lunes, 2 de julio de 2007

¿Todas las opiniones son válidas?

Recojo tres opiniones sobre el atentado contra nuestros soldados en el Líbano procedentes de tres lugares distintos: Galicia, Italia y Colombia. El que tenga oídos...

1. Desde Galicia:



Desde Italia
Gennarocarotenutto:
"Qualunque cosa si pensi della missione in Libano, Jeferson, Yohn Edisson, Jeyson Alejandro, sono morti come europei, cercando di essere europei, per un passaporto, un migliaio di Euro al mese e chissà a caccia di quali sogni".

Desde Colombia:
El Tiempo.com:
Conviene que no se olviden sus nombres, porque ellos podrán ser mejores embajadores ante España y Europa que todos los cancilleres que hemos tenido.

10 comentarios:

  1. ¿Quién detenta los ideales y donde se esconden? Todas las opiniones son válidas. Como hace días que derivamos a un mundo de intereses, cada cual intenta defender los suyos. Los militares que saben mucho de esto no creo que crean para nada en los ideales de la tropa, hacen que en la tropa mande la disciplina y el compañerismo cuartelario y lo que no consiguen con lo uno lo logran con lo otro, que mas da de donde procedan los soldados. No tienen problema luego en utilizar las emociones producidas por sus desastres para crear ideales que galvanicen el grupo en contra del deseo mas esencial, el derecho de vivir.
    Así pues no ha lugar a mártires, son accidentes laborales y al ejercito como a la empresa se les debe exigir que no tengan accidentes. Otra cosa son
    los salarios irrisorios que por descontado siguen la pauta general de casi todos los salarios.

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  2. Me cuesta, me cuesta una barbaridad convencerme a mí mismo que todas las opiniones son respetables. Que da lo mismo si las comparto o no, pues para que respeten las mías debo aceptar la existencia de aquellas que más me sublevan.
    Pero veo el "chiste" macabro y, pese a mi habitual recelo hacia todo lo que huela a militar, me indigno. Como también me ha indignado el lanzarse los cadáveres que han estado practicando los dos principales partidos políticos de este país.

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  3. No lo siento en absoluto. No respeto a las opiniones que no me merecen un respeto, y por supuesto a ninguna que haga escarnio de la tragedia ni confiera irrelevancia a lo es relevante. No repseto a ninguna opinión anti democrática ni a ningún cinismo por el hecho de ser divertido. Respeto a las personas, pero no las opiniones, a las que combato.

    Sobre la Primera de las que muestras, desprecio la estupidez. Sobre las otras dos, creo que abren muchas vías para pensar, ambas. Son puntos de vista que entiendo.

    Pero insisto en lo de las opiniones respetables. ¿Ni a todas ni a los que sustentan esa opinión?

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  4. No, todas las opiniones no son respetables. Las personas, en cambio, todas merecen un respeto.

    Saludos

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  5. Gracias Don Gregorio por el enlace.

    No todas las opiniones son respetables, ni tampoco creo que las personas que defiendan ideales antidemocráticos también lo sean.

    A este paso, se nos presenta delante nuestra un nuevo Hitler y decimos que "respetamos sus ideas" aunque estemos disconformes con ellas.

    Mínimo respeto y máximo desprecio a los que hicieron el cartelito mofándose de los seis soldados.

    Saludos

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  6. Quizás el problema no es reflexionar sobre si todas las opiniones sean válidas, sino pensar si alguna lo es. Porque, además, las opiniones no hablan de lo que es verdad, sino de lo verosímil, ¿no?

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  7. Saludos. Entiendo que las tres son opiniones políticas que ilustran unas ideologías muy concretas: la primera es la propia de la "Antiespaña", del enemigo «interno» de nuestra sociedad política; la segunda es un exponente del ortograma europeísta que pretende rebasar los intereses nacionales en nombre de uno -de otro -camuflado, difuso y fantasmagórico; el tercero es un comprensible y respetable ejercicio de periodismo colombiano de opinión.
    Considero a la primera éticamente cobarde y egoísta, moralmente despreciable, y por supuesto criminal, su autor o autores merecen, por puro principio de autodefensa de nuestra sociedad, una muerte como aquella de la que se alegran, burlan y aprovechan; respecto a la segunda, legalmente tolerable, pero tan hipócrita, mentirosa y éticamente perversa como la anterior, quizá más, opino que su autor merece el público desprecio; la tercera es legítima se mire como se mire, pero me parece que desde nuestra sociedad debería reaccionarse señalando que los nombres a ser recordados no son tres, sino seis, y que aquí se les recordará emocionadamente, a los seis, como españoles que fueron. Los mejores de nosotros. Atentamente,

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  8. Curiosamente y al hilo del comentario de Martín, quisiera llamar la atención al hecho de que las dos últimas opiniones (políticas, desde luego, pero legítimas también), enfocan el hecho desde la perspectiva del hecho sorprendente que tres defensores del orden, representantes de una fuerza de paz, no lo fueran. Por las razones que la emigración fuerza, que son las de la necesidad para subsistir. Desde un hecho luctuoso y terrible, nos salta a la cara el hecho trágico del emigrante que pone su vida en peligro para defender unos valores que son universales, para los que los sostenemos, valores a los que ellos vienen a in tegrarse dispuestos a disfrutarlos. Su "mercenarismo" es, por lo tanto, portador de una buena causa, además de la personal.

    Y por otra parte llama la atención el hecho de que en este caso los otros tres muchachos se han convertido en sombras, por el hecho de ser nacionales, cioudadanos originales del país bajo cuya bandera sirven, o trabajan. Y un hecho muy claro debe integrarlos a los seis: los valores que defienden y la no existencia de un ejército de "servicio" sino de "profesión" abierto a todos los voluntarios por una causa simple: no hay suficientes españoles interesados en formar parte de él.

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  9. En mis clases de filosofía, en aquellos remotos tiempos en que había alumnos en las aulas, solía advertirles: "¡Al que se le escape una opinión, lo suspendo por indecoroso!"
    Hasta que llegó el día en que ví que los matriculados que tenía delante esbozaban una media sonrisa misericordiosa, diciendo que me perdonaban el esfuerzo por hacer un chiste incomprensible.

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  10. comento solo para discrepar, porque no me parece ni tan escandolosa ni irrespetuosa la primera opinión. opino lo mismo y me gusta que la gente diga las cosas como son, servirlas en crudo. nos hemos acostumbrada a comernos la misma mierda de siempre con nombre de exquisitez francesa (en otro idioma siempre gana categoría.

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