Estaba este pasado verano en Hoyuelos de la Sierra cuando recibí un mensaje de un italiano al que no conocía, Fausto di Biase. En muy poco tiempo aquel inicial contacto dio lugar a una invitación para viajar a Vicenza y a un proyecto común que ha acabado teniendo la forma de un libro que saldrá antes de fin de año y cuya portada les presento. Ya saben ustedes que soy un gran devoto del azar amigo. Pero este amigo es un poco especial. Hay que abrirle las puertas de casa de par en par en cuanto se presenta. Si te muestras reticente o remiso, se va a llamar a otra puerta. El azar amigo es un poco como la virtus de Maquiavelo, que está para ser conquistado sin demasiados miramientos... El azar amigo exige una sentencia en ausencia de pruebas y solo tras el veredicto aparecen las pruebas que confirman la sentencia.

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