Pues advierto una relación entre intimidad y literatura muy en la onda del cultivo de lo bográfico. Nada de teorias sobre el cuerpo, el deseo, la intimidad y las tres personas del yo y un único narrador verdadero: bragas, lectura. ¿Puede pedirse más? Vale por todas las campañas en pro de la lectura que, desde que se inventaron, han matado lectores como fenecen los espermatozoides que acaban chocando contra el látex.
A mi me parece una asociación de ideas genial,quien no ha necesitado alguna vez un buen papel, para menesteres relacionados??? Sera un pensamiento de Marta o Maria?? Don Gregorio, gracias por poder ver con claridad que estamos en el Cafe de Ocata, hasta ahora andabamos entre penunbras!!!
No sólo de luz vive el hombre, querida Glauka. Mejor: Glauka-María. Tendremos que vernos con alguna botella de por medio. Por cierto, el lunes me voy para Bulgaria, ¿no querrá usted venirse conmigo?
Uno de los libros que regalan, y es lo triste, pertenece a un antiguo premio nacional de poesía, José Luis Prado. Lo no tan triste es que D. Gregorio tomó prestada la foto de mi blog (cosa que agradezco) pero los comentarios le llegan al suyo (para mí que tiene Ud. más seguidores que yo, Sr. Luri). Están todos invitados.
Arrebatos: Los caballeros de mi edad en circunstancias como la presente sólo hablamos de elegías. Pues sí, me vuelvo para allá. Si consigo traer un vino en condiciones, lo llamo y recitamos todas las elegías que sepamos.
Pucela a Capella: Yo, la verdad, no veo nada triste en el regalo. Quien quiera sólo bragas, puede rechazarlo y punto. O puede quedarse con el libro y rechazar las bragas. O quedarse con ambas cosas, que m´`as necesario que lo necesario es lo superfluo. Respecto a los amigos que se pasan por el café... bueno, usted es uno de ellos... por eso le robé la foto. Reconozco mi deuda.
Le tomo la palabra. Tengo en casa desde hace unos meses una botella de champagne que nunca encuentro el momento de descorchar. No me parece mala idea hacerlo para celebrar un buen vino Búlgaro.
Arrebatos: En cualquier caso, traeré raquía, eso seguro. Le tomo, obviamente, la palabra. ¿Recuerda usted cuando el gran Tomàs Arias lo tomó a usted por Glauka?
No hay deuda, estimado Gregorio (si me permite apear el tratamiento), sino alegría por el hecho de que se haya declarado e inscrito usted como seguidor de mi blog (los aficionados tenemos nuestro corazoncito). Y como he dejado escrito en el último comentario sobre el trío de bragas con premio, la foto no me pertenece, ni creo que tampoco a ningún blog, sino a la autora que resultó ser Dña. Begoña Abad (miedo me da decir la Señorita Abad, aunque sea soltera), una mujer de Oviedo que acertó a pasar por ahí, como decía Aute. Y la tristeza del asunto iba en clave de oferta - demanda. Si a mí me dieran a elegir, preferiría leer sin calzoncillos / bragas que llevar ropa interior y no poder leer.
Sólo de pensar que a lo sumo esa oferta debería ser al revés... pff, no puedo seguir pensando.
ResponderEliminarPero bueno, tomémoslo con humor... si es que puede haberlo.
!!!! coñe pero si es el mio¡¡¡¡¡
ResponderEliminarAy, me encanta.
ResponderEliminarY se trata de una elegía...
He pensado lo mismo que María debería ser al revés, por tres libros regalar unas bragas. Miraremos el tipo de compra luego absurda que no utilizas.
ResponderEliminarMe asusta pensar en los libros que sería yo capaz de dar por unas únicas bragas.
ResponderEliminar¿A eso se le llama "fomentar la lectura" o "tener las estanterias llenas de libros que no leeras nunca"?
ResponderEliminarEm veig incapaç de comentar-ho...
ResponderEliminarPues advierto una relación entre intimidad y literatura muy en la onda del cultivo de lo bográfico. Nada de teorias sobre el cuerpo, el deseo, la intimidad y las tres personas del yo y un único narrador verdadero: bragas, lectura. ¿Puede pedirse más? Vale por todas las campañas en pro de la lectura que, desde que se inventaron, han matado lectores como fenecen los espermatozoides que acaban chocando contra el látex.
ResponderEliminarPara qué vamos a engañarnos. La mayoría de los libros, ni regalados.
ResponderEliminarSi Sanchez Dragó levantara la cabeza...
ResponderEliminarJuas, qué bueno. Seguro que alguno se lo lleva para darle "equilibrio" a su vida.
ResponderEliminarDespues de sus últimas declaraciones Sanchez Drago no vuelve a levantar cabeza, si no es por morbo.
ResponderEliminar¿A quien se le habrá ocurrido semejante horterada? Esperemos que por lo menos las bragas no tengan costuras y quien las compre sepa leer
ResponderEliminarA mi me parece una asociación de ideas genial,quien no ha necesitado alguna vez un buen papel, para menesteres relacionados??? Sera un pensamiento de Marta o Maria??
ResponderEliminarDon Gregorio, gracias por poder ver con claridad que estamos en el Cafe de Ocata, hasta ahora andabamos entre penunbras!!!
No sólo de luz vive el hombre, querida Glauka. Mejor: Glauka-María.
ResponderEliminarTendremos que vernos con alguna botella de por medio.
Por cierto, el lunes me voy para Bulgaria, ¿no querrá usted venirse conmigo?
¿Son de segunda mano?
ResponderEliminar¿Las elegías regaladas?
ResponderEliminarBueno... las bragas también sería importante saberlo, don Gregorio. Así como saber si a las elegías se les borran las palabras si se lavan a máquina.
ResponderEliminarPor cierto que veo que vuelve usted a Bulgaria. Sepa que aunque me da muchísima envidia, no le daré el gusto de reconocerlo públicamente.
ResponderEliminarUno de los libros que regalan, y es lo triste, pertenece a un antiguo premio nacional de poesía, José Luis Prado. Lo no tan triste es que D. Gregorio tomó prestada la foto de mi blog (cosa que agradezco) pero los comentarios le llegan al suyo (para mí que tiene Ud. más seguidores que yo, Sr. Luri).
ResponderEliminarEstán todos invitados.
Arrebatos: Los caballeros de mi edad en circunstancias como la presente sólo hablamos de elegías.
ResponderEliminarPues sí, me vuelvo para allá. Si consigo traer un vino en condiciones, lo llamo y recitamos todas las elegías que sepamos.
Pucela a Capella: Yo, la verdad, no veo nada triste en el regalo. Quien quiera sólo bragas, puede rechazarlo y punto. O puede quedarse con el libro y rechazar las bragas. O quedarse con ambas cosas, que m´`as necesario que lo necesario es lo superfluo.
ResponderEliminarRespecto a los amigos que se pasan por el café... bueno, usted es uno de ellos... por eso le robé la foto.
Reconozco mi deuda.
Le tomo la palabra.
ResponderEliminarTengo en casa desde hace unos meses una botella de champagne que nunca encuentro el momento de descorchar. No me parece mala idea hacerlo para celebrar un buen vino Búlgaro.
Arrebatos: En cualquier caso, traeré raquía, eso seguro.
ResponderEliminarLe tomo, obviamente, la palabra.
¿Recuerda usted cuando el gran Tomàs Arias lo tomó a usted por Glauka?
No hay deuda, estimado Gregorio (si me permite apear el tratamiento), sino alegría por el hecho de que se haya declarado e inscrito usted como seguidor de mi blog (los aficionados tenemos nuestro corazoncito). Y como he dejado escrito en el último comentario sobre el trío de bragas con premio, la foto no me pertenece, ni creo que tampoco a ningún blog, sino a la autora que resultó ser Dña. Begoña Abad (miedo me da decir la Señorita Abad, aunque sea soltera), una mujer de Oviedo que acertó a pasar por ahí, como decía Aute.
ResponderEliminarY la tristeza del asunto iba en clave de oferta - demanda. Si a mí me dieran a elegir, preferiría leer sin calzoncillos / bragas que llevar ropa interior y no poder leer.
Recuerdo que me tomó por fémina, pero ignoraba que fuera Glauka la destinataria real de sus suspiros.
ResponderEliminarBuen viaje Gregorio!
ResponderEliminarAhora que lo pienso, esa elegía que regalima es toda una provocación a mi imaginación.
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