I
Cicerón tenía a la historia por maestra de la vida y, desde entonces, no ha habido profesor de esa materia académica que lleva el pomposo nombre de "Historia" que no haya justificado en un momento u otro su quehacer recurriendo a la buena fe del latino. Pero la verdad, pura y simple, es que si la historia es maestra de algo es de la contundencia de nuestros errores. Cada generación repite los de sus padres con plena fe en sí misma, pletórica de confianza en el futuro. La auténtica lección de la historia es que tropezaremos mil veces en las mismas piedras y que cada vez lo haremos con un entusiasmo parejo, porque sólo aprendemos de nuestras caídas. Lo cual, viendo las piedras en las que hemos tropezado en el siglo XX, es para echarnos a temblar. Todo esto viene a cuento de una entrevista a Elie Wiesel que aparece en el último número de L'Express: "Nous n'avons pas tiré les leçons du XX siècle", dice. Es claro que no. Sin embargo esos seres para mí incomprensibles que son los profesores de historia examinan a sus alumnos de "las cinco causas principales de la revolución francesa" o de las consecuencias de la "segunda guerra mundial".
II
Me gustaron las palabras del papa en Auschwitz preguntándose dónde se encontraba Dios mientras las grandes masacres del siglo XX estaban desangrándonos como humanidad. "¿Por qué, Señor, permaneciste callado?, ¿cómo pudiste tolerar todo esto?" .Algunos las han considerado excesivas. Pero es que el cristianismo tiene un punto de exceso que a mi me lo hace profundamente atractivo ¿Qué otra religión se atreve a imaginar a un Dios temblando de miedo ante la muerte? El primer cristiano que temió la ausencia de Dios fue el fundador del cristianismo: "Eli Eli lama sabactani". Si algún día vuelvo a creer en Dios creeré en este Dios abandonado por Dios. III
Y no pienso decir nada sobre el Estatut.
Coincido contigo en el hecho de que la historia muchas veces se repite [en la historia de una familia podemos encontrar por ejemplo muchas similitudes transgeneracionales].
ResponderEliminarLos eventos parecen relacionarse, pero ¿Qué opinas de esa forma de ver la historia o mejor dicho esa forma de sentir la vida que tenia Heráclito?
Para conciliar estas dos cosas (eventos que se repiten y el cambio continuo) yo lo relaciono con la figura de un espiral, que se curva y se desplaza, donde hay puntos similares pero que permanecen a una cosa distinta [espero que me entiendas]
Saludos
Lo que yo creo que se repite es nuestra terquedad en no querer aprender nada de la historia. En cuanto a la Historia en sí misma, este es otro cantar. Desde luego tiene poco que ver con los relatos de los historiadores. Todos, por ejemplo, han profetizado retrospectivamente la caída del Muro de Berlín. Pero dos años antes de la caída hubiesen tratado de loco a quien la hubiese pronosticado. Me parece que la historia se mueve más por espamos que por ciclos.
ResponderEliminarAsí, si a una historia que no se deja atrapar por explicaciones le añadimos unos hombres que no quieren aprender de sus propias explicaciones, el resultado es el presente y nuestro miedo al futuro.
Pero Cicerón también nos recuerda que, aunque quisiéramos, sería imposible seguir los dictados de la sabiduría, incluida la pequeña sabiduría histórica (si existe tal cosa): "vitam regit fortuna, non sapientia".
ResponderEliminarEn este sentido, inclcuso la visión cíclica de la historia es demasiado optimista.
Sí es cierto. Este es el privilegio de los cleptómanos, quiero decir eclécticos: que no tienen inconveniente en estar continuamente corrigiéndose a sí mismos.
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