Siguiendo las escandaleras de indignación moral que provoca Belén Esteban (para mayor gloria de su manager, que sea quien sea, es un genio) no puedo evitar pensar que hay personas (y no pocas) que confunden la hipocresía con la virtud. Y no les falta razón, porque en la sociedad del espectáculo el límite de la hipocresía suele coincidir con el de la moralidad. Por eso es fascinante el espectáculo moral que genera el torbellino Belén Esteban. Allá donde ella aparece, aparecen como su sombra la vergüenza, el orgullo, la lágrima, el aplauso, el coraje, el dinero (claro), la frivolidad, el sexo, la religión, el vecino del quinto, el despecho, el perdón... Todas estas cosas pueden ser despreciadas por los aristócratas de la moralidad, pero ello no evitará que sigan presentes, actuando en el día a día de la ciudad.
Dicen que en Siracusa le preguntaron a Platón que resumiera la "politeia" de Atenas. Este concepto de "politeia" nombra el régimen político pero en el sentido de forma o alma de la ciudad, es decir, aquello que tiene la capacidad de modelar el carácter de los ciudadanos. Platón contestó que quien quiera conocer la "politeia" ateniense debe acudir a las comedias de Aristófanes.
Hay que reconocer que nuestros modernos Aristófanes están muy, muy lejos del griego. Pero son ellos los que siguen escribiendo la comedia (quiero decir, el régimen) de la ciudad.
Personalmente creo que es interesante el fenómeno Belen Esteban; tengo entendido que a un directivo de T5 se le escapó que la encuesta que se hizo referente a Belen, fue pagada por esta cadena. Imagínese que T5 opta a presentarse a una concesión, y juega con presentar a Belen Esteban a las elecciones, una jugada maestra. Creo que los de T5 han querido demostrar que realmente los medios de comunicación son el 4º poder, yo sospecho que no son el 4º, son el 2º.Por todo ello creo que le dan la razón una vez más a Ud Don Gregorio, la cuestión esta en la enseñanza.
ResponderEliminarMenos mal que la televison me sirve para dormir. No llego ni a los creditos.
ResponderEliminarLo que no entiendo, es porqué la llaman la princesa del pueblo, a imitación de aquella malograda Leidi dí británica, que era una mujer con un fondo estupendo, cursi y bien educada. Supongo, que llamarla, la cenicienta de la jet, no lo hubiera captado nadie, y además, una cenicienta millonaria, ¿Dónde se ha visto eso?...
ResponderEliminarY a nuestro Aristófanes particular, Boadella, consiguieron hacerle la vida irrespirable hasta que, con buen criterio, decidió salir a respirar otros aires menos contaminantes, menos castradores, menos religiosos... él que pudo.
ResponderEliminarOs invito a leer este post sobre las dos últimas estrellas mediáticas del país:
ResponderEliminarhttp://observadorsubjetivo.blogspot.com/2010/10/pantoja-esteban-fama-y-ambicion.html
http://www.hds.harvard.edu/news/bulletin_mag/articles/38-34/jackson.html
ResponderEliminarMe alegra ver que la gente inteligente no apoya a Belén Esteban.
ResponderEliminarSe ha hecho un mal uso de la estética más kitsch, abusando y rebajadola directamente a lo más cutre.
El papel de Belén Esteban no tiene precedentes y parece un cumplido a todos los maleducados e inútiles para imponer este mal modelo a seguir