Idealismo. Me imagino que alguno de vosotros (si tiene más de cincuenta años) recordará al menos los coletazos post mortem de “Socialismo o barbarie”, el grupúsculo de Claude Lefort y Cornelius Castoriadis cuya principal aportación al pensamiento político fue la demostración empírica de que un grupúsculo marginal es infinitamente divisible en partículas cada vez más pequeñas, pero igualmente esencialistas que el grupúsculo matriz. Acabo de leer algunos capítulos de una obra de Castoriadis, pensador tan contundente como poco original (Lo que hace a Grecia I: De Homero a Heráclito. Seminarios 1982-1983. La creación humana II, FCE, 2006). No esperaba acabar con una frase adherida en la suela de la memoria de la que no tengo manera de desprenderme. Es esta:
“Hagamos lo que hagamos nunca haremos otra cosa que lo que se hacía en una ciudad democrática (griega); cierta colectividad decide; somos iguales, y siempre hay alguien que queda excluido, así, de esta colectividad de iguales. Hagan lo que ustedes hagan, siempre será así”
¿Siempre será así?
Las almas beatas nunca lo admitirán. Son incapaces de aceptar que cada régimen político genera de forma natural sus anticuerpos específicos y, por lo tanto, sus propios excluidos. Las almas beatas son, sobre todo, incapaces de mirar a la cara a los excluidos que generan sus buenas, sus altísimas, sus dignísimas buenas intenciones. Son absolutamente ciegas respecto a los exiliados por su celestial filantropía.
Las almas políticamente beatas son muy de temer. En cuanto sospechan que no compartes su entusiasmo te lanzan a un campo de reeducación.
Recuerdo un ya viejo manual de "Teoría del Estado y Derecho Constitucional", del profesor González Casanovas, que concluía con un capítulo que se titulaba así precisamente, "socialismo o barbarie". Era un caso de maniqueísmo muy comentado por los compañeros (me remonto al curso universitario 1982-1983).
ResponderEliminarSiempre he tenido la impresión que el ciclo "ictadura-oligarquía-democracia" era eso: un ciclo y que tendía a repetirse en los Estados cuya ciudadanía no alcanzaba una inteligencia política ajena a las ideologías más primarias: la transformación de la sociedad y del hombre como parte de una confrontación en la cual la otra parte era la conservación de todas las dsigualdades posibles.
ResponderEliminarEl socialismo, para prosperar frente al conservadurismo (no se trata de una lucha entre capitalismo y socialismo, sino de transformación social en la dirección de una producción de riqueza digna de ser redistribuida) ha debido tirar de la inteligencia para justificar las razones de sus esfuerzos por el cambio y se ha perdido en ella y en los laberintos del pensamiento.
En el post anterior, Luri, citaba una frase de Lulio que siempre me ha gustado porque parece una frase trampa, es la que dice: "la justa medida es la que se halla en medio de los dos extremos, que son vicios". Cuando el socialismo se instituyó como vía de solución, estaba en un extremo y en el otro el conservadurismo más salvaje. El camino a la barbarie por su parte fué la implosión de células y células (I, II, III hasta el casi infinito.
Pues, será una indefinida proposición de igualdades indefinidamente alejada de la verdadera realidad.
ResponderEliminarLa antinomia socialismo o barbarie, me ha remitido a recordar la que sostuviera Domingo Faustino Sarmiento (Siglo XIX) Civilización y barbarie...
Claudio.
ResponderEliminarQuizá es propio de las almas politicamente beatas el pensar que la política (y sus decisiones y sus "soluciones") agotan la realidad y sus registros.
Por un lado, habrá aspectos que queden fuera del alcance de las decisiones políticas (no de la política en cuanto todo es política). Esta es una forma de exclusión, llamémosla negativa. Luego, habrá la exclusión positiva, la que crean determinadas acciones políticas. Y pienso que más exclusión crearán cuanto más campo no-directamente-político quiera cubrirse politicamente.
El socialismo sería un caso extremo de esa hipertrofia política: la política lo abarca todo y lo justifica todo.
Si es cierto que todo sistema político genera de forma necesaria un tipo u otro de exclusión, los que más exclusión generarán son los sistemas que politizan absolutamente toda la convivencia, es decir, los sistemas totalitarios.
ResponderEliminarCualquier sistema político o no es homeostático. Tengo una resaca hoy... Don Gregorio, que como echo de menos una celda sombría en un monasterio para pasar allí las próximas 24 o 36 horas :)
ResponderEliminarLe aseguro, doña Kasandra, que no me cuesta nada imaginármela a usted de clarisa o carmelita. Es usted una gran mística.
ResponderEliminarNo cree usted que estamos cerca de la barbarie? esas particulas cada vez mas pequeñas estan ahora muy separadas, aunque cmpartan muchas de las cosas esenciales en sus vidas. Divide y venceras.
ResponderEliminarUna ultima pregunta, como se reeduca a un colectivo?
Usuario anónimo: ¿Reeducar a un colectivo? ¿Con profetas y entusiasmo!
ResponderEliminar"Las almas políticamente beatas son muy de temer. En cuanto sospechan que no compartes su entusiasmo te lanzan a un campo de reeducación".
ResponderEliminarEs de antología, Gregorio. Y estoy totalmente de acuerdo. Pero es que lo has dicho con una frescura (se entiende, claro...)
El que usted esté de acuerdo, doña Mar, me ayuda, y no poco, a creer en mis propias palabras.
ResponderEliminarBueno Don Gregorio... como monja de los 'illuminati' me dirá usted que no tengo precio xD
ResponderEliminarBueno no sé si eran esas... pero una vez me contaron la historia de sus visiones... y como que iba mucho conmigo. Sintiendo todos esos diablos por el cuerpo :)