jueves, 20 de noviembre de 2025

Perder la cabeza

Me dice B. que el invierno ya ha llegado a París. Pues aquí, a Ocata, ha llegado esta mañana. Veo desde mi cuarto temblar los árboles de frío y las nubes amenazadoras están asentadas en el cielo como si hubiesen venido a quedarse. Hace frío y el puñetero siempre encuentra alguna manera de colarse por una rendija y advertir de su presencia en ti.

Hoy, con Jorge Bustos, he recordado al filósofo marxista Jan Sten, al que Stalin obligó a darle clases particulares sobre la Fenomenología del Espíritu de Hegel. Como era de esperar, el pobre Jan Sten acabó fusilado. Es el día de la filosofía. Hemos recordado también a Giordano Bruno y al pobre Descartes que daba clases de filosofía a la reina de Suecia a las cinco de unas mañanas invernales mucho más frías que las de Ocata. Murió. Su cuerpo fue trasladado a Francia y al abrir el ataúd para notificar que aquel cuerpo era cartesiano, lo encontraron sin cabeza. El filósofo del racionalismo perdió la cabeza.

Ayer por la tarde tuve un encuentro telemático, muy grato, con profesores de universidades católicas mexicanas. La buena gente de Querétaro me invitó a dar una charla y acepté encantado. Me pareció ver una cierta rendición a los signos de los tiempos. Intenté demostrar que con frecuencia lo que perdura de una época es precisamente lo que se le opone. Por ejemplo, el antiestalinismo.

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