- ¿Adónde has ido?Se trata éste de un inicio trivial de un no-diálogo entre un padre y un hijo. Cualquiera que tenga algo de experiencia en este complicado oficio de padre se ha visto alguna vez en una situación semejante. Pero este no-diálogo tiene una peculiaridad que no es nada trivial: Se encuentra en una tablilla de arcilla sumeria que tiene, como mínimo, 3.700 años de antigüedad. Si yo hubiese sido el arqueólogo que la descifró, me hubiese emocionado profundamente por encontrarme a mí mismo tan alejado cronológicamente de mi. El diálogo continúa de la siguiente manera:
- A ninguna parte.
- Si es verdad que no has ido a ninguna parte, ¿por qué te quedas ahí como un golfo sin hacer nada? Anda, vete a la escuela, preséntate al maestro, recita tu lección; abre tu mochila, graba tu tablilla. Cuando hayas terminado tu tarea vuelve a casa, sin rezagarte por la calle. ¿Has entendido bien lo que te he dicho?
- Sí. Si quieres te lo repetiré.
- Pues ya puedes repetírmelo.
- Te lo voy a repetir.
- Di.
- Ya te lo diré.
- Pues dilo ya.
El texto sigue en este tono a lo largo de 17 tablillas y fragmentos. ¡Para que luego vengan los foucaultianos hablándonos de cortes epistemológicos! La historia del hombre se resume en las piedras en las que inevitablemente tropieza cada generación.
Fuente: Samuel Noah Kramer, La historia empieza en Sumer.
¡Gracias Pedro por recordámelo!
¡Gracias Pedro por recordámelo!
La vida gira y gira para caer siempre en el mismo punto...
ResponderEliminarSaludos
- Y lávate los dientes.
ResponderEliminarImpresionante. A veces escucho mi propia voz y me contradigo a mí misma: "Pero, qué pesada". Esta consistencia histórica, esa remota voz... Me da alas. Pobre G. hoy
-Se lo dejaré leer para que sepa que la historia también le da derecho a réplica...
-¡Como si le hiciera falta!
-Bueno, pero...
Pero ¿qué? Se lo leo or not...
Lola
Lola: no. Te arrepentirás siempre.
ResponderEliminarUna pequeña historia que es una de mis favoritas. Fué Utman o Alí, sucesores inmediatos del profeta, quienes estando en La Meca recibieron a un grupo de notables del concejo de la ciudad. Venían a quejarse del insolente comportamiento de los jóvenes en la calle, sus voces altas, sus risotadas, la falta de respeto, las prisas; e incluso en el hogar, aduciendo que no respetaban las maneras nio obedecían como era poreceptivo a sus mayores. El sucesor del profeta (estoy hablando de nuestro siglo VIII) meditó un poco y acabó diciendo: "pero no podemos hacer nada, por ¿sabeis? Es que los jóvenes, más que a sus padres se parecen al tiempo en que viven"
Parece clarividente, ¿verdad? En el primer Islam.
Lola, que no. Más adelante ya se verá...
Lo peor es que parecemos predestinados a no movernos del mismo punto, lo mejor es que la mayoria de las veces parece que lo estemos estrenano
ResponderEliminarUna anécdota más que interesante. Abrazos.
ResponderEliminarEl padre recuerda a su hijo pequeño que no le puso a trabajar ni le pidió que cuidara de su familia. Le dio todas las facilidades para estudiar. Le suplica que tome como ejemplo a su hermano mayor, que es escriba, un estudioso.
ResponderEliminarPero, ¿para qué? ¿Quién pasa el tiempo en placeres? ¿Quien ha amasado una fortuna, edtá pletórico, se ha vuelto gordo, grande, ancho, vigoroso y orgulloso? No, no es el hermano mayor, no.
pedro
Hombre, desde que leía la historieta Nippur de Lagash que tengo debilidad por lo sumerios y ahora Ud. nos muestra que tenían diálogos como los nuestros!
ResponderEliminarLO felicito.
Gracias Ulschmidt.
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