Santa Anita Ekberg se ha ganado el cielo por estimular la imaginación de millones de adolescentes, desarrollando su potencial creativo y fomentando la sensata virtud de dejar correr el agua que no se ha de beber. Lo cual, evidentemente, poco ayuda a remediar la sed, pero permite comprender que la frustración forma parte inevitable de la existencia humana. Hizo de la fantasía masculina lo que el Big-Bang con el Universo. Aquel día lejano en que la vi en el interior de esa fuente aprendí lo que es tener sed. Y Dios quiera que no me sacie nunca.
Amén.
Amén.
Pues sí, que duro es aceptar que no podemos beberlo ni comerlo todo. Aunque algún terco,como un servidor, tratará de correr como un loco tras esa agüita que también corre, solo por verla, olerla, estar a su vera (pena de tanto querer)
ResponderEliminarjeje, dejar el aguar correr... : interesante eufemismo para decir de otro acto que va entre mangueras, y ejercicios solitarios.
ResponderEliminarLas mejores cosas como que están ahí para dar ansia, antes que para saciar.
En mi vida he visto Santa alguna que posea ese título.
ResponderEliminarDebe ser una diferencia más entre nuestras generaciones Don Gregorio
o tal vez solo una cuestión personal.
¿Ha visto que hoy mi blog tiene la primera pseudo impresión de política? De usted fue la idea de que conociera nuestro ecosistema. ¿Se acuerda?
Adso: "... a la sombra, siempre a la sombra de las muchachas en flor".
ResponderEliminarMalvisto: ¡No me degrade usted la oración, que es el eros más sublimado!
ResponderEliminarAlejandro, le razono mi posición:
ResponderEliminar1) Toba belleza emana de Dios.
2) Luego admirar lo bello es admirar la obra del creador.
3) Admirar al creador divino es una forma de oración.
4) Admirar la belleza de este mundo es una forma de oración. Lo pecaminoso, lo luciferino, sería ser insensible ante la belleza salida de las manos de Dios.
5) Aquel ser que posee más belleza está más cerca del creador y por lo tanto es más digno de admiración/oración.
6) Toda belleza es santa. Todo admirador de la belleza, por muy pecador que sea, está orientado hacia la santidad.
7) Si es cierto aquello de que "por sus obras los conoceréis", entonces Santa Anita bien merece este título.
Creo que mi razonamiento es impecable y, de hecho, lo tengo por un argumento apostólico.
Tuvo suerte de ser joven en esos tiempos espléndidos i fellinianos, hoy quizá le mandarían adelgazarse, pobreta. He de decir que sin Mastroianni enfrente, no sería lo mismo.
ResponderEliminarJúlia: Todos los que amamos el cine hemos sido alguna vez Mastroniani, un héroe que se deja soñar.
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