sobre el que te entrevistan.

IV

Una cosa muy útil que me enseñó Josep Maria Espinàs: "Lo importante es que a los periodistas les des un titular. Pero dáselo como de pasada, que crean que son ellos los que se han percatado de su contundencia aforística". Funciona casi siempre. En algunos casos -cada vez menos raros- al periodista ya viene a la entrevista con el titular decidido.


lunes, 16 de septiembre de 2024

Acabemos con Eros

 I

La naturaleza de Eros, dice Diotima, es ambigua, intermedia. Su espacio es el entrambos. Por un lado, la insatisfacción y por el otro, imágenes de la satisfacción. Comprender el discurso de Diotima es comprender el sentido dramático de El Banquete. La satisfacción que dibuja Diotima recoge solo un aspecto de Eros.

II

Para Sócrates parece claro que el Eros de los poetas (y de Diotima) es el más elevado políticamente, pero eso no significa que lo sea d manera absoluta. 

III

Como la discusión sobre Eros se ha alargado mucho más de lo previsto,  poco antes del alba solo quedan tres despiertos, Sócrates, Agatón (autor de tragedias) y Aristófanes (autor de comedias). Sócrates intenta convencer a los otros dos de que un mismo autor puede escribir tragedias y comedias. Pero a sus contertulios les cuesta seguir la conversación y se quedan dormidos.

IV

Solo Sócrates permanece despierto. Es el único que ha contemplado el final del Banquete. Se levanta y se va. En el Banquete no ha vencido su dialéctica. Solo el sueño ha derrotado a sus contertulios. 

V

El autor capaz de escribir tragedias y comedias es, obviamente, Platón. Y el Banquete es la prueba,

Hoy tampoco hablo de Eros

I

Tengo que hablar del nieto que lleva a misa a su abuelo en silla de ruedas los domingos por la tarde y lo pone en primera fila, para que el cura pueda darle fácilmente la comunión. Probablemente la prueba más clara de que te estás haciendo viejo es la del despertar de una cada vez más fina sensibilidad al trato que reciben los abuelos de sus nietos. Cada edad trae sus inquietudes específicas.

II

No voy a decir nombres, no hace falta. Digamos que había un escritor (que pasa por) moralmente bueno y mal novelista ante un escritor (que pasa por) moralmente perverso y gran novelista. El primero rinde una desvergonzada pleitesía al segundo, hasta que éste, visiblemente incómodo, se levanta y se va. Y entonces el (que pasa por) moralmente bueno cambia de actitud y pasa a considerar al (sin duda) buen escritor ausente como una pifia, una lamentable equivocación crítica, una prueba de la desorientación literaria general del país, alguien del que dejaremos de hablar pronto.

III

Organicé una buena en el tren que me trajo de Lleida a Barcelona. Con mi billete en la mano accedí al vagón que me tocaba y busqué el asiento que me correspondía, pero estaba ocupado. El ocupante -en este caso, la ocupante- me enseñó su billete y se correspondía con mi sitio. Supuse, dada que mi confianza en la RENFE no era precisamente descomunal, que era un error de RENFE y ocupé un asiento libre, pero que quizás estaba asignado a otro viajero. Así que, en cuanto lo vi, fui muy digno a protestar al revisor, que me demostró en medio segundo que me había equivocado de billete. El genuino lo tenía guardado en otro bolsillo y en él tenía adjudicad la plaza en otro vagón.

IV

Me invitan a hablar en un lugar y me proponen un tema que no me gusta mucho, pero pienso que puedo adaptarlo a mi manera de verlo. En la publicidad del acto alguien ha resumido en cuatro líneas lo que -no sé por qué- supone que sería mi parlamento. Esto me molesta mucho y quizás por ello a medida que voy escribiendo mi conferencia me voy radicalizando y cada vez me alejo más del tema propuesto. El resultado final está escrito deliberadamente contra el tema propuesto. Al día siguiente compruebo que los medios de comunicación recogen de mi conferencia el título original y el resumen imaginativo del redactor anónimo del programa. 

sábado, 14 de septiembre de 2024

Tudela

 I

Seguiremos con Eros, pero déjenme que les cuente lo de ayer.

II

El despertador sonó a las 6:30 y me levanté sintiéndome bien. Había pasado una noche tranquila y me sentía perfectamente capaz de enfrentarme al reto que me esperaba. El tren salía a las 9:10, pero yo ya estaba en la estación de Sants a las 8:00. Me extrañó ver tanta gente arremolinada ante la sala de espera y el panel del aviso de  trenes enloquecido, pero nadie tenía noticias claras de lo que ocurría. Poco a poco nos fuimos enterando por los móviles de las noticias de la prensa. Había habido un descarrilamiento de un tren a la salida de cocheras que provocaba retrasos generales e indefinidos. A las 9:30 se nos anunció que para las 12:00 estaría todo arreglado. Pero se iban acumulando retrasos y seguían llegando viajeros perplejos a la estación. A las 12:00 se suprimió el tren que iba a Alicante. Yo inauguraba a las 19:00 en Tudela el Congreso del bienestar y comenzaba a dudar de mis posibilidades de llegar a punto. A las 13:00 la confusión continuaba. A las 14:00 la organización del congreso me sacó un billete para un tren que iba para Madrid. Me dejaría en Zaragoza y de allí me llevarían en coche a Tudela. Es molesto, muy molesto, que haya tantas incidencias en los ferrocarriles españoles, pero es muchísimo más molesto el ninguneo, que nadie te ofrezca informaciones claras, la oficina de información colapsada, la gente desorientada, el cansancio inútil, la sensación de ganado perdido en tránsito.

III

El día lo salvó, con creces, mi encuentro en Tudela con el grandísimo Enrique Vila-Matas. Este hombre es un monumento nacional. Nadie maneja la ironía como él, nadie vive más inmerso en la literatura que él, nadie persigue con más ahincó que él los intersticios de la realidad en busca de luz nueva, nadie explica mejor que él el milagro de la escritura. Me imagino que queda clara mi admiración hacia este escritor que ha hecho de su vida una figura de su obra. Cenar a su lado fue un lujo.

IV
En Tudela fui un pobre feliz. Aquí hice quinto y sexto de bachillerato, en el instituto Benjamín de Tudela, en los años 1971-1973. Ahorraba todo el dinero que podía, prescindiendo hasta de la comida, para comprarme una guitarra. Muchos días todo mi alimento era un donut que iba a comérmelo a la catedral, donde no era probable que me encontrara con nadie conocido. Pero, insisto, aquí fui feliz. Gocé de un enorme bienestar en medio de muchas privaciones. Conocí a gente admirable, devoraba cada semana el semanario Disco-Expres y discutía durante horas con mis amigos de los discos sobre los que había leído todo, pero no me podía comprar. Y era feliz así. Descubría por primera vez el mundo y me lancé a explorarlo con inocencia, pero con voracidad.

jueves, 12 de septiembre de 2024

Una pedanía del infierno

A veces, amigos, me encuentro exiliado de repente en una pedanía del infiero: vértigos, náuseas continuas, frío, incapacidad para soportar un vestigio de luz o cualquier sonido, etc. Solo me queda meterme en la cama, cerrar bien puertas y ventanas, arroparme bien, y esperar. Como pueden imaginar hay poco espacio para Eros en esta situación. Duermo intermitentemente y tengo sueños estrambóticos que me dejan perplejo cuando me despierto por lo poco que sé de mí mismo. Ya estoy mejor, del infierno solo me queda la sensación de un vacío en la cabeza y una cierta desgana general. Pero sé que mañana será otro día y estaré en forma para dar la conferencia inaugural en el el Congreso del Bienestar de Tudela.

martes, 10 de septiembre de 2024

Eros. La insaciable melancolía.

 I

Platón intenta poéticamente que nos dejemos convencer por Diotima. Pero este intento ocultaría la verdad de Eros tras la necesidad de la política. Diotima es el Eros sublimado y, por lo tanto, políticamente pacificado. Es el Eros políticamente emasculado. 

II

La verdad filosófica sobre Eros la ofrecen, con toda crudeza el discurso de un comediante, Aristófanes, y la irrupción súbita de un político, Alcibíades. Ambos ponen los puntos sobre las íes. El primero porque nos explicará los límites de la ley para domesticar a Eros, y el segundo, nos demostrará que Eros no es la conclusión de un silogismo.

III

Según Aristófanes, los hombres somos seres incompletos. Somos fragmentos de algo que al fragmentarse se hace humano. Lo que nos ha fragmentado es la ley (impuesta por Zeus). Por lo tanto, el Eros que pervive en nosotros es la protesta latente de la naturaleza fragmentada contra su fragmentación.

IV

También podría decirse que el Eros humano es una protesta de nuestra naturaleza culturalmente fragmentada contra los arquetipos políticos de la excelencia humana en la medida en que la apropiación de esta excelencia solamente es posible por la renuncia a una parte de nuestra naturaleza original.

V

La sospecha, pues, es que no hay educación capaz de garantizar la victoria definitiva del Eros noble sobre el Eros vil (o popular).

VI

Ser hombre significa, a la vez, ser limitado por la ley y sentir una pulsión poderosa contra todo límite.

VI

El Eros que nos muestra Aristófanes es la fuerza indómita que desea lo inaccesible. La conclusión es que la nuestra es una naturaleza infeliz, enferma. Siempre existirá una desproporción dramática entre el absoluto que pretende el amor y lo fragmentario de todo abrazo amoroso.

VII

No deja de ser llamativo que sea el comediante Aristófanes, el poeta cómico más grande,  el que nos muestre esta insaciable melancolía que es Eros.

lunes, 9 de septiembre de 2024

Eros, 3

 I

¿No es sorprendente que aquel que dice ser solo sabio en cuestiones amorosas, Sócrates, niegue la divinidad de Eros?

II

El Banquete puede ser visto como los intentos de Eros por presentarse a sí mismo como la parte irracional del alma que busca reconocerse en las imágenes y en los argumentos bellos.

III

Hay en el Banquete más un intento de educar el deseo que de teorizarlo. Su educación puede desplegarse en una doble vía: la política y la filosófica. 

La vía política sigue el modelo de los arquetipos de la excelencia dibujados por la poesía y que han logrado establecer una relación estrecha entre la vergüenza y la mala conducta, por una parte, y entre el honor y la buena conducta, por otra.

La vía filosófica es la de la búsqueda de la verdad desnuda, pero presenta un riesgo al que la sigue: la cicuta.

IV

La mayoría de los participantes en el Banquete afirman que hay más de un Eros. Habría al menos dos (el celeste y el popular, dirá Pausanias). Pero si hay dos, eso significa que ninguno de ellos gobierna por naturaleza al hombre. Para que haya una primacía del Eros celeste o noble sería imprescindible una intervención poética (artística).

domingo, 8 de septiembre de 2024

Eros, 2

 I

Todo lector atento ha comprobado más de una vez que un gran novelista le ofrece más información sobre las cosas humanas que cien tratados de las llamadas ciencias sociales.  ¿Escribió Platón sus diálogos por este motivo? ¿Consideraba que la filosofía era inseparable de la poesía entendida como «poiesis», es decir, como el arte de la creación? En cualquier caso, el lector del Banquete no tarda en hacerse la pregunta de si hay algo esencial del mensaje de Platón que se despliega en la acción de sus personajes.

II

Platón es filósofo y poeta y en sus diálogos muestra el encuentro de la filosofía con el arte de la representación. Sus personajes no solo dicen cosas. También hacen cosas.

III

Si una buena comedia o una buena tragedia congregan a muchos más ciudadanos que la lectura de un texto filosófico, ¿por qué no, entonces, dotar al texto filosófico de elementos poéticos?

IV

Un gobierno democrático ha de ser capaz de conseguir consensos amplios entre una población que, evidentemente, no está compuesta exclusivamente de sabios y para ello con la filosofía no es suficiente. ¿Sería capaz el filósofo de crear un texto que diga algo sustantivo tanto al sabio como al zote?

V

Si tenemos en cuenta el juicio de Sócrates en la democrática Atenas, gozando de todas las garantías procesales de la democracia, ¿no podríamos deducir que en Atenas se produjo un sentimiento de alivio el día que Sócrates bebió la cicuta?

sábado, 7 de septiembre de 2024

Eros, 1

 I

Gran noche la de ayer en torno a El banquete de Platón en la sede de Rosamerón. Lleno absoluto, buen ambiente en un acto que demostró que la cordialidad no está reñida con el rigor. Voy a ver si soy capaz de resumir en unos días algunas de las cuestiones que surgieron al calor del debate. 

II

Comenzaré por el acertado resumen que hace Gómez Dávila del texto platónico: «La dialéctica del amor no es un proceso de ascenso irreversible, sino una serie infinita de retornos». 

III

Malebranche habla de la atención como «la piedad del alma». Creo que los textos platónicos son campos de ejercicio intensivo de esta piedad, que se ejerce en la voluntad de retorno. 

IV

Hay para Platón dos miradas clarividentes sobre la realidad política: la de la filosofía y la de la poesía (entendiendo este término en un sentido amplio, que incluye a la comedia y a la tragedia). Para él la principal alternativa a la filosofía no es la ciencia (que para los griegos formaba parte de la filosofía) sino la poesía. 

V

La religión no es alternativa a la filosofía porque para Platón la filosofía comprendida verdaderamente es la verdadera piedad.

VI

Entre la filosofía y la poesía hay «una vieja querella» (esta expresión se encuentra en La república) que es, en el fondo, una querella sobre su respectiva incidencia en la política. La tragedia, por ejemplo, posee un enorme poder educador de la ciudadanía porque domina el arte de la convicción con más destreza y educa de manera más clara, directa e inmediata que la filosofía. No necesita silogismos para convencer. Le sobra con la imagen, el símbolo, la metáfora... y el mito.

VII

Peitho, la Persuasión, poseía varias imágenes en Atenas y con frecuencia se la mostraba en el cortejo de Afrodita, mientras que Sócrates fue condenado a muerte.

jueves, 5 de septiembre de 2024

Leer

El hombre me ha retenido en el paseo. Ha sacado su móvil y me ha enseñado un vídeo en el que defiendo la importancia de la lectura. Me ha confesado que no sabía leer. No es que desconociera las letras, sino que las frases le presentaban problemas y se ponía nervioso. Y él quería leer La Biblia. ¿Podía ayudarlo yo?

II

Estoy releyendo el Banquete de Platón porque mañana organizamos un banquete filosófico en la sede de la Editorial Rosamerón. Intervendremos Miquel Seguró, Bernat Torras y un servidor. No sé cuántas veces me habré leído esta obra inmortal. Pero precisamente porque han sido muchas, he comenzado esta relectura sabiendo que en más de un aspecto será una lectura nueva. Y así está siendo. Leer o releer un diálogo de Platón es un ejercicio preparatorio para la siguiente relectura.

III

De repente descubro cerca de mi casa una fachada en blanco, recién pintada, que parece apuntar al azul intenso del cielo y me quedas parado en la acera de enfrente hasta que una mujer que empuja un carro de la compra me pide amablemente que la deje pasar. 

IV

En el supermercado esta mañana me ha saludado una mujer de mediana edad a la que he sido incapaz de reconocer. A la tarde, cuando estaba sentado en un banco frente al mar leyendo a Platón, una mujer de una edad similar a la anterior, se ha bajado de la bici, a dicho mi nombre y tampoco la he reconocido. Por lo que me ha dicho fue alumna mía y lee con interés mis artículos en el Ara. Haciendo cálculos, esa mujer que me hablaba con cariño tendría 16 o 17 años cuando fue alumna mía. 

Aproximadamente perfecto

 I

¡Qué rica sabe la amistad! Además, alimenta mucho y no engorda.

II

Escribo lo anterior y me detengo. ¿No engorda? La amistad hispana engorda, y mucho. Nos gusta tanto celebrarla alrededor de una mesa bien surtida, que cuando hay un encuentro sin mesa... sabe a poco.

III

La de veces que escuché ayer: «¿De verdad que no tienes tiempo para una cerveza y un pincho»

IV

Ayer en Zaragoza, todo fueron sorpresas agradables, comenzando por los encuentros esperados y terminando por los no esperados, que te proporcionan alegrías con sabores reconquistados al tiempo. No me cansaré de repetirlo: «Cuando vayas al mercado, no te olvides de volver con un amigo»

V

Esa cara de satisfacción que uno encuentra en la bienvenida del amigo... Nos cruzamos casualmente con ellos un día de nuestro pasado y en aquel cruce, como hemos descubierto más tarde, nos tocó la lotería. Una ciudad no es del todo una ciudad si no hay nadie que se alegre al verte.

VI

¿Quién decía que los amigos son trozos de nuestra alma que tenemos repartidos por el mundo? Sé cómo Benjamin Taylor explicaba su amistad con Philip Roth: «Me hizo sentir que mi mejor yo era mi verdadero yo» Aquí hay también un fenomenal lema pedagógico.

VII

Saul Bellow le escribe a su amigo Allan Bloom: «¿Qué quieres que te diga? Sin ti, fue solo aproximadamente perfecto».

miércoles, 4 de septiembre de 2024

En ocasiones, hasta Homero da una cabezada

 I

Agradabilísima cena en algún lugar de Madrid al que yo sería incapaz de volver. Uno se deja llevar y traer y la cordialidad conduce. Estas cenas de finales de verano cuando aún llevamos viva la memoria del sol de vacaciones en la piel y ya estamos adentrándonos en la cotidianeidad laboral, tienen algo de reivindicación del tiempo que huye, como si intentásemos echarle el freno y acomodar su paso al nuestro.

II

En los ratos que tengo libres estoy leyendo El perfecto pescador de caña, de Izaak Walton. Tengo la sensación de que este es un libro para leerlo en su idioma original. En español es fácil intuir el ritmo del texto original, la cadencia, el juego con el tiempo de la prosa para intentar cazar con su red el otro tiempo, el dela vida que huye... pero este ritmo original se intuye, no se disfruta. El libro lleva un prólogo de Unamuno un poco decepcionante, pero ya se sabe que «quandoque bonus dormitat Homerus», es decir, «en ocasiones duerme el gran Homero». Y si en ocasiones hasta Homero duerme, Unamuno está más que redimido. 

III

Con bastante frecuencia me despierto por las noches a horas intempestivas con la respuesta a un problema que no he sabido resolver durante la vigilia. Así que cuando me despierto sin ninguna respuesta, sin nada que me urja a levantarme y a recogerla en un papel, me encuentro desvelado sin motivo y es entonces cuando, con la mente en blanco, sintiendo el paso vacío del tiempo, más me cuesta volver a dormirme.

martes, 3 de septiembre de 2024

Elogio de la penumbra

 I

Ando por Madrid, con trabajo, sí, pero lo he planificado de tal manera que me deje tiempo para andar. Esta mañana he dado una larga charla en un colegio defendiendo que la lectoescritura es, sin duda, la principal competencia del futuro. Aunque mi hotel está lejos del colegio, he ido y he vuelto andando. Una ciudad solo se conoce pateándola. Esto es lo que te permite descubrir los infinitos detalles de las cosas y de la gente. Cada barrio es un mundo y hasta los mendigos son diferentes.

II

Al entrar en el barrio del Pilar me he cruzado con una madre y su hijo. Ella, unos 30 años; el niño, unos 5 o 6. Por el acento he pensado que podrían ser venezolanos. Iban de la mano y la madre le enseñaba al niño a contar del 30 al 40. He ralentizado el paso para poder empaparme de la escena. El niño ponía un vivísimo interés por aprenderse los números y yo no podía menos de preguntarme de dónde nacía ese interés. 

III

El interés es un fenómeno enormemente complejo que la pedagogía del interés ha simplificado para intentar sustituir con el interés una venerable potencia del alma, la voluntad.

IV

Esa madre no creo que supiera nada de pedagogía, pero ella y el niño parecían envueltos en una burbuja afectiva que los aislaba del mundo. No parecía haber para ellos nada más importante que los números. El niño confiaba en la mujer, la mujer en el niño y ambos en la importancia de saber contar. Por eso el aprendizaje era difícil y alegre.  Aquí no había matemáticas psicoafectivas, sino un afecto mutuo al servicio del saber relevante.

V

Ayer vine en el AVE a Madrid. A mi lado, al otro lado del pasillo, una pareja de recién casados hacían todo lo posible por demostrarnos a todo el vagón cuánto se querían. ¿Y yo que creo que así como el vino, para disfrutarlo, ha de servirse a su adecuada temperatura, el amor sabe más sabroso en la penumbra?

VI

Hoy sale publicada una magnífica entrevista que me hizo Fran Echeve para El Español. ¡Gracias, Señor, por los buenos periodistas!  Mañana toca, por la tarde, presentación de Prohibido repetir en Zaragoza y, por la mañana, entrevista con Radio Aragón y con  Noticias 4. Y esta noche, cena pedagógica.

domingo, 1 de septiembre de 2024

Sant Feliu de Pallerols

 I

Encuentro cierto simbolismo en el hecho de que una princesa noruega se haya casado con un chamán. Ella afirma que posee una singular clarividencia que le permite relacionarse con los ángeles. Él se considera un chamán «de sexta generación, muy espiritual» que en una de sus vidas anteriores fue faraón. Debe tener un historial de mucho cuidado en sus metempsícosis, ya que su boda con la aristócrata noruega es la segunda. Ya estuvo casado con ella en otra existencia.  Ya ven, en esto han quedado las princesas de los cuentos en Europa.

II

Me pidió Jorge Soley un artículo para El Debate y apareció ayer con el título de El triunfo de la mojigatocracia (expresión que tomo de don Ramón de Campoamor. La mojigatocracia es la beatería que considera que los conflictos entre los negros y los policías norteamericanos son fáciles de resolver, bastaría con que los segundos simplemente se imaginaran qué significa ser negro; los problemas de la emigración en Europa se desvanecerían inmediatamente si los europeos nos pudiéramos en la piel de un emigrante. El conflicto enquistado entre judíos y palestinos se podría acabar hoy mismo si ambos contendientes se comportasen como buenos cristianos.

III

Ayer apareció también en el ARA mi segundo artículo en defensa del talento. The Economist viene insistiendo en algo obvio: que si el talento es valioso es porque es escaso y esta es la razón de una creciente competencia internacional por los mejores y más brillantes emigrantes. Incluso habla abiertamente de «global battle for talent». Es una de las características del actual capitalismo cognitivo.

IV

Pero lo mejor del fin de semana fue una excursión, con mi mujer y mi hija, a Sant Feliu de Pallerols, a cambiar de aires y, de paso, visitar el magnífico Museo episcopal de Vic. Nos hemos comprometido a hacer excursiones así al menos cada dos meses.



Este pueblo se encuentra en la que probablemente sea la comarca más hermosa de Cataluña, la Garrocha, en la provincia de Gerona. El tiempo nos acompañó, a pesar de que amenazaba lluvia. No pretendíamos hacer nada excepcional, ni subir a los volcanes, ni hacer montañismo. Nuestra pretensión era caminar por el pueblo y comer al aire libre en un restaurante de la plaza. No hay nada más placentero que estas cosas tan sencillas... cuando salen redondas.

sábado, 31 de agosto de 2024

En potencia

 I

Todos los hombres somos en potencia tantas cosas...  Hoy, por ejemplo, todos los hombres, según la ley, somos mujeres en potencia.

II

El principio de no contradicción se aplica a lo que es en acto, no a lo que es en potencia, porque en potencia mañana estamos todos muertos y estamos todos vivos.

III

Me contaba Berta G. de Vega que una mujer que impartía un taller en el salón de actos de un instituto de Málaga defendió que "todos los hombres son violadores en potencia". Una profesora se levantó y se fue con toda su clase. La que impartía el taller le preguntó por qué se iba. "Está insultando a estos chavales, a su padre, a mi padre".

viernes, 30 de agosto de 2024

Vivir en modo zen

 I

Estaba en mi caminata vespertina cuando me encontré con G., a quien hacía muchos años que no veía. Parecía haber empequeñecido y engordado pero aquel vestir descuidado que lo caracterizaba se ha convertido en un vestir muy cuidado. Me imagino que son dos caras de la misma intención de llamar la atención. Sin venir a cuento me aseguró que vive en el Bajo Aragón, «donde soy el puto polaco independentista». Cuando yo lo conocí, de independentista no tenía absolutamente nada, pero no seré yo quien critique a nadie por cambiar su perspectiva política. Tras darnos la mano, dio unos cuantos pasos y se volvió de repente para decirme: "Yo ahora vivo en modo zen". O sea, que sigue siendo el fantasma de siempre.

II

Desde que me he puesto a caminar en serio voy conociendo mejor los pueblos próximos. Viajar en coche es una manera de ignorar los paisajes. Ayer fui de Alella a Montgat por el Camí del Mig. Las viñas están ya en sazón. La vegetación se muestra cansada y me acompaña el polvillo en suspensión que levanto yo mismo al caminar. Todo transmite la imagen agostada de finales de verano. En Montgat descubro las mismas urbanizaciones anodinas que he dejado atrás en Alella. Colmenas horizontales que no son sino formas de estabular nuestra manera de habitar.

III

En esta comarca del Maresme lo único que se mantiene intacto es un cielo que en verano solo se deja mirar de soslayo y la sugestión del mar. Y con eso es suficiente.

jueves, 29 de agosto de 2024

... et eris noster

 I

En marzo de 1622 Hugo Grocio se refugió en París, donde encontró amigos entre los eruditos de la ciudad, como Salmasio y Peirescio. Una vez paseaba en compañía de este último cuando un desconocido le preguntó cómo podía llegar a ser tan erudito como Peirescio y Grocio, a lo que Grocio, calmadamente, le respondió: «Lege veteres, sperne recentiores, et eris noster». Es decir: "Lee a los ancianos, ignora a los modernos, y serás de los nuestros".

II

Lo anterior viene a cuento de Bruno Latour, profeta predilecto de las buenas gentes de nuestro tiempo que creen enaltecidos que si todo fuera distinto, todo sería diferente y, por lo tanto, micho mejor, porque nada puede ser peor que lo que hay. No consigo dar con el atractivo que los jóvenes neoprogres (el neoprogresismo es el miedo al futuro de la actual izquierda) encuentran en este hombre.


III

Claro que también viene a cuento de este sello:

Me lo encontré hace unos días ...


en el Fray Gerundio que me acababa de llegar de Iberlibro. Me imagino que los clásicos ya sobran en las bibliotecas de nuestros institutos porque nadie los entiende. Pero si los clásicos se nos han vuelto difíciles no es, precisamente, por culpa suya.

miércoles, 28 de agosto de 2024

Totum revolutum

 I

Confieso que me gusta cazar conversaciones accidentales al vuelo, porque en el uso inconsciente del lenguaje se encuentran verdades cotidianas que necesitan páginas de desarrollo en un ensayo o en una novela. Por ejemplo, hoy, mientras iba al restaurante a comer con mis socios de Rosamerón, no he podido por menos de apuntar este comentario de un marido a su mujer (pequeño, rechoncho, de unos 50 años): "Es que siempre que sale el tema, tú me dices eso y yo te respondo lo contrario". Pues "eso": escenas de un matrimonio.

II

¡Qué trabajo más bonito el de programas futuras publicaciones! Es posible que nunca hagamos un euro con la editorial, pero qué interesante es este... iba a decir trabajo, pero los que trabajan son mis socios, son soy un mero -pero muy satisfecho- diletante.

III

Cuando te entrevista un periodista bueno lo primero que compruebas es que se ha leído bien el libro sobre el que te entrevista (cosa nada usual), lo segundo, que todo lo hace fácil, que la entrevista es más bien un diálogo en el que todo se va desarrollando de manera orgánica. Cuando te entrevista un periodista mediocre, no tardas en sospechar que te está haciendo preguntas sobre un libro que nunca escribiste. Todo va a trompicones y, una vez acaba la entrevista, te pones a temblar temiendo el titular con el que te sorprenderá.

IV

No creo mucho en la publicidad en las redes sociales. Todo en ellas es tan fluido que todo se confunde en un totum revolutum que brilla un segundo para caer inmediatamente en el olvido. A los que hay que cuidar es a los que tienen canales de comunicación personales, porque en ellos el tiempo transcurre más pausado a una velocidad distinta y tienen la credibilidad de la confidencia.


Ligar y hacer la compra

 I

Fascinado con la hora de ligar en Mercadona. Creo que es de 19:00 a 20:00. Y si buscas plan debes poner en el carrito de la compra una piña boca abajo. No sé si es una brillante campaña comercial de la empresa o una de estas cosas que aparecen en España por generación espontánea. En todo caso, es evidente que este país nuestro no deja de sorprendernos. Por otra parte, si quieres ligar, ahora puedes hacerlo con aire acondicionado y, además, hacer la compra. Tengo que ir a verlo.

II

Los medios de comunicación, que cada vez nos informan menos y nos quieren más, se compadecen masivamente de la pobre gente a la que se le han acabado las vacaciones de verano y debe comenzar a trabajar. Nos ofrecen abundantes consejos sobre cómo sobrellevar tamaña desgracia. Aportaré el mío: dejar de tener vacaciones.

III

Sigue el insidioso calor, que ya comienza a ser de una monotonía exasperante. Me cuesta concentrarme en la lectura. Pero por las razones que sean, escribir me resulta más fácil.

IV

Con frecuencia descubro que aquello que me falta para completar una conferencia, lo tengo ya escrito en el texto de la misma conferencia pero no he sabido sacarle partido hasta que una chispa me lo ha iluminado cuando no iba a buscarlo. Ayer, por ejemplo, caminando por el barrio de la Soleia de Alella se me aclaró la conferencia que tengo que dar en Tudela.

lunes, 26 de agosto de 2024

Bendiciones y maldiciones

 I

Ando mucho más atareado de lo previsto con la promoción de mi último libro. Obviamente es una buena noticia, pero está afectando a mis paseos diarios, ahora que estaba empeñado en hacer cada día al menos once mil pasos.

II

Otra buena noticia inesperada: la sorprendente segunda edición de El deber moral de ser inteligente. Las buenas noticas que te cogen por sorpresa tienen un saborcillo como a helado de menta y regaliz muy agradable.


III

Jordi Nadal me envía, con la segunda edición de El deber mopral de ser inteligente un librito formidable, Los poemas en prosa de Turguénev. De ellos extraigo el siguiente, escrito en febrero de 1878: 

«Una vez en Rusia fui testigo de un durísimo altercado entre dos labriegos, padre e hijo.

El hijo finalmente le infligió al padre un terrible agravio.

-¡Vasílich, maldice a este descarado! -gritó la mujer del anciano.

- Lo haré, Petrovna -replicó el viejo con voz sofocada, luego se persignó y dijo-: Ojalá en tu vejez te llegue el día en que tu propio hijo te escupa en la cara delante de su madre.

El hijo, que se disponía a contestarle, se quedó lívido y, con las rodillas temblorosas, salió de la casa.»

El día 4, en Zaragoza:


 

domingo, 25 de agosto de 2024

España Cañí

Se recuerda estos días, con razón, a aquellos heroicos republicanos de La 9, que entraron en París al mando del general Lecrerc el 24 de agosto de 1944, sobre carros blindados que llevaban pintados los nombres de Guernica, Madrid, Brunete, Guadalajara, Ebro o España Cañí. Se recuerda menos el nombre del segundo al mando de la compañía, Amado Granell. Cuando De Gaulle le impuso la Legión de Honor, le ofreció un puesto de comandante en el ejército francés si abandonaba su nacionalidad española. Granell le respondió que no podía dejar de ser español porque "amaba a España como a una madre y a Francia como a una novia". 

Dos años después, en 1946, Granell hizo de intermediario entre Largo Caballero y Juan de Borbón para facilitar la instauración en España de un sistema monárquico democrático.

Dando la tabarra

 





viernes, 23 de agosto de 2024

Calor

I

Calor. Calor excesivo, agotador, intratable, imperialista, totalitario, maleducado, metomentodo, que no da tregua. Calor. Calor y nada más.

II

Y, sin embargo, voy progresando preparándome esto



jueves, 22 de agosto de 2024

A perfect day

 I

Otro día largo.  Comenzó viajando a Barcelona para visitar la sede de la Editorial Rosamerón. Siguió con una larga entrevista que me hizo Olga San Martín para El Mundo. Continuó con una vuelta apresurada a casa para regar bien las plantas antes de que volviese mi mujer. Culminó con su regreso. Y, para postre, una larga entrevista digital con amigos de Colombia. Nos hemos reído mucho mientras hablábamos de cosas serias.

II

He realizado cada recorrido a pie de tal forma que, al final, la suma de los trayectos superara los once mil pasos. Lo he conseguido. El total ha sido de 15.000.

III

He escrito dos artículos para el ARA, uno para Catalunya Cristiana y  otro para El Debate.

IV

Ani Levi, profesora de español en una universidad de Bulgaria me cuenta sus problemas de salud; a Tomàs Pàmies le mando información sobre Caridad Mercader; Francisco O'Reilly, entrañable tomista uruguayo, me provoca  acabamos ablando de San Agustín, de Plotino, de Gregorio Magno y de Finlandia.

V

Y esto ha sido (más o menos) todo. Son las 23:29.


Infelices banales

I

Ya somos al menos dos en España los que hemos leído a Philip Rieff, Valentí Puig y un servidor. 

II

En un contexto ideológico en el que había mucha gente empeñada en buscar la síntesis entre Freud y Marx, Rieff advirtió («Freud: The Mind of the Moralist») que el padre del psicoanálisis fue el más perspicaz teórico de la cultura de todo el siglo XX porque poseía la mente de un diplomático, no de un predicador (fue el caso de Marx). 

III
El psicoanálisis, en el fondo, no hace más que confirmar la sospecha de Platón: Los buenos son los que se limitan a soñar lo que los malos hacen a la luz del día. 

IV
Por eso mismo, lo que Freud consideraba prudente esperar del psicoanálisis era la transformación de un miserable neurótico en un infeliz banal. A mí esto me parece una heroicidad.

V
Cuando Freud recibió la visita de Schultz, le preguntó al saludarlo: «¿Cree usted sinceramente en su capacidad para curar a un paciente?» «¡De ninguna manera!», le respondió Schultz. Freud añadió: «En este caso, nos entenderemos»

VI
Me escribe mi entrañable amiga parisina, B.: "J’ai appris quelque chose (est-ce vrai?).  Trotsky aurait été atteint d’une sclérose en plaques , et envisageait de se suicider en cas d’aggravation. Le piolet en a décidé autrement…"

miércoles, 21 de agosto de 2024

Psicólogos y bomberos

I

Discuto con Valentí Puig la vigencia de Freud. 

Estamos de acuerdo en la profunda huella que su psicologismo ha dejado en la sociedad psicoterapéutica. «Arde un edificio y llegan antes los psicólogos que los bomberos», observa Valentí..

Divergimos en la valoración del Malestar en la cultura: «Es cierto que en "El malestar en la cultura" hay sustancia de primera, pero no por freudismo sino por conexión con la lucidez del pesimismo de Occidente». Pero a mí este pesimismo lúcido me parece muy freudiano.

Tras pasar por El corazón de las tinieblas acordamos también que «la hipocresía es un método útil para disimularnos».

II

Lo mejor del día, una paella con mi hijo en un restaurante del Puerto de Masnou. Tener un hijo es sentir que una parte tuya, muy íntima y sensible, vive expuesta a la intemperie. No importa lo bien que viva. Siempre oyes el rugido del viento. Por eso es lógico que abandone, como los pájaros, el nido, cuando los amenazamos con darles cobijo. 

martes, 20 de agosto de 2024

Pan con nueces

 I

Hoy cumplo 69 años. Así que, como era previsible,  he tenido que sufrir varias bromas sin demasiada gracia sobre el simbolismo de este número.

II

No suelo ver mucha televisión, pero esto de estar solo te hace recurrir a argumentos desesperados para pasar el tiempo. En estos últimos cuatro días he visto dos películas que casi me han gustado mucho: Perfect days, de Wim Wenders (la complicidad sentimental que garantiza similares gustos musicales en la historia de un místico de nuestro tiempo) y Yumurta, de Semih Kaplanoglu (que casi... casi):



III
He soñado que mi daimon  me susurraba al oído que “el hombre es un prólogo galeato”. En el sueño esta revelación me parecía de una profundidad admirable; pero una vez desnudado el sueño (que eso es la vigilia, el sueño desnudo), me he estado riendo un rato de mí mismo. Soy pedante hasta en mis sueños.

IV
Primera constatación de la caminata de esta mañana: Uno espera que de padres inteligentes, guapos y sensatos salgan hijos poseedores de al menos una de estas características. He comprobado que no necesariamente es así.

V
Segunda constatación de esa misma caminata: Dos adolescentes, posiblemente enamorados. Él coge un bicho (no he visto cuál) y se lo enseña a ella, que grita: "¡Qué asco, deja eso!" En esta escena tan tonta he visto la derrota de algunos prejuicios modernos. Si bien ella ha protestado, sus ojos mostraban cierta admiración que él recogía orgulloso en sus gestos.

VI

Esta mañana Irene Rigau me ha contado un cuento que a ella le contaba su madre, el de La señora de Tous:

«Había en el castillo de Tous una señora tan caprichosa que se alimentaba exclusivamente del tuétano de los huesos de corderos negros. Tras acabar con todos los corderos negros de su país se empeñó en importarlos de países cada vez más remotos. Para conseguirlos tuvo que vender sus posesiones y acabó en la ruina, viéndose forzada a vivir de la caridad de sus antiguos súbditos. Un día la masovera de una masía le dio un puñado de nueces y un corrusco de pan duro. Tenía tanta hambre que devoró aquella comida con lágrimas en los ojos. Al terminar, exclamó: "Si hubiera sabido que el pan con nueces era tan bueno, aún sería la señora de Tous”».

lunes, 19 de agosto de 2024

El otro del otro

I

Resulta que nos han invitado a mi agente conspirador y a un servidor de ustedes a conferenciar en Bucaramanga, Arequipa, Cuzco y mi agente dice que tenemos que aprovechar la ocasión para subir al Machu Pichu y a no sé cuántos lagos de los Andes. Ando temblando de miedo. Como sé que mi agente es una unidad biónica insensible al cansancio. ¿Les he dicho ya que corre medias maratones, a sus 69 años? Para no hacer el ridículo, he decidido perder peso y ganar musculatura. O sea, me he puesto a subir cuestas. He comenzado esta mañana. Y es curioso la de gente que se encuentra uno subiendo cuestas.

II

Me he cruzado con R. y hemos hablado del problemón de las herencias. Suelen ser espectáculos lamentables en los que las familias se empeñan en causarse heridas que con frecuencia son irreparables.

III

Me ha saludado una antigua alumna que anda por radios y televisiones y hemos hablado de lo bien que estamos (mientras yo aprovechaba para recuperar el aliento) y de una futura entrevista en un programa de radio.

IV

Me he cruzado con una mujer idéntica a una famosa cirujana -de hecho la he saludado y la mujer me ha mirado con cara de desconcierto- a la que conocí el día siguiente de que su marido se largara con una mujer mucho más joven. Me vio y sin saludarme me echó encima una borrasca de insultos, el más repetido era el de "gónada con patas". No me insultaba a mí, sino al género masculino en mí, cosa que me tomé como un honor. Me cayó fatal. Pero hemos acabado siendo buenos amigos.

V

Al volver a casa me he desviado para hacer la primitiva. Si me toca la lotería, alquilaré porteadores para que me suban en litera al Machu Pichu (lo cual, pensándolo caritativamente, es otro motivo para perder peso). Me encuentro con una larga cola en la administración de lotería, ¡para que digan que se está perdiendo la fe!

VI

Un lema para nuestros días: "Yo soy el otro del otro" o si se prefiere, "el diferente del diferente".

El sorbo de cerveza

 I

Hace dos días me pidieron de Arequipa una conferencia sobre la atención. Intenté resistirme alegando que cuantas más cosas sabía sobre este sorprendente fenómeno de la atención, menos claro tenía su funcionamiento. Pero esto es lo que más les gustó. Y me quedé sin argumentos para continuar resistiéndome.

II

Ayer por la tarde en misa no tenía forma de estar en lo que estaba. Una insidiosa pregunta no paraba de rondarme con su zumbido: "¿Cómo se llama la selva que se encuentra entre Colombia y Panamá?" No tenía manera ni de recordar la respuesta ni de ignorar la pregunta. Ahora, que no me lo pregunto, la respuesta me sale al paso: El Darién. Unas horas antes había recibido un mensaje confidencial que me aseguraba que ya estaba resuelto el paso por Costa Rica de las legiones de caminantes que se dirigen desde diferentes países sudamericanos a los Estados Unidos y que se encuentran en el Darién con un cuello de botella y el chantaje y abuso de gentes sin escrúpulos. El Darién, sin embargo, no es noticia.

III

Lo único que me mantenía anclado en misa era el comportamiento de un matrimonio de octogenarios que tenía delante de mí. Un mechón rebelde de pelo blanco le colgaba a él sobre la frente y ella, con una mirada de cariño que enternecía, le pasaba se lo recogía haciendo con sus dedos un peine. El gesto se repitió varias veces y tras cada empeño, se cruzaban sus miradas con una ternura tan evidente que me provocaron una punzada de soledad. Siempre me ha parecido que el amor valioso es el que se preocupa por nimiedades del amado: el mechón de pelo, un hilillo blanco en la solapa, un poco de caspa sobre los hombros, un intencionado choque de las rodillas, un caminar acompasado, un renunciar satisfecho al trozo más sabroso para que lo disfrute el otro... son todos estos detalles los que hacen de un matrimonio un mundo que nos parece -¡ay!- blindado contra el tiempo. 

IV

Admito que, en mi caso, hay un detalle contra el que se estrellan el amor y la ternura: tiene lugar cuando estoy disfrutando de la lujuria de una cerveza helada y ella me pide un sorbo. Ese sorbo es precioso... y se lo acabo cediendo. A regañadientes, eso sí.

domingo, 18 de agosto de 2024

Eguitos

 I

Se lo he contado a Irene Rigau: Comí en San José con el hijo de un celebérrimo presidente de Costa Rica porque fue capaz de eliminar el ejército con un decreto. No voy a enjuiciar la medida. Lo que me parece resaltable, por lo que tiene de ejemplo de la condición humana, es que este presidente tan poco militarista enviara a su hijo -ese comensal de ideas claras y rotundas que tenía delante- a la academia militar de West Point.

II
Ayer mis nietos jugaban con un débil e inestable avión de porexpán cuyo vuelo dirigían a distancia. Al bajar de la plaza de Ocata a la calle Miquel Villà, el avión dio un giro extraño y se coló, decidido, en el interior de una casa que tenía la puerta medio abierta. El propietario les entregó el avión visiblemente enfadado. Mis nietos no sabían donde meterse. Y yo me preguntaba cuánto tiene que ver el azar en la resolución de los juegos inocentes de la infancia y cuánto su resolución favorable o desfavorable influye en la conformación de la autoestima y de la seguridad en sí mismo de un adolescente. Yo soy de aquellos a los que siempre pillaban. A mis nietos el propietario malcarado les devolvió el avión sin una hélice y ellos no se atrevieron a pedírsela.

III
Reencuentro casual con un ex-alumno que ha salido filósofo. Utiliza con gran desparpajo el vocabulario socioemocional y positivo del crecimiento personal. Eso, seguro, no lo aprendió de mí.

IV

¿Hasta qué punto la sobrevaloración de la autoestima es la causante de esta galopante epidemia de narcisismo que nos invade? Me parece claro que en vez de fortalecer los egos los debilita. Los convierte en eguitos frágiles y susceptibles en permanente demanda de un gesto de aprobación. Todo el mundo se cree especial en algo y portador de toneladas de belleza interior; todo el mundo está creciendo personalmente. Pero yo veo a los jóvenes descascarillarse al primer roce con una realidad áspera. Tarde o temprano descubrirán que ante la realidad siempre se está en primera línea y entonces le pedirán a la política lo que esta no está en condiciones de ofrecerles.

Verdades motrices

 I Nunca me había costado tanto como en esta ocasión superar un «jet lag». Quizás se deba a que nunca había estado tanto tiempo fuera (y en ...