viernes, 16 de noviembre de 2007

Del uso autorizado de "morbosidad"

I

Este post quiere dejar asentada una importante excepción en los cánones de Erato, porque las personas con sentido de la ironía tienen carta blanca para usar "morbosidad" cuando les da la gana. Para ser sinceros del todo os diré que a mí la morbosidad me chirría, pero ante la inteligencia uno debe doblar la rodilla y su tinitis lírica y

tirar la capa con gesto altivo
y descubriéndose decirle así:
Pisa morena, pisa con garbo
que un relicario, que un relicario
me voy a hacer
con el trocito de mi capote
que haya pisado,
que haya pisado tan lindo pie.

II

Recompongo la historia (que es la de las Futesas de la luna de noviembre):

2.1.

Yo: Me pregunto si a un poeta le está permitido ser obsceno. Y no entiendo por obsceno el uso indiscriminado de “clítoris”, sino el descuidado de “morbosidad”. ¿Un poeta que use una sola vez “morbosidad” no merece la fulminante expulsión del Parnaso?

2.2.

Súbal: Le diré que para ser un poco creíble, la chica debería haber cruzado las piernas al menos una vez. [i aquell accent tan sensual...]

2.3.

Luis: En cuanto a la palabra "morbosidad" debo decir que suena a la menos morbosa de las palabras, y por esa razón no debe usarse en poesía. Morbosidad es como un grifo abierto en el corazón del verso: toda la música y el ritmo se van en cuanto tropiezan con ella.

2.4.

Yo: Cuando él recitaba, yo escuchaba con atención: cuando lo hacía ella, yo miraba sus piernas.

2.5.

Yo: Un poeta (excepto que diga lo contrario Lola) debería cuidarse muy mucho de utilizar ninguna palabra terminada en "-dad". Hasta "bon-dad" es una palabra poco poética. El poeta, en todo caso, habla del hombre bueno. Pero "morbosidad", así, pronunciado por una chica joven en un escenario que se considera ducha en todos los tipos de adulterio, pero que tiene sus piernas cruzadas contra toda esperanza mientras nos lanza una lluvia de "clítoris"... pues no pega.

2.6.

Lola: Objeto la terminación "dad", sobre todo para que no dar pie a ZP a que venga a poner la Z.

2.7.

Arrebatos: Esta chica joven del escenario, Don Gregorio, debe ser prudente o haber leído de Girondo eso de que las chicas de Flores, se pasean tomadas de los brazos, para transmitirse sus estremecimientos, y si alguien las mira en las pupilas, aprietan las piernas, de miedo de que el sexo se les caiga en la vereda. Por cierto que admirar unas piernas bonitas mientras su dueña recita versos, me parece una forma magnífica de pasar el tiempo.

III

En esto va y en el blog del O.R.I.N.A.L. toman cartas en el asunto:

Ens estalviarem de fer judicis literaris (i dels altres).
Direm que ens alegrem d’haver propiciat l’encontre, que ens agrada fer aquest paper.
Que ens agrada sentir que està passant alguna cosa, que hi ha neguit, que hem originat, l’emergència d’un moment irrepetible i viu.
I que el que hem sentit ens ha agradat. I que la Laia i el Mauricio, siguin ara poetes una mica menys anònims, també. S'ho mereixen.

I ara amb tots vostés un poema de la Laia:

Adúltera amb adolescent

Com n’era d’arriscada
la meva perdició, ho sabia.
Sóc molt intel·ligent
[em faig l’estúpida per a no deixar-te
en evidència]

Tu encara vas posar-te en un perill
més temible; davant seu,
mossegades, un petó fugaç
i les mans deslligades
amb un llaç de seda
quan l’altre du una bena als ulls
[que transparenta]
i ens amaga.

Puc fer-te coses que ningú
es creurà que t’hagin fet
[allà a l’escola privada]
només a canvi
de risc, de perill.

Conducció temerària.
Si em deixes portar el volant
[no tinc carnet]
correrem per circuits
de pell suau i molla
tot fent xisclar
els pneumàtics, gastant-los,
i acariciant el fre,

un pèl, només de tant en tant.
Ho veus?
Ara el cor se t’accelera
i a mi em batega
el clítoris, embogit,
[a set mil revolucions]
els teus dits s’hi perden.
Deixa’m que t’indiqui el camí.

Canvia de marxa
redueix una miqueta
[ja m’espero, aguanta],
¿no veus que la màquina
s’escalfa massa?
I accelera de cop, altra vegada,
i derrapa entre els fluids
de la carretera suada.

Corre fins que s’acabi la benzina
[quin dipòsit més petit!]
i ara aparca al meu costat
i fes-m’ho, amb la calefacció
apagada –el fum és tòxic-
i la música d’una emissora
de moda.
Les dones conduïm més bé, oi?

IV

Y para rematar el asunto, y poner las cosas en su justo sitio, la Laia, la poetisa con las piernas soldadas, se presenta toda ufana en El Café de Ocata para decirnos:

Apreciats comentaristes,

Gràcies pel vostre interès desinteressat en comentar (-me).

M'agradaria fer-vos saber que el vestit vermell no era un atuell escenogràfic, que és el de sortir el dissabte; que el creuament de cames no va ser-hi per circumstàncies estrictament relacionades amb la qualitat de les mitges; i que, si del mot "morbositat" en deixeu desfer cadascuna de les síl·labes entre la llengua, les dents i els llavis, degustareu al pal·ladar la Poesia.

V

Y yo aplaudo el gesto inteligente, irónico y poético (valga la redundancia) de Laia y me pongo inmediatamente a remediar el entuerto dedicándole un poema:

Mortalidad
Bonbonidad
Sisidad
Dadosidad

Morosidad
Bondadosidad
Sidad
Dad

Morenisidad
Boludosidad
¡Sí, Dad!

Mor
Bo
Si
Dad

4 comentarios:

  1. Pues a mí me parece que Laia tiene un hermoso... ejem, poemario. Con mucha morbosidad.

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  2. Ben dit Laia! Ben dit, Senyor Luri! Quina classe, senyor Orinal!

    Me gusta cuando los planes salen bien.

    Felicitats a els tres, i una abraçada!

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  3. Hay que ver lo que cuesta ser poetisa de viejita y sin un 'ejem'. Señores, no sean morbòsidos.

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  4. Por cierto, en el resto de la letra del relicario, una parte del cual cita usted, hay una fenomenología del instante muy profunda cuando dice aquello de 'cuando el torero caía inerte en su delirío decía así...'. El instante del inerte, verbalizado in articulo mortis...

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