Postales mitológicas: El huevo órfico

Nota previa 1: Tengo por auto-evidente que el término “orphan” que aparece en la portada de este disco, sin duda iniciático, no puede ser más que una corrupción de “orphic”. Aunque no descarto del todo la hipótesis de que efectivamente “orphan” quiera decir “orphan” y se refiera así a la orfandad germinal del huevo órfico en su estado pre-fánico.

Nota postprevia: Es una grave imprudencia comunicar exotéricamente -aunque sea simbólicamente- lo más intrincado de los misterios órficos en la indiscreta portada de un disco de libre circulación, accesible a todas las inteligencias y a todas las intenciones. Para deshacer los entuertos que puedan ocasionarse, me dispongo a clarificar lo que aquí sólo está sugerido de la manera más sencilla posible.

Entrando en materia: El Todo es Uno. Pero si es Uno, es una cosa, y si es una cosa, tiene un límite, pues lo que carece de límite es informe y no puede ser ni Uno ni cosa (y no vale mentar la "res cogitans" o la "res infinita", que cuando los órficos, Descartes aún no pintaba nada).

Lo que es Uno, es. Y necesariamente es opuesto a lo que no es Uno y, por lo tanto, si existe lo Uno existe también lo No-Uno. Si el huevo órfico representa el Uno del Todo, el no-lugar en el que se encuentra y en el cual es acogido es el vacío de la nada que rodea al Uno (el caos hesiódico, el ápeiron de Anaximandro).

Del Huevo órfico emanó el inefable Fanes, la personificación de la luz. El Eros de alas doradas. Pero por lo que se muestra en esta imagen, Fanes es una emanación quíntuple. Según Atenágoras cuando el huevo se rompe, surgen el Cielo (de la parte superior) y la Tierra (de la parte inferior). Pero el Cielo y la Tierra son dos, y no cinco. Los tres que faltan, los encontramos en las mitologías de Jerónimo y Helénico: son Éter, Caos y Erebo.

Misterio resuelto.

Como le digo a veces a mi mujer: "¡Tengo envidia de tí porque me tienes a mi!"