Vivía en otro tiempo
Un hombre, respetado
Por su amor a las ciencias
Y carácter honrado.
Pobre, libre y contento,
Por los bosques errando,
Del hombre los delirios
Reía contemplando:
Un día sus amigos
Le hallaron por acaso,
Y viendo su alegría
Le dicen admirados:
- Misón, pues vives solo,
Y es tan pobre tu estado,
¿Quién excita tus risas?
Y les contestó el sabio:
- Más contento estoy solo
Que mal acompañado.
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martes, 13 de marzo de 2007
Misón el filósofo
Misón el filósofo, fábula de Florián:
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Gol
I En una entrevista que le hizo el inolvidable Joaquín Soler Serrano -¡aquellas impecables entrevistas en la televisión en blanco y negro!-...
Ligeramente pesimista, yo sulo añadir también "mejor bien acompañado, que solo". Aunque entiendo que generalmente es muy dificil conseguir buena compañia.
ResponderEliminarEste blog, por ejemplo, es buena compañia. Enhorabuena.
Seguiré visitandolo
Señor Gilgamesh: A mi la soledad que me gusta (y me gusta, cada vez más) es la del paréntesis entre las amistades. Es bueno estar sólo cuando sabes que puedes contar con los demás cuando lo necesites y viceversa, claro está.
ResponderEliminarClaudio.
ResponderEliminarSi no recuerdo mal, Rilke, que de la soledad era un buen conocedor, decía que ella de por sí no aporta nada, solo ayuda en lu que tú le lleves.
Yo he acabado teniendo la sensación que lo mismo ocurre con otras muchas cosas, que lo que creemos que nos cambia necesita la ayuda de algo que ya estaba antes.
Sí, Claudio: es como en los viajes, que vaya uno a donde vaya, siempre se lleva a sí mismo en la maleta.
ResponderEliminarA mí me ha recordado aquella película de "mejor sólo que mal acompañado". Hay películas mejores, lo sé, un triste recuerdo el mío.
ResponderEliminarMe gusta Rilke, y la soledad a veces se hace necesaria, pero la mayoría de las veces creo que es prescindible. Un saludo
Creo quer pàra bien o para mal nunca se está solo a gusto y siempre un poco mal acompañado. En el primer caso porque a toda soledad le agrada unas gotas de compañía ocasional y lo segundo porque toda compañía tiende a malcomprender al ermitaño que llevamos dentro.
ResponderEliminarLo duro es darse cuenta de que hasta acompañados estamos Solos.
ResponderEliminarQue lo que tiene el (o al) otro (eso que no le gusta a don Gregorio, con muchísima razón) que me acompaña y yo deseo, no lo puedo tener jamás.
Ni siquiera lo que a mí me tiene. Así que de alguna manera todo se anula, porque nunca estoy Solo (porque no "me tengo", siempre "estoy tenido" en otro(s)).
Qué sé yo. Demasiado profundo, demasiado falso.
yo me considero una eremita que necesita compañía , contradiccion que hasta ahora me da resultado
ResponderEliminarEse sí que era listo. Ahora, el nombre es Misón o Misog(ino)? De todos modos, tiene mis simpatías. Besos.
ResponderEliminarBien venido al café, Señor Rictus.
ResponderEliminarLa soledad cuando más se desea es cuando nos encontramos con según qué compañías, ¿no el parece?.
Luis: Efectivamente.
ResponderEliminarOtro: Pero ese estar solos puede ser más o menos leve y más o menos plúmbeo.
ResponderEliminarYo reconozco que cada vez aprecio más la soledad y el silencio. Pero la soledad que de verdad me gusta es la de mi pequeño estudio, con mis libros y un olorcillo a comida casera que se va haciendo poco a poco inundando la casa.
Peggy: Los eremitas con frecuencia necesitan creer que están representando un monólogo ante Dios.
ResponderEliminarIsabel: En todo caso Mis-áantropo.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo, estar en malas compañías quita hasta el buen dormir, pero no cabe duda que el tal Misón.... no contó su intimidad, como bien listo que era, y que esa paz y tranquilidad interior, que le permitía hacer bien su trabajo, en gran parte dependía de saber mantener buenos vínculos afectivos comprometidos y serios con su prójimo sea este el que sea, mujer, amante, hijos, vecinos, amigos... etc... de esto no me cabe ni la menor duda.
ResponderEliminarSaludos y hola tienes un blog entretenido y curioso.
Sra. Gaytán
Sra. Gaytán: Bienvenida a El Café de Ocata.
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