lunes, 19 de noviembre de 2007

Reconstruyendo a Platón I

I

He decidido que voy a reivindicar a Platón. Y para ello nada mejor que comenzar con su arremetida contra los pedagogos. Se encuentra al final del diálogo titulado “Lisis”. Os pongo en situación: Sócrates se encuentra en la palestra de Atenas. La palestra era una especie de gimnasio donde los jóvenes practicaban la lucha libre y los adultos acudían a contemplarlos. Sócrates se encuentra rodeado por un grupo de adolescentes con los que está discutiendo sobre la amistad. La conversación ha ido avanzando pero, sorprendentemente, en lugar de conducir a una conclusión, desemboca en una aporía, en una perplejidad. Tanto discutir sobre la amistad y finalmente Sócrates reconoce que no sabe qué es un amigo. Probablemente su intención es provocar de esta manera a los más inteligentes de los presentes. Sin embargo es interrumpido por la aparición abrupta de los pedagogos de los jóvenes que se empeñan en llevarlos a casa, porque se ha hecho tarde. Un pedagogo venía a ser una especie de profesor particular, supervisor y vigía de un niño. Platón dice que aparecieron súbitamente, como almas en pena. Todos los presentes estaban deseosos de continuar la discusión, pero los pedagogos se pudieron furiosos y no paraban de llamar a los muchachos en un lenguaje que tenía poco de buen griego. Platón lo califica de “hypobarbarídsontes”, es decir, “medio extranjero” o, mejor “difícil de entender” y añade que los pedagogos estaban bebidos a causa de las fiestas de Hermes. El resultado es que cada muchacho se fue de mala gana para su casa y que Sócrates se quedó más sólo que la una.

II

El gran matemático Teodoro, describe así la conducta dialéctica de Sócrates (Teeteto, 169 a): “Cuando alguno se pone a tu alcance no lo sueltas sin obligarle a desnudarse y a medirse contigo en el ‘logos’”. Ya hemos visto que no siempre es así. Más aún, pocas veces es así. Lo que pretende Teodoro es esquivar el cara a cara con Sócrates. Y, efectivamente, lo logra consiguiendo que sea un muchacho y no él el que dialogue con Sócrates. "Pues si se equivoca, será menos humillante".

III

Y es que Platón no ve a Sócrates ni como un pedagogo malo ni como un educador bueno. Es otra cosa. Platón aprendió de Sócrates que el tiempo tenía mayor fuerza educativa que la palabra.

Muchacho –le dice uno de los protagonistas de las Leyes a un interlocutor-, todavía eres joven y conforme vaya pasando el tiempo, este hará que cambien muchas de tus opiniones y abraces lo contrario de lo que ahora piensas. Aguarda, pues, a ese momento para convertirte en juez de asuntos de tamaña importancia”. No le dice “aguarda a que hayas aprendido de mis palabras”, sino le pide que se mantenga atento a la acción del tiempo sobre su alma.

IV

Y, por cierto, que igual lo de la famosa caverna platónica no era exactamente una alegoría, sino una premonición. Estas fotografías, distribuidas por Reuter, muestran a los niños de la escuela de la ciudad china de Ziyun, en la provincia de Guizhou, al sudoeste de China. Como podéis ver su educación se desarrolla en el seno de una inmensa cueva natural.

Cuando Sócrates comienza su relato de la alegoría de la caverna es interrumpido por Glaucón, el hermano de Platón, que le dice:

- Extraños hombres son los que describes.

- ¡Pues son como nosotros! –le contesta Sócrates.



8 comentarios:

  1. Cuando acabes de reconstruirlo le preguntas quien es, y a que dedica el tiempo libre.

    No acabo yo de leerlos en literalidad sino como epifonema para reforzar argumentos; pero bueno, al fin y al cabo eso es la esencia de la vida.

    ResponderEliminar
  2. De “hypobarbarídsontes" al "“βάρβαρα Oνόματα”.

    ResponderEliminar
  3. ¡Dios mío! Yo conozco a uno de esos pedagogos, sólo que en petit comité lo llamamos 'el inspector Gadget!

    ResponderEliminar
  4. Ignacio, ya ve: Para mí Platón es la carne y los otros el aliño.

    ResponderEliminar
  5. Enrry: Plartón viene a decir que aunque hablan griego (es decir con 'onómata' griegas) no se les entiende. Y esta es una broma fuerte de Platón, pues la educación de un niño en Atenas era inseparable de un dominio perfecto del griego.

    ResponderEliminar
  6. Gabriela: Son legión: Son todos aquellos que nunca permitirán que una reacción espontánea perturbe sus programaciones.

    ResponderEliminar
  7. Me dejas una fotito? Es para mis alumnos.

    ResponderEliminar

Comer desde el reclinatorio

 I En el tren de vuelta a casa. Hace frío ahí afuera. Las nubes muy bajas, besando la tierra blanqueada por la nieve. Resisto la tentación d...