martes, 23 de diciembre de 2025

En este embrollo estamos

La ideología de la autonomía y del pensamiento crítico es, en el fondo la ideología del derecho a decidir cuál es mi modo de vida y hasta cuándo me comprometo con él. Proclama el derecho incondicional de todo ciudadano a decidir a qué pertenecer y a qué dejar de pertenecer. Pero para poder ejercer ese derecho se necesita, primero, de un clima cultural al que pertenezco sin haberlo decidido, y que vea este derecho como un derecho elemental, y, segundo, de instancias que garanticen su ejercicio y, por lo tanto, la exclusión de quienes no lo respeten. Es decir, se necesita que haya una colectividad con unos valores a la que no puedo decidir no pertenecer sin poner en peligro mi derecho a pertenecer y, al mismo tiempo, que disponga de potentes instrumentos coercitivos para excluir, de una manera u otra, a quienes pongan en cuestión mi derecho a elegir sin juzgar sobre el contenido de mis elecciones. Los encargados de manejar estos instrumentos no deben entrar a valorar la bondad o maldad de los modos de vida a los que puedo optar. Todo ha de valer lo mismo para ellos... excepto la opinión de quienes niegan que todo valga lo mismo. En conclusión, la postulación pública de que todos las formas de vida tienen el mismo valor ha de tener excepciones si ha de ser más valiosa que mi opción sobre una forma de vida. En este embrollo estamos. 

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