sábado, 1 de noviembre de 2025

Sobre el final de la misa

La misa es mucho más que un espectáculo, pero como espectáculo, es perfecto. Todo está en su sitio. Y todo es puntual. En la misa no se guardan los cinco minutos de cortesía para los tardones. Todo comienza y acaba cuando toca. Todo es pulcro y ordenado y cada gesto remite a algo más allá del gesto mismo. Hoy, mientras el cura realizaba el proceso de purificación del cáliz (limpiar los bordes, verter el agua, limpiar patena, beber, secar el cáliz con el purificador), pensaba que mientras los cuentos infantiles acaban mal, ya que nos aseguran que los protagonistas «fueron felices y comieron perdices», pero nos ocultan quién se quedó a barrer y fregar; la misa acaba fregando la vajilla, que es lo que se hace en cualquier casa pundonorosa. Al final, en la despedida y cierre (la bendición), lo que se nos está diciendo es «ya os podéis ir, pero no os olvidéis de la pulcritud en ningún momento».

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