Platón escribe en el Fedón que Sócrates, poco antes de beber la cicuta, les dijo a sus amigos que no se consideraba “menos dotado que los cisnes para
De este pasaje nacerá la leyenda del cisne de Platón. Se cuenta en ella que una noche Sócrates “vio en sueño un cisne sin alas que llegaba hasta su seno, después, cuando tuvo alas, se elevó lanzando un grito potente y melodioso que maravilló a quienes lo escucharon”. Al día siguiente se presentó ante él un jovenzuelo desconocido llamado Platón. Me atrevería a decir que no hay neoplatónico que no recoja este sueño con una u otra variante.
En la variante que introduce Apuleyo, que sentía verdadera devoción por Platón, Sócrates sueña con una cría de cisne que se le posa sobre las rodillas tras volar en torno a un pequeño altar consagrado a Cupido en la Academia. Permanece junto a él hasta que se le desarrollan completamente las alas. En ese momento, alzó el vuelo encantando con sus acentos melodiosos tanto a hombres como a dioses. Sócrates habría contado este sueño en una reunión de amigos cuando aún no conocía a Platón. El padre de éste, Aristón, que estaba presente, se lo presentó al día siguiente. Sócrates exclamó al verlo: “Aquí está, amigos míos, el cisne del Cupido de la Academia”.
En un manual de introducción al platonismo escrito hacia el siglo V de nuestra era se añade que “Platón mismo, en el momento de morir se vio trasformado en un cisne”.
Ateneo nos transmite una parodia maliciosa de este sueño, citando como fuente a Hegesandro de Delfos, un autor del siglo II a.C. En esta versión lo que revolotea sobre la cabeza de Sócrates, aturdiéndolo con sus graznidos, no es un cisne, sino un cuervo, que incluso llegó a picotear al anciano filósofo. Sócrates habría interpretado el sueño como una premonición de las muchas mentiras que Platón habría de contar sobre él.
Hola Gregorio, en el rio de Chateau Pitre (Burdeos) casi muero picotada por dos cisnes, gracias a que soy buena nadadora salí airosa de milagro; desde entonces aprendí que tras la magestuosidad cadenciosa se mueven muchos instintos "básicos" en todo "bicho" viviente.
ResponderEliminarNeelam!!! ¿Qué es de su vida? ¡Esos cisnes seguro que no eran platónicos! Tiene usted razón con respecto a la naturaleza... hay muchos venenos bellamente escondidos por la naturaleza entre las flores.
ResponderEliminarClaudio.
ResponderEliminarY es que la naturaleza no nos ama, Neelam, cómo aprenderemos cuando lleguemos a la araña de Baruch.
menos mal que le cayo un cuervo y no la vaca.
ResponderEliminarlo digo por socrates y por usted, señora neelam.
"platon" no hace referencia a la chepa del mismo? no tendria que ver con algun encontronazo con una vaca?
volvemos a la preñez y la fealdad. que atopico es todo esto.
señor luri: ya que ha introducido acertadamente la palabra atopia, no le parece atopica la figura de diotima? que una mujer enseñe a amar a un hombre sin preocuparse de su honra? no podria ser diotima un claro precedente de maria-dura-dura comeme la asadura?
espero su respuesta con entusiasmo contenido.
Claudio, ya lo cantaban en la zarzuela "Los cocineros":
ResponderEliminarMuy bien hablao,
chóquela usté.
Aquí hace falta
tener quinqué,
que no se escurran
en tanto así.
Está usté en todo.
Claro que sí.
Anónimo: ¿Cree usted que Diotima le enseña a Sócrates a amar? ¿No le parece a usted que más bien le está instruyendo sobre las formas de Eros, es decir, sobre las formas humanas? Quizás, en el fondo, lo que le está diciendo es que no hay manera de sublimar el erotismo (al emplear este palabro, "sublimar", tengo más presente a Rousseau que a Freud), porque entre el erotismo puro y su sublimación media la misma relación que la existente entre la gastronomía y el mascado de chicle.
ResponderEliminarA Diotima no le preocupaba su honra más que a Aspasia el que dirán de los atenienses.
Don Gregorio: esas admiraciones me han sonado a gloria, gracias. Mi vida está fenomenal¡¡ Después de dos meses de vacaciones por aquí ando reanudando y poniendo en marcha el próximo curso. Tiene toda la razón, los cisnes no eran platónicos aunque lo parecían.
ResponderEliminarClaudio: Le puedo asegurar que somos nosotros los que no amamos a la naturaleza, naturaleza somos también nosotros y lo hemos o lo estamos olvidando.
Anónimo: Las vacas,al menos en India, le puedo asegurar que son platónicas, platónicas, aunque se caigan encima no hacen daño.
A ver, tengo la impresion que los animales tiene un significado moral , nos instruyen sobre verdades y vicios ....esta creando Gregorio un "bestiario moralizante virtual ".....pero yo aun no tengo claro el papel simbolico de la "vaca socratica" , su forma y actitud de realidad sobrenatural se me escapa ....creo que es un animal legendario ....indagare en el asunto .
ResponderEliminarProfesor Luri, ¿qué mentiras de Platón son esas, de las que Sócrates se queja?
ResponderEliminarEnrri
Enrri:Cuenta Diógenes Laercio (III.35) que cuando Sócrates escuchó una lectura que Platón hizo del "Lisis", exclamó: "¡Cómo miente sobre mí el jovencito!"
ResponderEliminarPeggy: Cualquier resultado de su indagación será recibido en este Café como agua de mayo, se lo aseguro. Respecto al significado de la vaca socrática, solo le puedo decir, que me sobrepasa, es demasiado grande ara mi inteligencia, no tengo neuronas suficientes para atrapar su sentido.
ResponderEliminarNeelam: Mi hijo sale mañana para la India, donde estará un par de semanas. Por supuesto le he dado instrucciones precisas sobre la vaca socrática.
ResponderEliminarpeggy, despues de dar vueltas y vueltas y vueltas al asunto estoy en condiciones de decirle que la inclita, egregia, ilustre, eximia, preclara vaca socratica es el trasunto moderno del apeiron (anaximandro).
ResponderEliminarme lo dijo un derviche, de los que bailan en estambul.
Anónimo: intuía que era algo indeterminado e indefinido ...pero una que es prosaica , lo que mas le gusta de la vaca que nos ocupa , es que su cola mira a derecha e izquierda , e incluso en algunas ocasiones es equidistante de dichos puntos .....
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