Acabo de recibir un golpe bajo, muy bajo. Permítanme ustedes que se lo cuente para desahogar mi corazón. Joan Garrigó, un exalumno que en su tiempo fue un adolescente muy, muy sobrehormonado, me manda un mail lanzándome esta pedrada con forma de pregunta:
¿Aún enseñas a energúmenos sobrehormonados el mito de la caverna?
Me ha dado. En toda la línea de flotación. O, si ustedes lo prefieren, en toda la línea de la concepción (en el sentido estrictamente socrático-mayéutico del término, se entiende).
De repente un rapidísimo relámpago, como un flash noético, ha atravesado la densa oscuridad de mi alma y me ha ofrecido la desnuda verdad de lo que vengo siendo. En el escenario vacío de mis esperanzas toda mi vida profesional se ha desplegado como un pobre simulacro, como la sombra de una sombra. Joan Garrigó, sin conocer la piedad, ha corrido el velo y me ha descubierto como un ingenuo héroe trivial que ignoraba que su vida era un remedo falsario de las maldiciones de Sísifo, Tántalo y Fineo.
¡Ay de mi!
Claudio
ResponderEliminar¿Y a cuántos sobrehormonados habló Sócrates? ¿Cuántos por cada Jenofonte, por cada Platón?
Siempre le quedará el consuelo de pensar que aprendió de ud el sarcasmo.
ResponderEliminarUsted ni siquiera me ha enseñado directamente el mito de la caberna... no me oblige a ponerme sentimental con quien no conozco.
ResponderEliminarTal vez le alegre un poquito el día si le digo que ha sido una de las causas que me ha impulsado a participar y luego fracasar en un concurso literario puramente popular, así como ha emocionar a otro escritor con un solo texto.
Apuesto a que usted seguirá tratando de enseñar a individuos sobrehormonados y de paso haciendo pensar a uno que otro personaje que pasaba por allí, casi por accidente.
Tañe endechas y evita los apotegmas sobrehormonados; sólo son barbaros, vándalos, ¡Bah!¿tracios,tal vez?
ResponderEliminar¿Pero no era Platón el que decía que había que filosofar a partir de los cincuenta años?
ResponderEliminarOs agradezco estas palabras de ánimo, queridos amigos. Pero no estoy en condiciones de atender la barra. No puedo separarme de la botella de orujo. Así que barra libre para todos.
ResponderEliminarIgnacio: Ducho en endechas acabaré.
ResponderEliminarPor cierto, me ha gustado el comentario de tu blog:
"Llevo toda la mañana oyendo y leyendo cosas sobre una corrida de toros.
"Es lo que pasa, cada vez que Teseo entra al laberinto y se encuentra con el minotauro, toda Grecia habla".
¡Exactamento eso.
Joaquín: Como hoy estoy de confesiones íntimas, te haré una. Mi amigo A*. (que quizás ande por aquí), soltero militante, pero que sabe dejarse querer, cumplió un día fatal los cuarenta años. Y su padre, un hombre sensato, le dijo el día de su cumpleaños: "Mira hijo mío, que es hora de sentar cabeza, porque a partir de los cuarenta con el ... no se cuenta". ¿A esto de sentar cabeza es a lo que debe llamársele filosofar?
ResponderEliminarCon la lira ¿no eran los pitagóricos quines empezaron una nueva cosmovisión?
ResponderEliminarSaludos
Y Orfeo consiguió arrancar del dominio de Hades a la hermosa Eurídice. Aunque, finalmente, como dice Lope "quedóse con la sombra de su deseo".
ResponderEliminarA ver, don Gregorio. ¿Qué es eso de acaparar el orujo? Me da lo mismo si es blanco, tostado, de café o de hierbas. Sírvame una copita. Sin hielo, por favor.
ResponderEliminarLuri, ¿no será que el muchacho se ha visto de repente a sí mismo, al cxabop de los años, en la caverba? Tal vez no recuerde el mapa suficiente para salir de ella.
ResponderEliminarNo se preocupe don Gregorio; mire, yo de tetas y de culo siempre he andado bien y me habría encantado tener el placer de que tratara de enseñarme eso ;)
ResponderEliminarbesos
Luis: seguro, seguro que es lo que usted dice. La obnubilación de los sentidos y la ofuscación mental no permite distinguir lo real de lo ilusorio. ¡¡Siga así don Gregorio y deje que el orujo siga haciendo brillar su talento. Y ya... Seguro que en el 3000 dicen que en 2007 había más de un Séneca. ¡Vaya por usted don Gregorio¡ Dos copitas de ToKaji de tres putonios¡¡
ResponderEliminarY yo que siempre imagino al chulopiscina saliendo de una caverna...
ResponderEliminarNo me haga caso Don Gregorio que ando loca cerrando un capítulo de mi vida.
Saludos
Mar
Es una cornada brutal.
ResponderEliminarLola
no es bueno cambiar el mito de la caverna por el de la taberna.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarDoña Kasandra: ¿A qué "eso" se refiere usted?
ResponderEliminar¿Caverna o taberna? Esa es la cuestión.
ResponderEliminarUna de las personas más entrañables que he conocido en mi vida fue Maria Aurèlia Capmany. Un día le dedicaré un post. Tuvimos una cierta relación en los últimos años de su vida y llegó a hacerme ciertas confidencias, algunas de ellas relativas a sus tiempos de profesora de filosofía en un instituto de Badalona. Entre ellas, la de un alumno que le hizo un trabajo brillantísimo sobre el "timo" de la caverna. Cuando Maria Aurèlia lo interrogó sobre el nteligente juego de palabras, él se quedó sorprendido. "¿Qué juego de palabras?". Él simplemente había creído de buena fe, desde el principio, que Platón hablaba del "timo", eso de el "mito" le parecía absolutamente un sinsentido.
al mito de la caverna don Gregorio, se lo juro :)
ResponderEliminarbueno, y a lo que fuera de los tracios, y sobre todo a lo contado en el segundo o tercer post del paseante y sus sombra
Buenos dias
Acabo de ver ésta entrada en el blog. No todos tus ex alumnos te tiran pedradas, no?
ResponderEliminarY tal vez llegue el día que te diga que fue exactamente lo que me enseñaste, y qué fue lo que yo aprendi de ti, que son cosas bien distintas. Si en alguna ocasión vuelves a tomarte chupitos de lo que sea, me encantaría apuntarme... dicen que el alcohol suelta la lengua...