Tumbaíto: Honestamente, no lo sé. Claro que si la absurdidad existe y no cambia nunca, entonces lo irracional es real. Por otra parte, si la absurdidad existe, quizás como ley universal, vete a saber si prohíbe nuestra comprensión de sus intríngulis. Dígame usted que piensa al respecto, don Tumbaíto.
¿Porque "nunca" es capaz de comprender que entre su proyecto y su realidad, la enorme distancia que él intuye, no le importa? ¿Cómo llamar a este tipo de ser humano?
Luis: Aún no ha aprendido que para mantenerse en pie en la corriente con frecuencia es más inteligente ser un dúctil junco que un inquebrantable árbol.
Para mí el ornitorrinco es absurdo o esas escenas en las que sin que medie error ninguno, precipitan el té sobre el tapete y, no contentos, continúan con el azúcar.
¿Podemos decir lo mismo de la absurdidad?
ResponderEliminar¿Dorian grey?
ResponderEliminarTumbaíto: Honestamente, no lo sé. Claro que si la absurdidad existe y no cambia nunca, entonces lo irracional es real. Por otra parte, si la absurdidad existe, quizás como ley universal, vete a saber si prohíbe nuestra comprensión de sus intríngulis. Dígame usted que piensa al respecto, don Tumbaíto.
ResponderEliminarIgnacio: ¡Que estamos en pleno verano! ¡A ver si me haces preguntas fáciles!
ResponderEliminar¿Porque "nunca" es capaz de comprender que entre su proyecto y su realidad, la enorme distancia que él intuye, no le importa? ¿Cómo llamar a este tipo de ser humano?
ResponderEliminarLuis: Aún no ha aprendido que para mantenerse en pie en la corriente con frecuencia es más inteligente ser un dúctil junco que un inquebrantable árbol.
ResponderEliminarPara mí el ornitorrinco es absurdo o esas escenas en las que sin que medie error ninguno, precipitan el té sobre el tapete y, no contentos, continúan con el azúcar.
ResponderEliminarMe encantan esas escenas.