Hay imágenes de las que uno no puede desprenderse, porque se enganchan a la retina como la pez a las yemas de los dedos. ¿Será eso el arte, una patología de la atención? La mayor parte de las cosas que vemos se nos acumulan en la memoria, pero algunas se adhieren al presente de tal forma que van con nuestra mirada a donde quiera que vayamos. Es lo que me ha pasado con esta fotografía de Minkkinen. Llevo varios días sin poder librarme de la atracción del cielo.
Algún profeta de alguna religión del entusiasmo y de la vida debió predicar alguna vez la buena nueva de que el cielo se encuentra entre las piernas de la mujer soñada. Y si no es así, seré yo quien os convoque, hermanos míos, a la fe en estos misterios. Sólo para los piadosos está reservada la constatación feaciente de la resurección de la carne.
Coincidencia? En el blog de Toni Ibáñez: La intuicio mes profunda
ResponderEliminarY en el tuyo: La via del cielo
Y es que quizas entre las piernas de una mujer habite la no-cosa, uno pueda alcanzar el no-tiempo, te conviertas de persona ( no-ser, la mascara) en no-persona ( el ser), te difumines en el no-lugar, …. Sigo?
Pues no están mal tus sugerencias. Posiblemente todo lo que hagamos con el pomposo nombre de cultura no sean, en el fondo, más que vanos intentos de apartar de nosotros a la naturaleza, pensando que se puede espantar como si fuera una mosca pesada de un día de verano. Si es así, evidentemente estamos equivocados. A el “El origen del mundo” le dediqué un post en "http://elpaseanteysusombra.blogspot.com/".
ResponderEliminarestamos todos muy froidianos...
ResponderEliminaraviso: para erotismos la que se va a liar esta noche en una finca a las afueras de Ontinyent... mañana en los periódicos... atentos!