Se mire como se mire, morirse es fatal para la salud. Por eso no me acabaron de convencer los argumentos del Dr. C., del Hospital de San Pablo, de Barcelona:
-Mire usted –me dijo la primera vez que me vio- la salud no es más que un paréntesis entre dos enfermedades, y normalmente no presagia nada bueno.
Yo pensé, intentando componer apresuradamente una cara de circunstancias, porque a mi los médicos me intimidan mucho, que mientras hay paréntesis hay esperanza. Lo malo es cuando uno se enfrenta al corchete final.
La verdad es que al Dr. C. del Hospital de San Pablo no le hice demasiado caso tampoco con su terapia. Se empeñó en que mis males se confundían con mi origen.
- ¡Si es usted navarro, no se hable más!
- ¿Qué quiere decir? –le pregunté, perplejo.
- ¡Que a usted hay que curarle la navarridad!
- ¿Es que ser navarro es una patología?
- ¡Y tanto!
- ¿?
- Le diré los síntomas: Usted de masticar nada, a tragar, con prisa; beber agua, lo menos posible. ¿Para qué, habiendo vino? Por supuesto nada de irse a la cama sin pasar por el frigorífico, aunque se haya levantado a mear a media noche. No dejar la mesa mientras quede comida…. ¿Sigo?
Me daba igual que tuviese razón o no. A mí, mi navarrismo no me lo cura nadie. ¡Faltaría más!
Pero no quería hablar de esto, sino de cuando uno se enfrenta al definitivo cierre del último corchete, de cuando uno intenta mirar cara a cara a la anónima naturaleza que reclama los intereses de tu vida. En esos momentos, el hombre que es, inevitablemente, un animal metafórico, a poco que pueda controlar su aliento, habla, aunque sólo sea para gritar un “¡No!”, que es lo que contestó Alfred Rosenberg cuando le preguntaron si quería decir sus últimas palabras, dejando en el aire un problema metalingüístico de mucho cuidado.
Guardo con especial ternura dos despedidas emocionantes. Una es la del padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, que en lugar de aceptar con naturalidad que la muerte resuelve de manera definitiva el malestar de la cultura exclamó: “¡Esto es absurdo! ¡Esto es absurdo!”. Y repitiendo su perplejidad, se fue de entre los vivos. La otra, lo reconozco, me toca el alma. Es la del insigne torero Manuel Rodriguez, Manolete, que viendo que se desangraba por el boquete que le había provocado la cornada de un miura en la plaza de toros de Linares, acordándose de que era hijo de la viuda de Lagartijo Chico, se fue con este quejido: "¡Qué disgusto le voy a dar a mi madre!".
Y la más curiosa de todas las despedidas es la que contó Manuel Vicent en El País (21-8-05) sobre el padre de Sabina, el cantante. Sintiéndose ya en las postrimerías, convocó a toda su familia alrededor de su lecho, porque quería confesarles una inquietud que le corroía el alma. Ante la gravedad de la llamada, acudieron todos, solícitos y expectantes y cuando el moribundo los tuvo a todos congregados a su alrededor, les dijo: “¡Quisiera yo saber de dónde sacan tanto dinero las diputaciones provinciales!”. Y se murió.
Es que es absurdo morirse con preguntas inacabadas ...por eso mejor indagar aunque sea en el ultimo momento ...lo digo por la despedida inquisitoria que relata .
ResponderEliminarsaludos
¡¡Anda¡¡ Pues no digamos nada lo fatal que es la salud para la MUERTE.
ResponderEliminarClaudio
ResponderEliminarLeí hace algún tiempo a Comte Sponville. Siguiendo a Epicuro, sostenía que la muerte no es algo que nos ocurra a nosotros.
Y añadía: naturalmente, esto no cambia de por sí las cosas, no dejaremos de temerla. Pero por lo menos, sabremos que estamos temiendo a algo que no existe, lo cual convierte al miedo, que se refiere a lo real, en angustia, que tiene que ver con lo inexistente. Por algo se empieza.
Uy neelam, yo no estaría tan seguro de eso.
ResponderEliminarHace unos (muchos ya) años, en una viñeta del genial Perich a raíz del deceso de un político -no recuerdo quién- estadounidense, decía algo así:
"Muere haciendo footing, por lo que muere en perfecto estado de salud"
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSi hacer footing implica "morir en perfecto estado de salud" y si además lo dijo mi amado padre "Hermano Lobo", Arrebatos: Retiro lo dicho y bajo al parque para comenzar mi entrenamiento...
ResponderEliminarSaludos a todos. Permitidme que me regodee con don Carlos, que para eso es de mi pueblo, y se ha presentado hoy en este Café con la palabra "cícero" bajo el brazo.
ResponderEliminarOs pongo en situación. Dice la RAE de esta hermosa palabra lo siguiente:
(Del lat. Cicĕro, Cicerón, por ser del cuerpo 12 o lectura los tipos de una de las primeras ediciones de las obras de este orador romano).
1. m. Impr. Tipo de letra de imprenta que es de un grado más que la de entredós, y de uno menos que la de atanasia.
2. m. Impr. Unidad de medida usada generalmente en tipografía para la justificación de líneas, páginas, etc. Tiene doce puntos y equivale a poco más de cuatro milímetros y medio.
Vamos con la primera acepción: El "cícero", dice la RAE "es de un grado más que la de entredós, y de uno menos que la de atanasia".
"A-tanasia" es una palabra griega que significa literalmente "in-mortal".
Y ahora vuelvo a leerte, Carlos: "tal vez siendo más estrictos con el empleo de la coma (de comer), se puede retrasar el corchete final unos cuantos "cíceros".."
Ya sé, ya sé, meros juegos de palabras. Pero menos da una piedra. Y, además, alguna vez he dejado escrito por aquí que mi intención es acabar escribiendo la "Enciclopedia de las cosas que no le interesan a nadie".
Neelam, arrebatos: Los cementerios están llenos de cadáveres de personas saludables.
ResponderEliminarHola Gregorio:
ResponderEliminarA mí personalmente me encanta hurgar -y enfangarme- en los recovecos del lenguaje.
Desconocía la primera acepción de "cícero", pero ahora has demostrado que el encuentro sobre la mesa de disección no era tan fortuito como cabía esperar. Más bien, feliz.
Mi acepción de cícero, es la 2; consecuencia de una formación académica en diseño editorial un tanto trasnochada.
Pero para rizar el rizo, acabo de encontrar esto en Wikipedia:
"...El apodo "Ciceron" deriva de cicer, garbanzo; según unos por dedicarse su familia (la familia Tulia de Arpino) al cultivo del garbanzo; según otros por tener una verruga en la nariz como un garbanzo...".
Con lo cuál, tras un doble tirabuzón, volvemos a aterrizar en cuestiones gastronómicas, en la "coma", vamos. Se da la casualidad de que aún estoy rumiando el hummus de garbanzos que me acabo de zampar para comer.
En fin, que los juegos de palabras, casi nunca son "meros", ni que menos de una "piedra", pues resulta que en esta segunda palabra entrecomillada se encuentra el hábitat ideal de la especie de peces de la primera palabra entrecomillada.
Buf, qué digestión...
Ya lo dice el refrán: De la mar, el mero, y de la piedra, el mechero.
ResponderEliminar...y yo les hago tirabuzones con mi sombrero.
ResponderEliminarVista la deriva jocosa que está tomando últimamente este café, sospecho, don Gregorio, que lo ha convertido ud en un coffee shop como los de Amsterdam.
ResponderEliminarY quede constancia de que no es ninguna queja.
En cuanto al fallecimiento del Sr. Sabina padre, sospecho que fue antes de destaparse los muchos casos de corrupción urbanística.
Y quisiera solamente recordar a los contertulios que Cicero es también el barrio de Chicago en el que la banda de Al Capone se hizo fuerte y en el que basó su estrategia para tomar el poder sobre las otras bandas, tras el retiro de Johny Torrio.
ResponderEliminarPues yo creo que lo bueno de morirte dejando una última frase como epígrafe final, por absurda que parezca, tiene su lógica. Seguramente ha sido algo que te ha reconcomido toda tu vida y tú sin saberlo...
ResponderEliminaryo cuando me muera (y espero que no sea de sarampión) diré algo realmente absurdo para que luego se pasen años y libros, intentando encontrar el sentido oculto a tan críptico mensaje...como ese que reza en los encendedores que venden en los chinos "no pinchar lo gas del mechero"
ResponderEliminarDon Gregorio: Hay muchos que tienen una mala salud de hierro y su vida se eterniza, al final todos debemos volver al Oceano, como pequeñas gotas de agua.Hay un dicho popular que deberiamos tener siempre presenta " Haz cada dia, aquello que harias si fuera el ultimo dia de tu vida" Viviras mejor,estaras en paz contigo mismo y seguramente esto se repetira una y otra vez. Esto es parte de la felicidad y la vida. Asi que por si acaso.... a todos los del blog debeis saber que estoy encantada de haberos conocido y como voyeur disfruto de vuestros comentarios, saludos a todos y esta ronda la pago yo.
ResponderEliminarGlauka: "El mar es una lágrima de Cronos" (el dios del tiempo), decían los pitagóricos.
ResponderEliminarPara los contertulios: No os cortéis pidiendo. Glauka es una de esas raras personas a las que las generosidad les sale espontáneamente.
No hablaba del mar sino del OCEANO!!!!!
ResponderEliminarNo sé dónde, no sé cuándo, alguien decía algo más o menos...uno se define por la manera en la que se despide. No ya sólo en la muerte, sinó en cada reunión.
ResponderEliminarMe comunican la muerte de un compañero de la construcción. Precipitado de un andamio, contusión temporal, ingreso y fallecimiento.
Le estaba dando vueltas en cómo me despediría yo, cuando me ha llegado la notícia.
Qué habrá pensado él, qué hubiera dicho si le hubieran dado a escoger?
Qué putada la muerte. Y más sin previo aviso.
"Vivir cada día como si fuese el último" debe ser insoportable.
ResponderEliminarEs como esos viajes: conozca toda europa en 72 horas. ¡No!¡No! y ¡No!
Hay que vivir siempre en nuestro primer día.
como si fuera el primero en actitud, como si fuera el último en intensidad ?
ResponderEliminarTumbaito: vivir cada dia como si fuera el ultimo, quiere decir hacer y decir todo aquello que uno quiere para que no quede nada para siempre en el tintero...no hay que esperar el ultimo momento para decir una frase lapidaria o a alguien que le quieres.... Como dice la Sra Saeki como si fuera el primero en actitud y en intensidad, esto es vivir a tope cada dia, y tranquilo porque lo que pase, pasara siempre con tranquilidad de espiritu, no lo crees asi?
ResponderEliminarSu pretensión:
ResponderEliminar"vivir cada dia como si fuera el ultimo"
tiene como objetivo:
"que no quede nada para siempre en el tintero".
Pues bien, dado que el objetivo es inalcanzable pondría en cuarentena la pretensión.
Tumbaito: Tan dificil es hacer y decir aquello que uno piensa? creo que es un objetivo bastante elemental. Cada dia me sorprende usted mas, buenas noches y que descanse!!!
ResponderEliminarSra Saeki: Ante la muerte, el silencio. Es lo único que me parece con sentido.
ResponderEliminarEfectivamente, ¡Qué putada!
¿Lo es?
ResponderEliminarTumbaíto: Yo estoy con usted. Lo que quiero es vivir cada día como si fuera un intermedio intrascendente, un poco anodino, incluso, y pudiera postponer un montón de cosas para la semana que viene.
ResponderEliminarNo me preocupa tanto mi muerte como la de mis seres queridos. Esa es la putada.
ResponderEliminar¡Gregorio! ¿desde cuando un navarro enferma? ¡lo que le pasa es que un virus o algo ha querido hacerse su amigo! estos médicos, no tienen ni idea sobre la inmunidad navarra.
ResponderEliminarps: que conste que soy Giputxi, pero tengo debilidad por lo hosco ;)
Glauka: No se lo tome usted así. Es que la lógica y la vida son como el agua y el aceite, que sólo se mezclan bien en los churros con chocolate.
ResponderEliminarArratetxo: No te preocupes por tu origen, nadie es perfecto. Ya os anexionaremos algún día.
ResponderEliminarEres superior Gregorio, cómo me has alegrado el fin del día (cinco minutos antes de largarme del trabajo).
ResponderEliminarMi padre, y a las diez horas murió, me aconsejó que vendiera su coche porque no se veía él con ánimos...
Arratetxo: Nafarrakoak jende zakarra da?
ResponderEliminarGracias Mar. Y os demás a ver si aprendéis buenas maneras.
ResponderEliminarYo soy burgalés. Se dice que los burgaleses son gente educada.
ResponderEliminarOiré en el cielo, creo que fue lo que dijo Beethoven. Pero no sé si llevaba toda la vida repitiéndoselo y ahí simplemente se le disparó el automático.
ResponderEliminarModeradamente feliz, si eso es posible. Sin mucha y constante intensidad, que agota. Sólo la suficiente, de vez en cuando, para recordarte que estás vivo.
ResponderEliminarUna vida sin altibajos, con periodos grises y monótonos, no le permitiría a uno disfrutar de esos momentos álgidos.
O quizás sea que me conformo con poco... Pero eso sí, ese poco que sea bueno.
Y lo de vivir como si fuera el último día, creo que me lo reservaré para el último día.
A mi me gusta pensar en la muerte como si nada, sin ceremonia, un acto más de cotidianeidad, absolutamente intrascendente...
ResponderEliminarDalí, cuando le pasaban, creo que el cuestionario Proust, a la pregunta ¿cuál sería su peor desgracia? siempre respondía: morirme. Era sincero.
ResponderEliminarHay un gran anecdotario sobre muertes famosas y últimas palabras, creo que nuestra generación, -perdonad el humor negro- no producirá tantas, a causa de los calmantes y los avances médicos, afortunadamente. Por lo tanto, habrá que decir algo inteligente bastante antes del final.
Por cierto, creo que se está perdiendo el término entrañable 'cicerone' para referirse a los guías turísticos, leí que se les llamaba así por su 'verbosidad' y, supongo, aludían a Cicerón.
Me gusta, lo del garbanzo. También a Galdós le llamaban 'garbancero', el garbanzo siempre ha sido una especie de símbolo polivalente.
Cicerón dijo en varias ocasiones que estaba orgulloso de su nombre Cicerón (garbanzo) tanto o más que el propio y de la gens, que llevaba. Aunque hay quien afirma que era un apodo por una verruga, no debía ser de él ya que su hermano lo llevaba igual, lo mismo que el hijo, que se llamó de la misma manera.
ResponderEliminarLos garbanzos son deliciosos.
ResponderEliminarCuando a lo lejos y en el horizonte ves "a la de la guadaña" que te viene a buscar, humano es salir a nado en busca de una playa.
ResponderEliminarAsí fué cómo le sucedió a mi madre cuando gritó "¡No me quiero morir!" en su blanco lecho hospitalario, en un último intento por asirse a la tabla de la vida.
Doña Muerte -que es sorda como Beethoven- se la llevó, pero ahí queda ésa encomiable y encarnizada lucha a brazo partido y hasta el final por seguir en éste mundo.
Saludos cordiales.
Pedro: Mi madre, que se murió en mis brazos, tuvo una larga agonía. Y cuando recuperó unos instantes el sentido, unas horas antes de su muerte, lo único que dijo fue "¿Pero cuándo se va a acabar esto?".
ResponderEliminarEn fin.
Siempre se dice eso de "vivir cada día como si fuese el último" y decir a todos lo que piensas y sientes, presuponiendo que es maravilloso.
ResponderEliminarSi cada día fuésemos sinceros como si fuera el último, no sé si sería mejor, pero la intensidad nos mataría definitivamente.
Saludos.
Yo estoy por ser un soso insignificante. Pero leches lo que cuesta!
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