Lo acabo de escribir en otro sitio: «Cuando hoy llega un niño al mundo lo reciben dos personas que marcarán su desarrollo: un coach padre y una coach madre» Y nada más terminar de escribir la última letra me he preguntado de dónde ha salido esta frase. Ha salido, sin duda, de algo mío, puesto que no me ha saltado a la conciencia desde fuera de mí. Pero no sé de qué parte de mí ha ha saltado. Me gusta porque resume mucho de lo que pienso sobre la atrabiliaria educación familiar de nuestros días. ¿Pero qué ha estado trabajando en mí para dar con este aforismo sintético, que parece el resultado de exprimir muchas ideas? Concluyo que, sea la que sea mi inteligencia, solo es parcialmente mía. El resto es de mi sombra, a la que no conozco nada bien. Solo sé de ella que es caprichosa, ya que hay situaciones en las que debería saltar inmediatamente para estar al quite de algo que me dicen y, sin embargo, se calla y me deja con cara de lerdo. Y hay veces que sale a superficie como un corcho que se desenredase del lodo del fondo para flotar en la conciencia. El famoso «Cogito ergo sum», tiene sus revueltas. Habría que decirlo así: "Algo cogita en mí y sobre ese algo flota lo que sé de mí".
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