I
Lo peor de la infelicidad es que deja manchas difíciles de limpiar. En cambio las de la felicidad se van con cualquier cosa.
II
Me parece razonable suponer que un argumento bien fundado tiene menos fuerza de convicción que una hermosa metáfora.
III
Cuando la realidad nos llega al cuello tendemos a pedir un flotador a nuestros sueños.
IV
Gracias a que la vida nos arrastra no tenemos que estar pensando constantemente a dónde vamos.
V
Una biografía es un combate a muerte con la biología. Como es natural, el logos triunfa.
VI
La lengua materna es la caricia.
VII
Nuestros ojos y lo que vemos se encuentran ligados por el yugo de lo que somos.
VIII
Uno tiene mil maneras de asegurarse la infelicidad; para disfrutar de un poco de felicidad, hay que atreverse a dar palos de ciego.
IX
Si no temiera malinterpretarme, algunas veces me atrevería a creer en lo que pienso.
X
Y si supiera expresarme, no hay duda: creería en lo que digo.
XI
Pensar es tropezar
XII
No conviene ser demasiado exigente con uno mismo, para evitar defraudarse.
XIII
Es más fácil enseñar a hablar que a callar.
Hablando de felicidad ...la vanidad es incompatible con la felicidad
ResponderEliminarPeggy: Me doy por aludido.
ResponderEliminarvaya no era mi intencion :) pero no creo que la vanidad sea uno de sus rasgos ...aunque si la inteligencia
ResponderEliminarPeggy, Luri, yo creo que la vanidad es siempre una percepción del otro. ¿Que inteligencia no peca de vanidarse por el hecho de mostrarse?
ResponderEliminarAhí van una reflexiones a contrapelo de tus aforismos.
II. El poder de lo brillante a caballo de la irreflexión.
III . Retrasar el ahogarse es, cuando menos, esperanzador.
VI. Una caricia en el ser impregna el ser. La aprendida: una adherencia a la identidad
IX. ¿Ni siquiera cuando lo piensas?
XI. Tropezar hasta en el pasillo de casa, suele decirse.
XIII. Igual que aoprender
Una palabra tierna -dicen- vale por mil palabras vehementes. Yo a veces me olvido.
ResponderEliminarLa vanidad es imprescindible para la felicidad. Para la felicidad Aristotélica que es la que creo que gusta a la gente civilizada.
ResponderEliminarLa prueba es el descalabro que produce en nuestra felicidad el hundimiento de nuestra vanidad.
¿Por qué he escrito aristotélica con mayúscula? ¿Alguien me explica por qué soy incapaz de escribir decentemente con un teclado?
ResponderEliminar¡Ven! ¡A eso me refería con el hundimiento de la vanidad!
Hablemos de la vanidad. Es un concepto ambiguo, porque, básicamente significa:
ResponderEliminar1. Arrogancia, presunción, envanecimiento.
2. Caducidad de las cosas de este mundo.
En el segundo sentido, todo es vanidad: "Vanitas vanitatis et omnia vanitas". Y, por lo tanto, nada es vanidad.
En el primer sentido: ¿Cuándo la necesaria confianza en uno mismo y el subsiguiente sentimiento de ser portador de determinados valores se convierte en vanidad?
Me sorprende su 'facilidad' para los aforismos. ¿Los tiene escritos y los publica periódicamente?
ResponderEliminarDe los de hoy, me quedo con tres:
VI. La lengua materna es la caricia.
XI. Pensar es tropezar
y el II. Me parece razonable suponer que un argumento bien fundado tiene menos fuerza de convicción que una hermosa metáfora.
Aunque también firmaría la glosa o apostilla que le ha hecho a ese aforismo Luis Rivera.
Un saludo.
Bello, don Gregorio, y profundo :)
ResponderEliminarJuan Domingo me temo que los filosofos los llevan en la sangre ;)
ResponderEliminarTraduzco por pura vagancia a un lenguaje no spinociano lo que dice el "perro muerto" (y me refiero al aforismo número II): nada distingue una idea verdadera de una falsa en cuanto a su fuerza. Contra todo idealismo, la verdad no se impondrá "al final de los tiempos": la verdad es algo por lo que hay que luchar.
ResponderEliminarQué poco ingenuo era Spinoza. La "Ética" podría llevar el subtítulo de "contra toda ingenuidad".
Saludos.
Bellos aforismos. Sobre las metáforas, también una novel·la o una buena pel·lícula tienen más poder de convicción que cualquier tesis bien razonada, són, también metáforas.
ResponderEliminarJuan Domingo: Es que los aforismos n hacen más que revolotear por mi cabeza, así que no tengo otro remedio que ir cazándolos para que me dejen en paz. La incapacidad para grandes pensamientos es compensada en mi caso, con la fluidez para pensamientos nimios.
ResponderEliminarKasandra: Pase, pase usted, y siéntese un rato, ya sabe que su compañía es muy grata.
ResponderEliminarOtro: Claro, la verdad está allá, en el empíreo, cerrada en sí misma, tan autista e intemporal... No baja a este mundo sino a base de esfuerzo y al menor descuido, vuelve a escaparse.
ResponderEliminarGracias, Júlia. Lo cierto es que, si miramos a nuestro alrededor, lo que observamos inmediatamente es que hay mucha más gente dispuesta a dar y quitar la vida por una metáfora o una metonimia que por un algoritmo.
ResponderEliminarDon Gregorio, son muy bellos aforismos. Aquí le dejo uno que escribió en sus parajodas Martín Micharvegas: Soy el más fuerte de los débiles mentales.
ResponderEliminarVeo que no quedó grabado mi comment...
ResponderEliminar"Gracias a que la vida nos arrastra no tenemos que estar pensando constantemente a dónde vamos..."
...y a eso muchos le llaman libertad.
Lo importante de los aforismos es que tiene múltiples interpretaciones. Sólo quien tiene la clave de su codificación correcta puede llegar a profundizar en su significado y comprenderlos.
ResponderEliminar- Apunto el siguiente que por supuesto no es de mi cosecha:
"LA CAUSA DEL DOLOR ES LA ASOCIACIÓN O LA IDENTIFICACIÓN DEL QUE "VE" CON LO VISTO Y EL REMEDIO RADICA EN SU DISOCIACIÓN".
A PROPÓSITO DE LA VANIDAD...
Es la pasión neurótica que me hace vivir para la mirada del otro. Tu me pides esto y yo te lo doy... Vives para la galería y eso es muy cansado. Yo he aprendido a no maquillar mis necesidades descubriendo lo que yo necesito sin pedir la aprobación del otro...
Mi vanidad decía: MÍRAME, hasta que caí en la cuenta de que puedo mirarme a mi misma y comprenderme, sin pedir la aprobación del otro.
Neelam
Doña Martina: Un placer, recibirla en este Café. Bien venida,
ResponderEliminarMar: Hay que descansar de la libertad, como de todo.
ResponderEliminarNeelam: ¿De verdad consigues verte a ti misma sin la mediación del otro? A mi me resulta imposible. Son mis gestos, reacciones, silencios, etc. ante los demás los que me muestran a mí mismo con sinceridad.
ResponderEliminarComo siempre, me encantan tus aforismos. Respecto al XIII añadiré una cosa más, que decía un viejo profesor ya desaparecido: "Hablar es fácil. Lo difícil es decir algo." Besos, querido amigo.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo Gregorio Luri, la mediación esta vinculada a la armonía que me permite tener un contacto sano con el otro para observarme, verme, silenciarme... yo me refería a la vanidad como estructura de caracter que sustituye el verdadero contacto con el otro, por la pasión de vivir para los ojos de los demás. Un placer su puntualización.
ResponderEliminarQué gran descubrimiento este blog. Aprendo de cada línea. Ahí va mi aportación de la mano de Bernard Shaw:
ResponderEliminarAlgunas personas miran al mundo y dicen ¿Por qué?. Otras miran al mundo y dicen ¿Por qué no?.
Saludos.
CastaDiva.
Neelam: Claro. La introspección siempre engaña. Nos convierte en gigantes o en enanos, pero le cuesta captar nuestra estatura normal. Para percatarnos de lo que medimos tenemos que exponernos a los otros.
ResponderEliminarBienvenida, Casta Diva, y gracias por tus palabras y tu aportación.
ResponderEliminarVivir de frente, sin miedos o con ellos. Apropiados aforismos, unos más que otros.
ResponderEliminarVisi: ¿Unos más que otros? ¡Me acabas de arrojar al abismo de la depresión! Si algún día salgo a la superficie o haré sujeto a algún aforismo.
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