Oyendo hablar a un hombre, fácil es acertar dónde vio la luz del sol: si os alaba a Inglaterra, será inglés; si os habla mal de Prusia, es un francés, y si habla mal de España, es español.
(...) Es curiosa la falta de sutileza, de ductilidad, de souplesse de los españoles en general. Tienen el celebro endurecido y en él no entra ni a martillazos una nueva idea. "¡Que no!", "¡Ni hablar!", "¡De eso nada"!, "¡Pero si yo te lo digo!" son respuestas que siempre tienen a flor de labios y que lanzan contra toda opinión que amenace sus convicciones.
La tentación del fracaso. Julio Ramón Ribeyro. Ed. Seix Barral.
Por si no se pasa por mi blog. Me ha encantado su comentario; no se imagina la alegria que me ha dado. Como puede imaginar por la hora que es, vengo de tomarme un buen puñado de cubatas. O sea, no sean severos con lo que escriba. Mis posts son suyos. Yo me sirvo de los suyos siempre que puedo. Para mí es una inmensa alegría verme en las mesas de Ocata. O sea, que cuando quiera. Buenas noches. Mañana la resaca decidirá si puedo escribir - que me gustaría.
Recordaba estos versos, que recitaba a menudo una maestra bastante mayor que yo, y no sabía el autor. Hay que considerar también la época, ese siglo XIX desgraciado desde el principio, anteriormente no éramos -o eran- tan pesimistas. Es curioso que sean los extrangeros los que suelan 'reivindicar' nuestros reyes, por ejemplo.
Y es que la patria nos duele. Lo que no sabía es que nos doliera desde tiempos tan remotos.
ResponderEliminarO peruano;
ResponderEliminar(...) Es curiosa la falta de sutileza, de ductilidad, de souplesse de los españoles en general. Tienen el celebro endurecido y en él no entra ni a martillazos una nueva idea. "¡Que no!", "¡Ni hablar!", "¡De eso nada"!, "¡Pero si yo te lo digo!" son respuestas que siempre tienen a flor de labios y que lanzan contra toda opinión que amenace sus convicciones.
La tentación del fracaso. Julio Ramón Ribeyro. Ed. Seix Barral.
Por si no se pasa por mi blog.
ResponderEliminarMe ha encantado su comentario; no se imagina la alegria que me ha dado.
Como puede imaginar por la hora que es, vengo de tomarme un buen puñado de cubatas. O sea, no sean severos con lo que escriba.
Mis posts son suyos. Yo me sirvo de los suyos siempre que puedo.
Para mí es una inmensa alegría verme en las mesas de Ocata. O sea, que cuando quiera.
Buenas noches. Mañana la resaca decidirá si puedo escribir - que me gustaría.
Del mismo Joaquín Bartrina (de sus "Arabescos") es esta lindeza (aplíquesela quien crea merecerla):
ResponderEliminar"Huele una rosa una mujer dichosa
y aspira los perfumes de la rosa;
la huele una infeliz
y se clava una espina en la nariz"
Recordaba estos versos, que recitaba a menudo una maestra bastante mayor que yo, y no sabía el autor. Hay que considerar también la época, ese siglo XIX desgraciado desde el principio, anteriormente no éramos -o eran- tan pesimistas. Es curioso que sean los extrangeros los que suelan 'reivindicar' nuestros reyes, por ejemplo.
ResponderEliminarUna vez superado el pudor, se echa de menos el chauvinismo francés en España.
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