sábado, 7 de julio de 2007

Postales mitológicas: Marte y Venus

Marte y Venus, de Botticelli

A uno es la propia vida la que lo empuja a adorar a Venus, y no es cuestión de empeñarse remando contra la corriente vital, que es una empresa en la que se avanza poco y en cuanto te distraes pierdes lo ganado. Pero si os confieso la verdad, hay algo en esta diosa que no me convence del todo: su utilitarismo. Eso de que se vaya de pendoneo con el dios de la guerra mientras se casa con Vulcano, que aunque contrahecho, es el único dios con contrato fijo en el Olimpo, no sé si me parece del todo noble.

Pero no quería hablar yo de los amores de conveniencia de Venus y Vulcano, sino de esta coplilla de Castillo Solórzano, extraída de su "Fábula de Marte y Venus" (1624):
Venus y marte pretenden
que sus deseos se logren,
escogiendo soledades
donde nadie los estorbe,
y a costa de Vulcanejo,
maridillo tagarote
darse un verde y dos azules,
como dicen los plebeyones.
Lo da "tagarote" no tiene problema, el DRAE dice que es un hombre alto y desgarbado. Más me ha costado entender lo de "darse un verde y dos azules".

Resulta que la expresión "darse un verde" significaba "holgarse o divertirse" por poco tiempo y, de ahí, "holgar con mujer pública". Pero claro, Venus no era una mujer pública. Así que buscando, buscando he dado finalmente con la solución. "Darse un verde" significaba, y parece que este es su sentido originario, darse un revolcón por un trigal. Y como las mozas de pueblo en lugar del jubón de picos pardos que llevaban las de alcurnia (de ahí lo de irse de picos pardos) portaban medias azules, ahora se aclara todo.

7 comentarios:

  1. Muy interesante, hay que ver cuantas cosas decimos sin pensar en su origen. Lo de chiste verde también vendría de la hierba fresca?

    Sobre Venus, un pendón, sí. Pero como era guapa, se le perdonaba todo.

    ResponderEliminar
  2. Júlia:
    Decía Susan Sontag:

    "Los grandes escritores son o bien maridos o bien amantes. Algunos escritores reúnen las sólidas virtudes del marido: honestidad, inteligencia, generosidad, decencia.
    Hay otros escritores en quienes se aprecian más los dones de un amante, dones de temperamento, más que de bondad moral. Notoriamente las mujeres toleran en el amante atributos (malhumor, egoísmo, insinceridad, brutalidad) que nunca consentirían en el marido, porque el amante, a cambio excita, infunde intensos sentimientos. Del mismo modo los lectores transingen con la inteligibilidad, en compensación el autor les permite saborear raras emociones y peligrosas sensaciones.
    Y en el arte, como en la vida, ambos, maridos y amantes, son necesarios. Es una lástima cuando existe la obligación de escoger entre ellos."

    ResponderEliminar
  3. Que bueno, lo verde y los azules, aunque si tiras los tejos así seguro que nadie te entiende, aunque lo verde si que ya quedó fijo.
    Lo de Susan Sontag está hasta mejor condensado en la canción amor loco, que cuando la canta Bambino tiene su verdadero color

    ResponderEliminar
  4. Cerillo: tengo mi imaginación erótica okupada por un verde trigal.

    ResponderEliminar
  5. Menos mal que ha sido una coplilla con traducción simultánea, porque aquí un servidor es cantor y embustero, gusta del juego y el vino y no entiende de trigales sino más bien de esconderse tras las cañas y regresar con arena en los bolsillos.

    ResponderEliminar
  6. Creo que és en la peli Tormenta de hielo que la Weaver le dice a su amante, que está empezando a contarle rollos del trabajo, 'por favor, ya tengo un marido'.

    ResponderEliminar
  7. En Caballería se decía < tras la "revista de hierros" nos "daremos un verde" como está mandado. La Revista de hierros era la que se pasaba semanal de filete, bocado y cadenilla de la cabezada y de los estribos, y que metafóricamente llamaban al día de la paga normalmente en monedas o sea en "metálico". Y "darse un verde" era reunirse para disfrutar de una buena comida con la misma satisfacción que los caballos que al llegar la primavera tenían un "beneficio" de alfalfa verde que les refrescaba la boca y lucia el pelo despues de un año entero de dura cebada. SZC C.de Caballería
    de cobrar en monedas

    ResponderEliminar

La Isla de Siltolá

 I Finalmente, después de varios intentos fallidos, el mensajero nos ha encontrado en casa y me ha entregado los ejemplares de Una triste bú...