Las encuestas sobre intención de voto que se realizan en Cataluña dibujan, cada vez con más rotundidad, un país de muy difícil gobierno. Y si bien, como decía Fraga, la política hace extraños compañeros de cama, también los deshace, porque dormir a la fuerza con alguien al que no le encuentras atractivo, no deja de tener sus riesgos. En conjunto parece que la Cataluña indepe no cabe en la Cataluña constitucional y la Cataluña constitucional no cabe en la Cataluña indepe. Y esto que acabo de escribir no les gustará ni a unos ni a otros. Quizás haya que ponerse hegeliano y contemplar la realidad como algo unilateral cuya síntesis la misma historia se encargará de resolver... vete tú a saber de qué manera.
lunes, 22 de septiembre de 2025
domingo, 21 de septiembre de 2025
Cantar como los ángeles
Hace unos años, en un debate en una radio, alguien me preguntó con indisimulada impertinencia, qué le debíamos al cristianismo. «Al menos tres cosas innegables», le contesté. Como me preguntó inmediatamente, añadiendo a la impertinencia la incredulidad, cuáles eran, le contesté que la música sacra (ahí le di en la línea de flotación), veinte siglos de profundización psicológica y la mala conciencia. Él se extrañó de esto último, porque le parecía que le concedía una victoria. «Pero es que sin mala conciencia no existiría la buena literatura», le añadí. Pero vamos a lo primero, a la música sacra. No hace falta mucho esfuerzo para reconocer la grandeza de ese legado. Los cristianos hemos compuesto música celestial y hemos cuidado de la voz humana para que los coros cantaran como los ángeles. Pero a veces alguien de buena fe desafina. Lo experimenté diariamente hace poco tiempo en un monasterio de clausura en el que pasé varios días y con cierta frecuencia lo vuelvo a experimentar en una iglesia madrileña donde se canta con mucha voluntad y entusiasmo, pero desafinando. Y me pregunto si estos que no cantan como los ángeles, sino como los humanos y, más en concreto, con los humanos duros de oído, no serán los preferidos por Dios.
sábado, 20 de septiembre de 2025
Otra utopía perdida
Me asalta cada vez con más frecuencia la sospecha de que la realidad ya no es lo que era, de que lo posible ha invadido lo real y que lo imposible ha comenzado a parasitar lo posible. Ahí está el caso del Presidente de la República Francesa, dispuesto a presentar pruebas que confirmarán que su mujer no es un hombre (B. me tienes ayuno de noticias). O la izquierda pedagógica, acusando de reaccionarios a los que se empeñan en enseñar a leer y escribir a sus alumnos. Decía Orwell que «en un escritor de hoy puede ser mala señal no estar bajo sospechas de tendencias reaccionarias». El hoy se ha convertido en presente continuo. Posiblemente esté equivocado, pero me temo que la edad adulta es la última utopía que hemos perdido. ¿Qué me dicen, si no, de Sánchez aplaudiendo a los que se cargaron la vuelta ciclista a España (a España, no a Gaza)? ¿Y qué me dicen de Trump, dirigente del país más poderoso del mundo, comportándose como un auténtico patán? ¿Y de Putin jugando (¿jugando?) a meternos miedo? Por si fuera poco, los meteorólogos anuncian que quizás nieve la semana que viene en los Pirineos.
viernes, 19 de septiembre de 2025
El Comandante George Langworthy
Hasta esta misma tarde desconocía todo sobre George Langworthy. Me lo he encontrado, por pura casualidad en una carta dirigida al gran hispanista inglés John B. Trend en 1929: «¿Conoce al Comandante George Langworthy (…), quien vivió en un precioso chalet sobre el mar y sufrió un ataque de melancolía después de la muerte de su esposa? Se convirtió al cristianismo, dividió su fortuna entre los pobres y vivió aquí como un santo. Ocupó una pequeña habitación y pedía permiso a sus antiguos jardineros para explotar sus tierras. Él es muy fino y atractivo, y su santidad, por suerte, conserva un olor inglés; juega al tenis, se baña a diario y se presenta como un perfecto caballero. Me dicen que la gente lo adora y el sacerdote lo respeta… otra ventaja, supongo, de ser caballero inglés…». Me he pasado el resto de la tarde (hasta que mi mujer me ha arrancado del sofá y me ha llevado a que me dé el aire), ¡bendita internet!- buscando información sobre este santo varón. Nació en Manchester en 1865 y se instaló en Torremolinos, acompañado de su esposa, Ann Margaret, a finales del siglo XIX. Estableció pronto relaciones de amistad con lo más granado de la intelectualidad española, especialmente con Machado, Falla, Giner de los Ríos, Guillén, García Lorca... Admiró mucho a Giner de los Ríos, pero consideraba que su idealismo inglés era propio del siglo pasado; es decir de una Inglaterra que ya no existía.
jueves, 18 de septiembre de 2025
La vida mansa como utopía
«Yo no teorizo, yo gobierno», decía Cánovas, posiblemente el político más culto que ha tenido España en la presidencia del gobierno. Su biblioteca alcanzaba los 30.000 volúmenes. Lo que quería decir era que como gobernante, se veía «amarrado por los cientos y tantos cordones de la realidad». Pero tenía muy claro que su deber era «sofocar la tragedia nacional, conteniendo las energías étnicas dentro de la forma lírica, para que la pobre España viva mansamente hasta que lleguen días más propicios. No podemos marchar a saltos, ni con trompicones revolucionarios. Las algaradas y las violencias nos llevarían hacia atrás, en vez de abrirnos paso franco hacia un horizonte remoto.» Cuando Cánovas murió, el jefe de los liberales, Sagasta, declaro: «Ahora todos nos podemos tratar de tú». A pesar de su cultura enciclopédica un día alteró involuntariamente en las Cortes una cita de fray Prudencio de Sandoval y hubo quien se levantó para corregirlo.
Los matices no dan votos
Los matices no dan votos. Los matices no ayudan, no reducen la complejidad del mundo, no movilizan, no gritan, no pueden ser utilizados como arma arrojadiza, no nos hacen hervir la sangre. No son políticos, en definitiva. Te retienen ante las preguntas, no te llenan de entusiasmo; te frenan, te hacen plantearte interrogantes, tienden a difuminar las fronteras entre nosotros y el resto. Si eliminamos los matices, todo se aclara, desaparece la niebla, se fortalecen nuestras convicciones. Si eliminamos los matices, el que pone en cuestión nuestras convicciones es un facha y al facha no se le discute, se lo elimina. Si eliminamos los matices, lo que está ocurriendo en Gaza es lo mismo que lo que sucedió en el getho de Varsovia, Hamas es la Z.O.B. y lo que hace Netanyahu es resucitar Treblinka. Si eliminamos los matices, todos los judíos son nazis, tanto estén en el gobierno como en la oposición; tanto estén a favor de Netanyahu como si se manifiestan contra él. Si eliminamos los matices, nosotros estamos a favor de todo lo bueno, movidos por nuestra empatía y filantropía, y los otros, a favor de todo lo malo, movidos por intereses inconfesables. Si eliminamos los matices, mantenemos prietas nuestras filas y fortalecemos nuestra fe.
miércoles, 17 de septiembre de 2025
La profundidad de la piel
Creo que ya comenté por aquí que me di un buen corte en un dedo con unas tijeras de podar. Fue doloroso y sangriento, pero no grave. Sin embargo, durante los días siguientes mi relación con el mundo ha estado condicionada por ese dedo, empeñado en hacerse punzantemente presente. Hiciera lo que hiciera, siempre acababa recibiendo un golpe en la herida y sintiéndome como un resentido digital. Ahora, con el dedo ya en vías de perder protagonismo y pasar a ser un dedo trivial, me pregunto cuántas veces la intensidad de nuestra relación con el mundo está mediada por nuestras heridas. ¿Y si realmente lo que nos diferencia de las máquinas no es tanto nuestro interior, como nuestra piel? Nosotros tenemos piel. Somos el animal de las mejillas rojas. Las máquinas, al menos por ahora, solo tienen superficie. No solamente tocamos sino que, como insistía Merleau-Ponty, sentimos las reacciones que nuestro tacto provoca, dando intensidad a nuestro mutuo sentir. Nuestro tocar es tocar a alguien que se siente tocado, por eso, en el tacto íntimo somos solo parcialmente nosotros. Sentimos sintiendo lo que siente el otro. Sin el otro, nuestro sentido del tacto se siente huérfano, porque solo toca cosas.
martes, 16 de septiembre de 2025
El muerto vivo
Se ha muerto, al fin, el tipo que más celos me ha hecho sentir. Mi mujer se ha puesto de un luto estentóreo. Y a pesar de que ya no siento la amenaza del rival, mi alegría no es plena, porque ha dejado tras de sí a Jeremiah Johnson.
La teatrocracia en el cuarto de estar
Vengo arrastrando desde hace un tiempo la inquietante sospecha de que los partidos políticos ya no intentan hacer realidad la parte posible de su ideal (por utilizar una expresión de un gran repúblico, Cánovas), sino que se desviven por seguir la evolución de la emotividad pública para ver si haciéndola suya consiguen incrementar sus expectativas electorales. Si ahora a los ciudadanos nos diera por querer volar, los partidos políticos nos proporcionarían plumas de colorines para que nos hiciéramos unas alas dignas, y si nos diera por salir a cantar a la calle a las 4 de la mañana, harían que la UNESCO declarase nuestro vocerío un patrimonio inmaterial digno de ser reconocido, apreciado y defendido. Platón sostuvo que la democracia, en el fondo, es una teatrocracia. Parece que acertó, pero no podía sospechar hasta qué punto. Hoy, con las redes sociales y los medios de comunicación, el escenario desde el cual los políticos intentan adoptar su actuación a nuestras reacciones está en nuestra casa. Dicho de manera más directa: La democracia moderna está derivando rápidamente hacia un populismo desvergonzado. Si hay partidos populistas es porque la democracia moderna ya lo es.
lunes, 15 de septiembre de 2025
Una mentira bien compuesta
Mientras el presidente del gobierno de España decidía ponernos en cabeza de la competición universal por la copa de la indignación moral, yo estaba cocinando unas patatas a la importancia y recordaba algo que le escuché hace algún tiempo a Slomo Ben Ami, ex embajador de Israel en España y ex ministro de asuntos exteriores de Israel: "Ustedes los europeos, tienen soluciones para todo, por ejemplo, han encontrado la solución ideal para el conflicto entre Israel y Palestina: que ambos bandos nos comportemos como buenos cristianos". Las patatas a la importancia son uno de eso platos sencillos de la cocina popular que cuando te salen bien, saben a gloria bendita, como un buen tomate con un buen diente de ajo bien picado y una borrasca de aceite encima, de excelente aceite, claro; o el currusco de un pan recién salido del horno con un pellizco de jamón... o los calamares frescos a la plancha, con ajo y perejil y una salsa de aceite de gamba, o... Ha venido el vecino albañil, un artista de la eficiencia, un mago. En un ver y no ver ha taladrado la pared, ha puesto los tacos y las alcayatas y ha colgado el cuadro. Le he arrancado el compromiso de que nunca reconocerá haber hecho esto y que los méritos me los llevaré yo solo. Nada más terminar la faena le he enviado una foto a mi mujer, que no se podía creer lo manitas que soy. Ella no lee este blog (me imagino que ya tiene suficiente padeciéndome en directo como para padecerme en diferido) y, por lo tanto, no es fácil que se entere de la verdad. Estas mentirijillas piadosas ayudan mucho a la convivencia familiar. Como decía mi santa madre, «Una mentira bien compuesta, mucho vale y poco cuesta». Amén. Me escribe mi amiga B.: «J'aime le lyrisme de vos descriptions de la nature et surtout votre humour. On parle de l'humour anglais, de l'humour juif, d'autres encore, mais rarement de l'humour espagnol. Por supuesto, no pondré en duda su sinceridad.
domingo, 14 de septiembre de 2025
Megalopsykhía
Mañana luminosa de domingo después de un día alborotado. Aún estábamos de sobremesa cuando un trueno descomunal nos hizo saltar de nuestras sillas. Después cayó un auténtico chaparrón que aquí, en Ocata, duró poco, pero parece que por los pueblos cercanos lo hizo con saña. Es lo que tienen la tormentas mediterráneas, que puede caer el diluvio en un par de kilómetros cuadrados y formar una riera que arrastra todo lo que se encuentre hacia el mar. Me fui a la cama tarde porque estuve viendo, una tras otra, dos películas sobre Churchill. ¡Qué hombre! Sus enemigos en Gran Bretaña decían de él que era capaz de hacerse un tambor con la piel de su madre para tañerlo en ofrenda a su propio ego. Sus admiradores veían en él un ejemplo de lo que Aristóteles llamó «megalopsykhía» (μεγαλοψυχία). Esta palabra se traduce habitualmente por «magnanimidad», pero es, sobre todo, una ambición (¿casi?) desmedida por llevar las riendas del Estado en los momentos más graves, aquellos en los que todo está en juego. Es la fuente de todo liderazgo verdadero, pero también de toda ambición totalitaria y de esa atracción que a veces empuja al votante democrático hacia la llama de la sumisión. Por eso conviene que no haya megalopsykhía que no esté sometida al escrutinio democrático de las urnas. Para ello es imprescindible que seamos todos tan demócratas que reconozcamos que no hay soluciones democráticas para todos los problemas políticos. Es decir, que no ignoremos lo trágico de la riera desbordada en tiempos de sequía.
sábado, 13 de septiembre de 2025
Tartarín del bricolaje
Se ha ido mi mujer a Pamplona y ha dejado una única tarea en mis manos: Hacer dos agujeros con el taladro en la pared, poner dos tacos y unas alcayatas y colgar un cuadro. Esta tarde ha aparecido mi hijo por casa y se ha ofrecido generosamente a ayudarme, pero yo, sobrado de mí, he despreciado su oferta. En cuanto se ha ido, he hecho de mí un Tartarín del bricolaje y me he puesto manos a la obra. El resultado ha sido tan lamentable, que le he pedido a un vecino albañil que venga a sacarme del apuro. Vendrá el domingo. Mientras tanto, el panorama de mi derrota está ahí, ineludible, indiscreto, humillante. No solamente hay cosas para las que soy un completo inútil sino que, además, como he podido comprobar hoy, mi inutilidad va creciendo. Finalmente he encontrado editor para el libro de Fausto di Biase. Esto se me da bastante mejor que el bricolaje. Fausto me ha invitado a participar en un simposium en Vicenza. Pero he visto el itinerario y me he cansado nada más de verlo. Le he contestado que cuando organice algo en una ciudad que tenga vuelo directo con Barcelona, cuente conmigo. A cambio he dicho que sí a una charla en Alcanar.
viernes, 12 de septiembre de 2025
La metamorfosis del mundo
Ulrich Beck escribe en La metamorfosis del mundo, el libro que, performativamente, dejó sin terminar: «Todos sabemos que la oruga se convertirá en una mariposa. Pero ¿lo sabe la oruga?» Esa oruga somos tú y yo, que, envueltos en la cosmovisión de nuestra existencia larvaria e ignorantes de nuestra inminente metamorfosis, somos «incapaces de ver la diferencia entre decaer y convertirse en algo distinto». Ante nosotros parece desmoronarse el pasado y sus valores, pero, en realidad no es nuestro mundo el que se desmorona, sino la imagen que tenemos de él. Estoy casi de acuerdo con Beck. A mi modo de ver la historia de la humanidad se resume en una constante aceleración de la ampliación de lo posible a expensas de lo real. De esta manera, todo lo que parecía sólido se ha ido convirtiendo en aire, que es donde habitamos en el presente, sin aclararnos bien si podemos ser optimistas o pesimistas. Sólo sabemos que sentimos el torbellino del viento que nos lleva aire y que lo que era impensable hace cuatro días, lo imaginamos como posible hace dos y ahora lo estamos experimentando como real mientras soñamos en nuevos posibles.
jueves, 11 de septiembre de 2025
La Novia del viento
Los medios han recogido con profusión el balance de la última campaña de excavaciones en los yacimientos de la burgalesa sierra de Atapuerca. Recomiendo la visita a Atapuerca y, a ser posible, prolongarla por el Valle de Juarros, de Ibeas de Juarros a Barbadillo del Pez, pasando por pueblos como Villamiel de la Sierra. Estamos hablando de la Sierra de la Demanda, que acaba en un pueblo llamado Eterna, hoy despoblado. Hay una metafísica singular en los topónimos. En el valle de Amblés, en Ávila, se encuentra el castillo de Manqueospese y a media hora de camino, el pueblo de Ojos-Albos. El topónimo que más me gusta es un altozano en las cercanías de Belchite llamado La novia del viento, por cuya conquista lucharon nuestros abuelos durante la guerra civil. Vuelvo a Atapuerca. Los hallazgos más significativos de esta campaña han sido 10 fósiles del Homo antecessor que presentan marcas de corte y fracturación, lo que refuerza las sospechas de prácticas caníbales. Gustavo Bueno, filósofo riojano, que comenzó bajando a las minas asturianas a explicar marxismo a los obreros y terminó aconsejando a los cubanos que abandonaran la filosofía marxista y acogieran el tomismo, defendía con vehemencia que la idea de hombre no se puede alcanzar desde la paleontología. "En Atapuerca no están las claves del hombre". Además si el «el hombre antecessor" es antecesor, entonces no es hombre. "De los huesos no se deduce qué es el hombre". "Analizando el ADN no se sabe cómo es el hombre en absoluto". Estoy de acuerdo con Bueno. Para comprender al hombre hay que entender a un ser capaz de bautizar la geografía con los nombres de Eterna, Ojos-Albos, Novia del viento, etc.
miércoles, 10 de septiembre de 2025
Me desperté una mañana y descubrí...
martes, 9 de septiembre de 2025
Canónicamente otoñal
El día ha amanecido canónicamente otoñal. He salido de casa cuando comenzaba a chispear y he llegado al hospital de Badalona cuando la lluvia cogía consistencia, impulsada por unas impertinentes ráfagas de viento. Tenía visita con el otorrino. He vuelto a contar mi historial y, como me pasa siempre que me pongo nervioso (en este caso porque los ejercicios de equilibrio no han ido muy bien), he soltado unas cuantas tonterías. «Tengo que ser sincera con usted», me ha advertido con gravedad la doctora, «esto no se le va a curar». «Lo sé», le he contestado, «pero no he venido con esperanzas de cura, sino para ver si me puede usted hacer un informe para presentárselo a mi mujer». «¿Un informe?». «Sí, un informe que le asegure que su marido aún no es completamente desechable». Después el día ha mejorado. En Ariel me han aceptado sin peros las más de 30 páginas de correcciones, supresiones y ampliaciones de la próxima edición de ¿Matar a Sócrates; he acordado con la editorial Encuentro la contra de La dignidad del mediocre; he retomado la escritura del libro sobre animales filosóficos, que tenía apartado y que aún no tiene título (¿El arca de Sofía?); he cocinado unas lentejas que me han salido redondas (los días grises demandan guisos de chup-chup que inunden la casa con su aroma); me he regalado una gozosa siesta de casi una hora; he contestado mails y a las 20:00 he mantenido un encuentro telemático con un grupo de madrileños. Mi mujer, por la tarde, estaba en atletismo.
Un extraño para mí mismo
He ido esta tarde a Barcelona. Desde casa se me antojaba una tarea ardua, pero me he armado de valor y me he puesto en camino. Me gustaba esa ciudad, pasear por sus calles, huronear un poco, visitar librerías de viejo, sentarme en na terraza a contemplar la belleza transeúnte... Ahora encuentro que todo está muy lejos, que hay que caminar horrores, que las calles están a rebosar de turistas... y mil inconvenientes más. Me he vuelto un extraño para mí mismo. Como la cabra tira al monte, al bajar del tren he ido a la librería La Central, en busca del último libro de David Rieff, el hijo de Susan Sontag y de mi muy admirado Philip Rieff, a quien cada vez cito más. No lo he encontrado, así que me he dirigido despacio al ayuntamiento. En el Saló de Cent tenía lugar el acto inaugural del Forum Edita, con una conferencia de Nuno Crato, que ha tenido la amabilidad de citarme. He aprovechado para ponerlo en contacto con Fausto Di Biase, que prepara una especie de convención educativa en Vicenza. Uno va a estos sitios temiendo que no va a conocer a nadie y descubre con una alegría un poco infantil que se encuentra con Carme Fenoll, Thefer, María Alasia... y con un montón de gente más. Me he despedido pronto para coger el tren de vuelta. Pero el servicio estaba interrumpido por un atropello en Badalona. He aprovechado para leer todo lo que he encontrado en las redes sobre la situación de Francia tras la dimisión de Bayrou, que deja una larga lista de problemas sin resolver, que son los que nutren de votos a los populistas. He llegado a casa hecho un guiñapo.
lunes, 8 de septiembre de 2025
Buen sabor de boca
Me gustan los días largos, que son aquellos que, al acabarlos, tu memoria no puede abarcar tantos recuerdos como has ido acumulando. He dedicado buena parte de la mañana a la cocina, a preparar unos buñuelos de bacalao con gambas, unas costillas de cerdo a baja temperatura, unos calamares a la plancha (con una salsa que les iba como anillo al dedo) y una ensalada. Un buen rato lo he pasado discutiendo con el terco Sócrates, he ido a misa por la tarde, he paseado por la playa, encontrándome con un considerable número de personas que andaba preparando sus instrumentos para registrar el eclipse de Luna... que yo me he perdido porque estaba viendo casi a la vez el partido de España contra Turquía y el de Alcaraz contra Sinner, he firmado una curiosísima carta y he recibido, a la par, dos invitaciones para dos charlas, una en Orense y otra en O Barco de Valdeorras. Nada especialmente memorable. Sin embargo me voy a la cama con la certeza de que el día me ha dejado buen sabor de boca. ¿Y qué más se puede pedir?
domingo, 7 de septiembre de 2025
Pequeña filosofía de las cosas inacabadas
Basta que te hagas un corte en la yema de un dedo -me lo hice cortando plantas en nuestro minijardín- para que tu dedo se convierta en tu embajador en la realidad. Hagas lo que hagas, acabarás dándote un golpe en la herida y redescubriendo sin parar que tú no eres nada, que es tu circunstancia la que lo es todo. Así que eso de la autonomía, queda bien como eslogan, pero no hay nada más precario que ella. Sigo preparando la reedición de Matar a Sócrates, que me está llevando mucho más tiempo de lo que suponía, porque pensar, en mi caso, al menos, es difícil, cansa mucho y con frecuencia no te lleva a ningún sitio. Pero lo peor no es esto. Lo peor es comprobar que en lo que has considerado una conclusión razonable se oculta una pregunta que no has formulado porque está oculta precisamente por tu confianza en la conclusión. Ando, al mismo tiempo, con los últimos toques de un libro que saldrá en noviembre con el título de La dignidad del mediocre y el subtítulo de Pequeña filosofía de las cosas inacabadas. ¡Mira que me resulta siempre complicado escribir la contraportada. Pues en ello estoy.
sábado, 6 de septiembre de 2025
Mantenerse en forma
De mi artículo de hoy en el diario ARA:
Mientras los pedagogos hablan de las competencias del futuro y de la necesidad de adaptar nuestros currículos a las nuevas demandas del mercado laboral, el fitness está viviendo una edad de oro. En el mundo del capitalismo cognitivo los trabajos dependen cada vez más de los cerebros y cada vez menos de los músculos. Pero hemos decidido fortalecer nuestros músculos. Quien acude a un centro deportivo lo que quiere es enfrentarse a dificultades deseables. Un coach que nos ahorrase el esfuerzo no nos merecería ninguna credibilidad.
A medida que las tecnologías nos han liberado del esfuerzo físico, más gente ha decidido cuidar su cuerpo.
¿Por qué nos interesa mucho menos mantenernos intelectualmente en forma?
jueves, 4 de septiembre de 2025
De miserables neuróticos a infelices banales
La pretensión de vivir una vida sin frustraciones es, simple y llanamente, contraria a la vida. Recordemos que para Freud lo más que podemos pedirle al psicoanálisis es que nos transforme de miserables neuróticos en infelices banales.
Consumimos tanta información sobre los trastornos socioemocionales, que estamos comenzando a interpretar los desafíos de la vida cotidiana como si fueran inevitablemente patológicos. Al mismo tiempo, en nombre de la salud mental y emocional estamos huyendo de todo lo que nos resulta ingrato y sometiendo a la infancia a una “narrativa” de enfermedades y malestares que acaba haciendo atractivo el propio malestar. Ya no hay niños traviesos. Todo comportamiento infantil ha sido traducido al lenguaje terapéutico.
El mundo se ha llenado de terapeutas, consejeros, mistagogos, coaches, sanadores, vendedores de crecimiento personal, psicólogos positivos, abraza-árboles y afines. Hemos entrado de lleno en la cultura del sentimiento del propio sentimiento. El resultado: La ansiedad se ha convertido en un producto comercializable, especialmente en el ámbito digital. Ya podemos hablar de la "industria de la ansiedad" o, si se prefiere, de psicosocialismo.
Laboratorio de ideas
Son las 8:50. Dentro de algo más de media hora comienzan mis diez minutos semanales de colaboración con Jorge Bustos en la COPE. Aprecio mucho a Jorge y he seguido su trayectoria con el mayor interés. Hoy me tiene a su servicio. La sección en la que colaboro se llama «Laboratorio de ideas» y ya que se trata de laborar con ideas y no con opiniones, hay que prepararse lo que se va a decir. Hoy quiero hablar de los "tiempos lloricas", que son los nuestros: los de la incontinencia emocional y el pensar sintiendo, o sea, los del psicosocialismo. En la radio han tenido la amabilidad de ponerme una especie de estudio en casa y aquí me tienen ustedes, enredado en los cables. Haré radio desde mi celda. La vida está llena de sorpresas y hay que intentar no dejar pasar de largo ninguna que pinte bien. Ya saben: la vida es como el hierro y si no se usa, se oxida.
miércoles, 3 de septiembre de 2025
Tiempos lloricas
Acabo de leer en la prensa que el 40% de la población sufre trastornos posvacacionales. Obviamente se está mejor disfrutando de unas buenas vacaciones que sufriendo un mal trabajo, pero es tu trabajo el que te permite tener vacaciones. Hace unos días un informe alertaba de lo que sufren los alumnos, y especialmente las alumnas, de bachillerato en España a causa del tremendo estrés a que se ven sometidos. La verdad es que comparando el esfuerzo que se exige a un alumno de bachillerato actual con el que tenía que encarar uno de COU, uno no se explica como los de COU logramos salir vivos. Mires por donde mires te encuentras con una veta de sufrimiento psico-emocional. Así que, o bien la sociedad nos trata cada vez peor o bien somos cada vez más incapaces de resistir la frustración. Hace tiempo que sospecho que una de las características de la cultura contemporánea es la negación de la tragedia, es decir, de la colisión del bien con el bien. Lo peor del triunfo de la tecnología es la ideología que la acompaña, que nos anima a creer que, sea el que sea el problema con el que nos encontremos, hay por algún lugar una tuerca que, bien ajustada, lo solucionará. Pero no es siempre así, por eso la frustración tiene siempre una silla reservada en nuestra mesa y lo mejor que podemos hacer es recibirla con serenidad.
martes, 2 de septiembre de 2025
El elusivo yo
Por la Plaza de Ocata apareció hace algún tiempo un reputadísimo neurólogo y, como el roce hace el cariño, hemos acabado de tertulianos. No veo que tengamos muchas posibilidades de acuerdo porque nos separa ni más ni menos que Aristóteles. Es decir: el busca lo primero en sí y yo, lo primero para nosotros. Cuando se busca el yo neurológicamente no se encuentra nada y por lo tanto los neurólogos afirman alegremente que el yo no aparece por ningún sitio en el cerebro. Esta mañana hemos discutido de esto. Yo he intentad refutarlo con un argumento que me parece definitivo: cuando los neurólogos buscan al yo en sus laboratorios el yo, efectivamente, se les escabulle; pero cuando al salir del trabajo se van a tomar una cerveza y alguien dice «yo pago», nadie tiene dudas de quién tiene que pagar. En definitiva, que las cosas humanas hay que buscarlas de manera humana si se quiere dar con ellas. El yo, como la conciencia o la libertad, tan escurridizos en los laboratorios, son ni más ni menos que los presupuestos imprescindibles para que haya vida política, que es lo primero para nosotros. Así que, aunque tengamos pocas posibilidades de acuerdo, no paramos de discutir y de decir «tú» e, incluso, «yo».
lunes, 1 de septiembre de 2025
Don Quijote en América
Miguel de Cervantes quiso ser nombrado corregidor de La Paz, la actual capital de Bolivia. Lo pidió infructuosamente el 21 de mayo de 1590. Posiblemente eligió esta ciudad porque aquí vivían sus amigos Juan de Salcedo Villandrando y Rodrigo Fernández de Pineda. Algunos han manejado la hipótesis de que El Quijote pudo ser escrito en tierras americanas en 1605. No parece probable, pero lo cierto es que desde 1962, Cervantes es «Corregidor Perpetuo de La Paz». ¿Cómo hubiera sido El Quijote de haber sido escrito en América? El que sí consiguió llegar a América fue Tirso de Molina, que residió en Santo Domingo de 1616 a 1618. Aquí conoció la vida y milagros del erotómano don Luis Colón, tercer Almirante de las Indias y nieto del Descubridor, que presentaba no pocas similitudes con Don Juan Tenorio.
Abuelos
1 de septiembre. Volvemos a ser abuelos. Durante un par de meses nuestros hijos nos han dejado a nuestro aire y, si bien de vez en cuando echábamos de fata a los nietos, teníamos nuestras actividades que nos libraban de la melancolía. Casi diría que durante dos meses hemos vuelto a ser recién casados. Pero con el primero de septiembre vuelve a sonar cada día el timbre de la puerta. O sea, que antes ha sonado el despertador. Si los padres van a trabajar y los hijos aún no son suficientemente autónomos como para quedarse solos en casa, la casa de los abuelos siempre está abierta. Ser abuelo es ser un ser incondicionalmente disponible. No digo que esté mal. Es lo que toca y la gracia de la vida consiste en hacer en cada momento lo que toca. Posiblemente la de los abuelos es la institución más española y un conservador tiene el deber moral de respetarla.
domingo, 31 de agosto de 2025
Rehacerlo todo
Le escribo a un amigo que acaba de enviudar: «Como soy incapaz de imaginarme la vida sin mi mujer, no encuentro manera de ofrecerte una palabra de consuelo para lo inimaginable». Me contesta inmediatamente: «Después de más de cincuenta años comprometidos en un proyecto común, pleno y feliz, su ausencia se me hace insoportable. No solamente la he querido: he estado siempre enamorado de ella. Se ha llevado la mitad de mí y no sé que me queda ni quién seré a partir de ahora. Siento una tristeza infinita». Son ya unos cuantos los amigos y las amigas que se han quedado solos en el camino y que sienten que no saben caminar solos. Hay que rehacer todas las inercias, hasta los hábitos minúsculos, y esa es una tarea excesiva, porque hay que hacerlo todo cuando todo está ocupado por su ausencia.
sábado, 30 de agosto de 2025
Tontoleando con Hispanoamérica
Cuando oí a un indio de Bolivia el verbo «tristear», pensé que teníamos que importarlo a España. ¿Y qué me dicen del verbo «tontolear» con el que los costarricenses se refieren a los singulares quehaceres de los enamorados? ¿Y del «cantinflear» mexicano? Las vetas del español están tanto en La Paz como en Vallecas. ¡Pura vida! En Montevideo la hija adolescente de unos amigos me aseguró que había aprendido a hablar en español y para demostrármelo me soltó, elevando la voz: «¡Jo, tío, eso mola! Pero es superdifícil, o sea. Que no te vacilo, ¿eh? Que no voy sobrado, literalmente». Ni en Bolivia me he sentido boliviano; ni en México, mexicano; ni en Montevideo, uruguayo. Pero en ningún lugar de Hispanoamérica me he sentido extranjero de la manera como me puedo sentir extranjero en París, Londres o Berlín. España no ha terminado la conquista de América, de hecho tiene que estar siempre conquistándola, como hacen los enamorados con las mujeres que aman.
viernes, 29 de agosto de 2025
Sócrates no se acaba nunca
No sé cuántas veces habré leído, con subrayados y notas al margen, la Apología de Sócrates. En 1997 impartí un seminario sobre ella en la Sociedad Catalana de Filosofía. Como quedé satisfecho del resultado, le di forma de libro y se lo envié a Alejandro Sierra, de la Editorial Trotta. A los pocos meses estaba en la calle El proceso de Sócrates. El 2004 publiqué, también en Trotta la Guía para no entender a Sócrates, y en el 2011, en la editorial sevillana ECOEM firmé la Introducción al vocabulario de Platón, que fue traducido al búlgaro. He escrito artículos, he dado charlas, he participado en obras colectivas... y en el 2015 Ariel me publicó ¿Matar a Sócrates? A lo largo de este tiempo volví una y otra a la Apología. Pero ha sido estos últimos días, preparando la reedición de ¿Matar a Sócrates? cuando me he dado cuenta de que no había entendido nada de lo que está en juego en el texto platónico, lo cual me lleva a la convicción de que no sé leer, porque lo que creo saber me oculta lo que no sé. Hasta la semana pasada no he descubierto que al final de su intervención ante el jurado ateniense que ha decretado su muerte, Sócrates no encomienda la educación de sus hijos a sus amigos, sino a sus enemigos, es decir, a sus acusadores y a los que han votado contra él. Lo que me enfada conmigo mismo no es que todo se me haya vuelto confuso, sino que hasta ahora no había tropezado con lo evidente. Hace unos días recibí una nota de una entrañable amiga, la búlgara Vesselina Vassileva, que me decía: "Felicidades al mejor amigo de Platón. Nunca olvidaré el primer saludo en el aeropuerto". Pues ya ves, Vesselina, aquí un aprendiz con miopía.
jueves, 28 de agosto de 2025
Flâneur
Hay dos conductas humanas que siempre me han emocionado: la de los novios adolescentes, que están entrenado el uso amoroso de sus cuerpos, y la de las parejas de ancianos que caminan de la mano como dos adolescentes. En los primeros es su mirada la que me llama la atención, por su voracidad, que parece insaciable; en los segundos es el hecho de que sus manos entrelazadas sea su punto de gravedad, un puente sobre las corrientes del tiempo. Los adolescentes parecen cada vez más niños y los ancianos... Los ancianos se parecen cada vez más a mí. En la Ética a Nicómaco dice Aristóteles que el ser humano es «syndiastikós» (1162a), es decir, emparejado: «La relación (phylía) entre marido y mujer parece darse por naturaleza. El hombre, por naturaleza, es antes un "syndiastikós" que un "politikós"»
miércoles, 27 de agosto de 2025
Marañas
Tengo que admitirlo: soy demasiado viejo para aprender ciertas cosas, por muy fundamentales que sean. La más importante de todas: aprender a decir que no. No sé cómo, pero siempre acabo envuelto en una maraña de compromisos que devoran mi tiempo. Y soy de los que creen que la palabra comprometida es sagrada. El caso es que mis actividades pueden variar de contenido, pero, a la hora de la verdad, su número varia muy poco. Quisiera poder decir que soy así y así me gusta ser. Pero no. No me gusta ser así. Me gustaría hacer muchas menos cosas y ser el dueño totalitario de mi rutinaria agenda. Mañana por la mañana tengo una videoconferencia con Madrid para preparar lo que se avecina: un espacio semanal de unos diez minutos en la COPE, los viernes, en un programa que dirigirá Jorge Bustos.
martes, 26 de agosto de 2025
El oficio de estilita
Cada vez me resulta más evidente: cuanta más edad tengo, más me cuesta escribir un artículo para la prensa. Admiro profundamente a los que son capaces de escribir varios artículos semanales y todos resultan redondos (el monstruo García Máiquez), pero yo necesito tener la idea esbozada el domingo, para ir trabajándola de lunes a miércoles y enviar el resultado al diario el jueves por la mañana. Nunca la envío completamente satisfecho. Ya sé que el arte de escribir artículos en los medios consiste, entre otras cosas, en la capacidad de ocultarle al lector todo lo que te has dejado en el tintero y, sobre todo, aquella objeción que, callada, pero terca en su inquisición, lanza sobre mi una sombra de decepción. Quizás la cultura consista en esto, en ocultar las complejidades de la vida para poder creer que hay alguien al mando y, por lo tanto, que podemos distraernos de vez en cuando. Esta noche, en uno de mis desvelos habituales, recordaba cuando era columnista fijo -con doce y trece años- en el periódico escolar. No me resultaba difícil. Al contrario, me divertía. Y cuando me leía, tras la publicación, me sentía la mar de satisfecho.
Hormigas blancas
Le digo a B. que si este Café de Ocata está abierto, la culpa es suya. Y solo suya. Bien es cierto que saber que una parisina entrañable, sofisticada y buena gente pasea por la plaza del Vosges dando vueltas a las cosillas de este café tiene, ¡a qué negarlo!, su qué. El calor húmedo sigue entrometiéndose en nuestras vidas haciéndolas pegajosas e inconsistentes. A veces en el cielo se hinchan las nubes y recorren con sus grises amenazadores los cielos de Ocata, dejan caer unas gotas, que incrementan el sofoco general, y siguen su camino. Me entretengo estos días leyendo a don Antonio Alcalá Galiano, de quien aprendo mucho más que en los eruditos y aburridos libros de historia. Don Antonio te mete en la historia. He dado así en sus páginas con la letra de una canción popular que se cantaba en Sevilla en 1823 y que, sin duda, gustará a Javier Sánchez Menéndez (ha sido leerla y pensar en él y en los carabineros de Huelva, amén):
“Murióse el cigarrón, tendió las zancas,
Lleváronle a enterrar hormigas blancas.
¡Fuerza del consonante a lo que obligas!
A decir que son blancas las hormigas.
lunes, 25 de agosto de 2025
Odios de hombre austero
Encuentro en la muy problemática biografía que Antonio Alcalá Galiano escribe sobre su enemigo don Agustín Argüelles, este tremendo párrafo: «Soltó más la rienda a sus antiguos odios, y los avivó; odios profundos, enconados; odios de hombre austero, los peores de todos, porque se figuran un monstruo de iniquidad en cada enemigo.» Me interesa mucho el siglo XIX. A mi querido José María Marco le sorprendió que yo defendiera públicamente en una ocasión que en España el orgullo nacional ha sido con frecuencia volcánico y efímero porque hemos tenido poca patria, aunque, ciertamente, hayamos tenido más patria que Estado. Marco valora más que yo los resultados de los esfuerzos de los liberales españoles por construir un Estado. Pero el siglo XIX comienza con una guerra, la de la Independencia, en la que la patria estaba en la boca de todos y el Estado no estaba en ningún sitio. Sigue con las guerras civiles carlistas en la que todos eran patriotas, pero se mataban por su concepción del Estado. Añadamos los gobiernos efímeros, los continuos pronunciamientos militares, el caciquismo y, como guinda, la crisis del 98. Maura se quejaba, con sobrada razón, de que «el divorcio entre el Estado y la sociedad» no fue curado por «los esfuerzos que durante el siglo XIX hizo una pléyade de hombres ilustres.» Y ahí nos sigue doliendo.
domingo, 24 de agosto de 2025
El problema de Sócrates
sábado, 23 de agosto de 2025
En El Escorial
viernes, 22 de agosto de 2025
... ni siquiera los españoles.
Nada más comenzar el verano me llegó un libro muy esperado, Educar en valores, construir ciudadanías, editado y dirigido por dos juristas de prestigio, Francisco Javier Díaz Revorio y Carlos Vidal Prado.
He estado colaborando con ellos desde hace algún tiempo, de forma esporádica, pero muy provechosa. He aprendido mucho a su lado desarrollando el proyecto de investigación EDICAVAL, heredero de otro anterior titulado Enseñar la Constitución, educar en democracia, y creo que ellos algo han asumido de lo que les he ido contando. En cualquier caso, he vuelto a confirmar mi tesis de que si quieres aprender a filosofar y no solo a acumular citas de filósofos ilustres, te conviene relacionarte con sabios de fuera del gremio. Me han dejado firmar el capítulo introductorio, que he titulado Forjar nuestro País (título que copié descaradamente de Rorty). Defiendo, entre otras cosas, que España siempre fue (y sigue siéndolo) católica (incluso aunque haya dejado de ser cristiana); que el carácter español es la exageración y que carecemos de una mentalidad jurídica firme. A pesar de todo, sostengo, con Leopoldo Eulogio Palacios (cuyo hijo me recibió, por cierto, en su casa), que nada es ingobernable para Dios, ni siquiera los españoles. Y yo confío en Dios.
jueves, 21 de agosto de 2025
Caen al suelo las hojas
Me pidió Javier Sánchez Menéndez -mi querido poeta sevillano- 40 aforismos para un libro colectivo sobre este arte breve para el que todo el mundo creemos valer. La aforística es "arte povera". Los únicos aforismos que parecen inmortales son los que las redes atribuyen sin fundamento alguno a Einstein y así se puede decir algo cuando no se tiene nada que decir. Estoy en ello. Se los tengo que mandar la semana que viene. En España me parece a mí que no hemos tenido más que un aforista verdaderamente genial, Quevedo, que colaba sin darse cuenta aforismos en sus sonetos. Se ha moderado la temperatura y uno tiene la ilusión de que respira aire nuevo. La Plaza de Ocata se ha cubierto de hojas muertas. El otoño ha tomado agosto al asalto y uno se desliza sin freno por la melancolía. Cantaba Cansinos Assens:
Esta tarde de otoño parece primavera
el aire es dulce y tibio
y hay un sordo rumor germinal en la tierra.
Dijérase que van a florecer las rosas
y a cantar en los nidos los pajarillos nuevos,
y a recobrar su antiguo color desvanecido
nuestros blancos cabellos...
Hay en el aire una promesa venturosa.
La sangre en nuestras venas palpita con ardor,
nos sentimos capaces de un gran amor inédito,
diríase que despierta de un sueño el corazón...
Mas, de pronto, cruel, un viento frío se alza
y, cual pájaros muertos, caen al suelo las hojas
y con ellas de entierra toda nuestra esperanza.
A Josep Pla le parecía ridícula la alegoría de la hoja caída, que no es sino una respuesta mecánica de la naturaleza al cambio de clima. Tiene, por supuesto, razón, pero en ella venimos tropezando desde Homero, porque... ¿quién puede alimentarse solo de naturaleza?
Volver
Me recordaba esta mañana mi querida amiga B. que hace dos meses abandoné el Café de Ocata. Abandoné también otras cosas. Por ejemplo ahora mismo debiera estar en los Andes chilenos. Pero estoy en casa, pasando calor. Hoy cumplo también 70 años. Todo está relacionado. Cuando yo estaba naciendo no sabía que todo lo que quería era acabar de nacer y en este empeño, decidido e ignorante, he llegado hasta aquí. Lo continuaré, pero con más calma. He reducido drásticamente los viajes y me he refugiado en la lectura y la escritura. Ya tengo decidido lo que escribiré de aquí hasta que acabe de nacer del todo. Recuerdo un cuento de I. Trataba de un niño que afanosamente se empeñaba en llenarse los bolsillos del pantalón de puñados de tiempo, sin saber que estaban agujereados.
viernes, 20 de junio de 2025
Lecciones no aprendidas
I
Como con frecuencia me cuesta decir que no, me veo obligado a asumir las consecuencias de mi pusilanimidad: vivo bajo un alud de compromisos que inexorablemente se van cumpliendo y me pillan con las tareas a medio hacer. En el horizonte próximo: una conferencia sobre hispanoamérica en los cursos de verano del Escorial; una conferencia sobre Mairena en los cursos de Soria; una conferencia sobre Mounier y la pedagogía en Burgos...
II
Cuando mis males me mantienen preso en la cama, sin poder soportar ni la verticalidad ni la luz, noto que la impertinencia del tiempo va jugando ferozmente a mi contra.
III
Haciendo caso a mi otorrino voy a probarme unos audífonos. Me trataron estupendamente. Yo estaba maravillado... hasta que me dijeron el precio del aparato: 6.500 euros, cosa que me pareció desorbitada. ¿Puede ir uno con un aparato de ese precio por la calle sin miedo a que lo asalten? Mi defensa fue firme: ¿Si me comprara unos audífonos de 500 euros, ¿notaría mejora auditiva? Me dijeron que sí; ¿entonces por qué gastarme 6.000 euros más? ¿Cuál sería la ventaja comparativa. Me lo intentaron explicar, pero no loré encontrar verosímiles sus argumentos.
IV
Ayer en la gradación de mi nieto B., los alumnos dieron diversos diplomas. Entre ellos había uno para la profesora que más falta a clase. Curiosamente no estaba allí para recogerlo.
V
Mounier insiste con frecuencia en que hay que dejarse guiar por el acontecimiento. Si sustituyen "acontecimiento" por "azar amigo", entenderán ustedes mi total acuerdo con el fiósofo francés en este punto.
VI
¡Qué mal ha envejecido Mounier!
VII
Da un poco de vergüenza ajena asistir a los debates de nuestros políticos. Han dimitido completamente de su función ejemplificadora. Todos sus esfuerzos se dirigen a colocar al adversario, convertido en enemigo, en una posición defensiva, de tal manera que no ean sus ideas las que definan su posición, sino su posición la que defina sus ideas. Por supuesto, todos se creen actuando en aras del bien común. Y así lo proclamará el vencedor.
VIII
Podría entender que los políticos no quisieran dar buen ejemplo. Me cuesta más entender su empeño en dar malos ejemplos.
IX
Lo mejor de estas fechas, sin duda, las primeras brevas, las cerezas y las peritas de Sam Juan.
X
He leído y profusamente subrayado Les murs blancs, un libro escrito por Léa y Hugo Domenach, hijos del filósofo personalista Jean-Marie Domenach. Es como si hubiesen lanzado la filosofía de Mounier a la corriente de la historia y lo que esta corriente nos acaba desvelando es que la historia no conoce la piedad... y que quizás sea bueno que no aprendamos esta lección.
viernes, 13 de junio de 2025
Llorar
I
Que la verdad es una mala estrategia política es algo que se ha sabido desde que existe la política. Ahí están Polieno y su Stratagemata, dedicada a Marco Aurelio y Lucio Vero. «Vosotros preocuparos por vencer», les viene a decir Polieno a los políticos, «que ya vendrán los poetas a cantar vuestras victorias». Donde leemos «poetas» podemos leer hoy «periodistas.» En política gana quien gana, tenga o no tenga razón.
II
Sin duda una táctica exitosa para ganar es practicar de manera verosímil el cínico arte de transferir responsabilidades a la hora de enjuiciar los fracasos y de usurpar méritos a la hora de proclamar los triunfos.
III
En este psicosocialismo que se ha convertido en el régimen político del presente, llorar parece proporcionar victorias que no se pueden conseguir con silogismos.
IV
Si estás convencido de que la historia es superior a la moral, es decir, de que es la historia la que crea la moral, y además te consideras el intérprete privilegiado de la historia, acabas teniendo un problema grave a la hora de interpretar la naturaleza humana.
jueves, 12 de junio de 2025
Madrileando
I
En Madrid aún se puede pasear entre tormenta y tormenta de primavera. Todavía no cae sobre el asfalto el alud de fuego del ferragosto, la temperatura es cálida-acogedora, aún no cálida-abrasadora. Los atardeceres son lo mejor de esta ciudad y, posiblemente sean también los mejores atardeceres de España.
II
Llegué el martes por la tarde, con 40 minutos de retraso que me obligaron a abrirme paso a codazos por los pasillos de la estación de Atocha y a lanzarme en plancha sobre un taxi. Tenía que llegar con el menor retraso posible a la Fundación Mutua Madrileña para grabar una entrevista que me propusieron como miembro del Colegio Libre de Eméritos. Le pedí permiso al taxista para cambiarme de ropa en el interior del taxi y el hombre no solamente accedió sino que me contó varios casos mucho más notables que el mío.
III
De allí, al hotel, el RIU de la Plaza de España. Mi habitación en el piso 20, con espectaculares vistas: a la izquierda, el Palacio Real, en frente la Casa de Campo, a la derecha... en alguna de esas ventanas del edificio de la derecha han transcurrido horas importantes -y tórridas- de la historia recentísima de España.
IV
A las 17:00 un taxi me llevó hasta los estudios de la admirable gente de Aprendemos Juntos. Aprecio mucho a estos jóvenes entusiastas que hacen unos vídeos (los del BBVA) con una dedicación y un cariño admirable. Estoy en deuda con ellos y cuando me propusieron grabar otro vídeo, no lo dudé. Al terminar, el gran Victor Blanco me llevó a cenar a un restaurante de postín, el Verdura&Brasa, donde una vez más pude comprobar por qué esto del buen yantar es una de las bellas artes que no es accesible para mi economía cotidiana.
V
Esta mañana la he dedicado a pasear por la ciudad, demorándome lo posible por llegar a las 12:00 a una cita que, por cierto, ha resultado útil. Ha defendido que si queremos ayudar a los niños pobres lo que debemos hacer es enseñarles matemáticas por el camino más transitable posible, pero sin rebajar ni la exigencia ni el rigor. Hay que huir como de la peste de los currículos pobres para niños pobres.
VI
La librería de viejo del pasaje de San Ginés ha desaparecido. Una más. A las 14:55 se ponía en marcha el AVE que me devolvía a casa. Por la televisión de casa he visto la granizada que ha caído sobre Madrid.
sábado, 7 de junio de 2025
Trasímaco
I
La justicia, dice Trasímaco en el primer libro de la República de Platón, es beneficiar a los amigos y perjudicar a los enemigos. Las cosas estaban así de claras porque aún no se había inventado el bien común, que es la idea que nos sirve para ocultar a Trasímaco, no para eliminarlo, ni mucho menos.
II
Recogiendo la tesis de Trasímaco, pero sofisticándola un poco, Carl Schmitt sostiene que la política es el arte de diferenciar entre amigos y enemigos. Por supuesto, nadie se atreve a defender semejante idea. Es demasiado cruda. Pero eso no impide su realidad.
III
De Trasímaco a nuestros días la verdad sigue siendo la verdad, por mucho que la mona se vista de seda. Basta con leer la prensa sin las gafas buenistas para descubrirla.
IV
Leo Strauss sugiere que el objeto de la República es darle la razón a Trasímaco, pero hacerlo con palabras de Sócrates, que parece que se la quita.
viernes, 6 de junio de 2025
Los trovadores
I
Hoy en el tren un marroquí me ha cedido su asiento, el agareno, rodeado de cristianos no ha permitido que le rechazara la oferta. Dios se lo pague. Yo solo he podido compensarlo con la calderilla de mi agradecimiento.
III
Para celebrar los 50 años de la edición del libro Los trovadores de Martín de Riquer ha tenido lugar un acto en un lugar emblemático de Cataluña: la Academia de las Buenas Letras. He quedado prendado, como era previsible, de la maestría de Victoria Cirlot, he saludado a Victoria Camps ("te cito en mi próximo libro", me ha dicho) y he pasado un rato muy agradable hablando de lo divino y de lo humano con el grandísimo Jaume Pòrtulas. Pero, por encima de todo, he aplaudido con ganas la intervención de Francisco Martínez, mi socio en Rosamerón.
IV
Un libro al que le vengo dando vueltas:
Intercambio de mails con Manuel Oriol, de Encuentro. Tengo que tomar decisiones y como que disfruto postergándolas.
VI
Comida con mis dos socios. Tengo mucha suerte de contar con ellos. Saben más que yo, son mejores que yo y se han echado a la espalda la editorial. Les agradezco mucho que me hayan cedido el noble y frívolo papel de diletante.
miércoles, 4 de junio de 2025
Aforismos
I
Ando desganado para la escritura. Suelo, eso sí, venir por aquí con alguna idea, pero me pongo a escribirla y me parece sinsustancia y manida. Pero tengo que escribir entre otras cosas -y esta no es la menor de ellas- porque sé que mi amiga B. espera estos apuntes y no quiero decepcionarla. Escribo, ya lo ven, para mi amiga de París.
II
Esta mañana he visitado un colegio, vástago del Colegio Madrid y de la ILE, que acaba de nacer en la cima del Tibidabo. ¡Qué emocionante es ver a un grupo de gente joven imaginando el futuro! ¡Y qué triste ser viejo y vivir acompañado de una sombra de escepticismo proyectada por el mismo sol de la juventud ajena! Volveré... aunque solo sea por repetir el viaje.
III
He subido al tren en Ocata poco después de las 7:00. En la Plaza de Cataluña he cambiado a los Ferrocarriles Catalanes, que me han dejado en las puertas de la avenida del Tibidabo, donde he cogido el bus 196 hasta la Plaza Dr. Andreu. Finalmente, en Funicular (que me han abierto para mí solo) hasta el Parque de atracciones. Justo detrás del Templo del Sagrado Corazón, casi tocando a la Torre de las aguas, está el colegio Montiba. A la vuelta he decidido bajar caminando a Barcelona por el camino más largo: 17:300 pasos. Barcelona, desde lo alto, se me ha antojado que tenía algo de convaleciente.
IV
Ayer volví al otorrino. Esta vez tampoco escuche a la enfermera cuando me llamó. Pero en esta ocasión fue cariñosa y amable. Tengo una pérdida auditiva del 60% en un oido y del 70% en otro. Detesto tener que vivir con prótesis, pero me temo que no hay otro remedio que acogerme a una prótesis auditiva para controlar mis crecientes diálogos de besugo con la gente que se para a hablar conmigo.
V
Estoy viviendo un momento ornitológico-aforístico. Voy cazando aforismos al vuelo allá donde se presentan, que es en cualquier parte y a cualquier hora. A finales de agosto tengo que enviarle unos cuantos a Javier Sánchez Menéndez.
VI
Yo no creo mis aforismos. Surgen de una parte desconocida de mí mismo y no los puedo considerar cabalmente como obra mía. Son la obra del otro en mí.
VII
El día 30 de mayo impartí una conferencia en Bogotá ante más de mil docentes. En estos casos es inevitable que la mayoría de los asistentes no tenga rostro. Es imposible visualizarlos a todos. Pero vas recorriendo el paisaje humano que te escucha con la esperanza de encontrar un rostro con el que sintonizar. Cuando lo encuentras, ves que va siguiendo tus palabras con atención, que responde a las bromas con una sonrisa y a los comentarios serios con algún apunte. Entonces te aferras a ese rostro como a una luz en la oscuridad. En Bogotá se trato de una monjita benedictina, muy poquita cosa, pequeñita y enjuta, pero de una mirada luminosa y un rostro sereno y alegre. En cuanto pude encontrarme con ella le di un abrazo, por haber sido mi directora de escena.
lunes, 2 de junio de 2025
Bogotá
I
Viaje corto a Bogotá para participar en una convención de centros educativos. Entre otras cosas les muestro que el 70% de los alumnos de 15 años de Colombia se encuentra en los dos niveles inferiores de PISA (hay 7), aquellos en los que, según la OCDE, están los que solo saben operar con un pensamiento concreto, mientras que en los dos niveles superiores, en los que están los que saben operar con un razonamiento formal, el porcentaje de alumnos no llega al 1%. Compruebo que lo que les digo les impacta. Me aplauden mucho. Sin embargo al día siguiente una pedagoga les hablará de la pedagogía de la felicidad y le aplauden lo mismo que a mí.
II
Decía Goethe que la felicidad es una aspiración plebeya. Cada vez estoy más convencido de ello. En las escuelas es hoy más importante hablarles a los niños de la felicidad y del bienestar socioemocional que enseñarles a leer, escribir y resolver problemas matemáticos.
III
Nunca habíamos hablado más que ahora de autonomía, de creatividad o de pensamiento crítico. Pero lo que hacemos es estabular emocionalmente a niños ignorantes.
viernes, 30 de mayo de 2025
Viajar
I
Digamos la verdad: hoy viajar resulta económico; pero viajar bien sigue siendo muy caro. Por viajar bien entiendo no llegar completamente agotado a tu hotel, es decir, al inicio del viaje, y viajar en asientos en los que te quepan las piernas... y que no sea necesario poner mucha ilusión en cada lugar que visitas para poder hacerlo justificable.
II
Hay dos tipos de cansancio: el del joven y el del viejo. El joven está siempre energéticamente cansado, pero hay en él como un fondo de reservas de energía al que siempre puede recurrir para hacer un esfuerzo más. Ese fondo comienza a recargarse en el mismo momento en que un joven se sienta a descansar. El viejo se cansa porque se vacía pronto y la recarga requiere su tiempo. Más tiempo del que dispone. La vejez es la edad de la energía disipativa. A estas alturas de mi vida me imagino un buen viaje como una estancia tranquila en una ciudad hermosa y de tamaño mediano, en la que todo lo que tenga que hacer es ir pausadamente de plaza en plaza, sentarme en cada una en una terraza y pedir un café o una cerveza y ver pasar la vida por delante, bajo un cielo acogedor y junto a un edifico memorable, aunque a veces con un riachuelo y un puente basta.
miércoles, 28 de mayo de 2025
Primeras cosas
I
Esta tarde me he bebido la primera mala horchata del año. Hay cosas que debieran, por ley, estar a la altura de nuestras expectativas: La primera horchata del año, las primeras castañas del otoño, el cortado de media mañana, el primer beso, claro...
martes, 27 de mayo de 2025
¡La quinta!
I
No tengo abandonado este café. Ha ocurrido que, ocupado en asuntos muy serios, el tiempo se me ha ido en otras direcciones y, a decir verdad, tampoco andaba con la mente lo suficientemente despejada como para pararme a comentar frivolidades. Poco a poco parece que Cronos, el Dios tiempo, va resituando las cosas.
II
No han sido días de brazos cruzados estos que he andado por ahí. Han sido días graves que, sin embargo, me han proporcionado sorpresas muy agradables, como el encuentro con los jóvenes de It's time to think en Pamplona, con los profesores y padres del colegio de las Jesuitinas de Pamplona o con la magnífica gente de la asociación navarra Elpida.
III
El viaje a Pamplona ha tenido sus momentos entrañables en las dos librerías de viejo de la ciudad y sus momentos de frustración al empeñarme en recorrer los sitios en los que fui razonablemente feliz y comprobar -de nuevo- que ellos no se acuerdan de mí y que han seguido con su azarosa vida, adaptándose a los usos y abusos de los tiempos.
IV
Pero la sorpresa más agradable, sin duda, ha sido esta:
martes, 20 de mayo de 2025
sábado, 17 de mayo de 2025
Tiempo al tiempo
El deseo de echar paladas de tiempo al tiempo, enterrarlo bien hondo, para que no duela; que entre el tiempo y mi tiempo haya tiempo suficiente para el recuerdo de su presencia y el olvido del dolor de su ausencia. «El tiempo es un dios consolador», decían los griegos. Pero a veces avanza tan despacio con su consuelo...
¿Y por qué consuelo? ¿No tengo contraída acaso la deuda del recuerdo?
Mis difuntos han creado un círculo en torno a mi tiempo y con cada paso que dan en su danza, el círculo se estrecha un poco. Desconozco, por supuesto, se seguirá así, a este ritmo, el proceso o si en el momento menos pensado llegue, como el ladrón, el fin del «mientras tanto».
lunes, 12 de mayo de 2025
El deseo de volar
I
Sabía que A.S., un amigo íntimo, estaba muy enfermo. Pero no sospechaba hasta qué punto lo estaba. Por eso aquella noche en aquel hotel de Madrid me fui a dormir sin pensar en él. Pero de repente apareció en mis sueños y me dijo una sola palabra: "¡Adiós!" Me desperté sobresaltado por la viveza de la imagen. A los pocos minutos, no más de diez, sonó el teléfono. Era la hija de A.S., que me comunicaba que su padre acababa de morir.
II
Ya sé que esto tendrá su explicación científicas. Pero mi experiencia es real. A veces no puedo evitar rezar aquello de Mossèn Cinto: "¡Señor, dadme alas o quitadme el deseo de volar!"
III
Me lo contó la mujer de R., un par de meses después de quedarse viuda. Su nieto de 5 años de edad, despertó a media noche asegurando, con alegría, que había estado con el abuelo, que le había: "Tranquilo, no te preocupes por mí, que estoy bien".
IV
Insisto en mi confianza en la ciencia. Pero si la ciencia tiene por objeto la verdad, no puedo ignorar la verdad de lo que siento.
V
Murió O. y un amigo común me envió el obituario que había escrito para que le echase una mirada antes de enviarlo a la prensa. Lo leí con serenidad hasta que llegué a unos versos de García Máiquez que este amigo había elegido con certero tino, sin saber nada de mi aprecio personal por este inmenso poeta. Cuando reconocí los versos, eché a llorar, serenamente, sin que nadie se diera cuenta, pero de forma intensa.
VI
Me pidió el párroco de El Masnou que de una charla en una Cena alfa que tendrá lugar en la parroquia el día 15. Sobre el mal. Solo se me ocurre decir, hoy por hoy, que únicamente si (creemos que ) Dios existe el mal es un problema. Si no existe, llamamos mal a una concatenación de causas y efectos completamente naturales y lamentarse de la muerte de un ser querido sería tan incomprensible como lamentarse de la caída de las hojas en otoño.
VII
J. Es un cura al que aprecio mucho y desde hace mucho tiempo... de cuando allá, por los 90 era seminarista aficionado al conejo con caracoles. Ahora es el sacerdote de un hospital importante. Tiene en casa a su madre con alzheimer y a un hermano con síndrome de Down. Y sé que es feliz cuidándolos y yendo a horas intempestivas a acompañar a moribundos.
miércoles, 7 de mayo de 2025
El azar amigo, de nuevo
lunes, 5 de mayo de 2025
Camino de primavera
I
Ayer, para celebrar el día de la madre, nos fuimos caminando -abuelos, hijos y nietos) desde el monasterio de Sant Jeroni de la Murtra al poblado ibérico de Puig Castellar, en Santa Coloma.
II
Amaneció un día dubitativo, de niebla vaporosa y amenaza de lluvias. Eso no me impidió mantener viva la esperanza mientras hacía una tortilla con tres quilos de patatas y ocho huevos. Por si fuera poco, preparé también una gran fuente de torrijas.
III
Mis hijos se acuerdan bien de que cuando eran pequeños y nos íbamos a la montaña solía llevar en la mochila una sandía o un melón, bien grandes. Cuando llegábamos a la meta, buscábamos un riachuelo de agua helada y poníamos la sandía o el melón a refrescar. Ahora he optado por las torrijas. Dan más guerra, pero pesan menos.
IV
La excursión fue un fastuoso despliegue de la primavera. Estuvo lloviendo hasta que llegamos al monasterio de Sant Jeroni, pero una vez allí, se apartaron las nubes y dejaron a nuestra disposición un día alegre, con las plantas perladas por la lluvia y una efervescencia de belleza en flor. Toda la naturaleza parecía estaba de fiesta y nuestro caminar estaba contagiado de la alegría del camino.
V
En el poblado ibérico nos entretuvimos buscando, y encontrando, restos de cerámica. Mis nietos saben bien diferenciar la cerámica según su origen. Cada trozo tiene una historia humana detrás. Y todo animaba a imaginársela. El poblado tiene unas vistas espectaculares al Barcelonés, al Maresme y al Vallés (tanto el occidental como el oriental). Al fondo, recortada diáfanamente, la montaña de Montserrat.
VI
Todo fue casi perfecto. Casi, porque nos faltó una buena bota de vino en el almuerzo, para acompañar la ciclópea tortilla de patatas.
sábado, 3 de mayo de 2025
Bailando en el apagón
I
Inicio de un diálogo en la cafetería de un hospital de Pamplona.
- ¿Qué tal, cómo estás?
- ¡Ya ves, como burro sin ramal!
II
Que la vida va en serio es algo que no nos podemos permitir creer a pie de la letra mientras sigamos viviendo.
III
El apagón. Unos celebran la vitalidad del pueblo español que en las situaciones de crisis saca su vena cívica, alegre y solidaria. «La ciudad volvió a ser de sus ciudadanos», me dijo un amigo de Barcelona resumiendo las horas de oscuridad. Otros se inquietan por lo que consideran una actitud frívola. Ante un desastre como el del apagón, la gente baila.
IV
Hans Magnus Enzensberger describe así al cidudano medio:
«Cuando se trata de liberar a la humanidad
va a la peluquería.
En vez de seguir entusiasmada la vanguardia
dice: ahora estaría bien una cerveza.
En vez de luchar por la causa justa
lidia con las varices y el sarampión»
V
Dostoievski lo decía de manera más descarnada en su defensa del «hombre auténtico y normal»: «Yo lo envidio con toda mi rabia. Es estúpido, eso no se lo discuto, pero ¿quién sabe?, quizás el hombre normal deba ser estúpido. Quizás hasta sea hermoso serlo».
V
Las gentes que salieron a las calles a bailar sin luces no hicieron más que repetir la historia del Decamerón: Cuando las grandes estructuras hacen agua... siempre hay alguien que se dedica a contar historias picantes. Y eso, contar historias picantes y frívolas mientras el mundo se hunde, es decir, ocultar la cruda realidad con palabras que se injertan en nuestra imaginación, es el De rerum natura. O sea, lo que llamamos cultura. Porque lo grande -la alta cultura... de alguna manera hay que llamarla- no suele tener padres nacidos en cunas nobles, sino, como la moral, suele nacer allá donde el Espíritu, que anda jugando a la gallina ciega, tropieza.
VI
En las guerras hay siempre gente que baila en las calles entre dos bombardeos y muchas veces es la misma gente que resiste cuando es vencida para que el vencedor no emponzoñe su idea. Porque la victoria no es nunca total si no se pervierte el ideal del vencedor.
Extraños compañeros de cama
Las encuestas sobre intención de voto que se realizan en Cataluña dibujan, cada vez con más rotundidad, un país de muy difícil gobierno. Y s...