jueves, 13 de noviembre de 2025

A mí a humilde no me gana nadie.

He llegado de Zaragoza, esa ciudad climáticamente inhóspita y humanamente tal cordial,  cansado y satisfecho. He inaugurado un congreso con una conferencia en la que, imitando al Platón de la República, he creado una escuela con palabras y en las palabras. Le he puesto el nombre de «Escuela serena». Creo que ha ido bien. Pero antes de dar la conferencia he pasado -en realidad me han llevado y traído- por la COPE, donde he defendido el Ars nesciendi de Vives y, casi de pasada, he citado a don Antonio Aparisi y Guijarro, valenciano, nacido el 29 de marzo de 1815 en la última casa de la calle que hoy lleva su nombre.  La cita es esta: «La humildad es el conocimiento de la verdad respecto de nosotros mismos». Quizás porque tengo que reconocer que de humildad ando escaso («a mí a humilde no me gana nadie», me dijo un fraile en una ocasión), no me puedo quitar estas palabras de encima. Mi día, hoy, ha sido un continuo tropezar en el desconocimiento de mí mismo.

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