domingo, 12 de octubre de 2025
El faquir Harry Wieckede, andaluz
sábado, 11 de octubre de 2025
12 de octubre
Los hispanoamericanos y los hispanoeuropeos no somos extranjeros entre nosotros. Por esta razón los hispanoamericanos no son inmigrantes cuando vuelven a España. En todo caso serán trasterrados o empatriados, como el filófoso José Gaos se definía a sí mismo en México.
Para comenzar compartimos el Siglo de Oro, que es tan hisopanoeuropeo como hispanoamericano y para continuar compartimos a nuestros abuelos. Miguel de Cervantes estuvo a punto de ser nombrado corregidor de La Paz, donde vivían sus amigos Juan de Salcedo Villandrando y Rodrigo Fernández de Pineda. O sea, El Quijote estuvo a punto de ser escrito en tierras americanas. Desde 1962, Cervantes es «Corregidor Perpetuo de La Paz».
Cuando oí a un indio de Bolivia el verbo «tristear», inmediatamente pensé que teníamos que importarlo a España, porque las vetas del español están tanto en La Paz como en Vallecas. Lo mismo pensé cuando en la ciudad de México escuché «cantinflear» y, a la inversa, cuando en Montevideo la hija de unos amigos me dijo que había aprendido a hablar en español y para demostrármelo elevó la voz y me dijo: «¡Jo, tío, eso mola! Pero es superdifícil, o sea. Que no te vacilo, ¿eh? Que no voy sobrado».
Ni en La Paz me he sentido boliviano; ni en México, mexicano; ni en Montevideo, uruguayo. Pero en ningún lugar de Hispanoamérica me he sentido extranjero. Ni tan siquiera en Antinomia, una ciudad próxima a Escalante, en la frontera de Arizona con Utah, por donde sor María Jesús de Ágreda practicaba su arte de la bilocación.
¿Te puedes sentir extranjero en Montevideo, donde las señales de Stop dicen lo que hay que decir, PARE, y no Stop? ¿Y en el Galeón de Roberto Cataldo, una memorable librería de viejo en la que encontré un ejemplar de De los nombres de Cristo, de Fray Luis de León con una dedicatoria manuscrita de Federico García Lorca y una primera tentativa del soneto Yo sé que mi perfil será tranquilo?
¿Cómo sentirse extranjero en la Ciudad de México, donde vive mi amigo Luis Moctezuma, nieto de navarros? ¿Cómo sentirse extranjero en las librerías de viejo de la calle Donceles, donde uno se encuentra con todo el exilio republicano español? ¿Cómo sentirse extranjero mientras te cuentan en una pulquería la historia del anarquista Mariano Sánchez Añón, nacido en 1909 en Mas de las Matas, Teruel, cuya compañera se llamaba Armonía del Vivir Pensando? ¿Puede un navarro sentirse forastero en la ciudad de Huamantla -Tlaxcala-, donde celebran anualmente La Pamplonada, unos encierros a imitación de los de Pamplona? ¿Cómo sentirse ajeno a lo que te rodea cuando visitas en Puebla la magnífica biblioteca de Juan de Palafox y Mendoza, beato, obispo y Virrey de Nueva España y -también- navarro, cuyos restos mortales se encuentran en El Burgo de Osma?
¿Cómo sentirse extranjero en Lima cuando cruzas «el viejo puente del río en la Alameda”? ¿Cómo sentirse extranjero entre los descendientes de los indios mapuches que tan denodadamente lucharon a las órdenes del Virrey Joaquín de la Pezuela manteniéndose fieles a Fernando VII? ¿Cómo no conmoverse siguiendo los avatares de esa larga guerra civil que dio lugar a la independencia de las repúblicas americanas? ¿Cómo explicar una guerra que duró más de quince años, en una extensión tan enorme y tan alejada de una metrópolis dividida y desorganizada? ¿Cómo sentirse extranjero cuando en el Museo Pedro de Osma, de Lima, se contempla el enorme cuadro que representa la boda de dos importantes princesas incas con Martín de Loyola (sobrino nieto de San Ignacio) y Juan de Borja (pariente cercano de San Francisco de Borja)?
Dejo en el tintero a mis amigos de Venezuela, Chile, Ecuador, Honduras… A Costa Rica y su «¡Pura vida!» y su verbo «tontolear» con el que se refieren a los singulares quehaceres de los enamorados, a mi entrañable Cúcuta, por donde discurre el río Pamplonica, a Barichara a Manizales, donde se mantiene en pie el Hotel El Escorial...
Me cuesta pasar de largo de la cordialidad de la República Dominicana y de las ruinas del convento de San Francisco, el primero que se fundó en América. Aquí residió Tirso de Molina y aquí conoció la vida y milagros del erotómano don Luis Colón, tercer Almirante de las Indias y nieto del Descubridor, que presenta no pocas similitudes con la de don Juan Tenorio.
Si los amigos son aquellas partes del alma que tenemos repartidas por el mundo, les aseguro que merece la pena repartir los trozos de nuestra alma por Hispanoamérica, en primer lugar, para conocernos mejor a nosotros mismos como españoles. Este es un deber urgente y gozoso.
Todo despernado cree en Hobbes
La voracidad con la que los despernados por el mucho andar -especialmente si tenemos las rodillas como una bolsa de calderilla- tomamos el tren de cercanías al asalto dice mucho sobre nuestra cosa en sí. Todo son caras de buena gente en el andén... hasta que se acerca el tren. Entonces desparecen los vecinos del pueblo, los conocidos y hasta los amigos. Nos apresuramos a sacar los codos y a ocupar el con aire marcial el espacio hipotético en el que quedará la puerta de acceso del vagón. Si acertamos, es la felicidad. ¡Estamos salvados! ¡Nos tocará asiento! Si no acertamos, hemos de ponernos a la cola de los que han calibrado con exactitud dónde se pararía el tren. Pero la frustración nos hace más agresivos dando cumplida fe con nuestra conducta de que el «bellum omnium contra omnes» sigue vigente. La moral kantiana, amigos, está bien cuando hay pocas personas esperando al tren, pero en situaciones desesperadas, que son las habituales, todos nos hacemos hobbesianos. Si has pillado asiento no se lo cedes ni a un herido de guerra. También hay que decir que la RENFE no nos pone fácil la generosidad. Ir de pie hasta tu destino es como ir a galeras: sangre, sudor y lágrimas en una humanidad compactada en la que la suma de las gravedades individuales pone de manifiesto la relatividad del espacio. Y cuando ya no cabe ni una aguja más, llega corriendo el de la bici, empeñado en subirla al tren.
viernes, 10 de octubre de 2025
El pie bueno de un rey malvado
Hasta el muy socarrón Voltaire tiene sus momentos de ternura. Aparecen en los pasajes más insospechados de su obra. Por ejemplo en el Diccionario filosófico. Aquí nos cuenta que Dios llevó a Zoroastro al infierno para que viera cómo eran castigados los malos reyes. Zoroastro observó que a uno de ellos le faltaba un pie y preguntó a qué se debía esta falta tan notable. Dios le contestó que ese rey había hecho una buena acción en toda su vida. Solo una. En una ocasión le acercó con el pie un poco de cebada a un pobre asno que se moría de hambre. Dios, compasivo, llevó al cielo el pie dignificado por el gesto caritativo del rey malvado y dejó en el infierno el resto de su cuerpo, que era insalvable. Conté ayer por la tarde esta historia en Vigo al comienzo de una charla a un grupo de estudiantes de magisterio. Al finalizar les pregunté si la recordaban. Me contestaron que sí. Les hice observar que ahí tenían la prueba de lo fácil que es recordar historias y les aconsejé que aprovecharan este recurso tan barato y eficaz que tenían continuamente a la mano.
12:36. Me cuenta @arauna_jorge que hay «una versión americana de esa historia: Benedict Arnold, general de Washington, se pasó a los británicos, traicionando la causa por la que había sido gravemente herido en la pierna. En 1887 se erigió un monumento a dicha extremidad por ser lo único noble en Arnold».
miércoles, 8 de octubre de 2025
Un momento culminante.
Llego con la lengua afuera a una conferencia. Sudoroso y desaliñado, jadeante. Me encuentro a mi querido publico, un grupo de encantadoras monjas de algo más que mediana edad, rezando por mí. Una de las monjas especifica: «Rezábamos para que no se lo pasase mal, porque sabemos lo que se sufre cuando se llega tarde». Me han enternecido. Para que yo no me lo pasase mal han revuelto el cielo con sus oraciones. Me apunto el hecho, que pasa a ser uno de los momentos culminantes de mi vida. Recuerdo esto en una «casa mariñeira» de Aldán, en Pontevedra. Galicia es el trampolín de España.
10.000 pasos
Alguien, no sé con qué fundamento, ni me importa, aseguró que para perder peso, caminar 10.000 pasos diarios es mano de santo. Ya sé que la teoría tiene sus críticos, pero los que hemos depositado nuestra fe en ella, seguimos confiados en que la fe reduzca cinturas. El reto tiene su intríngulis, porque es raro el día en el que, al caer la tarde, has llegado a la meta, así que, para no avergonzarte de ti mismo delante de tu familia, sales a la calle a cumplir con tu fe. Al principio vas a lo que vas, poniendo voluntad en cada paso, pero poco a poco te das cuenta de que no estás solo en este empeño. Hay otras personas que, como tú, deambulan un poco erráticamente por las calles del pueblo sin otro norte que el reloj que nos va marcando el destino. Turistas involuntarios en un pueblo que nos conocemos de memoria, nos envuelve una cierta atmósfera de espías jubilados, que se refuerza cuando nos cruzamos y nos saludamos con gestos sutiles, pero reconocibles para los iniciados. Los que van más acelerados son los que ya están de vuelta y saben que en el trecho que les falta hasta llegar a casa culminarán la meta. Los más melancólicos (y aun pesarosos) son los que llevan a rastras unos números rojos de más de 4.000 pasos y no hacen (hacemos) más que mirar al reloj a ver si se acelera el tiempo y nos liquida la deuda.
martes, 7 de octubre de 2025
España en el Informe TALIS
Me han llamado mucho la atención los datos del reciente informe TALIS sobre la educación española. Por una parte, parece que vivamos en una situación idílica:
- La satisfacción profesional es enorme. En secundaria están satisfechos con su trabajo el 95% de los docentes. Somos uno de los países con más satisfacción profesional. Lo mismo podemos decir de la confianza que nuestros profesores tienen en sus propias capacidades.
- La inmensísima mayoría de los profesores tiene en cuenta los conocimientos previos de los alumnos y adapta los métodos a sus necesidades educativas. Además se percibe altamente competente en el ámbito socioemocional.
Pero, por otra parte:
- 6 de cada 7 docentes de educación secundaria tiene que recordar en todas o en la mayoría de las clases las normas de convivencia y pedir al alumnado que atienda.
- El 29 % del profesorado de secundaria y el 24 % del de primaria percibe un ambiente ruidoso o desordenado en las aulas, siendo mayor que la media internacional.
- El 29 % del profesorado de secundaria y el 26 % de primaria declara perder mucho tiempo en clase. La interrupción del ritmo de la enseñanza es mayor que en la media internacional. Muchos estudiantes no empiezan a trabajar hasta mucho después de que comience la clase.
- El 50% del profesorado se encuentra estresado por la indisciplina. Los que más padecen el estrés son los docentes noveles.
El informe afirma también que en la OCDE hay dos estilos docentes diferenciados: uno más estructurado y directivo, centrado en la claridad de objetivos y contenidos, y otro más activo y abierto, orientado al pensamiento crítico y la autonomía del alumnado. El primero predomina en la OCDE (9 de cada 10 docentes). En España es mayor la implantación de metodologías activas. Es uno de los países con mayor implantación de las metodologías activas. 4 de cada 10 profesores emplea la metodología por proyectos.
Me limito a recoger los datos. Las conclusiones, se las cedo a quien quiera deducirlas.
lunes, 6 de octubre de 2025
Metapsíquicos
Hemos dejado de ser metafísicos para caer, de lleno, en la metapsíquica. Del «¿Qué es esto?» hemos pasado tan ricamente al «¿Cómo me siento ante esto?» Ya no comemos, sino que tenemos experiencias gastronómicas y ya no salimos a la calle a mostrar nuestras virtudes, sino nuestras heridas. Ya no juzgamos a nadie por su comportamiento sino por los traumas que han provocado su comportamiento, por todo el amor que le debemos. Ser es sentir o ser sentido. El dolor ajeno selectivo es la medida de nuestra conciencia. Más que pensar nos gusta sentir o, en todo caso, pensar sintiendo. En las escuelas consideran que la educación socioemocional es más importante que la instrucción matemática, a pesar de que con esta última sabemos de que hablamos. Hay dos clases de personas: la de quienes quieren ser felices y la de quienes saben lo que quieren. la primera va escapada.
domingo, 5 de octubre de 2025
Hay almas tan buenas, tan buenas...
«Hay almas tan buenas, tan buenas, hay personas tan piadosas y caritativas, que el día en que no quedara en el mundo desgracias que socorrer e injusticias que reparar, la existencia les parecería baldía y desprovista de sentido». Esta contundente afirmación, que comparto plenamente, es de un artículo de Julio Camba escrito en 1934. Suena áspero decir que el dolor tiene muchos partidarios, pero a los hechos me remito. Lo curioso es que habiendo tantos dolores en el mundo, parece que solo somos capaces de encararlos de uno en uno. Dos a la vez sería demasiado, porque estaríamos restando visibilidad al que nos parece más importante y ahora lo importante es dar visibilidad al dolor, cediendo a la sombras los dolores que laceren menos nuestra buena conciencia. La moral es una cuestión de gestión de los protagonismos en el espectáculo del dolor y, sin protagonismos, nos sentimos moralmente huérfanos. No hay causa válida si no le podemos entregar a ella, y solo a ella, todo nuestro entusiasmo. El comunismo había resuelto el problema fundiendo todas las causas en una única Gran Causa, la de la revolución. El poscomunismo ha de vérselas con causas fragmentarias. ¡Díganselo, si no, a nuestros intelectuales. Richard Rorty lo vio muy bien cuando escribió: «Pero ahora no podemos seguir siendo leninistas y debemos enfrentar algunas cuestiones que el leninismo nos ayudaba a eludir: ¿estamos más interesados en aliviar la miseria o en crear un mundo en el que los intelectuales fueran los guardianes del bienestar público?» (en Los intelectuales y el fin del socialismo).
sábado, 4 de octubre de 2025
La tragedia es la paternidad
viernes, 3 de octubre de 2025
El mapa de un país desconocido
Ayer mantuve un debate interesante con el claustro de profesores de un centro concertado de Barcelona. El director me mostró con orgullo las listas que habían confeccionado con el vocabulario habitual de los alumnos y me explicó cómo lo trabajaban en los diferentes ciclos, dando por supuesto mi aplauso. Estas situaciones en las que unos profesores me enseñan, ufanos, el fruto de un largo trabajo que, sin embargo a mí me parece poco consistente, son difíciles de encarar sin provocar algún gesto de decepción, pero... ¡qué le vamos a hacer! Al director de este centro le repliqué que está bien reforzar el vocabulario habitual del alumno, pero que estaría mucho mejor que le enseñase el inhabitual. El primero, el habitual, lo encierra en sus círculos sociales cotidianos, mientras que el inhabitual le muestra lo que hay más allá de su familia y de su barrio y, por lo tanto le proporciona el mapa de un país desconocido. A mi modo de ver, precisamente para esto está la escuela.
jueves, 2 de octubre de 2025
Un jueves excesivo
Hay días curiosos, antojadizos y difíciles de resumir, como el de hoy. Ha comenzado con mi intervención semanal en la COPE en el programa de Jorge Bustos. Cada semana me preparo a fondo lo que voy a decir y cada semana hablo de lo que no he preparado. A media mañana, nada más enviar mi artículo quincenal al ARA, me han propuesto hacer de tertuliano en un programa de la televisión. He dicho que no. No porque no sea curioso, que lo soy, y todas las propuestas que me parecen imposibles me resultan irresistibles. Pero en este caso, simple y llanamente, no tengo tiempo para comprometerme todos los miércoles por la mañana. Además yo soy más bien de los partidarios de que el movimiento se demuestra huyendo y en cuanto los tertulianos comenzasen a alzar la voz (cada tertulia en España es una dodecafonía de disparates sobre quien tiene más larga la perspicacia y más corta la inteligencia) me devoraría la vergüenza. Para comer, una paella homérica y para la sobremesa. una larga charla con la dirección de un centro educativo colombiano. Mañana volveré a estar con ellos. Ahora mismo me acaban de invitar a participar en Galicia en un congreso. Galicia es siempre tentadora. Pero también he dicho que no. Había en la invitación un sobreexceso de mermelada sentimental.
miércoles, 1 de octubre de 2025
E pluribus unum
Robert D . Putnam ha sido uno de los sociólogos más influyentes de las últimas décadas. Tras publicar, en 1995, Bowling Alone se convirtió en consejero de Clinton, Blair y Obama. Ha estudiado la relación entre diversidad y unidad en el seno de las sociedades pluralistas modernas, descubriendo que hay un límite en el crecimiento de la pluralidad más allá del cual se hace difícil mantener vigente el ideal del E pluribus unum. Si bien a largo plazo la inmigración puede ser muy beneficiosa para el país acogedor, porque incrementa su creatividad (Putnam está pensando en los investigadores extranjeros de las universidades americanas), a corto plazo la diversidad étnica tiende a reducir la solidaridad y el capital social de la comunidad de acogida. A partir de ese límite, el incremento de la diversidad reduce la confianza entre las personas en las instituciones comunitarias, incrementando la anomia y el aislamiento social. Según James Moody, de la Duke University, cuanto mayor sea la diversidad en el seno de una escuela, más se autosegregan los alumnos por razas y etnias, de modo que (siempre puntualizan que "a partir de un determinado límite") se reducen las probabilidades de que dos alumnos de diferentes razas se hagan amigos. No sé hasta qué punto tienen razón Putnam y Moody, pero no parece inteligente no estudiar lo que pasa en España.
Barcelona y los tacones de aguja
Ayer por la tarde acudí a la antigua fábrica Damm a escuchar a Ignacio Martínez de Pisón, Laura Ferrero y Alba Muñoz hablar de sus respectivas Barcelonas en la presentación de La Lectura, la revista cultural de El Mundo. Todos asumieron como evidente que Barcelona es una ciudad más literaria que Madrid y se citaron títulos de renombre para confirmarlo. Por supuesto, nadie recordó Madrid, de corte a cheka, de Agustín de Foxá. Hay cosas que repugnan a nuestra memoria democrática. Se ensalzó la Barcelona de los 70 y se minusvaloró el Madrid funcionarial. Tengo yo la tesis de que a Barcelona como le gusta verse a sí misma es como promesa de algo grande e inminente y que cuando se ve así adquiere un aire tartarinesco. Sin embargo, se muestra insatisfecha con la realidad hecha posible por sus sueños. Es como un fetichista que sueña ardientemente con el zapato de tacón de aguja de una mujer y se tiene que conformar con la mujer entera. Se dijo, también, que la primera ciudad catalana fuera de Cataluña es Madrid, que alberga a 100.000 catalanes o que en Cataluña hay 50.000 suscriptores de El Mundo. Me sorprendió el pesimismo de los periodistas ante el futuro de su profesión. Parece que en los Estados Unidos cada vez lee menos gente la prensa. Lo que hacen en pedirle a la IA información sobre un acontecimiento de actualidad y la IA se la ofrece con el justo sabor y textura que cada uno espera encontrar.
martes, 30 de septiembre de 2025
Felicidad y eudaimonía
lunes, 29 de septiembre de 2025
El complejo emocional-industrial
domingo, 28 de septiembre de 2025
Hablando de lo indebido
sábado, 27 de septiembre de 2025
Aún no sé nada de B.
Escribo esto en tierras de Requena, cubiertas por un espeso manto de niebla, en el AVE que me lleva de Madrid a Valencia, donde me espera una mesa redonda con una persona a la que aprecio y admiro, la neuropediatra María José Mas Salguero. Tengo muchas lagunas, pero intento suplirlas con buenos sabios amigos. Los amigos decía Clarín que son los trozos de tu alma que tienes repartidos por el mundo. También podríamos decir que son los conocimientos que tienes repartidos por el mundo y son accesibles con una llamada telefónica. Estoy algo cansado porque no he dormido bien, pero tengo la certeza, gratificante, de haber exprimido a fondo el día de ayer. Llegué a Atocha con retraso, porque los trenes en España se han puesto caprichosos y han decidido emanciparse de los rígidos horarios que los aprisionaban. Me esperaban en INFOBAE, en la Gran Vía, para una entrevista. A la salida, el gran Edu Ares me estaba esperando con el coche en marcha para llevarme a una comida con un grupo de curas: gente entrañable, buena y con un gran sentido de la hospitalidad. Fue una gran sobremesa. Después, corriendo a un colegio para intentar convencer a los padres de que no sean perfectos. Con ser suficientemente buenos ya está bien. Después cena en el Invernadero de los Peñotes con una compañía inigualable. Y ahora aquí. Si la felicidad es, como quería Rousseau, no sentir vacíos en el alma, he de concluir que soy feliz, porque me siento el alma compacta. Bueno.... un agujero sí que tengo: aún no sé nada de B.
viernes, 26 de septiembre de 2025
Derechos impostergables del niño
Hoy he estado hablando en Madrid de los derechos del hijo de una familia sensatamente imperfecta, que son, entre otros, los siguientes:
Derecho a que alguien en su familia se resigne a hacer de adulto.
Derecho a tener unos padres tranquilos.
Derecho a ser frustrado y a experimentar la decepción.
Derecho al juego libre y arriesgado.
Derecho a que sus padres les den la tabarra.
Derecho a tener los únicos padres del mundo que le prohíben lo que todos los demás padres permiten.
Derecho a que los padres entiendan que si quieren hijos responsables, han de darles la libertad de ser responsables.
jueves, 25 de septiembre de 2025
Erika Kirk rechaza las tinieblas
Israel o el descaro del recuerdo amargo
¿Y si lo que no pudiéramos soportar de Israel no fueran tanto sus acciones como lo que esas acciones nos recuerdan, contra nuestra voluntad, a nosotros, los buenos europeos? ¿Y si lo que nos recuerdan impertinentemente es cómo se han formado nuestros Estados modernos?Responder a este interrogante requeriría asumir, primero, que la moralidad puede tener un origen inmoral, y, segundo, que el realismo político continúa vigente. Esto dejaría a los armados de buenas intenciones en un extraño lugar que sería más seráfico que político. Así que mejor no recordar que no queremos recordar y actuar como si la Historia hubiese aprendido de sí misma el significado de la bondad, la convivencia y la justicia. En este caso, su conducta de ayer sería debida a su ignorancia de sí misma y las protestas de hoy, a su recientemente adquirida sabiduría. Por algún sitio escribe Leo Strauss que Dios creó al pueblo judío para demostrar a los demás pueblos la imposibilidad de la redención. Strauss era, como es sabido, judío y estaba acostumbrado a la mirada histórica de su pueblo, que ha visto crecer y derruirse tantos imperios.
miércoles, 24 de septiembre de 2025
De Castelar a Cánovas
Traigo hoy a este café tres fragmentos de tres cartas que don Emilio Castelar dirigió a su amigo Antonio Cánovas, porque quizás hayan hallado en nosotros a sus destinatarios más necesitados. El primero, de 24 de abril de 1880: «Quisiera que tu asistencia [a la recepción de Castelar en la Academia] recordase a nuestra patria, tan necesitada de tolerancia, cómo nuestros disentimientos políticos y nuestra opuesta historia, no empecen a que nos apreciemos y nos queramos mutuamente». El segundo, de 22 de agosto de 1882: «El recuerdo de aquellos días en que nos sentábamos en los mismos bancos universitarios y [...] fundábamos una amistad entre nosotros dos, sin rivalidades ni envidias, que conservada siempre, a pesar de los disentimientos de ideas y de los tristes casos de la política, será uno de los mayores timbres de nuestra vida». La tercera del 11 de septiembre de 1882: «Somos testimonio vivo de cómo pueden sobreponerse los corazones a todos los disentimientos, y amarse con mutuo fraternal cariño los destinados quizá por la providencia en sus designios a representar tendencias diversas dentro del mismo amor a la Patria y bajo los mismos sentimientos de alta moralidad política y completo desinterés personal. Nuestra oposición política en nada mengua nuestro mutuo afecto.»
martes, 23 de septiembre de 2025
La desmemoria
Tengo un vecino en mi calle al que la edad lo está volviendo a la adolescencia. Está a punto de cumplir 100 años y cada año ha ido perdiendo memoria, como si perdiese los estratos superiores de un paisaje. Cada estrato perdido es un retorno. Ahora es un niño que vive con sus padres y se mueve con un andador, como si estuviese volviendo a andar a cuatro patas. No reconoce a nadie. Todos los estratos superiores de su memoria se han volatilizado. Me hace recordar lo que le escribió un anciano a una neuróloga que le pidió que escribiera una frase: «Mamá, yo no te olvido». Todo lo nuevo, todas esas experiencias que ha ido buscando a lo largo de su vida; todos esos viajes, fiestas, alegrías, trabajos, desengaños.... Todas las novelas, los versos, las películas, las canciones... Hijos, nietos, mujer, amigos... todo lo que fue una vez presente se convierte en polvo. Todo va siendo erosionado y quedándose atrás, pero nada fue realmente olvidado, la vida puede traerlo al presente, como una película que se pasa al revés, del final al principio. No sé si esto es malo para quien experimenta el retroceso. Pero es desolador para los familiares próximos, que han ido convirtiéndose en extraños para el anciano.
lunes, 22 de septiembre de 2025
Extraños compañeros de cama
Las encuestas sobre intención de voto que se realizan en Cataluña dibujan, cada vez con más rotundidad, un país de muy difícil gobierno. Y si bien, como decía Fraga, la política hace extraños compañeros de cama, también los deshace, porque dormir a la fuerza con alguien al que no le encuentras atractivo, no deja de tener sus riesgos. En conjunto parece que la Cataluña indepe no cabe en la Cataluña constitucional y la Cataluña constitucional no cabe en la Cataluña indepe. Y esto que acabo de escribir no les gustará ni a unos ni a otros. Quizás haya que ponerse hegeliano y contemplar la realidad como algo unilateral cuya síntesis la misma historia se encargará de resolver... vete tú a saber de qué manera.
domingo, 21 de septiembre de 2025
Cantar como los ángeles
Hace unos años, en un debate en una radio, alguien me preguntó con indisimulada impertinencia, qué le debíamos al cristianismo. «Al menos tres cosas innegables», le contesté. Como me preguntó inmediatamente, añadiendo a la impertinencia la incredulidad, cuáles eran, le contesté que la música sacra (ahí le di en la línea de flotación), veinte siglos de profundización psicológica y la mala conciencia. Él se extrañó de esto último, porque le parecía que le concedía una victoria. «Pero es que sin mala conciencia no existiría la buena literatura», le añadí. Pero vamos a lo primero, a la música sacra. No hace falta mucho esfuerzo para reconocer la grandeza de ese legado. Los cristianos hemos compuesto música celestial y hemos cuidado de la voz humana para que los coros cantaran como los ángeles. Pero a veces alguien de buena fe desafina. Lo experimenté diariamente hace poco tiempo en un monasterio de clausura en el que pasé varios días y con cierta frecuencia lo vuelvo a experimentar en una iglesia madrileña donde se canta con mucha voluntad y entusiasmo, pero desafinando. Y me pregunto si estos que no cantan como los ángeles, sino como los humanos y, más en concreto, con los humanos duros de oído, no serán los preferidos por Dios.
sábado, 20 de septiembre de 2025
Otra utopía perdida
Me asalta cada vez con más frecuencia la sospecha de que la realidad ya no es lo que era, de que lo posible ha invadido lo real y que lo imposible ha comenzado a parasitar lo posible. Ahí está el caso del Presidente de la República Francesa, dispuesto a presentar pruebas que confirmarán que su mujer no es un hombre (B. me tienes ayuno de noticias). O la izquierda pedagógica, acusando de reaccionarios a los que se empeñan en enseñar a leer y escribir a sus alumnos. Decía Orwell que «en un escritor de hoy puede ser mala señal no estar bajo sospechas de tendencias reaccionarias». El hoy se ha convertido en presente continuo. Posiblemente esté equivocado, pero me temo que la edad adulta es la última utopía que hemos perdido. ¿Qué me dicen, si no, de Sánchez aplaudiendo a los que se cargaron la vuelta ciclista a España (a España, no a Gaza)? ¿Y qué me dicen de Trump, dirigente del país más poderoso del mundo, comportándose como un auténtico patán? ¿Y de Putin jugando (¿jugando?) a meternos miedo? Por si fuera poco, los meteorólogos anuncian que quizás nieve la semana que viene en los Pirineos.
viernes, 19 de septiembre de 2025
El Comandante George Langworthy
Hasta esta misma tarde desconocía todo sobre George Langworthy. Me lo he encontrado, por pura casualidad en una carta dirigida al gran hispanista inglés John B. Trend en 1929: «¿Conoce al Comandante George Langworthy (…), quien vivió en un precioso chalet sobre el mar y sufrió un ataque de melancolía después de la muerte de su esposa? Se convirtió al cristianismo, dividió su fortuna entre los pobres y vivió aquí como un santo. Ocupó una pequeña habitación y pedía permiso a sus antiguos jardineros para explotar sus tierras. Él es muy fino y atractivo, y su santidad, por suerte, conserva un olor inglés; juega al tenis, se baña a diario y se presenta como un perfecto caballero. Me dicen que la gente lo adora y el sacerdote lo respeta… otra ventaja, supongo, de ser caballero inglés…». Me he pasado el resto de la tarde (hasta que mi mujer me ha arrancado del sofá y me ha llevado a que me dé el aire), ¡bendita internet!- buscando información sobre este santo varón. Nació en Manchester en 1865 y se instaló en Torremolinos, acompañado de su esposa, Ann Margaret, a finales del siglo XIX. Estableció pronto relaciones de amistad con lo más granado de la intelectualidad española, especialmente con Machado, Falla, Giner de los Ríos, Guillén, García Lorca... Admiró mucho a Giner de los Ríos, pero consideraba que su idealismo inglés era propio del siglo pasado; es decir de una Inglaterra que ya no existía.
jueves, 18 de septiembre de 2025
La vida mansa como utopía
«Yo no teorizo, yo gobierno», decía Cánovas, posiblemente el político más culto que ha tenido España en la presidencia del gobierno. Su biblioteca alcanzaba los 30.000 volúmenes. Lo que quería decir era que como gobernante, se veía «amarrado por los cientos y tantos cordones de la realidad». Pero tenía muy claro que su deber era «sofocar la tragedia nacional, conteniendo las energías étnicas dentro de la forma lírica, para que la pobre España viva mansamente hasta que lleguen días más propicios. No podemos marchar a saltos, ni con trompicones revolucionarios. Las algaradas y las violencias nos llevarían hacia atrás, en vez de abrirnos paso franco hacia un horizonte remoto.» Cuando Cánovas murió, el jefe de los liberales, Sagasta, declaro: «Ahora todos nos podemos tratar de tú». A pesar de su cultura enciclopédica un día alteró involuntariamente en las Cortes una cita de fray Prudencio de Sandoval y hubo quien se levantó para corregirlo.
Los matices no dan votos
Los matices no dan votos. Los matices no ayudan, no reducen la complejidad del mundo, no movilizan, no gritan, no pueden ser utilizados como arma arrojadiza, no nos hacen hervir la sangre. No son políticos, en definitiva. Te retienen ante las preguntas, no te llenan de entusiasmo; te frenan, te hacen plantearte interrogantes, tienden a difuminar las fronteras entre nosotros y el resto. Si eliminamos los matices, todo se aclara, desaparece la niebla, se fortalecen nuestras convicciones. Si eliminamos los matices, el que pone en cuestión nuestras convicciones es un facha y al facha no se le discute, se lo elimina. Si eliminamos los matices, lo que está ocurriendo en Gaza es lo mismo que lo que sucedió en el getho de Varsovia, Hamas es la Z.O.B. y lo que hace Netanyahu es resucitar Treblinka. Si eliminamos los matices, todos los judíos son nazis, tanto estén en el gobierno como en la oposición; tanto estén a favor de Netanyahu como si se manifiestan contra él. Si eliminamos los matices, nosotros estamos a favor de todo lo bueno, movidos por nuestra empatía y filantropía, y los otros, a favor de todo lo malo, movidos por intereses inconfesables. Si eliminamos los matices, mantenemos prietas nuestras filas y fortalecemos nuestra fe.
miércoles, 17 de septiembre de 2025
La profundidad de la piel
Creo que ya comenté por aquí que me di un buen corte en un dedo con unas tijeras de podar. Fue doloroso y sangriento, pero no grave. Sin embargo, durante los días siguientes mi relación con el mundo ha estado condicionada por ese dedo, empeñado en hacerse punzantemente presente. Hiciera lo que hiciera, siempre acababa recibiendo un golpe en la herida y sintiéndome como un resentido digital. Ahora, con el dedo ya en vías de perder protagonismo y pasar a ser un dedo trivial, me pregunto cuántas veces la intensidad de nuestra relación con el mundo está mediada por nuestras heridas. ¿Y si realmente lo que nos diferencia de las máquinas no es tanto nuestro interior, como nuestra piel? Nosotros tenemos piel. Somos el animal de las mejillas rojas. Las máquinas, al menos por ahora, solo tienen superficie. No solamente tocamos sino que, como insistía Merleau-Ponty, sentimos las reacciones que nuestro tacto provoca, dando intensidad a nuestro mutuo sentir. Nuestro tocar es tocar a alguien que se siente tocado, por eso, en el tacto íntimo somos solo parcialmente nosotros. Sentimos sintiendo lo que siente el otro. Sin el otro, nuestro sentido del tacto se siente huérfano, porque solo toca cosas.
martes, 16 de septiembre de 2025
El muerto vivo
Se ha muerto, al fin, el tipo que más celos me ha hecho sentir. Mi mujer se ha puesto de un luto estentóreo. Y a pesar de que ya no siento la amenaza del rival, mi alegría no es plena, porque ha dejado tras de sí a Jeremiah Johnson.
La teatrocracia en el cuarto de estar
Vengo arrastrando desde hace un tiempo la inquietante sospecha de que los partidos políticos ya no intentan hacer realidad la parte posible de su ideal (por utilizar una expresión de un gran repúblico, Cánovas), sino que se desviven por seguir la evolución de la emotividad pública para ver si haciéndola suya consiguen incrementar sus expectativas electorales. Si ahora a los ciudadanos nos diera por querer volar, los partidos políticos nos proporcionarían plumas de colorines para que nos hiciéramos unas alas dignas, y si nos diera por salir a cantar a la calle a las 4 de la mañana, harían que la UNESCO declarase nuestro vocerío un patrimonio inmaterial digno de ser reconocido, apreciado y defendido. Platón sostuvo que la democracia, en el fondo, es una teatrocracia. Parece que acertó, pero no podía sospechar hasta qué punto. Hoy, con las redes sociales y los medios de comunicación, el escenario desde el cual los políticos intentan adoptar su actuación a nuestras reacciones está en nuestra casa. Dicho de manera más directa: La democracia moderna está derivando rápidamente hacia un populismo desvergonzado. Si hay partidos populistas es porque la democracia moderna ya lo es.
lunes, 15 de septiembre de 2025
Una mentira bien compuesta
Mientras el presidente del gobierno de España decidía ponernos en cabeza de la competición universal por la copa de la indignación moral, yo estaba cocinando unas patatas a la importancia y recordaba algo que le escuché hace algún tiempo a Slomo Ben Ami, ex embajador de Israel en España y ex ministro de asuntos exteriores de Israel: "Ustedes los europeos, tienen soluciones para todo, por ejemplo, han encontrado la solución ideal para el conflicto entre Israel y Palestina: que ambos bandos nos comportemos como buenos cristianos". Las patatas a la importancia son uno de eso platos sencillos de la cocina popular que cuando te salen bien, saben a gloria bendita, como un buen tomate con un buen diente de ajo bien picado y una borrasca de aceite encima, de excelente aceite, claro; o el currusco de un pan recién salido del horno con un pellizco de jamón... o los calamares frescos a la plancha, con ajo y perejil y una salsa de aceite de gamba, o... Ha venido el vecino albañil, un artista de la eficiencia, un mago. En un ver y no ver ha taladrado la pared, ha puesto los tacos y las alcayatas y ha colgado el cuadro. Le he arrancado el compromiso de que nunca reconocerá haber hecho esto y que los méritos me los llevaré yo solo. Nada más terminar la faena le he enviado una foto a mi mujer, que no se podía creer lo manitas que soy. Ella no lee este blog (me imagino que ya tiene suficiente padeciéndome en directo como para padecerme en diferido) y, por lo tanto, no es fácil que se entere de la verdad. Estas mentirijillas piadosas ayudan mucho a la convivencia familiar. Como decía mi santa madre, «Una mentira bien compuesta, mucho vale y poco cuesta». Amén. Me escribe mi amiga B.: «J'aime le lyrisme de vos descriptions de la nature et surtout votre humour. On parle de l'humour anglais, de l'humour juif, d'autres encore, mais rarement de l'humour espagnol. Por supuesto, no pondré en duda su sinceridad.
domingo, 14 de septiembre de 2025
Megalopsykhía
Mañana luminosa de domingo después de un día alborotado. Aún estábamos de sobremesa cuando un trueno descomunal nos hizo saltar de nuestras sillas. Después cayó un auténtico chaparrón que aquí, en Ocata, duró poco, pero parece que por los pueblos cercanos lo hizo con saña. Es lo que tienen la tormentas mediterráneas, que puede caer el diluvio en un par de kilómetros cuadrados y formar una riera que arrastra todo lo que se encuentre hacia el mar. Me fui a la cama tarde porque estuve viendo, una tras otra, dos películas sobre Churchill. ¡Qué hombre! Sus enemigos en Gran Bretaña decían de él que era capaz de hacerse un tambor con la piel de su madre para tañerlo en ofrenda a su propio ego. Sus admiradores veían en él un ejemplo de lo que Aristóteles llamó «megalopsykhía» (μεγαλοψυχία). Esta palabra se traduce habitualmente por «magnanimidad», pero es, sobre todo, una ambición (¿casi?) desmedida por llevar las riendas del Estado en los momentos más graves, aquellos en los que todo está en juego. Es la fuente de todo liderazgo verdadero, pero también de toda ambición totalitaria y de esa atracción que a veces empuja al votante democrático hacia la llama de la sumisión. Por eso conviene que no haya megalopsykhía que no esté sometida al escrutinio democrático de las urnas. Para ello es imprescindible que seamos todos tan demócratas que reconozcamos que no hay soluciones democráticas para todos los problemas políticos. Es decir, que no ignoremos lo trágico de la riera desbordada en tiempos de sequía.
sábado, 13 de septiembre de 2025
Tartarín del bricolaje
Se ha ido mi mujer a Pamplona y ha dejado una única tarea en mis manos: Hacer dos agujeros con el taladro en la pared, poner dos tacos y unas alcayatas y colgar un cuadro. Esta tarde ha aparecido mi hijo por casa y se ha ofrecido generosamente a ayudarme, pero yo, sobrado de mí, he despreciado su oferta. En cuanto se ha ido, he hecho de mí un Tartarín del bricolaje y me he puesto manos a la obra. El resultado ha sido tan lamentable, que le he pedido a un vecino albañil que venga a sacarme del apuro. Vendrá el domingo. Mientras tanto, el panorama de mi derrota está ahí, ineludible, indiscreto, humillante. No solamente hay cosas para las que soy un completo inútil sino que, además, como he podido comprobar hoy, mi inutilidad va creciendo. Finalmente he encontrado editor para el libro de Fausto di Biase. Esto se me da bastante mejor que el bricolaje. Fausto me ha invitado a participar en un simposium en Vicenza. Pero he visto el itinerario y me he cansado nada más de verlo. Le he contestado que cuando organice algo en una ciudad que tenga vuelo directo con Barcelona, cuente conmigo. A cambio he dicho que sí a una charla en Alcanar.
viernes, 12 de septiembre de 2025
La metamorfosis del mundo
Ulrich Beck escribe en La metamorfosis del mundo, el libro que, performativamente, dejó sin terminar: «Todos sabemos que la oruga se convertirá en una mariposa. Pero ¿lo sabe la oruga?» Esa oruga somos tú y yo, que, envueltos en la cosmovisión de nuestra existencia larvaria e ignorantes de nuestra inminente metamorfosis, somos «incapaces de ver la diferencia entre decaer y convertirse en algo distinto». Ante nosotros parece desmoronarse el pasado y sus valores, pero, en realidad no es nuestro mundo el que se desmorona, sino la imagen que tenemos de él. Estoy casi de acuerdo con Beck. A mi modo de ver la historia de la humanidad se resume en una constante aceleración de la ampliación de lo posible a expensas de lo real. De esta manera, todo lo que parecía sólido se ha ido convirtiendo en aire, que es donde habitamos en el presente, sin aclararnos bien si podemos ser optimistas o pesimistas. Sólo sabemos que sentimos el torbellino del viento que nos lleva aire y que lo que era impensable hace cuatro días, lo imaginamos como posible hace dos y ahora lo estamos experimentando como real mientras soñamos en nuevos posibles.
jueves, 11 de septiembre de 2025
La Novia del viento
Los medios han recogido con profusión el balance de la última campaña de excavaciones en los yacimientos de la burgalesa sierra de Atapuerca. Recomiendo la visita a Atapuerca y, a ser posible, prolongarla por el Valle de Juarros, de Ibeas de Juarros a Barbadillo del Pez, pasando por pueblos como Villamiel de la Sierra. Estamos hablando de la Sierra de la Demanda, que acaba en un pueblo llamado Eterna, hoy despoblado. Hay una metafísica singular en los topónimos. En el valle de Amblés, en Ávila, se encuentra el castillo de Manqueospese y a media hora de camino, el pueblo de Ojos-Albos. El topónimo que más me gusta es un altozano en las cercanías de Belchite llamado La novia del viento, por cuya conquista lucharon nuestros abuelos durante la guerra civil. Vuelvo a Atapuerca. Los hallazgos más significativos de esta campaña han sido 10 fósiles del Homo antecessor que presentan marcas de corte y fracturación, lo que refuerza las sospechas de prácticas caníbales. Gustavo Bueno, filósofo riojano, que comenzó bajando a las minas asturianas a explicar marxismo a los obreros y terminó aconsejando a los cubanos que abandonaran la filosofía marxista y acogieran el tomismo, defendía con vehemencia que la idea de hombre no se puede alcanzar desde la paleontología. "En Atapuerca no están las claves del hombre". Además si el «el hombre antecessor" es antecesor, entonces no es hombre. "De los huesos no se deduce qué es el hombre". "Analizando el ADN no se sabe cómo es el hombre en absoluto". Estoy de acuerdo con Bueno. Para comprender al hombre hay que entender a un ser capaz de bautizar la geografía con los nombres de Eterna, Ojos-Albos, Novia del viento, etc.
miércoles, 10 de septiembre de 2025
Me desperté una mañana y descubrí...
martes, 9 de septiembre de 2025
Canónicamente otoñal
El día ha amanecido canónicamente otoñal. He salido de casa cuando comenzaba a chispear y he llegado al hospital de Badalona cuando la lluvia cogía consistencia, impulsada por unas impertinentes ráfagas de viento. Tenía visita con el otorrino. He vuelto a contar mi historial y, como me pasa siempre que me pongo nervioso (en este caso porque los ejercicios de equilibrio no han ido muy bien), he soltado unas cuantas tonterías. «Tengo que ser sincera con usted», me ha advertido con gravedad la doctora, «esto no se le va a curar». «Lo sé», le he contestado, «pero no he venido con esperanzas de cura, sino para ver si me puede usted hacer un informe para presentárselo a mi mujer». «¿Un informe?». «Sí, un informe que le asegure que su marido aún no es completamente desechable». Después el día ha mejorado. En Ariel me han aceptado sin peros las más de 30 páginas de correcciones, supresiones y ampliaciones de la próxima edición de ¿Matar a Sócrates; he acordado con la editorial Encuentro la contra de La dignidad del mediocre; he retomado la escritura del libro sobre animales filosóficos, que tenía apartado y que aún no tiene título (¿El arca de Sofía?); he cocinado unas lentejas que me han salido redondas (los días grises demandan guisos de chup-chup que inunden la casa con su aroma); me he regalado una gozosa siesta de casi una hora; he contestado mails y a las 20:00 he mantenido un encuentro telemático con un grupo de madrileños. Mi mujer, por la tarde, estaba en atletismo.
Un extraño para mí mismo
He ido esta tarde a Barcelona. Desde casa se me antojaba una tarea ardua, pero me he armado de valor y me he puesto en camino. Me gustaba esa ciudad, pasear por sus calles, huronear un poco, visitar librerías de viejo, sentarme en na terraza a contemplar la belleza transeúnte... Ahora encuentro que todo está muy lejos, que hay que caminar horrores, que las calles están a rebosar de turistas... y mil inconvenientes más. Me he vuelto un extraño para mí mismo. Como la cabra tira al monte, al bajar del tren he ido a la librería La Central, en busca del último libro de David Rieff, el hijo de Susan Sontag y de mi muy admirado Philip Rieff, a quien cada vez cito más. No lo he encontrado, así que me he dirigido despacio al ayuntamiento. En el Saló de Cent tenía lugar el acto inaugural del Forum Edita, con una conferencia de Nuno Crato, que ha tenido la amabilidad de citarme. He aprovechado para ponerlo en contacto con Fausto Di Biase, que prepara una especie de convención educativa en Vicenza. Uno va a estos sitios temiendo que no va a conocer a nadie y descubre con una alegría un poco infantil que se encuentra con Carme Fenoll, Thefer, María Alasia... y con un montón de gente más. Me he despedido pronto para coger el tren de vuelta. Pero el servicio estaba interrumpido por un atropello en Badalona. He aprovechado para leer todo lo que he encontrado en las redes sobre la situación de Francia tras la dimisión de Bayrou, que deja una larga lista de problemas sin resolver, que son los que nutren de votos a los populistas. He llegado a casa hecho un guiñapo.
lunes, 8 de septiembre de 2025
Buen sabor de boca
Me gustan los días largos, que son aquellos que, al acabarlos, tu memoria no puede abarcar tantos recuerdos como has ido acumulando. He dedicado buena parte de la mañana a la cocina, a preparar unos buñuelos de bacalao con gambas, unas costillas de cerdo a baja temperatura, unos calamares a la plancha (con una salsa que les iba como anillo al dedo) y una ensalada. Un buen rato lo he pasado discutiendo con el terco Sócrates, he ido a misa por la tarde, he paseado por la playa, encontrándome con un considerable número de personas que andaba preparando sus instrumentos para registrar el eclipse de Luna... que yo me he perdido porque estaba viendo casi a la vez el partido de España contra Turquía y el de Alcaraz contra Sinner, he firmado una curiosísima carta y he recibido, a la par, dos invitaciones para dos charlas, una en Orense y otra en O Barco de Valdeorras. Nada especialmente memorable. Sin embargo me voy a la cama con la certeza de que el día me ha dejado buen sabor de boca. ¿Y qué más se puede pedir?
domingo, 7 de septiembre de 2025
Pequeña filosofía de las cosas inacabadas
Basta que te hagas un corte en la yema de un dedo -me lo hice cortando plantas en nuestro minijardín- para que tu dedo se convierta en tu embajador en la realidad. Hagas lo que hagas, acabarás dándote un golpe en la herida y redescubriendo sin parar que tú no eres nada, que es tu circunstancia la que lo es todo. Así que eso de la autonomía, queda bien como eslogan, pero no hay nada más precario que ella. Sigo preparando la reedición de Matar a Sócrates, que me está llevando mucho más tiempo de lo que suponía, porque pensar, en mi caso, al menos, es difícil, cansa mucho y con frecuencia no te lleva a ningún sitio. Pero lo peor no es esto. Lo peor es comprobar que en lo que has considerado una conclusión razonable se oculta una pregunta que no has formulado porque está oculta precisamente por tu confianza en la conclusión. Ando, al mismo tiempo, con los últimos toques de un libro que saldrá en noviembre con el título de La dignidad del mediocre y el subtítulo de Pequeña filosofía de las cosas inacabadas. ¡Mira que me resulta siempre complicado escribir la contraportada. Pues en ello estoy.
sábado, 6 de septiembre de 2025
Mantenerse en forma
De mi artículo de hoy en el diario ARA:
Mientras los pedagogos hablan de las competencias del futuro y de la necesidad de adaptar nuestros currículos a las nuevas demandas del mercado laboral, el fitness está viviendo una edad de oro. En el mundo del capitalismo cognitivo los trabajos dependen cada vez más de los cerebros y cada vez menos de los músculos. Pero hemos decidido fortalecer nuestros músculos. Quien acude a un centro deportivo lo que quiere es enfrentarse a dificultades deseables. Un coach que nos ahorrase el esfuerzo no nos merecería ninguna credibilidad.
A medida que las tecnologías nos han liberado del esfuerzo físico, más gente ha decidido cuidar su cuerpo.
¿Por qué nos interesa mucho menos mantenernos intelectualmente en forma?
jueves, 4 de septiembre de 2025
De miserables neuróticos a infelices banales
La pretensión de vivir una vida sin frustraciones es, simple y llanamente, contraria a la vida. Recordemos que para Freud lo más que podemos pedirle al psicoanálisis es que nos transforme de miserables neuróticos en infelices banales.
Consumimos tanta información sobre los trastornos socioemocionales, que estamos comenzando a interpretar los desafíos de la vida cotidiana como si fueran inevitablemente patológicos. Al mismo tiempo, en nombre de la salud mental y emocional estamos huyendo de todo lo que nos resulta ingrato y sometiendo a la infancia a una “narrativa” de enfermedades y malestares que acaba haciendo atractivo el propio malestar. Ya no hay niños traviesos. Todo comportamiento infantil ha sido traducido al lenguaje terapéutico.
El mundo se ha llenado de terapeutas, consejeros, mistagogos, coaches, sanadores, vendedores de crecimiento personal, psicólogos positivos, abraza-árboles y afines. Hemos entrado de lleno en la cultura del sentimiento del propio sentimiento. El resultado: La ansiedad se ha convertido en un producto comercializable, especialmente en el ámbito digital. Ya podemos hablar de la "industria de la ansiedad" o, si se prefiere, de psicosocialismo.
Laboratorio de ideas
Son las 8:50. Dentro de algo más de media hora comienzan mis diez minutos semanales de colaboración con Jorge Bustos en la COPE. Aprecio mucho a Jorge y he seguido su trayectoria con el mayor interés. Hoy me tiene a su servicio. La sección en la que colaboro se llama «Laboratorio de ideas» y ya que se trata de laborar con ideas y no con opiniones, hay que prepararse lo que se va a decir. Hoy quiero hablar de los "tiempos lloricas", que son los nuestros: los de la incontinencia emocional y el pensar sintiendo, o sea, los del psicosocialismo. En la radio han tenido la amabilidad de ponerme una especie de estudio en casa y aquí me tienen ustedes, enredado en los cables. Haré radio desde mi celda. La vida está llena de sorpresas y hay que intentar no dejar pasar de largo ninguna que pinte bien. Ya saben: la vida es como el hierro y si no se usa, se oxida.
miércoles, 3 de septiembre de 2025
Tiempos lloricas
Acabo de leer en la prensa que el 40% de la población sufre trastornos posvacacionales. Obviamente se está mejor disfrutando de unas buenas vacaciones que sufriendo un mal trabajo, pero es tu trabajo el que te permite tener vacaciones. Hace unos días un informe alertaba de lo que sufren los alumnos, y especialmente las alumnas, de bachillerato en España a causa del tremendo estrés a que se ven sometidos. La verdad es que comparando el esfuerzo que se exige a un alumno de bachillerato actual con el que tenía que encarar uno de COU, uno no se explica como los de COU logramos salir vivos. Mires por donde mires te encuentras con una veta de sufrimiento psico-emocional. Así que, o bien la sociedad nos trata cada vez peor o bien somos cada vez más incapaces de resistir la frustración. Hace tiempo que sospecho que una de las características de la cultura contemporánea es la negación de la tragedia, es decir, de la colisión del bien con el bien. Lo peor del triunfo de la tecnología es la ideología que la acompaña, que nos anima a creer que, sea el que sea el problema con el que nos encontremos, hay por algún lugar una tuerca que, bien ajustada, lo solucionará. Pero no es siempre así, por eso la frustración tiene siempre una silla reservada en nuestra mesa y lo mejor que podemos hacer es recibirla con serenidad.
martes, 2 de septiembre de 2025
El elusivo yo
Por la Plaza de Ocata apareció hace algún tiempo un reputadísimo neurólogo y, como el roce hace el cariño, hemos acabado de tertulianos. No veo que tengamos muchas posibilidades de acuerdo porque nos separa ni más ni menos que Aristóteles. Es decir: el busca lo primero en sí y yo, lo primero para nosotros. Cuando se busca el yo neurológicamente no se encuentra nada y por lo tanto los neurólogos afirman alegremente que el yo no aparece por ningún sitio en el cerebro. Esta mañana hemos discutido de esto. Yo he intentad refutarlo con un argumento que me parece definitivo: cuando los neurólogos buscan al yo en sus laboratorios el yo, efectivamente, se les escabulle; pero cuando al salir del trabajo se van a tomar una cerveza y alguien dice «yo pago», nadie tiene dudas de quién tiene que pagar. En definitiva, que las cosas humanas hay que buscarlas de manera humana si se quiere dar con ellas. El yo, como la conciencia o la libertad, tan escurridizos en los laboratorios, son ni más ni menos que los presupuestos imprescindibles para que haya vida política, que es lo primero para nosotros. Así que, aunque tengamos pocas posibilidades de acuerdo, no paramos de discutir y de decir «tú» e, incluso, «yo».
lunes, 1 de septiembre de 2025
Don Quijote en América
Miguel de Cervantes quiso ser nombrado corregidor de La Paz, la actual capital de Bolivia. Lo pidió infructuosamente el 21 de mayo de 1590. Posiblemente eligió esta ciudad porque aquí vivían sus amigos Juan de Salcedo Villandrando y Rodrigo Fernández de Pineda. Algunos han manejado la hipótesis de que El Quijote pudo ser escrito en tierras americanas en 1605. No parece probable, pero lo cierto es que desde 1962, Cervantes es «Corregidor Perpetuo de La Paz». ¿Cómo hubiera sido El Quijote de haber sido escrito en América? El que sí consiguió llegar a América fue Tirso de Molina, que residió en Santo Domingo de 1616 a 1618. Aquí conoció la vida y milagros del erotómano don Luis Colón, tercer Almirante de las Indias y nieto del Descubridor, que presentaba no pocas similitudes con Don Juan Tenorio.
Abuelos
1 de septiembre. Volvemos a ser abuelos. Durante un par de meses nuestros hijos nos han dejado a nuestro aire y, si bien de vez en cuando echábamos de fata a los nietos, teníamos nuestras actividades que nos libraban de la melancolía. Casi diría que durante dos meses hemos vuelto a ser recién casados. Pero con el primero de septiembre vuelve a sonar cada día el timbre de la puerta. O sea, que antes ha sonado el despertador. Si los padres van a trabajar y los hijos aún no son suficientemente autónomos como para quedarse solos en casa, la casa de los abuelos siempre está abierta. Ser abuelo es ser un ser incondicionalmente disponible. No digo que esté mal. Es lo que toca y la gracia de la vida consiste en hacer en cada momento lo que toca. Posiblemente la de los abuelos es la institución más española y un conservador tiene el deber moral de respetarla.
domingo, 31 de agosto de 2025
Rehacerlo todo
Le escribo a un amigo que acaba de enviudar: «Como soy incapaz de imaginarme la vida sin mi mujer, no encuentro manera de ofrecerte una palabra de consuelo para lo inimaginable». Me contesta inmediatamente: «Después de más de cincuenta años comprometidos en un proyecto común, pleno y feliz, su ausencia se me hace insoportable. No solamente la he querido: he estado siempre enamorado de ella. Se ha llevado la mitad de mí y no sé que me queda ni quién seré a partir de ahora. Siento una tristeza infinita». Son ya unos cuantos los amigos y las amigas que se han quedado solos en el camino y que sienten que no saben caminar solos. Hay que rehacer todas las inercias, hasta los hábitos minúsculos, y esa es una tarea excesiva, porque hay que hacerlo todo cuando todo está ocupado por su ausencia.
sábado, 30 de agosto de 2025
Tontoleando con Hispanoamérica
Cuando oí a un indio de Bolivia el verbo «tristear», pensé que teníamos que importarlo a España. ¿Y qué me dicen del verbo «tontolear» con el que los costarricenses se refieren a los singulares quehaceres de los enamorados? ¿Y del «cantinflear» mexicano? Las vetas del español están tanto en La Paz como en Vallecas. ¡Pura vida! En Montevideo la hija adolescente de unos amigos me aseguró que había aprendido a hablar en español y para demostrármelo me soltó, elevando la voz: «¡Jo, tío, eso mola! Pero es superdifícil, o sea. Que no te vacilo, ¿eh? Que no voy sobrado, literalmente». Ni en Bolivia me he sentido boliviano; ni en México, mexicano; ni en Montevideo, uruguayo. Pero en ningún lugar de Hispanoamérica me he sentido extranjero de la manera como me puedo sentir extranjero en París, Londres o Berlín. España no ha terminado la conquista de América, de hecho tiene que estar siempre conquistándola, como hacen los enamorados con las mujeres que aman.
viernes, 29 de agosto de 2025
Sócrates no se acaba nunca
No sé cuántas veces habré leído, con subrayados y notas al margen, la Apología de Sócrates. En 1997 impartí un seminario sobre ella en la Sociedad Catalana de Filosofía. Como quedé satisfecho del resultado, le di forma de libro y se lo envié a Alejandro Sierra, de la Editorial Trotta. A los pocos meses estaba en la calle El proceso de Sócrates. El 2004 publiqué, también en Trotta la Guía para no entender a Sócrates, y en el 2011, en la editorial sevillana ECOEM firmé la Introducción al vocabulario de Platón, que fue traducido al búlgaro. He escrito artículos, he dado charlas, he participado en obras colectivas... y en el 2015 Ariel me publicó ¿Matar a Sócrates? A lo largo de este tiempo volví una y otra a la Apología. Pero ha sido estos últimos días, preparando la reedición de ¿Matar a Sócrates? cuando me he dado cuenta de que no había entendido nada de lo que está en juego en el texto platónico, lo cual me lleva a la convicción de que no sé leer, porque lo que creo saber me oculta lo que no sé. Hasta la semana pasada no he descubierto que al final de su intervención ante el jurado ateniense que ha decretado su muerte, Sócrates no encomienda la educación de sus hijos a sus amigos, sino a sus enemigos, es decir, a sus acusadores y a los que han votado contra él. Lo que me enfada conmigo mismo no es que todo se me haya vuelto confuso, sino que hasta ahora no había tropezado con lo evidente. Hace unos días recibí una nota de una entrañable amiga, la búlgara Vesselina Vassileva, que me decía: "Felicidades al mejor amigo de Platón. Nunca olvidaré el primer saludo en el aeropuerto". Pues ya ves, Vesselina, aquí un aprendiz con miopía.
jueves, 28 de agosto de 2025
Flâneur
Hay dos conductas humanas que siempre me han emocionado: la de los novios adolescentes, que están entrenado el uso amoroso de sus cuerpos, y la de las parejas de ancianos que caminan de la mano como dos adolescentes. En los primeros es su mirada la que me llama la atención, por su voracidad, que parece insaciable; en los segundos es el hecho de que sus manos entrelazadas sea su punto de gravedad, un puente sobre las corrientes del tiempo. Los adolescentes parecen cada vez más niños y los ancianos... Los ancianos se parecen cada vez más a mí. En la Ética a Nicómaco dice Aristóteles que el ser humano es «syndiastikós» (1162a), es decir, emparejado: «La relación (phylía) entre marido y mujer parece darse por naturaleza. El hombre, por naturaleza, es antes un "syndiastikós" que un "politikós"»
miércoles, 27 de agosto de 2025
Marañas
Tengo que admitirlo: soy demasiado viejo para aprender ciertas cosas, por muy fundamentales que sean. La más importante de todas: aprender a decir que no. No sé cómo, pero siempre acabo envuelto en una maraña de compromisos que devoran mi tiempo. Y soy de los que creen que la palabra comprometida es sagrada. El caso es que mis actividades pueden variar de contenido, pero, a la hora de la verdad, su número varia muy poco. Quisiera poder decir que soy así y así me gusta ser. Pero no. No me gusta ser así. Me gustaría hacer muchas menos cosas y ser el dueño totalitario de mi rutinaria agenda. Mañana por la mañana tengo una videoconferencia con Madrid para preparar lo que se avecina: un espacio semanal de unos diez minutos en la COPE, los viernes, en un programa que dirigirá Jorge Bustos.
martes, 26 de agosto de 2025
El oficio de estilita
Cada vez me resulta más evidente: cuanta más edad tengo, más me cuesta escribir un artículo para la prensa. Admiro profundamente a los que son capaces de escribir varios artículos semanales y todos resultan redondos (el monstruo García Máiquez), pero yo necesito tener la idea esbozada el domingo, para ir trabajándola de lunes a miércoles y enviar el resultado al diario el jueves por la mañana. Nunca la envío completamente satisfecho. Ya sé que el arte de escribir artículos en los medios consiste, entre otras cosas, en la capacidad de ocultarle al lector todo lo que te has dejado en el tintero y, sobre todo, aquella objeción que, callada, pero terca en su inquisición, lanza sobre mi una sombra de decepción. Quizás la cultura consista en esto, en ocultar las complejidades de la vida para poder creer que hay alguien al mando y, por lo tanto, que podemos distraernos de vez en cuando. Esta noche, en uno de mis desvelos habituales, recordaba cuando era columnista fijo -con doce y trece años- en el periódico escolar. No me resultaba difícil. Al contrario, me divertía. Y cuando me leía, tras la publicación, me sentía la mar de satisfecho.
Hormigas blancas
Le digo a B. que si este Café de Ocata está abierto, la culpa es suya. Y solo suya. Bien es cierto que saber que una parisina entrañable, sofisticada y buena gente pasea por la plaza del Vosges dando vueltas a las cosillas de este café tiene, ¡a qué negarlo!, su qué. El calor húmedo sigue entrometiéndose en nuestras vidas haciéndolas pegajosas e inconsistentes. A veces en el cielo se hinchan las nubes y recorren con sus grises amenazadores los cielos de Ocata, dejan caer unas gotas, que incrementan el sofoco general, y siguen su camino. Me entretengo estos días leyendo a don Antonio Alcalá Galiano, de quien aprendo mucho más que en los eruditos y aburridos libros de historia. Don Antonio te mete en la historia. He dado así en sus páginas con la letra de una canción popular que se cantaba en Sevilla en 1823 y que, sin duda, gustará a Javier Sánchez Menéndez (ha sido leerla y pensar en él y en los carabineros de Huelva, amén):
“Murióse el cigarrón, tendió las zancas,
Lleváronle a enterrar hormigas blancas.
¡Fuerza del consonante a lo que obligas!
A decir que son blancas las hormigas.
lunes, 25 de agosto de 2025
Odios de hombre austero
Encuentro en la muy problemática biografía que Antonio Alcalá Galiano escribe sobre su enemigo don Agustín Argüelles, este tremendo párrafo: «Soltó más la rienda a sus antiguos odios, y los avivó; odios profundos, enconados; odios de hombre austero, los peores de todos, porque se figuran un monstruo de iniquidad en cada enemigo.» Me interesa mucho el siglo XIX. A mi querido José María Marco le sorprendió que yo defendiera públicamente en una ocasión que en España el orgullo nacional ha sido con frecuencia volcánico y efímero porque hemos tenido poca patria, aunque, ciertamente, hayamos tenido más patria que Estado. Marco valora más que yo los resultados de los esfuerzos de los liberales españoles por construir un Estado. Pero el siglo XIX comienza con una guerra, la de la Independencia, en la que la patria estaba en la boca de todos y el Estado no estaba en ningún sitio. Sigue con las guerras civiles carlistas en la que todos eran patriotas, pero se mataban por su concepción del Estado. Añadamos los gobiernos efímeros, los continuos pronunciamientos militares, el caciquismo y, como guinda, la crisis del 98. Maura se quejaba, con sobrada razón, de que «el divorcio entre el Estado y la sociedad» no fue curado por «los esfuerzos que durante el siglo XIX hizo una pléyade de hombres ilustres.» Y ahí nos sigue doliendo.
domingo, 24 de agosto de 2025
El problema de Sócrates
El faquir Harry Wieckede, andaluz
Chocolate con churros en el barrio de Miraflores, en Lima El vasco Juan Larrea sintió vivamente que en México renacía el Espíritu europeo qu...