Una vez pasados los fastos multicolores del orgullo, quiero hacer solemnemente, la siguiente declaración pública:
1.- Un platónico ferviente, convicto y confeso como yo, no puede ser sino un entusiasta partidario de Eros en cualquiera de sus formas.
2. Por lo que respecta en particular a la sexualidad, se trata para mí, como todo lo natural, de un admirable misterio. No tengo por más admirable o misteriosa la creación de una obra de arte que la generación de un ser vivo, pongamos por caso la de mi gata, Bacallà Salat. Cuando contemplo un animal con sus cachorros veo, básicamente, la misma fuerza gracias a la cual Shakespeare concibió, sintió y escribió "Enrique IV".
3. La moralidad no tiene una importancia mayor para los filósofos platónicos. Sea la que sea la grandeza de Eros, no es igual de grande en todas sus manifestaciones. Por ello la sexualidad es menos “divina” que el saber. De aquí se deriva la actitud práctica de Platón hacia la sexualidad.
4. Pero la política sí tiene una importancia mayor para el filósofo. Por eso busca que el poder simbolice lo común, lo que une a todos los ciudadanos y los identifica como miembros leales de un colectivo. Lo otro, es decir, lo relativo al sexo, se queda en el ámbito de lo privado. Aristófanes, que sabía mucho de esto, encontró un filón cómico en la confusión de los ámbitos privados y público.
5. De lo anterior se deriva que no pueda serme indiferente que el poder busque legitimarse a sí mismo apropiándose de lo que diferencia a los ciudadanos. Claro que con esta conducta no está sino siendo coherente con la metamorfosis del concepto de igualdad en la postmodernidad: La igualdad es concebida hoy como equiparación de las oportunidades para ser diferente. Y es justamente aquí donde el presente comienza a parecerme incomprensible.
NOTA QUE, AUNQUE EVIDENTE, RUEGO ENCARECIDAMENTE QUE SE TENGA EN CUENTA: El "yo" que todo esto confiesa es un sujeto política y filosóficamente irrelevante. Y por si fuera poco el otro día en la inauguración de la temporada de conciertos de "La Pedrera de nit" fue confiadamente a bajar un peldaño y resultó que en lugar de uno había unos cuantos. Os ahorraré los detalles de cómo lo que sucedió a continuación ha afectado tanto a su ego como a su eros.
Pero en la historia los conceptos 'igualdad' y 'común' también han sido relativos,¿no?, igual que las fronteras entre lo público y lo privado...
ResponderEliminarEste "somos iguales al ser diferentes" es un simple enunciado de buenas intenciones, ya que de inmediato surje aquello de "toda diferencia nos separa" que puede llegar al sumum en el terreno político, donde "el otro y su diferencia" son automáticamente culpables.
ResponderEliminarLamento el accidente en La Pedrera, pero ¿qué mejor sitio para, por ejemplo, caerse de culo?
Espero que no te hayas hecho mucho daño. En educación, sobre todo, supongo, en la obligatoria, por cierto, el igualitarismo postmoderno a la baja está haciendo estragos.
ResponderEliminarSi; yo tampoco me como una rosca en condiciones, al menos desde que entraron los nacionales.
ResponderEliminarSupongo que para mis antepasado asistir a la revolución francesa les tuvo que resultar insufrible pero creo que ver la caída en desgracia del iluminismo (y de los iluminados), a nivel familiar, está compensando.
ResponderEliminartener igualdad de oportunidades para el desarrollo de nuestras propias diferencias vitales es lo mas utopico del progreso ...pero no deja de ser un ideal deseable , al menos para mi
ResponderEliminarY ahora que todos somos iguales y se rechaza cualquier xenofobia, homofobia y demás ¿no os apuntáis a la defensa del fumador oprimido? Lo agradecería.
ResponderEliminarAbrazos, Luri.
( Y que ya estés mejorcito de tu caída).
Gabriela, en nombre de Ana: si.
ResponderEliminarEl progreso... Otro concepto tramposo ad nauseam.
ResponderEliminarEspero que progreses adecuadamente en la recuperacion de tu caida.
ResponderEliminarSaludos