Hannah Arendt dejó escrito este híbrido de cuento y adivinanza:
“Una vez, hace ya mucho tiempo, existió un zorro tan carente de astucia que era incapaz de distinguir entre una trampa y una madriguera”.
Sospecho que Karl Jaspers pensaba algo parecido de Hannah, por no atreverse a asumir que el zorro puso todo su genio filosófico al servicio de la magia.
El zorro, evidentemente, era Heidegger, amante de Hannah.
Sí, don Gregorio, el mundo está lleno de vacas montadas en taxis azules y de zorros como el de Hannah, que saben encontar la entrada a las madrigueras y tenderte una jodida trampa.
ResponderEliminarEl zorro es un animal muy literario. Por cierto, entre ser un zorro y ser una zorra hay una gran distancia semántica, o no?
ResponderEliminarJúlia: En esto del vocabulario animal hay que ser ecuánimes. Fíjese usted en la diferencia existente entre ser una cabra (que puede ser hasta loca), un cabrito y un cabrón.
ResponderEliminarNadha: Respecto a esas trampas sólo hay una solución, cerrar a cal y canto las puertas de las madrigueras. Pero es un precio excesivo, ¿no le parece?
ResponderEliminarNo lo sé don Gregorio. Me lo estoy pensando :)
ResponderEliminarYo diría que si la madriguera no tiene acceso al interior del volcán, no sería necesario. Eso es muy disfrutable. Anodino pero disfrutable. Pero si lo tiene... allá el pobre zorro, que se j. ;)
Y ecuanime me parece a mí el apelativo zorr@. Viva las pieles sintéticas xd
Luri: yo, lego en tantas materias pero amante secreto de doña Hanna Arendt, no estoy tan seguro de que ella fuera dependiente ese amante que fué don Martín. Fría y racional, mujer al fin, cargada de experiencia y con un caballero a su lado como Heinrich Blücher, yo creo que se permitió el lujo de dejar que el recuerdoi la acompañara dulcemente mientras vivía su vida. Al fin ella cambió de pareja varias veces. Don Martín, (empecinado) se empeñó en seguir con su Brunilda y en sentirse siempre culpable, siempre tentado hasta intentar una reconciliación a tres puramente platónica. Los hombres es que no tenemos arreglo frente a esas mujeres tan inteligentes y vivas (confieso mi amor platónico por ella, aunque sus ojos me arrebatan, lo digo seriamente)y acabamos cayendo en la culpa, sobnre todo cuando no somos judíos. Fíjate, Luri, que finalmente es la Brunilda de hierro la que escribió a la amante en la distancia, para que intermediara en la venta del manuscrito del Nietzsche de don Martín, y es que querían hacerse una casa nueva y no tenían marcos.
ResponderEliminarProsaica vida.
Por cierto, que Ikram Antaki, una pensadora siria que da clases en Méjico y que tiene un magnífico libro sobre la cultura de los árabes, que se llama justamente "La cultura de los árabes" afirma que los ojos de los bovinos son hermosos y eso es motivo de piropo por allí, y es verdad con cuanta resignación miran amorosamente.