¡Qué aventura magnífica es una buena lectura!
He abierto el libro esta mañana, con un café con leche humeando sobre la mesa, en
El libro, que quizás nunca se publique en español, es “Rosenzweig and Heidegger. Between Judaism and German Philosophy”, de Peter Eli Gordon (
Rosenzweig nació en 1886 y murió, tras sufrir una larga enfermedad que lo fue paralizando poco a poco, en 1929. Por lo tanto no conoció la deriva de Heidegger hacia el nazismo. Por ello mismo es de suma importancia su toma de partido por Heidegger y contra Cassirer en el famoso debate de Davos (probablemente fue Leo Strauss el que lo mantuvo informado de los detalles del mismo). En el combate de Heidegger contra la metafísica tradicional, Rosenzweig encontró su propio combate. Pero lo más curioso es que creía compartir también con él una deuda con las posiciones del último Hermann Cohen. Para los que se sorprendan, conociendo la oposición de Heidegger al neokantismo, hay que decir que los últimos textos de Cohen superan sus posiciones anteriores para llevar a cabo una reflexión sobre la singularidad y finitud del hombre que no dejó indiferente a nadie.
La afinidad que reconoce Rosenzweig con Heidegger pone en cuestión las teorías que consideran que la filosofía del autor de Ser y tiempo (especialmente su sentido de la temporalidad) conducían inevitablemente hacia el nazismo.
No sigo. Tengo que hacer la comida. Voy por la página 27 y el libro tiene 314. Me espera una orgía.
La entrega del lector al libro es uno de los grandes placeres de esta vida. Perderse ahí, abandonarse ahí. Se pierde la noción del tiempo y uno deja colgada su vida quién sabe dónde.
ResponderEliminarSaludos, Gregorio.
Cuidado con las resacas.
ResponderEliminarSaludos
Y -Gabriela, Petrusdom- aunque como dijera Ovidio, "Post coitum omne animal triste est", no por eso vamos a dejar de amar.
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