Peregrino –o Proteo- como también se hizo llamar, fue un filósofo de esa especie nueva y excéntrica que comenzó a pulular a finales del siglo I de nuestra era por todo el imperio romano y que se caracterizaba por su alergia a su humanidad. Estos filósofos (el caso de Plotino es clarísimo) apenas podían soportar la vergüenza de su carne y la pesada carga de estar vivos. Se veían a sí mismos como existencias en tránsito, esperando impacientemente la llamada para dejarlo todo y arribar al Más Allá.
Peregrino comenzó su carrera hacia la inmortalidad filosófica asfixiando a su padre, porque, habiendo superado ya los sesenta años, le daba pena verlo envejecer. Como sus vecinos no comprendieron su gesto piadoso, tuvo que poner pies en polvorosa. Acabó en Palestina, donde se unió a la secta de los cristianos (seguidores, dice Luciano, “del sofista crucificado”). Entre ellos alcanzó pronto un gran renombre pero por motivos que no están del todo claros fue excomulgado y entonces se dirigió a Egipto, junto a Agatóbulo, que fue quien lo inició en el cinismo. Una vez completada su formación recorrió Italia y regresó a Grecia donde parece que tuvo un grupo de seguidores bastante selecto, pues entre ellos se encontraba Aulo Gelio.
Su vida no sobrepasó las excentricidades propias de los cínicos hasta que un día anunció su intención de ponerle punto final consumiéndola en una hoguera en Olimpia, al final de
Llegado el día elegido, cuando la luna ya se había elevado sobre el horizonte nocturno, Proteo-Fénix, vestido con las ropas típicas de los cínicos (alforjas, manto humilde y bastón) se aproximó a la pira rodeado de sus seguidores, llevando como ellos una antorcha encendida en la mano. Él mismo encendió la hoguera, que prendió inmediatamente. Después se quitó las ropas, echó incienso sobre el fuego y pidiendo a los manes de su madre y su padre (esto último motiva un comentario jocoso de Juliano) que lo recibieran con bondad, se lanzó a las llamas y desapareció entre ellas.
Muy interesante el resumen que haces de la vida de Peregrino. El mundo antiguo está lleno de vidas apasionantes y muy actuales en el sentido de que se vivían conflictos todavía sin superar. Merece la pena que nos acerques a ellas. Saludos.
ResponderEliminarApasionante la vida de Peregrino.
ResponderEliminarSeguire leyendo tus articulos,para dejar de ser una analfabeta de este mundo.
Edna
Definitivamente me encanta este blog.
ResponderEliminarComparto los comentarios anteriores, muy buena la historia de Peregrino, no conozco en profundidad la filosofía cínica, pero el relato de Peregrino marca mucho esa entonación de desprecio por la vida (cosa que Sócrates también manifiesta) o mejor dicho aprecio por lo inmutable de la promesa escatológica - de una realidad superior. Por medio del relato caracterizas muy bien lo que he escuchado de los cínicos.
Saludos.
(He dejado un comentario en el post anterior)
Sócrates, efectivamente, es el primero en considerarse a sí mismos "meteoikos", pero no hace de la "metoikesis" un programa de vida.
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