domingo, 25 de marzo de 2007

Parerga

I
¡No sé para qué demonios escribo! ¡Si a este Café de Ocata sólo llegan imbéciles mentales ociosos incapaces de comprender nada de lo que digo!
¿Os gusta este comienzo? He intentado utilizar una figura retórica inexistente, a la que Humberto Eco le da el irónico nombre de “Captatio malevolentiae” y que tendría por objeto ganarse la enemistad del receptor. Al escribirla estaba pensando en las declaraciones de nuestros políticos. ¿No ponen de manifiesto su olímpico desprecio de la inteligencia del elector? ¿Acaso no parecen empeñados en una campaña de desprestigio institucional y de desmotivación ciudadana?

II

¡Si Gadamer fuese aún más inteligente de lo que es, pensaría exactamente como yo!” (ocurrencia de Karl Löwith)

III

Duns Scotus: «Creo, Señor, lo que tu gran profeta ha dicho, pero si es posible, haz que llegue a entenderlo».

IV

A bordo del Goplana, un barco capturado a los rusos a comienzos de la Primera Guerra Mundial, Wittgenstein patrullaba por el Fístula. Se sentía solo o, más exactamente, aislado, se masturbaba y filosofaba. “Voy rumbo a un gran descubrimiento –se decía-. ¿Pero llegaré?”. Su obligación consistía en manejar el reflector (con una sola mano, imagino).

V

Escucho con atención a Gabriel Amengual en el I Congreso catalán de filosofía. Repite varias veces la kierkegaardiana “aventura de elegirse uno mismo”. Al llegar a casa me dedico a bucear entre los libros.

  • William James distinguía en Las variedades de la experiencia religiosa entre aquellos individuos que “nacen una vez” y los que buscan un “segundo nacimiento” que les permita cambiar su “habitual centro de energía personal”.
  • María Zambrano insistía en que el nacimiento biológico era solamente el comienzo de nuestro nacimiento. La grandeza del hombre es que puede nacer de nuevo como autor de su biografía, ganándose el ser a través de la vida. Sólo entonces nacemos del todo.
  • Esta idea de un segundo nacimiento, como comienzo siempre posible, es central en Hannah Arendt. Es la capacidad de inaugurar, de hacer nacer, de introducir lo nuevo y lo imprevisible en el mundo, lo que nos permite romper la monotonía de la mera biología.
  • Se encuentra igualmente muy presente en Wittgenstein, que la tomó de James.

VI

Estaba Jenofonte coronado, ofreciendo un sacrificio, cuando le llegó la noticia de la muerte de su hijo en el campo de batalla. Se desprendió de la corona, pero al enterarse de que había muerto peleando con valentía, se la volvió a poner y sin derramar ni una lágrima, dijo: Ya sabía yo que lo había engendrado mortal.

18 comentarios:

  1. Todos los apartados son interesantes y enriquecedores pero me quedo con el primero en su referencia a los políticos.
    En efecto, desprecian la inteligencia del elector y después de las elecciones la de los administrados.
    Efectivamente, la campaña de desprestigio se inició hace tiempo y continúa rodando cuesta abajo aumentando como una bola de nieve.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Te leo mientras saboreo un yogourt de limón, me gusta todo: el yogourt y lo que dices. De quién era eso de que para vivir un año se necesita morir muchas veces mucho...?

    ResponderEliminar
  3. La primera frase, lejos de ofenderme, me ha hecho pensar que había sido descubierto.
    ¡Ah, maldición! ¿Quién me ha delatado? Oh, nadie, yo mismo me he delatado.

    ResponderEliminar
  4. Entre el I y el III hay una relación directa. Porque el fiel elector, entregado a la palabra mesiánica del líder político, debería de vez en cuando hacerse la pregunta que se hace Scotto.

    Y el político ignora al elector suponiendo que cuanto más vocifere mejor creerá aquel que lo está haciendo.

    Y por último, "no es lo mismo nacer que nacerse" Y muecho menos apasionante lo primero que los egundo.

    Ah, y si, a veces me pregunto que hace un tipo como yo viniendo a este café lejano. Será porque me cae bien el barman o porque a todo se acostumbra uno, o simplemente a que una vez creado el hábito lo inteligente es dejarlo que él solo se las componga.

    ResponderEliminar
  5. Un corte de luz me dejó sin el comentario escrito.
    Salvado el susto inicial leo el parrafo dedicado a cómo nos ven los políticos...Verdad que duele.
    Las segundas oportunidades que nos damos son nuestros renaceres... Otros, cuando nos sucede un milagro que la medicina no puede explicar.

    ResponderEliminar
  6. Juan: El que los políticos se desprestigien entre ellos me parece poco noble, pero, no a todos los polícos hay que pedirles nobleza; ahora bien, que se dedique, por acción o por omisión, a desprestigiar las instituciones, me parece, simplemente, antidemocrático, y esto es algo que no se puede perdonar..

    ResponderEliminar
  7. Mar: Gracias Mar. Yo es que con unas gotitas de limón gano mucho.

    ResponderEliminar
  8. Luis: No me amenace, que yo a usted lo encontré en los cimientos de este café cuando lo estaba construyendo.

    ResponderEliminar
  9. Diana: El auténtico renacer, tal como yo lo veo es cuando nos atrevemos a ser lo que somos, con naturalidad.

    ResponderEliminar
  10. A mi lo del "re-nacimiento" me hace pensar en el autocontrol, en distinguir las cosas que "nos pasan", de las cosas que "nos hacemos pasar", o las cosas "a través de las cuáles pasamos". O, ya pasando de pasar, las que son en nosotros, las que estamos siendo... No me he explicado nada. Pero vamos, saludar y decir que sigo leyendo cuando puedo.

    Ciao!

    ResponderEliminar
  11. Amigo Luri: y en este café seguiré ahsta que usted lo cierre.

    Con respecto al renacimiento, dice usted "lo que somos" y le contrarío. Somos lo que nos hacemos, de ahí el nacerse. Estamos naciéndonos hasta el último suspiro, que es cuando ya somos todo lo que podemos ser, para la nada.

    ResponderEliminar
  12. Un sabroso café, donde uno pone el oido y escucha sabrosos comentarios.
    Joder, creo que mi definición de la fe es la III, la ha "clavado" el hombre ese.
    Un saludo

    ResponderEliminar
  13. me reconforta esa frase de que somos los autores de nuestra propia vida ...siempre he pensado eso ...y eso tambien incluye ser los destructores de nuestras ilusiones .
    saludos

    ResponderEliminar
  14. Gilgamesh: ¡Hombre, un respeto por el gran Duns! ¡A él le debemos el dogma de la Inmaculada!

    ResponderEliminar
  15. Peggy: Optemos, al menos sobre esta cuestión, por el optimismo. Hay mentiras necesarias y saludables.

    ResponderEliminar
  16. No veo nada en la primera frase: conmigo es cierta.

    Me ha hecho gracia lo de utilizar el reflector con una sola mano.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar

Comer desde el reclinatorio

 I En el tren de vuelta a casa. Hace frío ahí afuera. Las nubes muy bajas, besando la tierra blanqueada por la nieve. Resisto la tentación d...