Quienes siguen este café están al tanto de mi "love affair" con Bulgaria. Comenzó gracias a una beca del Ministerio de Asuntos Exteriores que me permitió investigar quién demonios era esa extraña diosa Bendis a la que Platón, sorprendentemente, dedica el primer libro de su inmortal República. Continuó cuando invité a dos miembros del Instituto de Tracología de Bulgaria a un congreso sobre mitología mediterránea que organicé en Terrassa en 1998. Más como muestra de agradecimiento que como reconocimiento de mis escasísimos méritos, el director de este instituto, Alexander Fol, me invitó a inaugurar el congreso de tracología que se celebró un año después en Sofía y Yambol. Mi madre siempre me protestaba, con más que sobrada razón, por mi manía de dedicarme a cosas cuyos nombres ella no podía pronunciar cuando intentaba sacar pecho materno delante de sus vecinas. Hubiese querido que fuese algo de provecho, es decir, un perito. ¡Y va y le salgo tracólogo aficionado! (no me atreví a decirle nunca que también soy miembro de la Asociación Internacional de Plutarquistas, por no darle un disgusto).
En fin.
Recuerdo con especial cariño el recorrido que Ruja Popova nos hizo por Bulgaria a mi mujer y a un servidor de ustedes tras haber atentado contra la buena fe de los congresistas con una disertación dedicada a las huellas órficas en la República, de Platón, claro. Regresé a Barcelona meciendo un sueño ambicioso entre los brazos que corrí a presentarle a Luis Monreal, por entonces responsable de exposiciones de la obra social de La Caixa. En el 2005 el sueño se hizo carne con la forma con una exposición sobre la cultura tracia que recorrió Barcelona, Madrid y Valencia. En el transcurso de la misma pude invitar a visitar Barcelona a Alexander Fol (que ya llevaba clavada la estocada mortal del cáncer) y a Ruja Popova. Posteriormente he llegado hasta la insensatez, propia de un hooligan, de participar en un corto para el Canal Arte sobre el rey tracio Seutes.
Cada vez que he vuelto de Bulgaria he traído las maletas a rebosar de agradecimiento. En uno de estos viajes Bogdan Bogdanov, impulsor y rector de la Universidad Nueva de Sofia, me invitó a dar una conferencia sobre Platón cuyo resultado editó en un librito precioso en el que tengo por vecino, en el capítulo colindante, nada más ni nada menos que a Jean Pierre Vernant. Ahora estoy en condiciones de manifestarle a Bogdanov mi agradecimiento, porque Alexandre Veiga se ha atrevido (¡aún quedan románticos!) a publicar en su editorial, Axac, una selección de sus ensayos y me ha concedido el honor de escribir el prólogo. Por supuesto, recomiendo su lectura a todos los aquejados del incurable mal del platonismo, que continúen dispuestos a seguir siendo fieles a esa permanencia en la enfermedad que es la filosofía. Presentaremos el libro a primeros del mes que viene en Sofia.
Más información sobre el libro, titulado "Modelos de realidad" AQUÍ.
Qué bueno!!! Abrazos.
ResponderEliminarLa exposición del 2005 fue la de los tesoros tracios, ¿no? Estuvo en CaixaForum de Barcelona durante algo más de un mes si no recuerdo mal, me encantó!!! Un abrazo. Nedko Nedev.
ResponderEliminarFui a visitar la exposición y me pareció estupenda. Una ilusión para el fin de semana después de la rutina laboral. ¿Habrá otra?. Por cierto, perdonen mi ignorancia, pero ¿qué es la tracología?. En mi diccionario de la R.A.I no viene.
ResponderEliminarHaré el intento de comprármelo y entenderlo, a ver si se me pega algo. Ya habrá visto la contra de hoy de la Vanguardia.
ResponderEliminarfgiu: A veces la vida se empeña en darnos sorpesas agradables y uno tiene la sensación de que aceptarlas con humildad es una forma de oración al dios desconocido.
ResponderEliminarNedko: Muchas gracias. El contacto de cada una de aquellas piezas en mis manos es algo que no olvidaré jamás.
ResponderEliminarAnónimo: Hubo otra en Montpelier y habrá, sin duda, otras. ¡Faltaría más!
ResponderEliminarSusana: Si me permite recomendarle el prólogo...
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