Gracias al arte confiamos plenamente en nuestra capacidad creadora. En el arte nada es tópico.
Escribo esto tras haber pasado la tarde en La Escocesa, una antigua fábrica convertida en taller colectivo de creación artística preparando un artículo para Barcelona Metrópolis. Las ratas nos miraban desde los rincones y el frío, principal enemigo del mosquito tigre, ya iba reservándose sitio para el inminente invierno por las rendijas de las paredes, pero entre esos jóvenes artistas, rodeados de ruinas, era posible creer en el optimismo. Unos pocos metros más allá, al otro lado de la Calle Pere IV, en la puerta de madera de la iglesia del Sagrado Corazón una mano anónima había escrito en árabe "Alá es grande", pero eso sólo se veía al salir de la Escocesa, justo donde comenzaba el mundo.
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