Buscar este blog

domingo, 30 de septiembre de 2007

España, 1969


Comentaba Joseph T. en Del tiempo y del espacio: "El otro día un amigo me confesaba la envidia que sentía de nuestros padres. Se lamentaba de no haber vivido la transición, los grises y todo lo demás". Joseph a mi también intentan mentirme algunos desmemoriados de mi generación que vivimos juntos esa epopeya. La realidad, sin embargo, fue mucho más de andar por casa. El sesentayochismo hispano es una utopia retrospectiva. Aquí no vivimos nada semejante. Los cuatro gestos que hubo fueron, si los examinamos objetivamente, cuatro brindis anecdóticos a la autoconciencia militante, que era bien marginal. La verdad verdadera es que en 1969 eran muy pocos los que se sabían la letra de La Internacional, mientras todo el mundo tarareaba un himno tan escasamente épico como el "Canta con nosotros" de Voces Amigas. ¿Hay alguien que se siga acordando de Voces Amigas? Ellos eran el fenómeno sociológico. Y es que el país -es decir, todos nosotros- no dábamos para más.

Las utopías con sentido son las que funcionan como ideal. Y nuestro ideal era el seiscientos o, si se era de posibles, el ochocientos cincuenta de cuatro puertas. Las utopías que no movilizan el interés de nadie sino simplemente la curiosidad, son simplemente atopías, como ésta:

Así se imaginaban en 1910 la escuela del año 2000.

Las utopías que se sitúan en el pasado, como una especie de Arcadia perdida o Tiempo de Oro de la melancolía, son meras ucronías. Humo narcisista que expelen los descontentos con lo que son para mentirse a sí mismos lo que han sido.

15 comentarios:

  1. Les noies d'ara no es mouen com les que apareixen al vídeo. Una altra "Arcadia perdida o Tiempo de Oro de la melancolía". Quina llàstima.
    Només Leonardo Dantés se'ls acosta.

    ResponderEliminar
  2. Vagalume: En eso tiene usted razón, que no me duelen prendas en reconocer la verdad, la diga Agamenón o su mujer.

    ResponderEliminar
  3. No deberíamos caer en una mala interpretación de la realidad. EWs verdad que en 1975 eran pocos los que estaban afiliados a grupos de oposición. Es verdad que en España parecía que la generalidad sobrevivía, y sin embargo la sociedad se deslizaba por una pendiente de modernidad que dejaba el franquismo abajo.

    Creo que no se debería confundir, en un relativismo generalizado, lo que unos u otro vivieron, como la misma cosa. No se trataba tan solo de correr delante de los grises, para lo cual era exigible una cierta carga de, o compromiso o imprudencia, sino de vivir modernamente (en términos cautelosos en cuanto a la palabra "modernamente") o conservadoramente, en términos franquistas. Como tenía ya mi edad tengo mi propio juicio de ello y no es la lectura de muchas versiones la que me hará cambiar de opinión. Esta sociedad ya se había despegado del franquismo y de su miedo, por la pura y esencial razón de vivir.

    Viene esto a cuento poprque empiezo a oir demasiadas interpretaciones de un tiempo que no se vivió y ahora se explica. Al margen de los que consideraron que cabía luchar, sindicatos, obreros, universitarios y cuantos etcéteras se quiera aplicar, al margen de las asambleas y asociaciones de vecinos o de barrio, tan minoritarias como se quiera, la vida, había superado al franquismo y solamente quedaba de él, el respeto a la violencia. Por cierto que en septiembre del año de la muerte del dictador hubieron en este país 5 fusilameientos y una manigestación de apoyo al General en la plaza de Oriente.

    O yo leo mal, porque igual estoy más que viejo, cansado, o la tendencia a la relativización del pasado va a acabar por demostrarme que los sucesos de nuestra vida no son sino sueños y todos, todos, hemos sido una panda de conformistas. Y lo siento, pero por ahí, no paso. Yo, entre mis dudas, se lo que ví y lo que viví, y de eso no dudo.

    ResponderEliminar
  4. Añado a lo anterior: puede ser que algún día, de seguir en esta generalización relativista, haya que pedir perdón, uno a uno, por no haber matado al dictador. Y la verdad, es que eso era imposible.

    En la vida, no todos son iguales, y unos menos que otros.

    ResponderEliminar
  5. Ciertamente será así, don Gregorio. Pero el mito no se cree tal. Está instalado en muchas mentes cómo una realidad romántica y emocionante. Y muchos, muchísimos, darían lo que fuese por vivirla. Otros, con una omaginación más potente, creen vivirla. Como la Preciado o como los chicos que queman las fotos del rey con el benéplacito del poder catalán y protegidos por la policía autonómica y las leyes de un país democrático. Siento, cada día más, crecer el escepticismo en mí respecto de ciertos aspectos del ser humano -yo incluido. Este amor a la turbulencia y a la batalla me parece muy profundo en la naturaleza humana; siempre atento a surgir. Es muy ilustrativo, en este sentido, leer los diarios del Che Guevara. Según ellos, ningún amor a la humanidad, ninguna simpatía con los pobre le impulsó a la lucha revolucionaria. Fue el aburrimiento, su vida de soñoliento, su ambición de ser aclamado.

    ResponderEliminar
  6. Perdóneme, Luis, pero no creo en absoluto que Gregorio interprete mal la realidad. Yo también viví aquello (carreras imprudentes sorteando porras y pelotas de los grises incluídas, y lo digo sólo como contextualización, puesto que ni me enorgullezco ni me avergüenzo de éllo; simplemente fue así) y comparto lo que afirma Luri. Y lo siento, pero no me confunda esa lucidez con ninguna relativización. Yo creo que la relativización la cometen, precisamente, esos "narcicistas descontentos con si mismos" que reinventan su pasado desde el presente.

    Por otro lado, el sesentayochismo en general (no me refiero a la levedad del hispano) fue nefasto por muchas cosas, una tiranía ideológica cuyas consecuencias todavía arrastramos. Pero bueno, parece que los idealistas y utopistas se reproducen debidamente y a buen ritmo; ahí está el amigo de Joseph T. para confirmarlo. O sea que no se queje, hombre.

    "Esta sociedad ya se había despegado del franquismo y de su miedo, por la pura y esencial razón de vivir." Yo diría que "esta sociedad vivía ya 'modernamente', pese al franquismo, por la pura y esencial
    inercia de los tiempos y el contexto económico occidental". Y la mayoría tampoco sintió nunca tanto miedo; no nos engañemos tampoco en este punto. El "Canta con nosotros" (y el "Viva la gente", etc.), como dice Luri...

    ¡Ay, Joseph!, la "fría y selectiva máquina de matar", como se autoproclamaba el Che Guevara: el ídolo de los sesentayochistas y sus retoños. Lo que les decía.

    ResponderEliminar
  7. Teresa a: lo que escribo quiere decir, seguramente mal y de ahí la dificil interpretación, que "contra el mito la relativización".

    Verás, teresa, no se trata de exigir a nadie que haya corrido delante de los grises ni de explicar la vida de nadie. Mucha discreci´çon es necesaria para cualquiera; pero de la misma manera que sobraron los héroes que no estuvieron, ahora sobran los analistas que interpretan. Me guarden los hados de malinterpretar a Luri, cosa que puede suceder por el mucho aprecio que le tengo, gracias a este café. Pero no debemos confundir lo que fue y pasó con lo que no fue y no pasó.
    Usted y yo coincidimos en que la socedad española dej´ço al franquismo atrás, desde la más dura represión hasta lña toma de conciencia de la vida moderna. Hubiéramos corrido o no, los tiempos mandan. Pero no olvidemos que los ejemplos también, y las canciones que salían sonando en televisión lo eran en la imagen de la España que el régimen sonaba. Los viajes a Perpignan para ver a Bertolucci (realmente para ver una secuencia de sodomía) eran un signo de modernidad, como lo era la separación porque no había matrimonio o la lectura de Ruedo Ibérico o de Losada. El franquismo fué enfrentado por una autoeducación de la sociedad, más meritoria por cuanto era megada y perseguida.

    En fin, me preocupan las relativizaciones, seguramente porque yo estuve allí y esa es mi falta de objetividad.

    ResponderEliminar
  8. Ah, Teresa, y por favor, ya se que es una forma de expresión, pero no tengo nada que perdonarle y si mucho que agradecerle por darme pie a una respuesta.

    ResponderEliminar
  9. Bueno, yo siempre he oido el típico "yo viví los sesenta y setenta y no me enteré de nada de eso".

    No creo que el español, tan dado a preocuparse por temas de tal trivial importancia como el sescientos, se enterase de mucho de lo que acontecía. Había gente, sí, pero no era una generalidad.

    Y el franquismo murió por lo que dice Luis Rivera, no porque nadie corriese delante de los grises.

    ResponderEliminar
  10. Chresk: yo no he dicho nada de eso, siento que lo hayas interpretado así.

    ResponderEliminar
  11. Ains, no sé cómo, pero nunca nos entendemos Luis. :)

    ResponderEliminar
  12. Estoy de acuerdo con los comentarios de Luis Rivera, dentro de poco cuando se hable de lo que está pasando en Birmania dirán que era cosa de unos monjes.
    Por cierto, Don Greogorio, con Franco, Pinochet, Salazar,etc y demás dictaduras "occidentales" ¿donde estaban los monjes defensores de la civilización cristiana?, quizás sólo pensaban en el seiscientos como todo el mundo...

    ResponderEliminar
  13. Petrusdom, Luis: Yo pretendía sobre todo resaltar la España de los años 60. Evidentemente la cosa cambió en los 70, muy especialmente -en mi humilde manera de ver- porque ya era imposible mantener la cohesión interna dentro del régimen.

    Con respecto a los monjes... habría mucho que hablar. Se debería comenzar con la responsabilidad de quienes se dedicaron a matarlos indiscriminadamente en la zona republicana, cosa que contribuyó no poco al propio devenir de la guerra. Y aun así podríamos hablar de la capuchinada, de la Universidad de Deusto y su relación con el nacimiento de ETA, de la utilización de las iglesias para reuniones de la oposición, etc.

    Yo no pretendía plantear una tesis ni original ni revisionista. Me basaba, sobre todo, en los testimonios de Semprún y Claudín. Os aseguro que yo no me he inventado el fracaso de la Huelga General Revolucionaria de 1959. Ni me he inventado las consecuencias que este fracaso tuvieron en la crisis del PCE de 1964.

    En 1964, en una reunión celebrada (¡ay, Kafka!) en el famoso castillo de Praga, Claudín y Semprún fueron expulsados del PCE por defender que el franquismo estaba más fortalecido que nunca gracias al desarrollismo.
    Yo sigo pensando que Claudín y Semprún tenían razón.

    ResponderEliminar
  14. Luri: es evidente que el desarrollismo fortaleció al franquismo, al tiempo que le obligó a modificar su sistema represivo. Un pais en desarrollo cuya principal fuente de ingresos era el turismo no podía mostrarse como un Estado de comportamiento fascista. Cambiaron las maneras y cambió la fortaleza al tiempo que la sociedad civil evolucionó hacia una vida más homogénea con los paises del entorno. Aquí se acunó aquello de "la España real y la España oficial".

    Tal vez no he comprendido bien tu post.

    1 - Hubo una tenaz resistencia, obrera y ciudadana, de cuantificación dificil, pero constante en el tiempo en que el PCE fué protagonista, entre otros. Tal vez más que protagonista, se podría decir que fué motor.

    2 - Cinco estados de excepción, un penal en Zamora habilitado solamente para sacerdotes, varias huelgas no generales en Asturias y Pais Vasco, la de los Tranvias en Cataluña como más tarde las de Seat y la Harry Walker o Perkins en Madrid, la figura de los presos políticos (comunistas o no), el crecimiento de dos sindicatos ilegales frente al oficial Vertical, como fueron USO y CCOO, la existencia de un tribunal especial, el TOP para delitos de orden político, la censura previa de prensa que más tarde se convirtió en au8tocensura, ya que desaparecía la prevía pero no la falta y la posibilidad de retiurada de los ejemplares (Ley Fraga), la voladura del diario Madrid, el cierre temporal en varias ocasiones de revistas y publicaciones, (Triunfo entre otras), las huelgas universitarias que acabaron con la carrera política de Ruiz Gimenez o sacaron de la Universidad a Aranguren, Tierno y más catedráticos, la aparición de grupos cristianos en oposición abierta al régimen, son evidencias de la existencia de una oposición activa, ciertamente no general, que por el principio de acción reacción, algún efecto debieron tener en el buen funcionamiento del Estado ideal soñado por el poder.
    3 - Naturalmente que pocos conocían La Internancional, y de ellos casi todos la habían cantado con anterioridad a 1939, pero eso no quita para que la sociedad civil tuviera, en su seno, una clara disidencia activa (movida por partidos, si, pero con motivaciones personales de oposición.
    4 - Las imágenes y canciones de aquel tiempo representan a la España oficial como en la Francia del 68 eran la Hardy o Silvie Vartan las que representaban a la sociedad francesa, al margen de la chançon, claro está, más elitista e intelectual.
    5 - Cuando hablo de relativizar es para oponerme a la idea de que, puesto que Franco murió en la cama, todo el mundo debía estar con él. Sin embargo en España confluyeron, al margen de la disidencia, que era testimonio y presencia con todo lo que ello pueda representar, una toma vital de la sociedad de su propia vida en "modernidad" y un envejecimiento del régimen que facilitaba su progresivo debilitamiento.

    ResponderEliminar

Las águilas no cazan moscas

 I Respuesta de Rémi Brague al periodista que le pregunta cómo logra un estilo tan claro: «El bolígrafo rojo de mi mujer» II Viaje casi relá...