lunes, 10 de septiembre de 2007

¿Para qué sirve la filosofía?

No hay día en que no acuda al Café de Ocata un alma bienintencionada en busca de respuesta a esta pregunta: “¿Para qué sirve la filosofía?”. He venido resistiéndome a contestarla directamente para no decepcionar a nadie, pero vista la insistencia, voy a ofrecer mi respuesta y que Dios me coja confesado.

A Hegel le gustaba repetir que la filosofía debe evitar ser edificante. No puedo estar más de acuerdo, tanto es así que una filosofía edificante se refuta a sí misma. Quitémos, pues, el título de filósofos a todos aquellos que confunden la filosofía con la moralina. Y especialmente se lo hemos de negar a los que rebajan la ética a la adquisición del mecanismo de la indignación moral. No hay nada menos filosófico que esas hipócritas rasgaduras de vestiduras ante los males del mundo vistos a través de la aséptica pantalla de la tele. La indignación moral no sólo es hipócrita, es un vicio que deforma el espíritu, aunque, eso sí, nos ahorra el esfuerzo de pensar, sustituyéndolo por la economía del desprecio.

La filosofía es tan poco edificante que el filósofo de raza está mucho más interesado en preservar la independencia de su pensamiento que en amoldar lo que ha pensado a las exigencias de la publicación, ya que ésta, inevitablemente, condiciona los resultados de la investigación (como muy bien sabe todo aquel que haya hecho una tesis doctoral). El filósofo, en este sentido, es profundamente egoísta. Y esta es su virtud. De hecho esta es su única virtud: una intransigente dedicación a la causa de la verdad que nunca está en condiciones de garantizar que aquello que en un momento considera verdadero no sea más que el límite de su capacidad intelectual. El filósofo no puede descartar nunca que haya una pregunta escondida en el fundamento de sus fundamentos. La filosofía no es otra cosa más que la afirmación del egoísmo filosófico o, si se quiere decir de una manera más refinada y elegante, de la erótica filosófica.

La filosofía está mucho más próxima a lo subversivo que a lo edificante, ya que lleva en sí misma la semilla de la discordia. Es esencialmente peligrosa por su necesidad de poner todo en tela de juicio. De ahí su inevitable enfrentamiento con la ciudad, que tanto necesita de seguridades y certezas para afirmarse a sí misma.

En definitiva: Un filósofo no merece este nombre si no acepta que, tarde o temprano, será merecedor de la cicuta. Por eso hay tan poquísimos filósofos y tantísimos intelectuales.

Conclusiones:

  1. Conviene no confundir nunca un intelectual con un filósofo.
  2. Todos tenemos ideas filosóficas, no por ello somos filósofos. Más bien por ello no lo somos.
  3. No se puede ser profesor de filosofía y no está nada claro que pueda enseñarse a filosofar: "Quod natura non dat, Salmantica non prestat".
  4. No existen manuales de filosofía.
  5. La filosofía no puede tener una didáctica específica.
  6. Si pudiera enseñarse, la filosofía nunca debiera enseñarse.

32 comentarios:

  1. ¿para que va a servir?

    para ligar, que cojones.
    Y el que diga lo contrario, miente.

    ResponderEliminar
  2. Más que para ligar,será en todo caso para "re-ligar" ideas.. más cojas que nudas.
    Enrri

    ResponderEliminar
  3. Esa, supongo, es la razón por la que Sartre rechazó su premio Nobel de literatura, alegando que si lo aceptaba perdería su identidad como filósofo.

    ResponderEliminar
  4. Si la cuestión no es ser inútil. Que lo somos todos. ¡Es serlo con gracia!

    ResponderEliminar
  5. despues de leer este post, me pregunto cual es el primer filósofo a quien Tito debería leer

    saludos!

    ResponderEliminar
  6. Quizá lo importante sea PENSAR, y lo que es más, encontrar placer en hacerlo. Lo de los apellidos quizá sea accidental, dependiendo del asiento que que cada cual quiera ocupar.

    En la misma línea, ¿No será que lo esencial sea aprender y enseñar sólo una pretensión autocomplaciente?.

    ResponderEliminar
  7. Filosofar es todo lo que has dicho y, además, una forma de venganza.

    ResponderEliminar
  8. Ignacio: ¡Eso no se lo dirá usted a Kant en la cara!

    ResponderEliminar
  9. Arrebatos: Yo diría que ese gesto tenía mucho de exhibicionismo impúdico, muy propio de él. Como Sócrates le dijo a Antístenes, que se jactaba de su pobreza por su capa roída: "A través de los agujeros de tu capa veo tu inmensa vanidad".

    ResponderEliminar
  10. Caricatura: He visitado a Tito en tu blog. Me temo que eso nos lo tendrías que decir tu. En cualquier caso me atrevo a sugerirle el "Diario de un seductor", de Kierkegaard.

    ResponderEliminar
  11. Ilio: No estoy seguro de que el pensar radicalmente sea necesariamente placentero. Creo que es Kant quien dice por algún sitio que no encontraba diferencias entre un problema metafísico y un dolor de muelas. Podemos pensar también en Nietzsche o en Wittgenstein.

    De lo que sí estoy seguro es que nadie se dedica a la enseñanza sin poseer un cierto eros exhibicionista-narcisista. Y nadie resiste en ella mucho tiempo sin verlo satisfecho al menos de vez en cuando.

    ResponderEliminar
  12. Irich: Sí, ciertamente, totalmente de acuerdo. Incluso, pensándolo bien, pondría la venganza en primer lugar: una forma de venganza contra la realidad que parece incapaz de sustentarse a sí misma sin la sutil argamasa de la idea filosófica. Ahora bien, ¿estamos hablando de lo mismo?

    ResponderEliminar
  13. Todo lo que dices en este post sobre filosofía se puede decir también de literatura, de pintura o de música.
    Todo aquello que apela al espíritu es "inútil"o mejor, improductivo, enigmático, inasible, intransferible y sin embargo, necesario (en el sentido en que decía Juan Gil-Albert: sólo lo superfluo es necesario). Y se opone al "orden" del mundo: es subversivo.
    Abrazos.

    ResponderEliminar
  14. señor luri, he de decirle que estoy totalmente de acuerdo con usted.

    pero tb he de decirle que si por un fatal malentendido usted arrivase a las costas de una consulta psiquiatrica un medico exorcista no dudaria en ver algo patologico en sus palabras y por ende le trataria como a un alienado.

    no lo digo contra usted, sino contra esos curanderos.

    ResponderEliminar
  15. Gabriela: NO me atrevo a responderte a bote pronto. He de meditar lo que dices, aunque te anticipo mi acuerdo sobre la necesidad existencial de lo superfluo (frente a la necesidad vital de lo necesario).
    Gracias por los abrazos, así, en plural.

    ResponderEliminar
  16. Anónimo: ¡No sabe usted hasta qué punto ha dado en el clavo!

    ResponderEliminar
  17. En cuanto termine el libro de autoayuda que estoy leyendo —está bien, Protréptico— seguro que tengo una opinión verdadera sobre el asunto.

    ResponderEliminar
  18. Aqui el que suscribe a Kant le pego una soberana paliza a cuenta de los imperativos categoricos.

    Lo cual por otra parte a Kant se la sopla.


    No me mido por lo que han pensado otros jamas; me gustan o no algunos si y otros no.

    CComo filósofo, el que mejor ha reflejado la condición humana es Torrente Ballester, en la saga/fuga de JB.
    peo claro, como vosotros sólo reconoceis el conocimiento sistematizado, entonces asi no se puede hablar.

    Y de referencia: San Pablo.

    ResponderEliminar
  19. Juanjo: Sólo a una persona que homenajea a "En el camino" como usted lo hace, le permito que me diga esas cosas a la cara:
    http://www.efimera.org/

    ResponderEliminar
  20. Ignacio: ¡Es usted un matón de esquina! ¡Mira que pegarle "una soberana paliza" a Kant "a cuenta de los imperativos categóricos"! ¿Es que no le da vergüenza meterse con un canijo enclenque y esquelético?

    Por cierto, que ahora que lo pienso, no conozco a ningún filósofo que sea campeón de levantamiento de pesos, o boxeador (aunque sea mosca). Este es un déficit que conviene arreglar. Una cosa es beber la cicuta, que te permite morir rodeado de amigos y con cierta dignidad, y ora cosa es que venga un valenciano y te arree una samanta de leña a cuenta de los "imperativos categóricos".

    Le planteo otro reto: ¿A que no se atreve a confesar su acción kanticida a mi amiga Mercedes Torrevejano, que vive en Valencia y es profesora de metafísica en la facultad de filosofía de su ciudad y traductora ilustre de su correspondencia?

    ResponderEliminar
  21. Algo de eso me temía yo de Sartre... Supongo que se consideraba mucho más importante que el premio Nobel y aceptarlo hubiera sido rebajarse.

    ResponderEliminar
  22. Dile a esa amiga tuya que si viene de tu parte le cobraré un pequeño descuento por la lección-.

    Pero que no se acostumbren. En su facultad, en su universidad, las artes circenses(lo que hacen los gandules en las calles con bolos) dan puntos para la carrera, iniciativa de la facultad de filosofia.
    Pro venir de tu parte, vale, pero que no traiga los bolos por favor

    ResponderEliminar
  23. Observo con estupefacción que me has agregado a tu blogroll.

    Lo cual es muy de agradecer y va a ser inmediatamente correspondido.

    Pero...Este lado de la galaxia, no a éste lado, sino este.
    No todo el mundo sabe cual es el lado de la galaxia adecuado.

    Una simple letra: pero si lo llamamos el café de la Locata la fauna que te iba a pulular iba a ser de órdago.
    Aunque la verdad lo que tienes tampoco es que seamos demasiado presentables.

    ResponderEliminar
  24. Don Ignacio: ¿Y si le dijera que pensaba que ya lo tenía agregado? Al repasar la lista me di cuenta de que faltaba ni más ni menos que su galaxia, fallo que considero imperdonable para un Café como éste, que a poco que se precie, ha de tener siempre abiertas las puertas para un compatriota de doña Concha Piquer. Tiene usted algo de canallesco y mucho de políticamente incorrecto, virtudes estas que acojo con fervor de ecologista.

    ResponderEliminar
  25. ¿Hay lugar para una filosofia que no sea elitista, aristocratizante y fundamentalista?

    ResponderEliminar
  26. Jordi: Si por "fundamentalista" entiende usted una búsqueda radical de fundamentos, la filosofía no puede ser más que elitista (es decir, aristocrática).
    ¿Cómo se puede perseverar en esa búsqueda si no se pone toda la carne en su asador? ¿Y qué derecho tenemos a pedirle a nadie que lo haga?

    Si la filosofía es algo radicalmente distinto de una escolástica, ha de ser, inevitablemente, un ejercicio reservado a muy pocos.

    Lo que hacemos los que autodenominamos pomposamente filósofos es compartir esta filía con otras mil, y así, de vez en cuando nos permitimos seguir la sombra de los grandes.

    ResponderEliminar
  27. Para mí, fundamentalismo es considerar que solo hay una manera de concebir el quehacer filosófico.
    Gracias por la bienvenida

    ResponderEliminar
  28. Jordi: Entonces el fundamentalismo lo lleva implícito la filosofía en su nombre, en ese "filo-" que nos remite a una erótica, y no a un contenido, porque si verdaderamente es "filo-sofía", ésta no se puede definir por un contenido.

    ResponderEliminar
  29. De acuerdo en que el contenido no define la filosofia, pero el impulso erótico hacia la verdad está también en la ciencia, en la vida cotidiana, e incluso en ciertas formas de arte, con perdón de Platón.

    ResponderEliminar
  30. Jordi: Nos vamos encontrando. Estoy bastante de acuerdo en lo que se refiere al arte y a la vida. En último extremo no hay vida sin eros. Y no hay vida humana sin orientación hacia la verdad. Respecto a la ciencia, no; la ciencia es un saber (un saber científico: empleo la expresión sin una mota de desprecio, al contrario). La filosofía, en su raíz socrático-platónica (que es a la que me siento religado) es tanto más deseo de saber cuanto más es consciencia de un no-saber.Lo primero que se deduce de este no-saber es la problematicidad de toda ética (de ahí la diferencia entre la filosofía y la vida humana, que es una vida política y, en consecuencia, ética).

    Respecto al arte, la cuestión es más compleja. Por algún motivo el filósofo-artista Platón (¿qué son sus diálogos, sino obras de arte?) se veía a sí mismo en enfrentado al artista no filosófico.

    ResponderEliminar

La Isla de Siltolá

 I Finalmente, después de varios intentos fallidos, el mensajero nos ha encontrado en casa y me ha entregado los ejemplares de Una triste bú...