lunes, 5 de junio de 2006

Phil Toledano

A mi me parece -con perdón- que en el mundo de la fotografía sobreabunda el esteticismo clónico de aire lánguido. Y a mi me aburre profundamente. Por eso le agradezco tanto a Toledano su sentido del humor. Pudiendo hacer lo que le da la real gana, ha optado por lo único sensato que un artista puede hacer: crear, o sea: ser fiel a su esencia. Gracias, Phil. Acompaño sus fotografías con un texto nietzscheano ("El arte en la era del trabajo", parágrafo 170 de "El paseante y su sombra").
Tenemos la conciencia moral propia de una época laboriosa:
esto no nos permite dedicar al arte las mejores horas y las mejores mañanas,
ni aunque fuera el mayor y el más digno.
Nos vale como cosa de ocio, de distracción:
le consagramos los restos de nuestro tiempo y de nuestras fuerzas.

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